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La progresión meteórica de Miquel Salvó

Hace tres años, estaba en EBA. Este curso, debutará con el Gipuzkoa Basket en la Liga Endesa después de haber jugado también en LEB Plata y en LEB Oro. Gracias a su capacidad de adaptación y a dar el máximo cuando mayor es el nivel competitivo, Miquel Salvó ha protagonizado una progresión meteórica en las últimas temporadas, dando el salto de liga cada verano en una trayectoria con muy pocos precedentes en el baloncesto español

Miquel Salvó, MVP de la Copa Princesa (Foto: FEB)
© Miquel Salvó, MVP de la Copa Princesa (Foto: FEB)
  


Redacción, 29 Ago. 2017.- Suena el despertador. Miquel se levanta y se prepara para ir al instituto. A las 8h empieza las clases, que se alargan hasta las 13:30h. Hora de ir a comer a casa y, a las 15h, de vuelta a las aulas. A las 17h, una vez acabada la jornada escolar, regresa a casa para comer algo y esperar el taxi que lo lleva hasta Barcelona. Cuando llega al pabellón, se pone las zapatillas, la camiseta y los pantalones y salta al parqué para entrenar con el equipo. Una vez finalizado el entreno, ducha y a esperar a que todos los compañeros de taxi estén listos. Se sube al vehículo y vuelta hacia Vilanova. Llega a casa sobre las 23h, cena y se va a la cama.

Así fue el día a día de Miquel Salvó entre 2006 y 2010, cuando estuvo en las categorías inferiores del FC Barcelona. Nacido en 1994 en Vilanova y la Geltrú, una ciudad costera a 40 kilómetros de Barcelona, Salvó formó parte de la cantera blaugrana desde los 12 hasta los 16 años.

"A mi familia nos gustaba el baloncesto, pero tampoco éramos amantes", recuerda Salvó. De pequeño, él estaba mucho más pendiente del fútbol, eso a lo que todos los niños jugaban en el patio de la escuela. Pero llegó el momento en el que el ala-pívot cambió los pies por las manos. "Mis padres me apuntaron para hacer una actividad extraescolar", asegura Miquel, y desde ese momento ya no ha abandonado el deporte de la canasta.

"Poco a poco me fue gustando. Empezó como una actividad extraescolar y después ya pasó a ser algo más serio". A la que comenzó a cogerle el gustillo al baloncesto, Salvó soñó con jugar algún día en el equipo de su corazón, el FC Barcelona. Y, cuando le llegó la oportunidad de hacer unas pruebas de acceso a la cantera blaugrana, Miquel no lo dudó.

El proceso no fue fácil, pero el ala-pívot acabó entrando en el club y allí empezó su etapa como blaugrana, rodeado de los mejores jugadores de su generación. "En las primeras concentraciones estaba muy nervioso, pero, cuando entré, fue una alegría porque había llegado hasta el final. Tenía ganas de ver cómo era todo el club".

Viviendo fuera de La Masía, los viajes para entrenar, junto con las clases del instituto, hacían que el ala-pívot se pasara muchas horas fuera de casa, demasiadas para un estudiante que quiere seguir el ritmo de sus compañeros en las aulas. "Llegaba a casa muy cansado, era duro, pero la ilusión me podía y al final me acababa adaptando porque me gustaba lo que estaba haciendo".

Todo el esfuerzo y la ilusión por jugar en el FC Barcelona no se veía recompensado sobre el parqué. "Físicamente, era de los peores porque hice el cambio más tarde", reconoce Salvó, que vio cómo era uno de los jugadores con menos oportunidades en su equipo.

Miquel Salvó (detrás), campeón de la Minicopa en 2008 con el FC Barcelona (ACB Photo)
© Miquel Salvó (detrás), campeón de la Minicopa en 2008 con el FC Barcelona (ACB Photo)

En 2010, a Salvó le llegó el momento de poner fin a su etapa como blaugrana. "El director de cantera del FC Barcelona me comunicó que no continuaría y me aconsejó ir a un equipo de la zona como el CB Cornellà o el CB Hospitalet", recuerda el ala-pívot. Después de cuatro años, Miquel dejaba el club de su corazón.

"Valoro mi paso por el Barça de manera muy positiva. Todo lo que pasa allí es hacia positivo. A un Barça nunca le puedes decir que no, ni a un Joventut, ni a un Madrid… son las canteras punteras y es como un privilegio estar allí, rodeado de los mejores jugadores", asegura Salvó sobre su paso por el FC Barcelona. "La experiencia en sí la recuerdo muy positivamente, era como un sueño", añade el ala-pívot.

Aun así, Miquel reconoce que "me quedé con un sabor agridulce porque la rutina me quemó". "Al final, con tanta exigencia de entrenamientos, de ir de aquí para allá y que tampoco era de los mejores, acabé un poco quemado", afirma Salvó.

"De pequeño no tuvo la suerte de poder acabar la etapa en el FC Barcelona y muchos jugadores se quedan en ese punto, pero él supo encontrar su camino y eso se tiene que valorar mucho", asegura Oriol Paulí, jugador del Herbalife Gran Canaria y gran amigo de Miquel, con el que coincidió en el FC Barcelona.

A pesar de la recomendación del club blaugrana, Salvó tenía claro lo que quería hacer una vez finalizada su etapa en el Palau Blaugrana. Quería volver a recuperar sensaciones, a volver a disfrutar del baloncesto con sus amigos. Y por eso, regresó al Samà, el equipo de su ciudad, allí donde comenzó todo.

Era una decisión tomada desde hacía tiempo, y es que Salvó era consciente de que "una vez finalizado el último año en el Barça, me dirían que no continuaba". "Lo que quería era reencontrarme con el gusto de volver a jugar para pasármelo bien, sin tantos nervios ni exigencia. Quería jugar cerca de casa, con mis amigos, pasármelo bien y recuperar esas sensaciones que había perdido", añade el ala-pívot.

Y fue en ese momento cuando empezó el camino de Miquel, una trayectoria diferente e incluso alternativa a la de otros jugadores pero que lo ha acabado llevando hasta la Liga Endesa.

Vuelta a los orígenes

Salvó regresó a Vilanova en 2010 para disputar el primer año de júnior con el Samà, pero tardó pocos meses en empezar a entrenar y a jugar algunos partidos con el sénior, que entonces estaba en Segunda Catalana. "Cuando volví, no me esperaba que acabaría jugando con el sénior, pero por el simple hecho de que no soy un jugador que mire mucho hacia el futuro", reconoce.

Miquel se conformaba con volver a jugar con sus amigos, con la gente de su clase, y eso lo hacía estar contento, "no miraba más hacia arriba". Pero su talento hizo que, ya en su segundo año en el Samà, el club quisiera que solo jugara con el sénior y acabara su etapa de júnior.

"Yo dije que no, que quería acabar la etapa júnior con mis amigos", recuerda Miquel. Su equipo estaba disputando la fase para entrar a Preferente y tanto jugador como club llegaron a un acuerdo de que, si el júnior no la superaba y se quedaba en Interterritorial, entonces Salvó iría directamente al sénior. "Con el júnior no entramos en Preferente y así fue, estuve todo el año con el sénior", explica.

Pocos meses después de haber debutado con el sénior, Miquel ya se había ganado el protagonismo en la pista. Y en ese curso, el Samà consiguió el ascenso a Primera Catalana con un Salvó con tan solo 17 años, pero como pieza muy importante dentro del equipo.

Miquel Salvó, en su etapa en el Samà (Foto: CB Samà)
© Miquel Salvó, en su etapa en el Samà (Foto: CB Samà)

El ala-pívot continuó una campaña más en el club de su ciudad, la tercera desde que volvió del FC Barcelona, pero ese ya fue su último año en el equipo. "Mis entrenadores ya me dijeron antes de que acabara la temporada que el siguiente año no debería continuar. Fueron ellos los que me dijeron que no podía seguir porque, por mi proyección, sería malo que me quedara, me estancaría. Entonces estábamos en Primera Catalana y me quedaba un poco pequeña. Me recomendaron que tenía que salir y que ellos me harían como de representantes", recuerda Miquel.

En ese último año en el Samà, Salvó conoció y empezó a entrenar bajo las órdenes de una persona que sería clave en el camino del ala-pívot hasta la Liga Endesa, Berni Álvarez. Al exjugador del Pamesa Valencia y del Caprabo Lleida, y actual entrenador del CB Tarragona, se le propuso desde el club de Vilanova que un chico que despuntaba en el sénior fuera a entrenar con ellos un día a la semana, y él lo aceptó.

"Desde el primer día me sorprendió mucho sobre todo su coordinación por lo grande que es y la buena mano que tiene. Después había cositas que tenía que mejorar, sobre todo tema físico y botar el balón cuando jugaba de exterior. Intentamos trabajar con él estas cosas los meses que estuvo con nosotros", recuerda Berni Álvarez, que por entonces estaba con el CB Tarragona en EBA.

La experiencia belga

En ese último año en el Samà, con Salvó y sus entrenadores buscando un equipo para el ala-pívot, llegó la oportunidad de ir a probar a Bélgica. "Un hombre de Vilanova, relacionado con el mundo del baloncesto, vivía allí y me dijo que fuera a probar una semana, que me llevaría a algún equipo para tener más opciones al final de la temporada para decidir".

Miquel viajó a Bélgica e hizo pruebas con tres equipos, dos de Tercera División y uno de Segunda. Los tres estuvieron muy satisfechos con el ala-pívot y le propusieron ir a jugar con ellos en la temporada 2013-14. Salvó habló con Berni Álvarez, quien le dijo que cogiera esa oportunidad ya que él también tenía la plantilla bastante hecha, y el ala-pívot preparó las maletas para marcharse de casa y empezar una nueva aventura.

El ala-pívot se fue al Essor Charleroi, el segundo equipo del Spirou Charleroi, pero, aunque los partidos los disputaba con el Essor, Miquel estaba en dinámica del primer equipo, entrenando cada día con jugadores como Demond Mallet, Joe Trapani o Rodrigue Beaubois.

"Al principio estaba como en una nube, no me lo esperaba. A Mallet lo había visto siempre jugar por la tele y ahora lo tenía allí", recuerda Salvó. De hecho, el ala-pívot destaca el papel del estadounidense para el proceso de adaptación tanto a la ciudad como al equipo. "Era mi vecino, yo entonces era horrible con el inglés y él sabía un poco de español, y me ayudó bastante", añade.



Lo que al principio vio como "una aventura flipante", al final acabó siendo una "experiencia muy aprovechable" y ya entonces demostró una gran capacidad de adaptación, algo que ha sido clave y fundamental en su camino hasta la Liga Endesa.

Con un promedio de 21,5 puntos por partido, Miquel fue el máximo anotador de la Segunda División belga e incluso debutó en un encuentro con el Spirou Charleroi. "En Bélgica tienen que haber inscritos en el acta de cada encuentro seis jugadores nacionales por equipo, el Spirou ya tenía a seis extranjeros y eso me dificultó el hecho de tener minutos con el primer equipo. Coincidió un partido que se lesionaron dos americanos, pude entrar en la rueda y debuté 40 segundos, pero era muy difícil jugar", recuerda Salvó.

Sus exhibiciones con el Essor Charleroi no pasaron desapercibidas en la liga belga y, una vez acabó el curso, Miquel recibió algunas propuestas para dar el salto a la Ethias League. "Quería seguir en Bélgica, ya que me había ido bien la experiencia. Tuve una oferta de un equipo de Primera División que me ofrecía dos años de contrato. Era un buen equipo, un buen club, pero, por una cosa y por otra, las conversaciones se distanciaron un poco y al final no pudo ser", explica el ala-pívot.

Cornellà y el inicio de la ascensión

A pesar de su deseo por quedarse en Bélgica, Miquel tuvo que acabar volviendo a casa después de su temporada con el Essor Charleroi. El ala-pívot, que antes de su experiencia en el extranjero empezó un Ciclo Formativo de Deporte, decidió regresar a Barcelona y acabar el año de estudios que le quedaba.

"Hablé con Berni y le pregunté para fichar por ellos, porque entonces salían a LEB Plata. Me dijo que me tenía que esperar y al final no pudo ser porque tenía el equipo bastante hecho, y me dijo que ese año me seguirían", explica Salvó. A pesar de no poder firmar con el CB Tarragona, al ala-pívot le salió la oportunidad de jugar con el CB Cornellà en EBA y aceptó la propuesta.

En su debut en competiciones FEB, Miquel disputó 25 partidos y acabó el curso con unos destacables promedios: 12,3 puntos con un 47,8% en tiros de campo, 6,1 rebotes y 12,5 créditos de valoración en 23:33 minutos sobre el parqué.

"Cuando él volvió de Bélgica y estuvo jugando en Cornellà, lo estuve siguiendo mucho y nada más acabar la temporada volvimos a hablar e intentamos cuadrarlo todo para que firmara en Tarragona", explica Berni Álvarez. Salvó tampoco dudó a la hora de firmar con el CB Tarragona y dar el salto a LEB Plata, y es que "seguían cuatro o cinco jugadores de cuando entrenaba con ellos, ya conocía a Berni y un poco cómo funcionaba todo".

A pesar de su experiencia en Bélgica, fue esa temporada en Tarragona cuando Miquel empezó a plantearse que quizás podría dedicarse al baloncesto profesional. "Lo empecé a valorar en el año que estuve en Tarragona, con Berni Álvarez. Con él di ese empujón que me hizo pensar que quizás sí me podría dedicar al baloncesto", asegura el ala-pívot.

Miquel Salvó, con el CB Tarragona (Foto: CB Tarragona)
© Miquel Salvó, con el CB Tarragona (Foto: CB Tarragona)

"Desde el principio le dije que quería apostar por él como exterior, porque venía de jugar un año de interior, y que le veía con mucho futuro porque si después volvía a la posición de 4, que es más natural para él, tuviera más armas para jugar", explica Berni Álvarez. El técnico añade que "él lo entendió y estuvo muy bien en cuanto a actitud y trabajo y yo ya le dije que tenía la posibilidad de llegar más arriba por su tamaño y por su mano".

"No era fácil encontrar a gente como él y tenía que intentarlo, ir a por todas y estar unos cuantos años de su vida trabajando muy duro si quería ser jugador de baloncesto profesional. Él lo entendió bien, ese año trabajó muy bien e hizo un año bastante bueno", añade el entrenador del CB Tarragona.

El propio Salvó vio que esa oportunidad en LEB Plata podía ayudarle a dar un salto definitivo y no quiso desaprovechar la situación. "Se vio que estaba contento. Soy un jugador que, si todo lo de alrededor va bien, el club, estoy bien con la afición, con el equipo, con el entrenador, con todo lo que rodea, si estoy contento, lo demuestro en la pista, y así se vio", recuerda el ala-pívot de su paso por Tarragona.

"Era consciente de que la LEB Plata es una liga que a la mínima ya das el salto hacia arriba, es como un trampolín. Si lo haces bien, puedes ir hacia arriba. Berni fue muy importante para mí. Me dio la confianza que yo no había encontrado en un tiempo. Apostó por mí y me fue muy bien", añade Miquel.

El CB Tarragona hizo un gran año, disputando incluso el Playoff, y Miquel mejoró incluso sus números respecto a la anterior temporada en EBA. En 24 partidos de liga regular y en seis encuentros de las eliminatorias por el título, Salvó promedió 9,9 puntos, 4,4 rebotes, 1,5 asistencias, 1,3 recuperaciones y 13,9 créditos de valoración en 25:46 minutos sobre el parqué.

Manresa y el gran año en LEB Oro

Una vez Salvó acabó su curso en Tarragona, su representante le buscó hacer la postemporada en Manresa y el club del Bages lo aceptó. "Hice la postemporada en Manresa para seguir entrenando, para no perder la forma y alargar un poco la temporada", asegura Miquel, que pocas semanas después se encontró con una inesperada sorpresa.

El ICL Manresa, convencido por los entrenamientos del ala-pívot en el Nou Congost, anunció la opción preferente sobre el jugador de cara a la temporada 2017-18. "Salió la opción, que no me esperaba, y me quedé bastante flipado. Y lo hicimos. Ellos tendrían mis derechos para la siguiente temporada y yo elegía el destino de ese curso", recuerda Salvó.

Mientras entrenaba en Manresa, el Unión Financiera Baloncesto Oviedo se interesó en el ala-pívot. Y, aunque tenía ofertas de otros dos o tres equipos, Miquel acabó decantándose por el equipo de Carles Marco. "No me esperaba dar el salto tan rápido a LEB Oro, aunque sabía que lo había hecho bien en Tarragona y que seguramente tendría opciones. Era consciente de que si no había oportunidades en la LEB Oro era porque esto funciona así, me quedaba otro año en LEB Plata y no pasaba nada", reconoce.

"Miquel empezó la temporada de menos a más, ganando importancia en el equipo a medida que pasaban las jornadas. Evidentemente pagó el peaje de no conocer la liga, pero enseguida se adaptó, jugando minutos de calidad y siendo importante", explica Carles Marco, entrenador del Unión Financiera Baloncesto Oviedo y exjugador con 11 temporadas de experiencia en la Liga Endesa.

"Hay mucha diferencia entre LEB Plata y LEB Oro… jugadores muy completos, físicamente muy bien, mucho más rápidos. Las décimas de segundo donde pasa todo, lo que antes podía ver un espacio, pensármelo y después pasarla, allí si no la pasas directo o lo haces en décimas de segundo, la lías", explica Salvó. Aun así, el ala-pívot reconoce que "al principio me costó un poco pero después ya me adapté. Tengo la suerte de que me adapto bastante rápido".

Su temporada con el Unión Financiera Baloncesto Oviedo fue prácticamente de ensueño. Un jugador importante dentro de la rotación de Carles Marco, Salvó fue una pieza importante en la buena temporada de los asturianos y, en 34 partidos que disputó con el equipo, promedió 9,1 puntos, 4,6 rebotes, 1,2 asistencias y 11,3 créditos de valoración en 21:39 minutos sobre el parqué.

Miquel Salvó lanza desde el exterior (Foto: Oviedo Baloncesto)
© Miquel Salvó lanza desde el exterior (Foto: Oviedo Baloncesto)

La guinda al pastel de su gran temporada llegó en la Copa Princesa de Asturias entre el Unión Financiera Baloncesto Oviedo y el San Pablo Inmobiliaria Burgos. Los anfitriones, liderados por un mágico Salvó, se llevaron el título y el ala-pívot fue nombrado MVP del torneo gracias a sus 17 puntos, ocho rebotes, tres asistencias y 25 créditos de valoración.

"No me lo hubiera creído si me hubieran dicho que habría vivido una temporada como la que he vivido", reconoce Miquel, aunque añade que normalmente tampoco se plantea expectativas: "No miro mucho hacia el futuro, si lo hiciera al final me saldrían mal las cosas porque te planteas unas expectativas que, si no se cumplen, te hundes. Puedes tener objetivos, pero no mirar hacia el futuro de esta manera".

"La valoración de la temporada fue buena. Su progresión, muy buena" asegura Carles Marco, quien se lamenta de las dos lesiones que sufrió durante el curso, "que le restaron progresión para que su valoración de la temporada fuese excelente". "En esos momentos de las lesiones, una siguió jugando lesionado, lo cual dice mucho de él, pero su rendimiento se vio mermado, y en la lesión en la recta final ya dejo de jugar en un momento en el que creo que iba a estar a un nivel similar al mejor Miquel de la temporada", añade el técnico.

Su compañero en Oviedo, y que también lo será este curso en San Sebastián, Dani Pérez, explica que "su temporada en Oviedo fue un poco una sorpresa para todos. Normalmente este tipo de fichajes, jugadores de la LEB Plata, acostumbran a ser apuestas. En su caso salió muy bien desde el principio. Dio un buen rendimiento desde el primer día e hizo una temporada excelente, sobre todo para un jugador que era su primer año en la liga y venía de LEB Plata".

La llegada a la Liga Endesa

A pesar de estar en Oviedo, Salvó estuvo durante toda la temporada con un ojo puesto en Manresa, pendiente del equipo que había apostado por él para la temporada 2017-18. Pero los del Bages acabaron en la última posición de la clasificación y perdieron la categoría. "No deseaba que bajara el ICL Manresa. Tenía claro que, si ellos habían apostado por mí desde un principio, cuando ya salí de LEB Plata, me hacía ilusión trabajar con ellos", afirma Miquel.

"Desgraciadamente bajaron y yo tenía una cláusula en el contrato que decía que, si perdían la categoría, yo quedaba libre. Por su parte, el Gipuzkoa Basket, incluso antes de acabar la temporada, para el Playoff, se interesó por mi situación contractual con el ICL Manresa. Y al final se ha podido cerrar, algo que me hace estar muy contento", asegura el ala-pívot.

A pocas semanas para que empiece la Liga Endesa, Salvó afirma que "no me marco objetivos personales, simplemente me quiero hacer un sitio, darlo todo. Un poco, lo que vaya viniendo, vendrá. Si se hacen las cosas como hasta ahora, seguro que todo saldrá bien".

Para él, la clave de haber llegado a la Liga Endesa, un sueño desde pequeño, es por cómo afronta las situaciones, siempre con los pies en el suelo e intentando hacer las cosas bien. "Voy haciendo pasos hacia delante pero siempre pequeños y poco a poco. Me ha funcionado bien siempre, no quiero cambiarlo", afirma Salvó.

Javi Vega pelea con Miquel Salvó por el balón (Foto: Unión Financiera Oviedo)
© Javi Vega pelea con Miquel Salvó por el balón (Foto: Unión Financiera Oviedo)

"Al principio, quizás parecía que no apuntaba tanto como otros jugadores, pero por diferentes motivos, por personas que me he ido encontrando en mi trayectoria, tipo Berni Álvarez, Carles Marco o Javi Rodríguez, pienso que he tenido suerte de conocerlos y gracias a esto he podido seguir dando pasos y espero seguir dándolos", añade el ala-pívot.

Todos los que lo rodean aseguran, de manera rotunda, que Miquel se adaptará bien y se asentará en la Liga Endesa. "Es un jugador que siempre se adapta muy bien a los sitios donde ha estado, que sabe cuál es su rol y su trabajo, y un equipo como el Gipuzkoa Basket es un equipo que le irá muy bien, que lo hará mejorar mucho y él se adaptará rápido y bien a esta liga", asegura Oriol Paulí, mientras que Dani Pérez también cree que "será un jugador de la Liga Endesa por muchos años".

"Estoy convencido que será un jugador que se consolide en la Liga Endesa. Tiene la capacidad para adaptarse y reconoce muy bien las situaciones. Tiene esta virtud, algo que no es fácil de encontrar en los jugadores de hoy en día", afirma Berni Álvarez, mientras que Carles Marco añade que "seguro que se adaptará. Es una persona fantástica, abierta y que hace equipo. Cualquier entrenador lo querría en su equipo. Además, tiene una cosa que le hace jugar y adaptarse a las ligas y situaciones del juego, sus ganas de jugar y ayudar al equipo. No sé si le costará mucho o poco, pero estoy seguro de que se adaptará y jugará años en la liga, evidentemente no parando de trabajar y mejorando en aspectos en los que aún tiene déficits".

La progresión meteórica

Su gran capacidad de adaptarse, de reconocer las situaciones y dar su máximo, le ha permitido pasar de EBA a la Liga Endesa en tan solo tres años, jugando también en LEB Plata y en LEB Oro. Una progresión meteórica que, en el baloncesto moderno, se ha visto muy pocas veces.

"Su progresión sorprende, es algo poco común. Eso dice mucho de él. Es muy difícil de hacer, es algo que se le tiene que valorar mucho. Es un jugador que trabaja muy bien y esto le ha llevado hasta la Liga Endesa", asegura Oriol Paulí. "El hecho de haber progresado tan rápido habla muy bien de él. Es un jugador que, cuanto más competitivo es el nivel, mejor responde y mejor se adapta", añade Dani Pérez.

Por su parte, Carles Marco explica que "hay diferentes caminos para llegar si tienes talento, sacrificio y trabajas. Gente que llega pronto por su talento y madurez, y gente como Miquel que necesita un camino diferente", mientras que Berni Álvarez destaca que "hoy en día sorprende la progresión que ha tenido. De una manera tan rápida y con tantas categorías de por medio como ha hecho él, me sorprende y me gratifica".

Toda esta adaptación y evolución ha hecho de Salvó un jugador completo y con grandes cualidades. "Es un jugador técnicamente bueno, zurdo, difícil de defender cuando juega de 4 y cuando juega de 3, por su tamaño cuando es alero y por su capacidad de jugar de fuera hacia dentro y la mano que tiene cuando es ala-pívot", analiza Berni Álvarez.

Una progresión sin precedentes
De los jugadores que esta temporada disputarán la Liga Endesa, solo 17, sin contar a Miquel Salvó, han estado en EBA, LEB Plata, LEB Oro y ACB. Y, de estos 17 hombres, tan solo cuatro jugaron en las tres competiciones FEB antes de debutar en la Liga Endesa: Nico Richotti, David Navarro, Iván Cruz-Uceda y Javi Salgado.

Navarro estuvo dos temporadas en EBA antes de debutar en LEB Oro. Más tarde, estuvo un curso y medio en LEB Plata antes de llegar a la Liga Endesa. En total, el escolta necesitó seis años para pasar de EBA a ACB. Seis también fueron los años que necesitó Salgado para completar este trayecto. Por su parte, Cruz-Uceda, que debutará este curso en la Liga Endesa, ha necesitado ocho años para pasar de EBA a ACB, aunque él estuvo cuatro temporadas en el baloncesto universitario estadounidense.

El caso más parecido al de Salvó, que en tres años ha pasado de EBA a ACB jugando también en LEB Plata y LEB Oro, es el de Richotti. El escolta argentino del Iberostar Tenerife llegó a España en 2008 de la mano del Ferretería San Isidro de EBA. Al año siguiente, el aurinegro jugó con el Real Madrid B en LEB Plata, y los dos siguientes cursos los disputó en LEB Oro con su actual equipo, el Iberostar Tenerife.

De esta manera, Salvó ha protagonizado una progresión meteórica sin precedentes, una trayectoria que, en el baloncesto moderno, es muy complicada de hacer. Su entrenador en Tarragona, Berni Álvarez, explica que "cuando yo empecé a jugar, también hice un poco este paso, pero la diferencia entre la entonces Primera B y la ACB no era tan grande. El hecho de jugar en la LEB o en Primera B y, después, en la ACB, era un puente bastante común. Ahora es mucho más difícil, hay jugadores que sí lo hacen, pero no es un puente tan claro como antes a no ser que subas de categoría con tu equipo".

"Lo más destacable de Miquel es su competitividad mezclado con su adaptabilidad. Un jugador que compite increíble en los partidos y que se adapta a cualquier situación, ya sea a las diferentes categorías como está demostrando o ya sea con su polivalencia en el juego de 3 y 4, jugando interior o abriéndose contra jugadores más grandes", explica Carles Marco.

Casualidades de la vida, Salvó hará su debut en la Liga Endesa ante su amigo Oriol Paulí el próximo domingo 1 de octubre en el Gran Canaria Arena. "Una vez vimos el calendario, que el primer partido sería un Herbalife Gran Canaria-Gipuzkoa Basket, nos hizo mucha ilusión. Será su debut en la Liga Endesa y lo podrá hacer contra mí, será algo muy especial para los dos. Cuando me enteré de que jugaría en la Liga Endesa fue algo muy bonito porque son muchos años en los que vas viendo la progresión de tu amigo y, cuando finalmente cumple un sueño, te alegras mucho por él. Ya tenemos ganas de que llegue ese primer partido", asegura el alero del Herbalife Gran Canaria.

Ese 1 de octubre, la fecha de su debut, estará marcado en rojo en el calendario de un jugador que, a pesar de ir paso a paso y sin querer correr, ha llegado a la Liga Endesa con el objetivo de asentarse en la competición. Miquel ha demostrado ser capaz de adaptarse a la perfección en sus anteriores etapas. Lo hizo en Barcelona, en Vilanova, en Bélgica, en Cornellà, en Tarragona y también en Oviedo. Y, si repite la misma metodología y actitud que en las temporadas pasadas, tendrá su futuro en la Liga Endesa más que asegurado.