Crónica

El MMT Estu se permite soñar venciendo al DKV Joventut a chispazos (80-75)

El MMT Estudiantes se enfrentará al Unicaja en las semifinales de la Copa del Rey, tras derrotar por 80-75 al DKV Joventut en un duelo vibrante, decidido en el último minuto. Samo Udrih (23 puntos) y Brewer (16) fueron decisivos

Hernán Jasen, ejemplo de un partido lleno de tensión
© Hernán Jasen, ejemplo de un partido lleno de tensión
  




Redacción 20 feb. 2009.- A veces el corazón y las piernas le ganan a la cabeza. A veces una guerra táctica se alarga durante 35 minutos, pero los partidos se deciden en 5 minutos de intuición y puro talento.

Así sucedió en el último partido de cuartos de final de la Copa del Rey, en el que el MMT Estudiantes soñó con derrotar al campeón y lo logró de la mano de sus particulares héroes: Corey Brewer (16 pts.) y Udrih (23).

En un choque resuelto en los últimos minutos después de muchos errores y nervios, Ricky Rubio sacó a relucir todo su arsenal (16 pts., 7 asistencias y 6 recuperaciones), pero no fue suficiente para un DKV Joventut que acusó malos porcentajes en triples (7/30) y tiros libres (18/25).

Con bajas importantes (Norel y prácticamente Jasaitis, que apenas jugó), los de Sito Alonso no pudieron aguantar el tirón emocional del equipo local, pasado de revoluciones... en su justa medida.

Los nervios enfrían el inicio
La tensión y los nervios en ambos equipos impidieron un arranque brillante. Primero, porque tácticamente ninguno de los dos podía encontrar soluciones a la defensa rival y segundo porque los tiros no entraban, atenazados aún los músculos. Sin embargo, el nervio de Corey Brewer rompió el hielo con 6 puntos en siete minutos, dejando fuera de juego a un Ricky Rubio que insistía en dar balones a Hernández-Sonseca, desacertado de inicio.

El MMT Estudiantes encontraba algún hueco en acciones individuales y la Penya seguía perdida (13-7). Sito Alonso tomó entonces cartas en el asunto dando entrada de golpe a Moiso, Ribas, Mallet y Jagla. Y entonces llegó la chispa que permitió que el partido se activara: canasta fácil del francés Moiso solo en la zona, tiempo muerto de Casimiro y consiguiente zona. No llevábamos ni 7 minutos y ya habíamos visto casi todas las cartas.

Y ya sin misterios, el DKV Joventut jugó al triple (dos de Jagla y Ribas) y dejó el marcador en 17-15 al final del primer cuarto, como si nada hubiera pasado pero con las intenciones reveladas. Fuera la zona, entran Jasen, Granger, Iturbe, Popovic... y vuelta a empezar. El partido vuelve a calarse como un motor que se queda sin chispa. Siguen las rotaciones: Ricky, Bogdanovic, Jasaitis, Mallet de nuevo, Udrih... Ninguno de los dos equipos consigue lo que quiere aunque Granger tomó el relevo de Brewer y sigue abriendo la defensa verdinegra con penetraciones rapidísimas.

Las bujías verdinegras se encienden primero
Entonces 10 puntos consecutivos verdinegros (Ribas en suspensión, Mallet de tres y cinco de Ricky) colocaron a los catalanes por encima en el marcador (24-29), penalizando los errores en forma de pérdida y de tiros que salen de dentro (Jasen y Popovic) de los estudiantiles. En un partido dormido por el recelo mútuo y quizás el miedo escénico, el equipo visitante fue el primero en empezar a correr y a sentir la Copa.

El MMT Estudiantes reaccionó a tiempo y regresó al partido, aprovechando las faltas a favor señaladas y una mejora en la intensidad. Tanto, que dos genialidades seguidas de Hernán Jasen empataron el choque a 34 a falta de un minuto. Se acaba el segundo cuarto con la sensación de que aún no habíamos visto nada de lo que decidiría el partido.

Tras el descanso, más chispazos. Primeros instantes de tanteo y cambio de ritmo estudiantil: dos triples de Brewer y Rancik relanzaron el partido con un parcial de 9-2 (43-36) que encabritó a Moiso, quien falló un mate brutal tras rebote ofensivo, pero se redimió en la siguiente acción rompiendo el aro. Entra Ricky y el choque se relanzó de nuevo: 47-46 después de dos genialidades del joven crack y vuelta a empezar... pero ahora con zona verdinegra (2-3).

Samo Udrih se erigió entonces como héroe con el partido caliente. Anotó su décimo séptimo punto con un triple desde la esquina que volvió a dar aire a los anfitriones (53-48). Alonso buscó la reacción tensando su defensa dotándola de más agresividad y variedad táctica. Llegamos al final del tercer cuarto con 53-51 y sensaciones encontradas: las defensas saben pueden sobre los ataques (el MMT Estudiantes está frenando el pick&roll catalán y los de Sito intimidan bajo los aros) y los jugones, a excepción del trabajador Udrih, aún no se habían dejado ver.

Hay que decidir
Ricky Rubio tomó el timón de la situación y empezó a encontrar a Sonseca, quien finalmente sí hizo daño en ataque. El de El Masnou robó dos balones y encontró dos veces a Bogdanovic, para poner a su equipo por delante (57-58) a falta de 7:26. Otro robo de saque de banda, canasta fácil y un 57-60 que le colocaba con seis recuperaciones.



Jasen también apareció y asistió brillantemente para Junyent, pero Ricky no se cansa: forzó una personal en ataque a Brewer, provocó otra pérdida y se alió con Karl para escapar: 59-65, máxima ventaja verdinegra hasta el momento. Pero aún faltaba un crack para aparecer: el base americano del Estu superó la presión de Ricky y anotó 5 puntos (perfecta penetración y gran triple tras bloqueo) casi consecutivos para empatar de nuevo el partido a 67.

Finalmente llegó el momento de decidir y Casimiro apostó por una defensa zonal 2-3 contra la que se estrelló la Penya: primero Ricky y después Jagla, agua. Los errores fueron aprovechados por dos canastas de calidad de Wideman y el decisivo Udrih forzando un tiempo muerto visitante a falta de dos minutos: 73-69.

Llegó la máxima tensión y la ruleta de los tiros libres. Faltas alternativas, un error de Sonseca desde la línea y 78-75 a falta de 21 segundos. Mallet intentó un triple desesperado pero no era el día de los badalonenses desde 6,25. Error y Rancik dedice con dos tiros libres finales.

La ilusión de toda una afición y, por qué no, de toda una ciudad convertida en realidad. Al menos el primer paso. La pasión estudiantil sirvió esta vez para conseguir un triunfo valiosísimo en un partido de mucha dificultad. Quizás sólo el principio de un historia de cuento.



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