Ferrán López: "Aún no me veo metido en un despacho"

Fuenlabrada, 11 May. (EFE).- Ferrán López, base y capitán del Alta Gestión Fuenlabrada, aún no ha asimilado, 36 horas después, el homenaje que el club y su afición le ofrecieron al terminar su último partido como jugador profesional de baloncesto tras 20 años de ejercicio, nuevo de ellos en la entidad madrileña.

El todavía jugador -"aún me siento como tal"- catalán fue recibiendo en pequeñas dosis una merecida despedida ante unas gradas repletas, a pesar de que el equipo acababa de perder ante el DKV Joventut la posibilidad de jugar las eliminatorias por el título.

Primero fueron las peñas del CB Fuenlabrada las que, una por una, le entregaron un obsequio; después, el capitán del DKV Joventut, equipo en el que debutó en ACB en 1989, y amigo personal Pau Ribas, le dio una camiseta del equipo badalonés, al homenaje se sumo el Ayuntamiento de Fuenlabrada, que le entregó una placa.

Por último, el club -"el equipo de mi vida"- le regaló un libro con crónicas e imágenes de su trayectoria en la entidad de manos de su presidente, José Quintana y de su hermano, Sergi López, ex jugador profesional de baloncesto. La traca final se compuso de un emotivo discurso envuelto en lágrimas y del 'manteo' por parte de sus propios compañeros.

Un día y medio después, con dos cenas, la del club y la de las 'multas' por medio, Ferrán López reconoce no haber tenido tiempo de ordenar las ideas: "Todo ha sido muy rápido y demasiado emotivo para analizarlo en su justa medida y, menos aún, para echar una mirada al futuro".

"Aún tengo la sensación de que mañana tenemos entreno y el fin de semana partido. Me hubiera gustado rematar la faena jugando el playoff y ganando al menos un partido, pero tiene narices que un chaval que no había nacido cuando yo ya había debutado en la Liga ACB nos lo impidiera", afirmó entre risas refiriéndose a la extraordinaria actuación del genial Ricky Rubio.

López, que la próxima temporada ejercerá el cargo de Director Deportivo del Alta Gestión Fuenlabrada no ha pensado aún en iniciar su nueva responsabilidad: "Ahora no quiero pensar en eso, no me veo todavía en un despacho. Me iré unos días a Badalona con mi familia, después volveré para delimitar mis funciones con el club y acto seguido me pondré a trabajar", explicó.

El barcelonés no sabe en la medida en la que echará de menos el baloncesto, pero sí tiene claro que practicará poco el deporte de su vida como aficionado: "Estoy seguro que lo voy a echar de menos, pero ahora es imposible cuantificarlo. De todos modos, cuando hablo con amigos que lo han dejado como Francesc Solana y me dicen que se levantan y no les duele nada, tengo la sensación de que el 'mono' durará poco", afirmó.

"No creo que juegue al baloncesto por placer, por placer practicaré otros deportes, soy un tío un poco raro en eso y hace dos o tres años me dije a mi mismo que cuando lo dejara no jugaría más, no creo que llegue a ese extremo, pero no me veo jugando un partido de amigos", concluyó.