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Partidos históricos: Ford Cantú - Billy Milán, final europea de 1983

Dos semanas antes de la Final Four de Moscú, recordamos una de las finales históricas de la Copa de Europa, la última que han disputado dos equipos de un mismo país. Ford Cantú vs. Billy Millán, 24 de marzo de 1983 en la ciudad suiza de Ginebra. Un partido intenso y vibrante, lleno de vaivenes y con una evidente aproximación al baloncesto de hoy en día. Por el Cantú, históricos como Marzorati, Wallace Bryant o un entonces joven Antonello Riva; en el Milán, daba guerra Dino Meneghin y dirigía el cada vez más famoso Mike D’Antoni. Tras 40 minutos de emoción, el título se decidió en el último segundo… lanzó Gianelli, pero un tapón del estadounidense Brewer hizo campeón a Cantú

Dino Meneghin, dos décadas después de jugar su 11ª final europea (Foto EFE)
© Dino Meneghin, dos décadas después de jugar su 11ª final europea (Foto EFE)
  

La última vez que, hasta la fecha, dos equipos de un mismo país han disputado la final de la Copa de Europa (o cualquiera de sus nombres posteriores) fue en 1983, cuando los italianos Billy Milan y Ford Cantú se enfrentaron en una final para no olvidar que supuso, hasta entonces, la aproximación más evidente al baloncesto que se juega hoy.

La Copa de Europa de aquellos años tenía un gustillo muy especial. Tras unas eliminatorias iniciales, directas, que dejaban en tierra a los equipos más flojos del continente, eran los seis mejores los que jugaban una liguilla a doble vuelta todos contra todos. En aquella temporada 82-83 la liguilla la componían los campeones el año anterior de sus respectivas ligas: TSKA Moscú (URSS), Real Madrid (España), Maccabi Tel Aviv (Israel), Cibona Zagreb (Yugoslavia), Billy Milan (Italia) y el también italiano Ford Cantú, como campeón en ejercicio de la Copa de Europa del año anterior. Seis equipazos, quizá los seis mejores del continente, en lucha sin cuartel.

Tras la consabida liguilla, muy igualada salvo en el caso del Cibona, descolgado enseguida, fueron los dos primeros clasificados, y por tanto con derecho a disputar la final, los dos equipos italianos, como demostración fehaciente de que el mejor basket europeo de clubes era el pallacanestro. Aquella liguilla tuvo muchas cosas interesantes: última temporada de Cosic en activo; la llegada definitiva de Tkachenko al TSKA; Earl Williams subiendo a las gradas del Pabellón de la Ciudad Deportiva a pegar a un chaval que le había lanzado una moneda (el tipo, ya hombre adulto, todavía sigue blanco); Delibasic-Dalipagic formando las alas del Real Madrid... Y todo lo que ofrecieron los equipos italianos, que fue mucho, y como máxima expresión, la final: Grenoble, 24 de marzo de 1983.

En Nuevo Basket ya lo anticipaban: la final irá a pocos puntos, y se decidirá en la pintura. No se equivocaban; parece que tuvieran hilo directo con los entrenadores. Dan Peterson en Milan, pequeño de talla, medio calvo, poco agraciado físicamente... Pero un ENTRENADOR con mayúsculas; y Gian Carlo Primo en Cantu, ya casi sexagenario y ante la oportunidad de su vida por la marcha del entrenador triunfador de la temporada anterior Valerio Bianchini a Roma, a quien tampoco es que le fuera precisamente mal su aventura capitalina...

Sí, en la pintura. Dino Meneghin, "Il Monumento", merece un párrafo aparte. Se presentaba en su ¡undécima final de Copa de Europa!. Y aún debería jugar y ganar otras dos... Dino, el gran Dino, estaba igual que siempre. Con su eterno "11", misma nariz aguileña, misma melena al viento, misma sonrisa socarrona, mismo juego físico y duro, mismos trucos barriobajeros... Bueno, hay algo que no es igual: ahora tiene más entradas, y con 33 años su cenit se antoja bastante lejano. Pero más sabe el zorro por viejo que por zorro...

También merecen un párrafo el resto de los titulares interiores. Compañero de Meneghin es John Gianelli, que 10 años atrás había sido banquillero en los Knicks campeones del 73. De 2,10, blanquito, fino y elegante, de los que no se les ve mucho... pero vaya si están. Y por Cantú, Wallace Bryant, muy conocido en España, y recién salido entonces de la universidad; de 2,13 y no precisamente delgado, que ya en su juventud se alejaba de las "tortas" de la zona... Todo lo contrario que el otro americano canturino, Jim Brewer, una pantera negra de poco más de dos metros con
una amplísima carrera profesional, y que si a priori su presencia en Europa se antojaba un retiro dorado, en la realidad jugaba tan duro como el que más. Tan duro como Meneghin.

El partido prometía, vaya si prometía. Con el Billy Milan luciendo su habitual equipación roja, y el Ford Cantu la suya blanca, con serigrafía azul, ya cuesta ver la primera canasta... Es una media vuelta de Bryant, de las típicas suyas: con mucha clase y poco sangre. Sí, las defensas individuales se comen a los ataques muchos minutos... Es que simplemente no dejan resquicio alguno para anotar sin sangre, sudor o lágrimas. No hay balones perdidos, violaciones o malas decisiones; y el juego es duro, durísimo... pero nunca violento. El grado de acierto tampoco es alto... Pero no lo es porque no le dejan. Y si no se sacan contraataques no es porque no se quiera sacarlos; es porque no va a producir ninguna ventaja lanzarlo con la defensa rival ya colocada. Si se saca el balón con rapidez, y se llega en un periquete a la zona rival, la defensa ya está formada. Para eso, mejor jugar más despacio, que se reducen riesgos que no van a producir ninguna ventaja. Ni que jugaran hoy.

Como buen partido entre italianos, la polémica no tarda en aparecer cuando el milanista Premier rueda por el suelo y no se levanta. Los árbitros Mainini (de infausto recuerdo para los españoles en un posterior España-URSS del Mundial'86) y el eterno Kotleba no han visto nada... ¿Qué van a haber visto, haya o no sucedido algo? ¡A jugar!.

Para el minuto 13, Cantú +6, Peterson que asume que de esa forma va a tener muy difícil la victoria y planta su eterna zona 1-3-1 con Dino en el centro "asustando" al que se asome por ahí. Entre este cambio táctico, que no por muy conocido deja de ser efectivo, y la eficacia de Gianelli el Billy Milan puede mantenerse en el partido... pero tampoco acercarse demasiado.

La última canasta de la primera mitad es milanista; una suspensión del propio Gianelli que entra llorando. Meneghin recoge el balón tras la canasta, y como en aquel entonces el crono no se paraba tras cesta, no permite un rápido saque de fondo canturino y el tiempo se consume así. Los árbitros no han visto nada, por supuesto; ¿quién le va a pitar una técnica a Dino por eso? Si fuera al capitán Ferracini, todavía; 29-22, y da la sensación de que queda mucho tela por cortar... aunque esos siete puntos de ventaja valen mucho en un partido con tan exigua anotación.

Comenzado el segundo tiempo con mucho más acierto, recadito de Meneghin al enjuto Marzorati, que literalmente vuela. Es la cuarta falta, en ataque, del gran Dino. A tres puntos estaba Milan, 41-38 en ese momento.

Es el nº 12 canturino Antonello Riva, "Nembo Kid", quizá el mejor alero de Europa a sus escasos 21 años, el que desatasca el ataque de su equipo. Y en un partido a tan pocos puntos, eso es decir mucho. Riva, de 1,92, ha tenido muchos problemas para superar el marcaje de Gallinari, de 2.05, y más en un partido lento en el que no puede correr. Pero tiene clase por arrobas, y especialmente ante la zona 1-3-1 milanista encuentra libres las esquinas para enseñar su majestuosa suspensión: Cantu, + 13.

Llega el minuto 7, ¡la 5ª de Dino, muy dudosa, en un rebote! Se come a los árbitros... y los árbitros se comen el pito. El partido está muy complicado para Milan, y el pequeño gran hombre, Dan Peterson, que pide tiempo muerto. Hay que reestructurar la defensa en zona, que falta Dino, el faro y guía del equipo.

Parece que la eliminación de su líder ha actuado de acicate al Billy. Mike D'Antoni, el ya veterano base y entrenador en cancha, que todavía ocupa plaza de extranjero por penúltima temporada, anota desde fuera una y otra vez. Al minuto 10, 47-42 Cantu. Y dos minutos después la diferencia se ha reducido a uno tras canasta tras robo de uno de los gemelos Boselli, el diestro Franco. El otro, el zurdo Dino, no ha estado muy fino en el lanzamiento exterior, pese a la buena fama que trae como tirador.

Y ahí se queda Milan. Anotando principalmente desde la línea de tiros libres, y con la sorprendente aportación del jovencísimo Beppe Bosa en el alero alto, Cantu se pone nueve arriba y sólo quedan cinco minutos. Billy está alterando defensas constantemente; no así Cantú, siempre individual.

Pero es un partido, dentro de la baja anotación, de alternativas. Inmediato basket de Gianelli tras rebote de ataque, y dos balones perdidos canturinos reducen la diferencia a tres puntos, 63-60, a tres minutos del final.

Y la alternativa es ahora del Ford. Un alucinante mate de Brewer, un impresionante gancho desde el techo del pabellón de Bryant, y una suspensión lejana de Marzorati, al filo de los 30 segundos de posesión, con problemas toda la segunda mitad en su tobillo maltrecho, llevan al Ford 69-62 a 44 segundos del final. Parecía que ya estaba todo el pescado vendido...

Y así lo exterioriza Wallace Bryant, hijo de militares yankees y nacido en Torrejón de Ardoz, tras cometer su quinta falta, con un elegante bailoteo mientras se dirige al banquillo. Quedan 32 segundos, y Gianelli, a la línea. Anota y reduce su desventaja a -5.

Roba Franco Boselli, -3 a 21 segundos. Tiempo muerto de Primo. Rápidas faltas milanistas, que Cantu decide, lógicamente, sacar de banda. Es Brewer el que se dispone a sacar desde medio campo... ¡y le pitan cinco segundos! La verdad es que no han transcurrido ni cuatro.

Billy vuelve a anotar, -1, ¡y Brewer vuelve a errar el saque de fondo!. Quedan 12 segundos, y la final de la Copa de Europa se va a jugar en esa posesión. "Final no apto para cardiacos", apunta Héctor Quiroga, que narra el partido. Nacho Rodríguez Márquez, como siempre, comenta las defensas.

Y el balón lo tiene D'Antoni. ¿Quién si no? Bota y bota, y penetra buscando una falta que no llega... o mejor dicho, que no se pita, pues cera hay para encender todas la velas de la catedral de Burgos. Quien sí que aparece es Franco Boselli desde cuatro metros para lanzar un tiro medianamente cómodo... que encuentra el aro.

Pero el tiempo no se ha acabado. Es tiempo de John Gianelli, el efectivo pivot milanista, banquillero NBA y estrella FIBA, que arrebaña el rebote, más por colocación y tablas que otra cosa. Un rápido pivote, y un tiro cómodo a medio metro del aro, claramente dentro de tiempo.

Pero, es el día de los "peros", aparece de la nada Jim Brewer para poner un estratosférico tapón en el último instante, redimiéndose de sus dos graves errores previos. Y acaba de hacer historia, pues además de dar el titulo a su equipo, se convierte en el primero, y hasta ahora único jugador que ha ganado el título de Campeón de Europa y el de Campeón de la NBA (L.A. Lakers'82) en años consecutivos.

Por el Ford Cantu jugaron y anotaron: Marzorati 7, Riva 18, Bariviera 2, Brewer 14 y Bryant 18 -cinco inicial- Cattini 6 y Bosa 4.

Por el Billy Milan: D'Antoni 10, Premier 6, Gallinari, Meneghin 6, Gianelli 20 -cinco inicial- Ferracini 12, Franco Boselli 8 y Dino Boselli.

La última palabra ya está dicha, 69-68. Habitual invasión de pista, con rotura de redes y los héroes sacados a hombros. En el vestuario canturino, la Copa de Europa, la copa de las orejas grandes, recibe la visita del espumoso italiano. Ford Cantu repite título, Ford Cantu campeón.