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De Terrassa a Harlem (III): Enamorado el día de San Valentín

Love is in the air, que dice la canción. El día de San Valentín Rubén Alcaraz se enamoró, aunque baloncestísticamente. Cupido eligió a Michael Gilchrist, ala-pívot del St. Patrick que encandiló a Rubén y a todos los presentes

Durand Scott y Fuquan Edwin, en el partido que les enfrentó
© Durand Scott y Fuquan Edwin, en el partido que les enfrentó
  

El 14 de febrero es el día de San Valentín, una fecha que tiene mucha pegada en el mundo anglosajón. En España parece que sea una tradición inventada por los centros comerciales para vender, vender y vender. Tenemos el día del niño, el de la madre, el del padre, y cómo no, el de la pareja. Aquí en Estados Unidos, digamos que se lo curran más en esta tradición. Desde conciertos especiales de R&B para ir en pareja, ediciones limitadas de zapatillas, programas en la TV, y corazones enganchados en varios comercios al lado de las fotos que aún se mantienen de Obama. Todo para que no se nos olvide que estamos en San Valentín. Un servidor no tiene pareja (si alguna muchacha se interesa, decirle que tampoco tengo ahora un número de teléfono para darle), pero puedo afirmar que me he enamorado en el día de los enamorados. Eso sí…baloncestísticamente y de un jugador.

El lugar de los hechos

El día anterior a San Valentín asisto al Nike Super 6 Showdown, evento que se disputa en el pabellón de Fordham University. El evento consta de tres partidos sin ninguna relación entre sí que disputan equipos de High School que están situados en el Top25 del país. Tras un concurrido paseo por Fordham Road llego a la bonita universidad de Fordham situada en pleno Bronx. Mientras me adentro por el campus me siento igual que las veces que me he puesto un traje y zapatos, muy extraño. Uno ha pisado muy pocas veces territorio universitario, y siempre ha sido por algo relacionado con el baloncesto. Localizo la mesa donde se recogen las entradas previamente adquiridas por internet, y me dirijo hacia allí mientras me cruzo a medio equipo de lacrosse, deporte bastante popular en la costa este del país. La chica que me da la entrada entabla conversación conmigo curiosa, al oír mi nombre, de saber de dónde vengo. “Soy de Barcelona, estoy aquí unos meses viendo baloncesto y mejorando el inglés, ya sabes”. “¿Ah sí? Mi novio juega en Italia, se llama Kyle Hines”, me contesta con los ojos iluminados. Ilusionada explica que pronto visitará de nuevo Roma, que se encuentra muy cercana a Veroli, ciudad donde juega Kyle. Tras unos minutos de conversación se despide con un agradable “enjoy it!”, y me dirijo a la cola de la entrada. Empieza a sonar la voz del segurata que con cierto tonillo repite “no food, no drinks and obviously no weapons”. Irónicamente, miro mis pies y veo que no llevo mis Converse favoritas, y tras el habitual cacheo entro al coqueto Rose Hill Gym.

Michael Gilchrist impactó a todos los presentes
© Michael Gilchrist impactó a todos los presentes
Flechazo

El primer partido enfrenta a Rice HS del Bronx contra Paterson Catholic HS de New Jersey. Partido soso ganado apuradamente por los Raiders de Rice, donde destaca por parte de Paterson el alero junior Fuquan Edwin con 23 puntos. Mención aparte merece Durand Scott, alero completísimo de Rice que el año que viene jugará en la Universidad de Miami. Durand maneja el balón muy bien con ambas manos, tiene un decente lanzamiento desde larga distancia y un físico más poderoso de lo que aparenta a simple vista. Pero sobre todo, es un competidor que defiende intensamente y con inteligencia logrando forzar pérdidas al contrario.

Se llega al gran partido del torneo, que es retransmitido en directo a toda la nación por ESPN2, Lincoln HS de Brooklyn contra St. Patrick HS de Elizabeth, New Jersey. Lance Stephenson, la estrella de Lincoln, viene de superar los 40 puntos en sus tres últimos partidos. En St. Patrick, equipo que ocupa el nº4 en el ranking nacional, hay varios jugadores destacados y que tengo apuntados en mi libreta, el futuro Tar Heel Dexter Strickland, el base junior Kyrie Irving al que ya consideran dentro de los mejores bases de la historia del Estado, y en último lugar el sophomore de tan solo 15 años Michael Gilchrist. Tras un comienzo esperpéntico con los jugadores de Lincoln volviendo al vestuario a cambiarse las zapatillas por un conflicto con el patrocinador del torneo, y su entrenador ‘Tiny’ Morton llegando tarde por culpa de un atasco, el partido arranca 15 minutos tarde sin defraudar a nadie.

En el primer cuarto St. Patrick desarbola por completo a su rival, y Dexter Strickland muestra toda su clase. Entonces aparece de repente ‘Magic’ Johnson disfrazado de Cupido y me dispara una flecha con un nombre en mayúsculas. MICHAEL GILCHRIST. Tras darme cuenta que había pronunciado un par de veces a media voz: “¡Pero qué bueno es este tío!”, centro casi exclusivamente mis miradas en el partido a seguir a este jugador. Gilchrist es un power forward, con una inusitada habilidad de estar en el sitio adecuado en el momento oportuno. Seca completamente a Stephenson al que amarga la tarde, coge los rebotes sin esfuerzo, y finaliza muy fácilmente los balones que le llegan al poste bajo. St. Patrick derrota a unos luchadores Railsplitters con Lance anotando 21 puntos con malos porcentajes. En el bando de los ganadores destacan Strickland con 16 puntos sin fallo en los tiros, con tres alley oops antológicos casi seguidos en el primer cuarto, e Irving con otros 16 puntos a base de espectaculares penetraciones. Gilchrist acaba con 10 puntos y mi impresión de estar ante un jugador especial.

Mi cabeza no para de recordar la exhibición silenciosa que acaba de ver por parte de un jugador de tan solo segundo año de instituto, y el último partido de la velada apenas lo disfruto. Sí que lo hago con un par de ‘hot dog’ típicos en este tipo de eventos, mientras entablo conversación con Andrew Katz, miembro de Dime, revista que llega muy a cuentagotas a España. El último partido enfrenta a Hopkins HS de Minnesota contra Jefferson HS de Brooklyn. Hopkins demuestra que no solo se juega bien en New York, y muestra un juego físico y vistoso, que recuerda más al de un college que al de un High School. Gana cómodamente a un Jefferson donde se salva por orgullo el base de segundo año Davonte Grace. El equipo de Hopkins puede tener perfectamente seis futuros jugadores NCAA de Division 1, donde destaca el alero fuerte Royce White.

De vuelta a casa soporto un fuerte viento que me hiela las pocas ideas que me quedan, pero que no me borran de la mente las jugadas de Michael Gilchrist. Llego a casa cerca de la medianoche, pensando que al día siguiente me esperan muchos más partidos de High School en el PrimeTime Shootout. La verdad, no estoy muy motivado para madrugar e irme hasta Trenton, New Jersey, que se encuentra a dos horas de casa para ver ¡ocho partidos del tirón! Pero saber que veré a “mi niño” contra el famoso instituto Oak Hill hace que como cualquier enamorado me acueste pensando en la cita del día siguiente.

Michael Gilchrist, amor baloncestístico en el día más indicado
© Michael Gilchrist, amor baloncestístico en el día más indicado
Straight outta Trenton

La ciudad de Trenton es de las más grandes del estado de New Jersey, pero mi impresión es la de un pueblo fantasma por el casi nulo movimiento de sus calles. Y eso que es un soleado sábado mediodía. Entro al grandioso Sovereign Bank Arena con capacidad para nueve mil espectadores, aunque en esos momentos apenas haya mil.

Llego justo para ver la última jugada del segundo de los partidos del día. En el siguiente partido aprovecho para ponerme cómodo. Esto es: ir al lavabo, comprar el programa del torneo, hacerme con provisiones para todo el día en forma de perritos calientes, donuts y soda, y escoger un buen asiento. Ya no me mueve ni la grúa hasta que termine el último partido.

A la espera del último e interesante partido entre St. Patrick y Oak Hill Academy, veo algún partido más interesante que otro entre los que destacan los institutos de Rice, St. Benedict, Lincoln y St. Anthony. De jugadores, aparte de los ya comentados Durand Scott y Lance Stephenson, destaca en St. Anthony a las ordenes del legendario entrenador Bob Hurley, el alero Dominique Cheek que el año que viene jugará en la Universidad de Villanova. El pasado lunes había ido hasta Elizabeth, New Jersey, para ver un partido de St. Anthony, y me causaron una gran impresión, sobretodo el finísimo y elegante Cheek.

Tras casi diez horas de espera para el gran partido, mi corazón vuelve a dar un vuelco al ver de nuevo a Michael. No tendrá un partido fácil ya que enfrente tiene a los temibles Warriors de Oak Hill imbatido número tres del país, y motivados para acabar la temporada en lo más alto del ranking nacional. Tuve la suerte de presenciar todos los partidos de Oak Hill en el Torneo de Hospitalet de hace cinco años, y aunque este equipo no tiene jugadores del calibre de Josh Smith ni Rajon Rondo, si que forman un bloque muy compacto con muchos buenos jugadores como Keith ‘Tiny’ Gallon, Doron Lamb, Bryon Allen, Lamont ‘Momo’ Jones y Glenn Bryant. Gallon que el año pasado pasó desapercibido en un equipo liderado por el ‘europeo’ Brandon Jennings, se ha convertido en la cabeza visible del equipo tras perder alrededor de 25 kilos el pasado verano, de ahí su apodo. En el equipo del estado de Virginia hay también un jugador español, Marco Porcher, al que no pude ver jugar ya que el entrenador Steve Smith no le dio oportunidad.

El partido comienza espectacular para Gilchrist, anotando con pasmosa facilidad mediante mates, bandejas y semiganchos. Incluso un alley oop entre dos jugadores de los Warriors realmente espectacular. Ya no tengo ninguna duda, este jugador es especial. Los tres mil espectadores que acabamos siendo en el Sovereign Bank Arena nos levantamos cada vez que Michael tocaba el balón. Eso significa siempre algo positivo para su equipo. Parece un veterano que va por delante de todos, que recibe sabiendo lo que tiene que hacer, y lo realiza a la perfección. Aunque despierta emociones en la grada, y en los compañeros que animan desde el banquillo, Michael no hace ninguna clase de gesto, ni positivos ni negativos. Acaba la primera parte con 18 puntos, incluidos cuatro canastas seguidas que dieron la delantera en el marcador al equipo de New Jersey.

Entre las ‘personalidades’ que se han acercado a ver uno de los mejores partidos que se pueden ver dentro del High School estadounidense, no solo se encuentran los entrenadores de diferentes universidades, sino un jugador que es la más grande leyenda de este torneo, DaJuan Wagner. DaJuan mantiene el record de más puntos anotados en su carrera en el PrimeTime Shooutout con 142 en tres partidos. Mi curiosidad y sorpresa al ver al nativo de Camden, ciudad cercana a Trenton, hacen que me acerque a hablar con él. Tras presentarme le digo si después de jugar en Polonia en el Prokom Sopot ha jugado en algún sitio. Me dice que no, pero repite un par de veces como intentando auto convencerse: “The next year, the next year”. “Me alegraría que volvieras, mucha suerte DaJuan”, son mis palabras de ánimo para el de momento ex jugador de tan solo 26 años, aunque sinceramente no me pareció muy convencido en sus palabras.



En la segunda parte la igualdad y la tensión entre dos equipazos hace que los nervios estén a flor de piel, y son varios los desaciertos de los jugadores. No ocurre así con Michael, que lucha por la victoria, y se echa el equipo a sus espaldas. Finalmente es Oak Hill quién se lleva el gato al agua y mantiene su imbatibilidad. Gilchrist es de largo el máximo anotador del partido con 28 puntos, y atrapa además 9 rebotes. Es nombrado MVP del partido, pero recoge el trofeo triste por la derrota. Demuestra ser un ganador, y mucho más, un jugador humilde dentro de un gran equipo, que hace lo necesario por ayudar a ganar.

Salgo del pabellón casi a medianoche, y aun me queda una caminata hacia la estación de trenes, y luego desde allí un trayecto de dos horas hasta New York. Pero ha valido la pena, porque he visto nueve partidos en poco más de un día, y un jugador que seguramente será muy especial. No se puede asegurar nada, porque al igual que ahora hablo de Michael Gilchrist como un jugador que me ha enamorado en San Valentín, alguien debió hablar de igual forma de un prodigio llamado DaJuan Wagner. Curiosamente los padres de ambos jugaron juntos en Camden HS, quien sabe si sus hijos algún día jugarán en el mismo equipo.

PD: Tenía la intención de ver más partidos de Gilchrist, pero no va a poder ser, acabando de escribir esto leo que se ha fracturado el pié y es baja el resto de la temporada. Don’t worry Michael, you still are my Valentine.