CSKA Moscú sobrevive al Panathinaikos y sus propios errores (77-74)

Redacción, 17 abr. 2014.- El CSKA Moscú derrotó al Panathinaikos por 77 a 74 después de 45 minutos de gran intensidad, pero sobre todo de muchos errores que condicionaron el encuentro.

Un partido que comenzó con muchas imprecisiones por parte del equipo moscovita. Sus tres primeros ataques acabaron en pérdidas de balón (acabaría el cuarto perdiendo siete), pero de ello no supo sacar réditos Panathinaikos y la pareja americana formada Kyle Hynes y Sonny Weems (21 puntos, seis rebotes y cinco asistencias), pusieron las primeras ventajas para el CSKA Moscú. Especialmente acertado estuvo el pívot, que anotó nueve puntos de sus 15 puntos en el primer cuarto.

El equipo griego empeñado en buscar acciones lejanas del aro, vio como sus ocho primeros triples no encontraron acierto y, como el rebote era del equipo ruso, sufría para contener las transiciones de un rival que con el paso del tiempo puso una renta más clara (17-8).

Sólo las entradas en pista de Zach Wright y James Gist controlaron la primera escapada moscovita y permitió a Panathinaikos evitar que sus bajos porcentajes e incapacidad para controlar el rebote (5 a 12 en los primeros 10 minutos) rompiera el partido antes de tiempo.

Sin tiro exterior e inferior en la pintura, Panathinaikos decidió enfriar el partido, alargar sus posesiones y cortar cualquier atisbo de ritmo en el encuentro. Sólo Aaron Jackson debatía este planteamiento, pues era el único jugador que se atrevía a probar algo diferente y hacer jugar a sus compañeros (31-18).

Triple a triple, la diferencia crecía entre uno y otro equipo, más que nada por que CSKA era una máquina perfecta donde se rotaban sus hombres para anotar, mientras que en Panathinaikos iba a destellos de sus suplentes (en la primera parte anotaron 19 de los 31 puntos de su equipo) y eso, unido a su gran porcentaje en los tiros libres, tan apenas le sirvió para no descolgarse en el intercambio de canastas en que se convirtió el tramo final del segundo cuarto.


En un partido feo, Panathinaikos sólo cedía por siete puntos (40-33) tras una primera parte en la que todos sus titulares sumaron la misma valoración que Inés (13) y en la estadística del +/- el total era de un escalofriante –33.

¡Como son las cosas! Todo el desastre que fue la primera parte quedó en nada con los cuatro primeros puntos de Lasme (acabaría con 14 puntos). Después de 10 intentos previos y más de 23 minutos llegó el primer triple de Panathinaikos colocándose muy cerquita de un CSKA Moscú que, pese a estar un poco atascado, respondió con el segundo triple de un Khryapa (17 puntos y 11 rebotes) muy acertado en el equipo ruso.

Fueron los mejores minutos de un partido al que Maciulis (14 puntos) le daba más vida con su segundo triple (47-45), algo que no quería para nada Ettore Messina y que decidió parar con su primer tiempo muerto. Después de fallar sus 10 primeros intentos, los helenos encadenaron cuatro seguidos (dos de Maciulis y dos de Fotsis) a los que Khryapa debía dar réplica multiplicándose en un CSKA Moscú que vivió sus peores momentos en el encuentro.

Como agua de mayo llegó la aparición de Vitaly Fridzon, quien también desde el triple dio un respiro a los moscovitas antes que Diamantidis apareciera en el partido con un triple que estrenaba su casillero anotador (hasta ese momento acumulaba –5 de valoración) justo al final del tercer cuarto (58-56).

Quizá era el punto de inflexión que sufría el partido, pues, tras muchos minutos remando contracorriente, Panathinaikos logró igualar el partido a 60. Fueron instantes de mucha intensidad donde la calidad de los jugadores locales luchaba contra las imprecisiones de un ataque que, una y otra vez perdía balones (15).

El final del partido fue una reflejo de lo vivido. Los dos equipos tuvieron la oportunidad de ganar, pero Diamantidis se comió el balón con un dribbling interminable y Jackson jugó un ataque a la desesperada de forma individual y con total desacierto. Había prórroga.

Y el tiempo extra volvió a ser decepcionante, el miedo a perder condenó a los dos equipos y los puntos eran auténticas fortunas. Panathinaikos, lastrado por las faltas y ausencia de Lasme, tuvo que ver como el desacierto desde la personal del CSKA Moscú le daba, pese a todos los errores que acumulaba, una última oportunidad. Con sólo una canasta en la prórroga, aún tenía el balón para empatar. Era su última bala y ésta recayó en Diamantidis quien no acertó con el triple y dio por cerrado un partido con muchas lecturas. La teoría del vaso medio lleno / medio vacío, servía para ambos conjuntos.