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A fuego lento Barreiro

El niño maravilla, el de los titulares desproporcionados,aquel que supo empezar de cero sin reparar en graves lesiones o etiquetas. A las puertas de los 21, Jonathan Barreiro encontró en su sitio en Zaragoza. Un menú degustación en siete partes. Porque a veces, los mejores platos, son los que más tardan

Twitter JBarreiro10
© Twitter JBarreiro10
  

I- El inicio

Nacido en Cerceda, a Jonathan se le daba muy bien el fútbol pero su cuerpo pedía básquet. Centímetro a centímetro, su físico reclamaba un balón naranja en sus manos. Cuando lo tomó, nada ya fue igual. A ese niño se le daba muy bien el baloncesto.



Un alevín diferente, el rey del 97. Selección coruñesa, combinado gallego. La FEB tomaba nota de sus condiciones con solo diez añitos y sus padres intentaban quitarle pájaros de la cabeza, pidiéndole que se centrara en su equipo (Escola Basket Xiria) convencidos de que todo llegaría de forma natural. Cuerpo de pívot, alma de base, tirador.

Miguel Ángel Ortega, el entrenador de aquel mítico Clesa Ferrol, colabora en su formación mientras se echa las manos a la cabeza por su potencial. "Juega mucho y bien y sabe relacionarse con el balón. Es un jugador total, capaz de correr, botar, tirar y rebotear. Tiene una actitud ejemplar, amor propio y, sobre todo, acepta con naturalidad su papel. Podría anotar 50 puntos, pero eso no le ayudaría tanto en su progresión como lo que hace. Hay que ser prudente, pero, a su manera, silenciosa y reflexiva, es un líder", afirmaba en La Voz de Galicia, un medio que le definía ya como la mayor promesa gallega desde Fran Vázquez.

ACB Photo
© ACB Photo


Empieza a hacer cada vez más ruido en el panorama nacional, aún de forma moderada. Unicaja le invita a conocer sus instalaciones, el Baskonia coquetea con su fichaje. El Joventut parece llevarse el gato al agua, contando con él para la Minicopa de 2010, en Bilbao, donde deja grandes sensaciones. Ni imaginaba lo que estaba a punto de llegar.

II- El boom

Jonathan sentía que no había hecho nada especial, que solo se divertía jugando en la pista. Se le daba bien, sí, pero ni él ni nadie hubieran visualizado los siguientes meses. En ese 2010 jugó un torneo, el de Olmedo, con el Real Madrid. Más tarde, probó otra de las grandes canteras nacionales al jugar la Minicopa 2011 con el Barça. Otro éxito, como lo fue el Campeonato de España infantil, en el que promedió 18,1 puntos y 9,6 rebotes. Campeón en Sant Adrià vestido de blaugrana, MVP en el Torneo Bam de Eslovenia defendiendo la elástica española.

Cada vez más ojos puestos en él. Los primeros artículos nacionales, los primeros motes exagerados. Y la eterna pregunta sobre su futuro. Su familia, prudente, retrasa la decisión, vuelve a insistir en que todo debía fluir con tranquilidad a su edad, recordándole que sin trabajo, humildad y prudencia, el niño no llegaría a lo más alto.

Había altura y físico. Había lanzamiento, primer paso manejo de balón. Tampoco faltaba la actitud, el orgullo y el esfuerzo. El jugador total, ya sin disimulo, se convertía en el niño de moda en el panorama nacional. El "Ricky gallego", el "Magic español". Navarro regalándole una camiseta en una visita del Barça a Santiago diciéndole que él sería su sustituto. Y, entre rumor y rumor, entre mil y una hipótesis sobre su destino, la decisión de quedarse un año más jugando en la tierra, en el Sant Yago, coronándose campeón en Galicia.

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Los foros se preguntan hasta dónde puede llegar ese adolescente, convertido en la atracción de cada torneo. El boom ya parece imparable mientras Barreiro resopla: él solo quería divertirse jugando al básquet.

III- La decisión

2012 prolonga la línea del niño maravilla. Jonathan Barreiro gana con España el Torneo de la Amistad, superando en la final a Francia. En esos momentos, toda página especializada le pone como el mejor jugador de su generación, la gran esperanza del 97, la próxima perla nacional.

El adolescente, tras mucho meditarlo, acaba aceptando la oferta del Real Madrid, convencido de que acabaría llegando a la Liga Endesa. Barreiro, aún algo tímido, muy bien educado, cambia un pueblo de 6.000 personas por la capital sin perder el desparpajo en pista. Su rol es diferente, mas los destellos se suceden.

En 2013, tras perder la final del Torneo de L'Hospitalet contra el Joventut (6 puntos), Barreiro se ve obligado a parar. Su rodilla dice basta. La lesión, severa, le deja prácticamente medio año en el dique seco, perdiéndose el oro europeo de España Sub16, una selección en la que hubiera sido líder.

Twitter @JBarreiro10
© Twitter @JBarreiro10


El alero, lejos del foco por primera vez en mucho tiempo, trabaja con ahínco en la sombra durante su lesión para volver aún mejor. Y lo consigue, como contaba su entrenador Paco Redondo en Solobasket. "Tiene una fuerza de voluntad total. Somos conscientes de lo difícil que es para un chico de su edad tener esa lesión, pero él ha sido capaz de reponerse y mantener la ilusión intacta. Dice mucho de él". Ya en septiembre, se proclama campeón con el Real Madrid en Villaviciosa. 23 puntos, 8 rebotes, 28 de valoración. MVP. Barreiro había vuelto para quedarse.

IV- La cumbre

El gallego vuelve a encontrar su sitio en el Real Madrid. Y lo hace en uno de los mejores equipos júnior que se recuerdan, plagado de éxitos e hitos. En 2014, se toma la revancha en L'Hospitalet y por fin levanta el título, con un 18-15 frente al Fenerbahce durante el torneo y 20 puntos en la final contra Unicaja, 8 de ellos de forma consecutiva en los dos minutos finales. Líder total.

El niño ya no es tan niño. Su recuperación ilusiona aún más que sus números: 12,4 puntos y 5 rebotes de media en el torneo y más de 13 puntos por choque en el EBA. Listo en la pista, tira con facilidad y, desde luego, sabe echar el balón al suelo. Otra avalancha de artículos, otra avalancha de comparaciones, otra avalancha de motes. Y la élite a la vuelta de la esquina.

Foto Euroleague/Getty
© Foto Euroleague/Getty


Fue pronto, muy pronto. A finales de febrero, entrenó con la primera plantilla del Real Madrid. Al día siguiente, entraba en la convocatoria contra el Partizan. En el duelo de Euroliga, a falta de poco más de dos minutos y con el encuentro decidido para su equipo, Pablo Laso se atreve a ponerle en pista. De repente, coge el balón, lanza el contraataque y Pavlovic le hace falta. El punto más importante de su vida.

Ocho días después, un 9 de marzo, se produce su debut en Liga Endesa. Fontes de Sar como testigo, caprichos del destino. Anécdotas para el instituto, expedición con las estrellas, Rudy Fernández como compañero de habitación y hasta selfies con las estrellas blancas. A los pocos días, incluso, le metía un triple al UCAM Murcia.

Twitter @23Llull
© Twitter @23Llull


En abril, título en el Campeonato de Madrid Júnior. En mayo, trofeo en el nacional. Tiene que ser su año, todo apunta a su año, es su año. O eso parecía.

V- La segunda lesión

Dolió mucho más que la primera. Le rompió el ritmo mucho más que cualquiera de los problemas musculares sufridos por el camino. Era su mejor momento y la rodilla volvió a interponerse en su camino hacia el éxito. Otra lesión larga, otra lesión grave. Otro campeonato internacional, esta vez el Mundial Sub17 de Dubái, perdido en el limbo.

Twitter @JBarreiro10
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Una vez más, su mérito no fue solo recuperarse. El verdadero mérito fue llegar al nivel de entrar en la rotación de un conjunto potentísimo, repleto de jugadores ya con aroma de élite y con unos registros (48 victorias y una sola derrota en la 2014-15) abismales.

Doncic, Yusta, Dos Anjos, Cate, Rico, Samba Thiago, De la Rúa y el propio Barreiro. Victorias por casi 50 puntos de media en el Campeonato de España Júnior, triunfos por 33 de media en L'Hospitalet (12 suyos en la final) y hasta la guinda en la Euroliga, con él ejerciendo de estrella en la finalísima, al liderar a su equipo con 19 puntos y 21 de valoración frente al Estrella Roja.

Empero, una sensación en el aire. Una pregunta que empezaba a repetirse y una incertidumbre que retrasaría su explosión definitiva: ¿qué nivel hubiera alcanzado entonces de no ser por esas dos lesiones?

Foto Carlos Domarco
© Foto Carlos Domarco


VI- A fuego lento

Tanto hablar de "boom", de estallidos o explosiones, y resulta que Barreiro pedía una cocción pausada, tranquila, a fuego lento y centrada más en el medio y largo plazo que en expectativas irreales que él nunca se puso encima.

Por fin con la Selección Española, cayó en cuartos del Europeo Sub18 de 2015 en un campeonato en el que sus 6,9 puntos y 3,7 rebotes supieron a poco. El Real Madrid, consciente de que el chico necesitaba minutos y que no los podría encontrar en el primer equipo, pensó en una cesión como la salida más idónea.

Foto: FIBA
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Sonaron destinos ACB. Murcia, Bilbao, Manresa. Sin embargo, su siguiente parada fue el Ourense, cerca de casa. LEB Oro, dos añitos condicionados al ascenso del cuadro gallego y un marco ideal para seguir creciendo. Gonzalo García de Vitoria, al mano, endurecía al jugador en cada entrenamiento y en cada partido, mostrándole que el mundo profesional no era tan de color de rosa como cuando soñaba de niño en ser una estrella. Su club, derrotado en cuartos contra Burgos, se quedó sin su anhelo de Liga Endesa y en el verano de 2016, Barreiro cambió de aires. La élite, por fin, llamaba a la puerta. Qué duro fue derribarla.

En verano, el sueño del oro continental con España le dejó un sabor algo agridulce, por su escaso protagonismo (3,2 pt, 3 reb, 2,5 val). Solo doce minutos por encuentro, a pesar de que el 2º de Orenga, García de Vitoria, le conocía mejor que nadie: "Lo tiene todo para triunfar: un físico espectacular, puntería, capacidad de trabajo. Es un jugador quizás de una evolución más tardía pero por sus cualidades, al ser un alero alto, tiene un futuro increíble por todo lo que le rodea".

ACB Photo / E. Casas
© ACB Photo / E. Casas


El Tecnyconta Zaragoza supo verlo, firmándole por cuatro temporadas. Barreiro llegó a la capital mañana afirmando que tenía mucho que aportar al equipo, si bien sus minutos caían con cuentagotas. 57 en toda la temporada, con 9 de sus 15 partidos disputados en negativo (-16 al final del curso), 4 en 0 y solo 2 en positivo. 1/6 en tiros de 2, 1/9 en triples, las primeras dudas sobre su futuro -"Estudiaremos su situación con el entrenador que llegue porque no puede estar otro año sin jugar, por él y por nosotros", declaraba Salva Guardia- y el mayor aprendizaje en su carrera: "Mentalmente das un paso adelante y te haces mucho más fuerte. Con trabajo me veo capacitado para estar. Mis objetivos son ambiciosos, me gustaría tener un papel importante y quiero luchar por ganarme minutos". La paciencia tendría recompensa.

VII- Los frutos del esfuerzo

"Jota me ha pedido que trabaje duro y con ambición. Que esté preparado para aprovechar las oportunidades", confesaba en pretemporada, demostrando pronto que aceptaba el reto: 16 puntos en el Circuito Movistar contra el GBC, 15 de valoración frente al UCAM Murcia.

En el primer partido ya hizo tantos puntos (6) como en los 15 del último curso. Al poco tiempo, se desmelenaba contra el Baskonia (11 de valoración) y, sin casi ni cuenta, se plantaba 22 minutos en pista contra el Montakit Fuenlabrada. Todo iba muy rápido. Tanto que, el 19 de noviembre, en la mayor sorpresa de su vida, recibía la llamada de la Selección Española tras la lesión de Beirán. "Soy consciente de las circunstancias en las que se produce la llamada, pero va a ser una fecha que me marque de por vida". No debutó, si bien la sonrisa no se la quitaba ya nadie: "Ha sido una gran experiencia tras el Europeo U20 del pasado verano, mi último de formación".

Foto FEB
© Foto FEB


"Poder participar en esta concentración con Scariolo y el resto de jugadores es un sueño cumplido, además del fruto del trabajo y el esfuerzo de todos estos años. Además del club, que me está dando mucho apoyo, el culpable de esto es Jota. Me da confianza cada vez que salgo y parte de esto se lo debo a él por todo lo que me ayuda", añadió.

Barreiro, de disputar minutos de la basura, a disfrutar de la titularidad. Cada vez más minutos, cada vez más responsabilidades, cada vez más expectativas, especialmente desde la salida de su amigo Sergi García. Su foto, a la entrada del pabellón, como símbolo de presente y de futuro. Como símbolo de ilusión.

La montaña rusa solo mira hacia arriba en las últimas semanas. En la jornada que cerraba 2017, rompió sus topes (12 puntos, 13 de valoración), con 4 rebotes y 3 asistencias de propina. En los anteriores tres choques no baja de los dobles dígitos en valoración (10, 13 y 11 respectivamente) y sus dos mejores anotaciones en la élite son, precisamente, las de sus dos últimos partidos.

No obstante, Jonathan va mucho más allá de los números, como demostró en el duelo frente al Movistar Estudiantes. Su defensa a Landesberg. Su garra, su carácter, su conexión con la grada. Su puesta en escena carlosjimenesca, gladiador total, tarifa plana de agallas. Sus tres triples sin fallo, su temple en los minutos finales, cuando el balón más quemaba. Su confirmación, su llegada.

ACB Photo
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"Tiene 20 años y comete errores de jóvenes pero se ha convertido en un jugador fundamental para nosotros. Nos ayuda en todo, nos da tranquilidad tenerlo en el campo. Es un jugador al que le ha costado, quiero ponerlo en valor", afirmó su técnico Jota Cuspinera, muy satisfecho por su progresión.

"Espero que no se relaje", añade Jota, que pide paciencia y mesura con su jugador. Es lo que toca. Lejos quedan las portadas mediáticas, los titulares sin límite o las suposiciones sobre su techo. Aquel menú no caducó, simplemente se sirvió con más paciencia. Slow food sin necesidad de relojes, la cocción aún continua. A fuego lento Barreiro.