Artículo

Tres rostros de una ilusión: Laia Palau

Tres jugadoras, tres historias diferentes pero una ilusión compartida. Ellas son el reflejo de un grupo humano que está a pocas fechas de vivir un sueño por el que han trabajado muchos años y que han merecido por su esfuerzo y dedicación. Descubre a Laia Palau, la chispa y capitana del equipo

 (Fotos FEB)
© (Fotos FEB)
  

Redacción, 10 Sep. 2018.- Ejerce de capitana y veterana dentro de la selección femenina, pero el liderazgo de Laia Palau no se encuentra en una cifra de partidos o un brazalete. Ella es de ese tipo de personas que adhieren seguidores a su personalidad y a la que es fácil escuchar pues su discurso huye de convencionalismos y palabras vacías.


Quizá por ello es una de las voces más significativas a la hora de analizar la importancia de organizar la Copa del Mundo en España. Laia sabe que es un evento de impacto global y que por ende no puede encorsetarse en cuestiones de género. Sabe que el premio de celebrar el mayor torneo del mundo en España es compartido y la ilusión no hace distinciones. "A mí me gustaría hablar de éxito para de baloncesto. Pese a ser un país de fútbol, este es un país donde se vive mucho el baloncesto", cuenta. Para la base española "organizar un evento mundial siempre es un reto para el país en cuestión y para la FEB, que en los últimos años está entre las mejores federaciones del mundo". Pero además del orgullo y la responsabilidad general que implica todas las cuestiones organizativas del evento, a Laia no se le escapa el valor emocional que tiene este torneo para el baloncesto, para las jugadoras y para la afición. "Es un regalo para nosotras y para los aficionados, es decir, llevamos mucho tiempo trabajando y estando arriba, y es el momento de aceptar el reto de organizar para la FEB y para nosotras es darnos un aliciente más porque este no es un mundial más, te puede ayudar el ambiente y la gente que te sigue puede acercarse y hacer que sea más de todos". La gran capitana española sabe que es el momento del equipo. Como ya sucediera cuando se organizaron en 2007 y 2014 torneos masculinos, albergar un campeonato no sólo es un premio deportivo, sino una recompensa al trabajo federativo en su conjunto y por eso Laia considera que "una Selección como España se merece organizar este torneo. Es como organizar tu fiesta de cumpleaños o tu boda".

En dicha fiesta la alegría la pondrá ellas, una jugadora que se distinguen de otras selecciones por el buen rollo y el ambiente familiar. La mayoría de ellas son estrellas en sus equipos, se requeriría de varias horas para recitar el palmarés de todas ellas, pero tienen la virtud de unirse cada verano y desde la humildad fomentar valores de compañerismo, es fuerzo y trabajo para hacer de esta selección un equipo, de este grupo humano, una familia. "El otro día vino Marina Ferragut al entrenamiento y al terminar me dijo: 'Os lo pasáis muy bien, el ambiente es muy relajado, ¿no?' Es así. Esto viene de Lucas y cuerpo técnico que transmiten confianza y luego ha coincidido que estamos una generación continuada. Desde el 2013 estamos: Alba, Laura Gil, Marta, Nicholls, Sílvia y yo… pero es que al siguiente estaba también Anna Cruz".

Media vida, medio equipo. La unión, la confianza de unas en otras y la complicidad generada durante tantos días de convivencia no aparecen reflejadas en ninguna estadística, pero son tan valiosas como cualquier canasta, rebote o asistencia. Esa continuidad deviene en sinergias con las que superar los obstáculos de cada campeonato. "Las conozco mucho tiempo… hemos coincido en clubes, aquí… es gente amiga mía y esto marca la diferencia. Sobre todo, porque es gente muy primera línea, sus currículums son acojonantes y es gente muy humilde, muy normal a la hora estar y saber hacer su trabajo".

Muchos años y muchos éxitos que se acumulan en la memoria de Laia Palau y que le hacen sentir orgullosa del camino realizado por todos. "El otro día recordaba un encuentro en Madrid con periodistas y gente del baloncesto donde Jorge Garbajosa estuvo hablando 45 minutos de la Copa del Mundo. Luego me preguntaron a mí y dije que me sentía emocionada simplemente por el hecho de estar poniendo sobre la mesa el baloncesto femenino. Se le está dando importancia y no por obligación sino convicción de la federación". Atrás quedaron los años grises del baloncesto y, en general, del deporte femenino donde los éxitos llegaban con cuentagotas y siempre bajo el desamparo mediático. "Yo que venía de la nada… bueno, yo no, todas. A mí me emociona porque veo que hay un cambio no solo en el baloncesto. Estamos avanzado, tenemos más espacios y esto es un motivo de orgullo. Así que miro atrás y a mí me valen todas las medallas, todas las peleas… todo lo que se ha hecho nos conduce al aquí y el ahora que es maravilloso y hay que disfrutarlo siendo conscientes de quiénes somos y nuestra responsabilidad".

Eso a nivel general, pero a nivel personal media vida en la selección ha dado para mucho y Laia Palau espera que su legado (esta es una palabra que reconoce oír mucho últimamente) sea el de "que soy muy pesada estando tanto tiempo aquí, bromea. "Supongo que hablarán de mi constancia porque llevar 16 años con la Selección tiene que ser por constancia. Creo que es lo más complicado; el estar tanto tiempo a este nivel, sobre todo por las lesiones, porque es difícil que no tengas un año de estar fuera por lesiones". Sin embargo, reducir las enseñanzas de Lai al aspecto deportivo sería reducirlo a la mitad y, seguramente, nos quedaríamos sin la mejor parte de su esencia. "Espero que la gente diga que Laia es guay", dice con una sonrisa. "No que diga: 'qué buen humor', porque tengo mala leche cuando juego y eso es un legado que recibí de Amaya, Isa, Marina…". Laia es mucho más: es competitiva, buena compañera, líder, amiga y honesta. "He intentado ser muy honesta conmigo y mi trabajo", recuerda.

 (Foto EFE)
© (Foto EFE)

Del mirar atrás a otear el horizonte. Esta Copa del Mundo es, sin duda, el mejor escaparate para impulsar el baloncesto, pero ¿Qué es necesario para cambiar la realidad? "El producto está ahí, nosotras no tenemos que cambiar nada", nos dice. Durante años el baloncesto y el deporte femenino está dando múltiples éxitos y ahora es cuestión de encontrar fórmulas para venderlos y penetrar en una sociedad a la que también hay que exigir otros ojos para entender la diferente sensibilidad y multiplicidad de escenarios informativos. "Si estás todos los días en los periódicos te acostumbras a ello. Me gustaría también que la gente fuera lo suficientemente lista para querer saber de todos e interesarse por todos los deportes", señala.

Laia Palau se pregunta al respecto "¿Qué estamos valorando del deportista? aquí es donde se produce el clic ¿Qué se valora: si es guapo, es famoso, la vida que tiene, es decir, su Star System o si trabaja, se esfuerza y gana? Si fuera así estaríamos todas muy valoradas. Porque todas nos dejamos el alma por superarnos y crecer". Sabe que es una cuestión compleja y de difícil solución a corto plazo, pero "no es un momento difícil, creo que ahora se pueden vender muchas cosas y creo que hay mercado para todos". El producto está ahí, ahora solo falta que alguien le dé una vuelta y lo pueda vender para llegar a un mayor rango de clientes. Laia lo sabe y trabaja cada día con su ejemplo personal para que esta realidad cambie a una más equitativa. Es su anhelo futuro y el que compite con el deseo a corto plazo, ese que sueña alcanzar en Tenerife a finales de mes. "Un gran resultado para España sería un bronce", confiesa. Ojalá lo consiga.