EEUU mantiene la hegemonía mundial ante Serbia con un Durant letal (66-96)

Redacción, 21 de agosto de 2016.- La era de Mike Krzyzewski como seleccionador estadoundiense llegó a su fin de la misma forma en la que ha dominado el baloncesto internacional durante la mayoría de sus 11 años al frente de Estados Unidos. Como ocurrió dos años atrás en el Mundial de España, Serbia solo aguantó un cuarto a Estados Unidos como obstáculo serio al oro. De la mano de un Kevin Durant sencillamente letal (30 puntos en 30 minutos), el Team USA superó su a veces excesivo individualismo en los minutos iniciales para jugar un baloncesto abrasador, frenético e implacable, apoyado en un poderoso juego interior y en una pegajosa defensa sobre Milos Teodosic, anulando pronto cualquier intento serbio de generar juego.

El inicio del partido fue un fiel reflejo de las virtudes que llevaron a ambos equipos a la final olímpica. Estados Unidos vivía del rebote ofensivo (espléndido DeAndre Jordan en ese departamento) y de la inspiración individual de las estrellas, mientas que Serbia se agarraba a su defensa y a una privilegiada circulación de balón. Pero, como diferencia fundamental respecto a otros partidos, el equipo entrenado por Mike Krzyzewski se mostraba más eficaz en defensa, gracias fundamentalmente a los reservas Kyle Lowry y Paul George, lo cual le colocaba por delante al final del primer cuarto por un 15-19 a su favor.



El mago de Washington D.C.

La salida de DeMarcus Cousins, además, aumentaba todavía más el dominio en el rebote ante unos superados pívots serbios, cuya conexión en ataque con Milos Teodosic se veía constantemente dificultada por la defensa rival. El remate para romper el partido era el mejor jugador que había sobre la cancha: Kevin Durant.

El flamante nuevo jugador de los Warriors empezó a recordar al jugador imparable del Mundial de Turquía 2010, hundiendo la moral rival a ambos lados de la cancha. Su torneo ha sido en ocasiones irregular, incluso decepcionante para el tipo de actuaciones que hemos podido ver en campeonatos de selecciones. Su sublime partido en cuartos de final contra Argentina no tuvo una continuación clara ante España, pero lo hecho en el segundo cuarto de la final ante Serbia se quedará en las retinas de los espectadores que gozaron en el Arena Carioca 1.

Sin descansar ni un segundo, Durant terminó la primera mitad con 24 puntos. Sus salidas al contraataque no tuvieron ningún tipo de oposición, y su acierto desde fuera del arco, obceno durante el resto del torneo (acabó con 58,1%) se repetía también en ante la destartalada defensa Serbia. Su brutal partido dejaba un rotundo 29-52 al descanso que dejaba el partido casi visto para sentencia a 20 minutos del final.

Serbia peleaba. Milos Teodosic, su privilegiado cerebro, intentaba hilvanar jugadas e involucrar a sus compañeros pese a una defensa estadounidense que no permitía más regalos de los necesarios. Pese a su clara inferioridad física, representada en la pintura cada vez que DeAndre Jordan o DeMarcus Cousins se encontraban con el balón en las manos, su carácter les obligaba a intentar competir con dignidad. Pero, sencillamente, no podían. Incluso Klay Thompson, desesperantemente irregular durante todo el torneo, parecía reencontrarse con su toque.

Una despedida perfecta

La despedida de Mike Krzyzewski como seleccionador estadounidense era un buen testamento sobre lo que ha sido el Team USA desde su llegada. Sin cortar en absoluto el abrumador talento individual de sus estrellas, el compromiso mínimo exigido es el esfuerzo en defensa cuando los partidos son a vida o muerte. Lo que a veces faltó en la fase de grupos se encontró a la perfección en los partidos de eliminatorias, y Serbia lo pagó caro.

Al final del tercer cuarto, la diferencia era dya e escándalo. Kevin Durant, que no descansaría ni un segundo hasta pasado el minuto 27 de partido, dejaba la responsabilidad y la oportunidad de lucirse a otros jugadores como Carmelo Anthony, que se veía ya como el primer jugador masculino con tres oros olímpicos en baloncesto. Serbia se encontraba viviendo más de su pundonor que de su capacidad para hacer daño real a Estados Unidos, con un rotundo 43-79 en su contra a 10 minutos del final.

Lo demás quedó más para anécdotas. ¿Superaría Kevin Durant su propio récord de anotación en una final olímpica? (la igualó con 30 puntos). ¿Jugaría algo Harrison Barnes? (sí, pero poco). ¿Lloraría Carmelo Anthony tras ganar su tercer oro olímpico? (sí, y mucho). El resultado final fue lo de menos, con un 66-96 maquillado por los reservas serbios, especialmente Nemanja Nedovic, en el cuarto definitivo. La hegemonía estadounidense se mantiene tras 10 años, recuperada a lo grande en aquel inolvidable partido de Pekín 2008 ante España.

Mike Krzyzewski dejará ahora el mando a otra leyenda como Gregg Popovich, quizás el único entrenador en activo cuyo palmarés puede mirar de tú a tú al de su predecesor. Estados Unidos tardará tres años en volver a poner su trono en juego, con las citas asiáticas del Mundial de 2019 en China y los Juegos Olímpicos de 2020 en Tokio en el horizonte. Pero las dudas de la primera fase quedaron disipadas. El mundo baloncestístico, incluyendo el femenino, es suyo.