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John Ebeling: Porque remontar un 2-0 es posible

El Playoff es tiempo de ilusión, esperanza... y gestas. Hace 16 años el Puleva Oximesa de Granada protagonizó una bien grande: remontar un 2-0 al CajaBilbao en el Playoff por la permanencia, con el estadounidense John Ebeling (27,8 puntos de promedio) como gran héroe. Javier Ortiz recuerda lo sucedido en aquella primavera de 1991 y aprovecha para situar a Ebeling, que dejó huella en Granada, Granollers, Murcia y Badalona. Afincado en Italia como representante de jugadores, no duda en afirmar que “disfruté de cada minuto que estuve en España”

John Ebeling guió al Puleva Oximesa a la histórica remontada (foto Gigantes)
© John Ebeling guió al Puleva Oximesa a la histórica remontada (foto Gigantes)
  

Aquellos equipos que vayan 2-0 abajo en una serie de Playoff de la ACB no deben darse por vencidos, por muy adversa que parezca la situación. El poder de la estadística a veces tiene excepciones y si no que se lo pregunten al Puleva Oximesa de Granada, que en la temporada 1990-91 consiguió la permanencia tras remontar una serie a cinco encuentros después de perder los dos primeros. El CajaBilbao, hasta entonces un equipo sólido en la liga, se quedó tan tocado que el baloncesto en esa ciudad tardó 15 años en regresar a la máxima categoría, después de varios proyectos fallidos unos escalones más abajo.

Y es que no es fácil de asumir disponer del factor campo a favor, amarrar las dos primeras citas y luego perder las tres siguientes, dos en cancha ajena y, culminando la heroicidad, la última en tu propio pabellón.

La historia de aquella eliminatoria inédita la cuenta en primera persona John Ebeling, un ala-pívot norteamericano que vivía su primera experiencia en España y que, aparte de en Granada, acabaría solidificando una interesante carrera en Granollers, Murcia y Joventut, además de en distintos equipos italianos. Ahora tiene 47 años, vive en el país transalpino –se casó con una “ragazza”—y tiene cinco hijos, no desvinculándose del baloncesto ya que es agente de jugadores. “Recuerdo perfectamente que iba en mi coche y que paré a echar gasolina. El empleado me dijo que íbamos a bajar y yo le respondí que alguien bajaría, pero que no sería el Granada”, cuenta.

Y es que la afición local no tenía demasiados motivos para el optimismo. La ACB 90-91 tenía 24 equipos y los ocho últimos jugaban dos rondas de “playout”. El Puleva Granada, en el que Manuel Cueto sustituyó en el banquillo a Antonio Gómez Carra, había completado una pésima liga regular, ganando sólo 9 de los 34 partidos disputados y finalizando en último lugar.. De hecho, no ofreció demasiada oposición al Júver Murcia en la primera ronda, cayendo por 3-0, mientras que el Caja Bilbao –vigesimoprimero en la liga regular-- hacía lo que podía ante el Elosúa León (3-1).

De menos a más

La desolación hizo mella en el derrotado equipo bilbaíno (Foto Gigantes)
© La desolación hizo mella en el derrotado equipo bilbaíno (Foto Gigantes)
La serie entre vascos y andaluces estaba servida y ninguno quería bajar a un “pozo” como era entonces considerada la Primera “B”. El Puleva había confiado en Ebeling –que había pasado unos meses en la liga suiza-- para sustituir a Herb Blunt y formaba un equipo muy corto en rotaciones en el que destacaban los hermanos Álvarez, José y Luis. El 26 de abril de 1991 acudió sin mucha fe al primer encuentro de La Casilla, del que se desenganchó al inicio de la segunda parte y que concluía con un concluyente 95-78. Ebeling (25 puntos y 8 rebotes), Clavero y José Alvarez jugaron los 40 minutos; Luis Alvarez, 34 y Goode, 37. Ernesto Fernández (6) y Juanjo Marín (3) se repartían el resto. El CajaBilbao parecía más equipo, con el después madridista Mark Simpson (29 puntos, seis triples) y el contundente Kevin Holmes (28 puntos y 10 rebotes) como referencias, pero también con varios nacionales de calidad como Alonso (8 asistencias), Román Carbajo y Blázquez (8/8 en tiro aquella noche) aportando.

Dos días después llegaba el golpe que se intuía definitivo para el Puleva. Simpson lograba 10 triples de 15 intentos y totalizaba 39 puntos, además de 9 rebotes, para enfervorecer a los 5.500 hinchas que llenaban el pabellón de nuevo. A los bilbainos no les hizo falta casi nada más para completar el 82-72 final. La lucha de Ebeling (23 puntos y 13 rebotes) no daba resultado y la serie se desplazaba a Granada con la soga al cuello para los locales apenas tres días después.

La pequeña cancha del Pabellón José Antonio Murado en Albolote, en los alrededores de Granada, no se llenó en aquella ocasión. Poco más de 1.000 espectadores acudieron quizás sin mucha fe a asistir al intento de remontada de su equipo... o quizás a su descenso. El CajaBilbao no se relajó, pero no pudo en aquel tercer encuentro con el Puleva, que vencía por 95-82. Ebeling (27 puntos y 9 rebotes) encontraba esta vez más ayuda en Eduardo Clavero (28 puntos, 11/11 en tiros libres), aunque Simpson seguía inspiradísimo (31 puntos).

La hazaña empezó a tomar cuerpo tras el cuarto partido, 48 horas después. Esta vez 3.000 fieles acudieron al vetusto pabellón granadino, apretando de verdad en unos minutos finales de infarto. El Puleva consiguió una buena ventaja antes del descanso (42-32), pero después se complicó la vida. A falta de cinco segundos volvió a aparecer Ebeling, que sumó sus puntos 33º y 34º desde la línea de tiros libres para dar la victoria a su equipo por 68-66. Por si fuera poco, la defensa a Simpson mejoró (20 puntos), aunque la batalla de los rebotes continuaba muy desequilibrada.

La distancia que separa Granada de Bilbao se llenó de esperanza para el equipo que había logrado meterse en la eliminatoria cuando nadie apostaba por ellos. El factor nerviosismo tomó un especial protagonismo en el quinto y definitivo choque y de nada sirvió la presión de La Casilla, abarrotada. El partido fue de nuevo igualadísimo (39-40 al descanso), pero un parcial de 0-12 en la segunda parte con gran protagonismo de Clavero (29 puntos) le dio la iniciativa a los visitantes, que no se podían creer el 85-88 final. Ebeling confirmaba su omnipresencia en la eliminatoria con 29 puntos y 7 rebotes, mientras que al CajaBilbao no le valían de nada los 41 tantos de Simpson y los 16 rebotes de Holmes. Al consumarse el descenso la desolación en los hombres de Manu Moreno era total…

Un amante de España
John Ebeling en una imagen actual (foto dariosantrolli.com)
© John Ebeling en una imagen actual (foto dariosantrolli.com)
17 años después, Ebeling aún recuerda los detalles de aquel pulso como uno de los momentos cumbre de su carrera. Nacido en Trenton, New Jersey, fue una estrella en su high school y en la universidad de Southern Florida, pero desarrolló toda su carrera profesional en Europa.

“Son muchos buenos recuerdos”, afirma. “La gente en España me trató siempre muy bien y lo que ocurrió en Granada fue realmente increíble”. Ahora trabaja con el agente Dario Santrolli y lleva los asuntos de jugadores de renombre como Joe Forte (Siena). Seguramente aquellos meses en Granada le abrieron las puertas de un mercado ACB al que llegaba como un desconocido. En el Puleva promedió 25,6 puntos y 8.4 rebotes en 39,2 minutos (¡), jugando 24 partidos.

Esa estela de efectividad la dejó también en Granollers (temporada 91-92, 18,1 puntos y 7,6 rebotes), Murcia (93-94, 19,4 puntos y 9,4 rebotes) y, en menor medida, Joventut (94-95, 9,4 puntos y 7,4 rebotes). “Sobre todo tengo que dar las gracias a José María Oleart –su entrenador en Granollers y Murcia—; él me hizo un jugador mejor y pude seguir mi carrera durante muchos años gracias a que fue el primero que me convenció de que podía tirar de tres puntos”.

Al tiempo que califica de “mejor organización de Europa” a la ACB, le queda la espina de no haber triunfado en un Joventut al que llegó iniciada la temporada y en plena recesión económica. “No hice pretemporada y sé que lo pude hacer mejor, pero así me pareció uno de los clubs más profesionales en los que he estado”, recuerda. Después jugó en categorías inferiores en varios equipos italianos y se retiró en el 2002, sin importarle estar incluso un par de temporadas en la B-1 transalpina sólo por el placer de jugar.

“Disfruté de cada minuto que estuve en España”, concluye Ebeling. Seguro que, sobre todo, de aquella noche mágica de Bilbao, el 8 de mayo de 1991. Para que los que empiezan mal un Playoff no se desanimen.