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Ginebra'35. Los primeros héroes

Ocho fueron los jugadores que viajaron a Suiza para representar a España en la primera competición oficial de su historia. Allá que marcharon con una camiseta roja como única equipación y, tras un sinfín de aventuras, regresaban con una medalla de plata al cuello. 'La prima? La Federación les ofreció un banquete de homenaje. Con este artículo sobre Ginebra'35, Mateovic comienza un repaso a los Campeonatos de Europa en los que España ha alcanzado medalla

Selección Española que acudió a Ginebra'35 (Foto Archivo Fundación Ferrándiz)
© Selección Española que acudió a Ginebra'35 (Foto Archivo Fundación Ferrándiz)
  

Todo empezó bajo la iniciativa de Mariano Manent, quien 'por marzo de 1935- decidía organizar un partido amistoso entre los equipos de Cataluña y Castilla que sirviera de reconciliación a lo acontecido un par de años atrás. Él mismo arbitró ese encuentro, tras el cual montaba la primera selección española de la Historia, a la que no tardó en llegar un compromiso, el del choque ante Portugal en el viejo estadio de Chamartín (Madrid), cuyo vencedor tendría derecho a acudir a un torneo oficial entre los diez mejores equipos de Europa, en teoría los mejores, que iba a celebrarse en Ginebra poco después.

Estamos en el 15 de abril de 1935 y, con el arbitraje del propio seleccionador (los portugueses aceptaron esto), España se impone por 33-12 (16-6 al descanso), no sin ciertos apuros, eso sí, que hace poco recordaba uno de los jugadores, Emilio Alonso (de origen cubano, poseía unas apreciables condiciones físicas y siguió una trayectoria paralela a la de su hermano Pedro, del que más tarde hablaremos. Fue delegado de la selección junior en el Europeo de la categoría de Zadar'70, amén de integrante de la Comisión Técnica de la Federación Española): 'Jugamos aquel partido con numeroso público en las gradas y la consigna de no botar el balón debido al mal estado del suelo. Salimos muy nerviosos y cuando nos quisimos dar cuenta los portugueses ganaban por 0-6'. Menos mal que nuestro hombre más alto, Valentín Ruano, se destapaba con 10 puntos que hicieron posible la remontada.

Además de los ya mencionados, otros cuatro jóvenes integraban este combinado y, posteriormente, el conjunto que acudió a Ginebra:

  • Pedro Alonso: base. También nacido en Cuba e hijo de padres españoles. A los siete años marchaba a Estados Unidos para proseguir su formación académica, que terminó -catorce primaveras después- con unos estudios de Comercio en el Saint Paul College de Comington, Louisiana. Allí practicaría béisbol, fútbol americano y baloncesto, decantándose finalmente por esta última actividad, que ya ejercitó en su tierra natal (YMCA local), antes de emprender rumbo a Madrid en 1932, donde junto a Emilio y otros dos primos, fundó el Rayo Club (¡campeón de la primera y tercera Copa de España, en el 33 y en el 36!), pasándose posteriormente a las huestes del enemigo, el Real. Gran capitán de la selección, introdujo en el país varios movimientos de pívot que aquí nadie conocía.


  • Armando Maunier: base. Otro crack, que actualmente reside en México. En el Europeo, amén de contribuir desde la cancha al éxito español, realizó labores periodísticas (no en vano, su crónica fue publicada una semana después de regresar en el diario barcelonés El Mundo Deportivo), por lo que se le puede considerar el primer enviado especial baloncestístico.


  • Cayetano Ortega: defensa. O algo así como base-escolta, según prefieran. También de origen caribeño, fue el estandarte del Madrid (ojo, no del Real Madrid) y uno de los mejores en tierras helvéticas. Máximo anotador (11 puntos) del histórico Cataluña - Castilla (11 de abril de 1934), disputado en Barcelona y con victoria visitante, fue una lástima que muriese en la Guerra Civil.


  • Rafael Martín: alero. 'Le petit espagnol', como le apodaron en el Europeo, nació en Costa Rica y se trasladó a Madrid para realizar sus estudios universitarios, que compatibilizaba con sus entrenamientos y partidos en el América capitalino. Tan sólo completó cuatro participaciones internacionales, es decir, la citada contra los lusos y las tres de Ginebra.


  • Fernando Muscat (Aragonés de Tobed, hablamos de uno de los grandes impulsores del basket catalán desde el club Laietá, al que se afilió para darle al tenis, 'pero me aficioné al baloncesto al ver a un grupo de socios jugando un partido. Desde entonces, fue mi deporte predilecto'. Pívot con 1.75 metros de estatura, el sorteo del Eurobasket'97 constituiría su última gran aparición pública, pues murió en octubre de 2000) y Joan Carbonell (defensa barcelonés al que llamaban 'Nelo', sólo disputó los tres encuentros de un certamen en el que 'con sus 29 años- era el miembro más veterano del equipo. También se dedicó al balompié) también formaron la expedición española a pesar de no haber podido estar en el estreno debido, única y exclusivamente, a que no les quedaban más días de vacaciones en sus respectivos trabajos que los justos para la competición. Por el contrario, Máximo Arnaiz sólo intervino en el debut, dedicándose posteriormente y durante muchos años a labores de delegado.

    Conocidos los protagonistas, vayamos a la acción propiamente dicha. Claro que para los españolitos estuvo a punto de suspenderse enteramente por varios motivos. El primero, el económico, pues no había fondos para la ilusionante excursión y tuvo que ser Gonzalo Aguirre, presidente de la Federación Española de Baloncesto (¡qué diferencia, por ejemplo, con la de fútbol actual!) quien corriera con todos los gastos. Sin embargo, ello no fue suficiente para que el grupo llegara a tiempo: lo hizo con una hora de retraso y sólo una rápidas y hábiles gestiones directivas evitaron una derrota ante Bélgica por incomparecencia. Al final, hubo partido, victoria (25-17) y clasificación directa para las semifinales.

    En ellas también tuvimos un episodio simpático o, cuanto menos, curioso, mas no por el enfrentamiento en sí, saldado con victoria española ante Checoslovaquia (21-17), sino porque instantes más tarde nuestros chicos resultaron arrestados por la Policía Suiza 'por cantar y alborotar en horas intempestivas'. Olé, olé y olé. En fin, que sólo después de numerosas llamadas de los que mandan se evitaron esos dos días de calabozo a los que habían sido condenados todos y que, por lo tanto, les hubieran impedido disputar la final ante una Letonia que asustaba (46-12 ante Hungría y 28-19 frente los anfitriones).

    Y poco se pudo hacer contra los bálticos (18-24), dicho sea de paso, que al descanso ya doblaban en el marcador (8-16) a un oponente que era Alonso (Emilio, 9 puntos a la conclusión) y poco más. Para colmo, nadie podía con Jureins, autor de 11 tantos (el siguiente anotador letón, Grundmanis, sólo hizo 4. El resto del tanteo lo suman otros cuatro, con 2 cada uno) que decidieron la contienda, si bien ni la derrota evitaría la exitosa sensación de la tarea emprendida por estos aventureros que, a la vuelta, fueron recibidos por Lluís Companys, presidente de la Generalitat. Bien que lo merecían, sí señor. Basta con comprobar que la siguiente cita oficial de la selección tardó en producirse la friolera de quince años (Pre-Mundial de Buenos Aires'50).

    Es, por ello, de justicia rendir un sentido homenaje a las tropas de Mariano Manent (relevado en 1949 por Anselmo López, falleció en el 93) y, que nadie lo olvide, Ángel Cabrera, co-seleccionador ante los vecinos en aquel histórico día, pero que no pudo estar en el campeonato de Europa debido a unas más que curiosas causas personales (hacía pocos días que el cajero del banco en el que trabajaba había huido a Suiza con el dinero de la caja, por lo que la cosa habría resultado algo sospechosa si...), que no deben ocultar indiscutibles méritos como el de la fundación de los clubes de su Madrid natal como el Atlético, el Real, el Standard y el Olímpic o de las federaciones Española y Castellana. Seleccionador de Castilla, él fue quien a principios de los años 20 pidió al YMCA americano los primeros reglamentos que existían sobre este juego que a usted tanto le entusiasma. Y a mí también. Gloria a todos ellos, pues.

    La selección española

    Rafael Martín, Emilio Alonso, Armando Maunier, Fernando Muscat, Rafael Ruano, Jaime Carbonell, Cayetano Ortega y Pedro Alonso.
    Seleccionador:
    Mariano Manent.

    Resultados

    PRIMERA FASE
    España, 25 - Bélgica, 17
    Letonia, 46 - Hungría, 12
    Italia, 42 - Bulgaria, 23
    Suiza, 42 - Rumanía, 9
    Checoslovaquia, 23 - Francia, 21
    Suiza, 27 - Italia, 17

    POR LOS PUESTOS DEL 5 AL 10
    Bulgaria, 22 - Hungría, 19
    Francia, 66 - Rumanía, 23
    Francia, 29 - Italia, 27
    Bélgica, 28 - Bulgaria, 11
    Hungría, 24 - Rumanía, 17
    Italia, 35 - Bulgaria, 22
    Francia, 49 - Bélgica, 30

    SEMIFINALES
    Letonia, 28 - Suiza, 19
    España, 21 - Checoslovaquia, 17

    POR EL BRONCE
    Checoslovaquia, 25 - Suiza, 23

    FINAL
    Letonia, 24 - España, 18

    Los anotadores de la final

    España, 18 (8+10)' Letonia, 24 (16+8)

    ESPAÑA: Martín (6), E. Alonso (9), Maunier (1), Muscat (1), Ruano (1), Carbonell (0), Ortega (0) y P. Alonso (0).

    LETONIA: Jureins (11), Grundmanis (4), Randzins (2), Lidmanis (2), Amfrijevs (2), Anderson (2), Houdoers (0) y Melders (0). Árbitro: Luciri (Suiza).

    Clasificación

    1. Letonia (oro).
    2. España (plata).
    3. Checoslovaquia (bronce).
    4. Suiza.
    5. Francia.
    6. Bélgica.
    7. Italia.
    8. Bulgaria.
    9. Hungría.
    10. Rumanía.

    Mateovic
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