Redacción, 16 Dic. 2004.- Sarunas Jasikevicius es, sin duda, uno de los mejores jugadores de Europa. Con enorme talento y un carácter ganador, el base lituano se ha convertido en el hombre más codiciado del baloncesto del viejo continente al ganarlo prácticamente todo en los dos últimos años: dos Euroligas, ligas y copas de España e Israel, el Eurobasket de Suecia con Lituania.
Sin embargo, todo pudo ser diferente. Si en 1975 su madre y jugadora internacional de balonmano, Rita Jasikeviciene, se hubiera plegado a los deseos de los rectores deportivos de la extinta Unión Soviética, el gran Saras no existiría. Así lo explicaba ella en una entrevista publicada en el periódico 'Kauno Diena'.
"Mi carrera iba muy bien hasta que me quedé embarazada y me perdí los Juegos Olímpicos de 1976: el seleccionador Igor Turcin dijo claramente que no quería volver a verme más", relataba Jasikeviciene, para quien "Turcin es el único hombre del que he tenido miedo. Si le ordenaba algo a una jugadora de balonmano, ella lo hacía sin preguntar. También las mujeres embarazadas le obedecían
hubo más de una historia así y a mí nunca me perdonó que no abortase y fuese a los Juegos Olímpicos". "Luego seguí mi carrera y fui mucho mejor jugadora, pero no podía volver a la selección", añadió.
"Yo bromeaba y le decía al pequeño Sarunas que 'me debes unos Juegos Olímpicos' y cuando fue suficientemente mayor, nos compró a mí y a su padre billetes para los Juegos de Sidney", comenta Rita, para quien la imagen pública de Jasikevicius cambia mucho en el entorno familiar: "parece muy agresivo en la pista pero con nosotros es muy amable y tranquilo y nos ha comprado muchas, muchas cosas: recuerdo que cuando ganó su primer sueldo, por el oro del Europeo Junior de 1994, entró en casa y subió las escaleras gritando 'mamá, ven aquí, tenemos que compartirlo'".
Con Saras no hay término medio, es imposible quedar indiferente ante su calidad y carácter. Ha dejado un excelente recuerdo allá donde ha estado, pero también se ha granjeado la enemistad de aficionados rivales. Sin ir más lejos, en Israel tiene problemas con los seguidores del Hapoel Tel Aviv, que han llegado a golpear su coche (con él dentro) o romper con una piedra la protección de plexiglás de su banquillo, cayéndole a él los cristales.
Saras el castigador
Tampoco olvidarán en Estados Unidos la culminación de Jasikevicius de lo iniciado en Sidney. Tras estar a punto de propiciar la caída del gigante americano y no recibir oportunidades en la NBA en años posteriores, 'Saras' se vengó en los Juegos Olímpicos con 10 puntos seguidos para infligir una dura derrota al mal llamado Dream Team.
Con estos precedentes, al Winterthur F.C. Barcelona más le vale esperar que Jasikevicius no le tenga ganas, que prime su amor por el club y la capital catalana a un deseo por vengar su salida del equipo. Y es que, amante de la Ciudad Condal, donde vive y posiblemente resida cuando termine su carrera, Jasikevicius ha intentado volver al Barça e incluso varios medios internacionales han anunciado ya, con meses de antelación, su posible regreso al Palau Blaugrana la próxima campaña. Él, entre tanto, se deja querer acudiendo a apoyar al Barça en la última Final ACB, incluso en Madrid; hasta pidió quedarse en el mismo hotel que sus ex compañeros.
Todos estos rumores convierten en muy especial su reencuentro con el Winterthur F.C. Barcelona; él mismo, avanzando que esto pasaría, ha dicho varias veces que no era capaz de imaginárselo y que era una incógnita cómo reaccionaría.
Una etapa difícil en Tel Aviv
Sarunas Jasikevicius llegó al Maccabi Tel Aviv en verano de 2003 tras no renovar con el Barça, su deseo, y haber negociado con varios equipos de Europa, algunos de ellos españoles. En la ciudad israelí le recibieron con una cierta reticencia por considerarse 'segundo plato', pero Saras enseguida se ganó el cariño de su nueva afición. Sus grandes actuaciones le convirtieron en el ídolo de los 10.000 aficionados que llenan cada partido europeo el Nokia Arena.
En cambio, el exigente Pini Gershon le ha dado varios toques de atención sentándole en el banquillo durante muchos minutos en varios partidos. El momento más difícil en su tensa relación se vivió hace unas semanas en la Euroliga, cuando Gershon sólo tuvo en pista a Saras durante 6 minutos en el duelo ante el Scavolini (123-73). Al término del choque, el técnico dijo que la buena defensa que hicimos hoy es un mensaje para Saras, que tiene que defender al mismo nivel e intensidad que los demás.
Jasikevicius no tardó en responder: "me hizo lo mismo dos veces el año pasado, contra CSKA y Zalgiris (nota: con su familia en el pabellón). Tengo 28 años y no voy a aprender nada ahora... supongo que Gershon no se veía demasiado en televisión últimamente y quería más atención". Tras faltar al entrenamiento posterior al partido (tenía un resfriado, versión oficial) se dijo que había intentado forzar su salida del equipo. Un rumor, no obstante, que pese a no ser confirmado se extendió como la pólvora y derivó en la publicación en el diario lituano Lietuvos Rytas que los Detroit Pistons trataron de aprovechar la situación para ficharle con efecto inmediato. Afortunadamente para el Maccabi, jugador y entrenador firmaron las paces y desde entonces Jasikevicius hace partidazo tras partidazo.
Pablo Malo de Molina y Almantas Kiveris
ACB.COM