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Milagro Manresa: Robin Hood viste de rojo

Hay un equipo capaz de quitarle el pan a los ricos para dárselo a los pobres, un Suzuki que ha vuelto a reinventarse. Sin sus estrellas del pasado año y con Cusworth lesionado mas capaz de ponerse séptimo y, por qué no, soñar con la Copa

Suzuki, un verdadero matagigantes (Foto Joaquim Alberch / enCancha)
© Suzuki, un verdadero matagigantes (Foto Joaquim Alberch / enCancha)
  

Tiemblen los poderosos, huya la clase alta. Que se estremezca el poder establecido y se asuste la zona noble. Sonrían pues los necesitados, aquellos para que los un triunfo puede ser la frontera entre el infierno y el cielo. Robin Hood ya está aquí, el Suzuki Manresa ya ha llegado.

Lo ha vuelto a hacer. La exhibición baskonista de la pasada temporada no eclipsaba el hecho de que en sus dos visitas anteriores habían caído en el Nou Congost. El domingo se volvió a repetir la historia. Sí, el Caja Laboral tenía bajas, pero no es menos cierto que el Suzuki parece un especialista en crecerse ante los más grandes, convirtiéndose en un auténtico especialista en encuentros de envergadura.

Como víctimas, cuatro de los equipos más ambiciosos de la liga, destinados a estar en la zona alta al final de temporada (Unicaja, Bizkaia Bilbao Basket, DKV Joventut, Caja Laboral) y una de las revelaciones del inicio liguero (Lagun Aro GBC). En cambio, como buen Robin Hood del siglo XXI, ahora con traje rojo, tras quitar el botín a los ricos, los del Bages son más condescendientes con los más necesitados. Absolutamente todos, los cinco equipos que han superado al Suzuki Manresa en esta temporada, tienen balance negativo en la clasificación: CB Murcia, Meridiano Alicante, Xacobeo Blu:sens, Estudiantes y CB Granada.

Más allá de esta anécdota, lo cierto es que la fama de mata-gigantes del equipo catalán no es inmerecida ni ningún tipo de leyenda urbana. El Caja Laboral ha sido derrotado en dos de sus últimas tres visitas al Nou Congost, el Unicaja lleva cuatro años seguidos perdiendo en esa cancha, el Regal Barça cayó la pasada temporada en un increíble partido con cuatro prórrogas y el propio Power Electronics, entonces como Pamesa, se fue también con derrota la pasada temporada del pabellón manresano. Sólo un equipo se le atraganta especialmente al cuadro manresano, un Real Madrid que les ha ganado en sus últimas ocho visitas.

La victoria ante el Caja Laboral, muy celebrada (ACB Photo / Alberch)
© La victoria ante el Caja Laboral, muy celebrada (ACB Photo / Alberch)
La Copa... ¿un sueño?

Superado el ecuador de la primera vuelta, el equipo, con cinco victorias y otras tantas derrotas, ocupa la séptima tabla en la liga, una posición que le daría un pasaporte directo a Bilbao para disputar la Copa del Rey. De momento, la posibilidad parece un sueño para un conjunto que es más grande por su coherencia, su madurez y su capacidad para mantener los pies en la tierra que por su presupuesto. Pero un sueño al alcance de la mano al fin y al cabo.

No obstante, la brecha a estas alturas es de dos victorias sobre las posiciones de descenso y, lo más importante, con once equipos por debajo suya en la tabla que sienten mucho más cerca ese calor de la zona baja de la liga. El balance actual de 5-5 es más que positivo, especialmente tras observar los precedentes anteriores. Se da la circunstancia que desde que el último ascenso manresano, tras la Jornada 10 siempre se ha repetido este 5-5. Es más, en los 37 años del equipo en la máxima categoría del baloncesto nacional, esa cifra de victorias tras los primeros diez partidos se ha dado hasta en 13 ocasiones. En ninguna de ellas, el equipo descendió a final de campaña. Buenos augurios.

La apuesta de Vives, por buen camino

El milagro Manresa es el milagro Vives. El presidente ejecutivo del club decía, antes de comenzar la temporada, que se afrontaba el año “con la máxima ilusión. Estamos tranquilos, en estos tiempos en el que por todas partes el objetivo es sobrevivir, podemos decir que tenemos una plantilla con mucho talento y es cierto que con bastantes apuestas, que se volverán sólidas con el trabajo del día a día”.

El equipo se ha repuesto a la marcha de jugadores tan claves como Asselin (Foto Joaquim Alberch / enCancha)
© El equipo se ha repuesto a la marcha de jugadores tan claves como Asselin (Foto Joaquim Alberch / enCancha)
Ibaka, Bulfoni, Asselin, Guillem Rubio, Javi Rodríguez. Todos se habían ido. Huérfano de sus piezas más importantes, parecía desmantelado un equipo que se había quedado muy cerca del Playoff la pasada temporada, donde fue una de las bocanadas de aire fresco de la competición. Sin embargo, la dirección deportiva supo jugar sus cartas, peinó el mercado en base a sus posibilidades y volvió a dar con la fórmula. El fichaje del joven Gladyr es un buen simbolismo de esa mezcla de ambición y habilidad. El 23 de julio, se anunciaba que terminaba el contrato con Ricoh, que había apostado por el club durante seis años. Un día después, aún sin patrocinador principal, se cerraba la contratación del ucraniano, una de las perlas del mercado y uno de los jugadores de más futuro y proyección en el viejo continente.

Jaume Ponsarnau resumía el cambio generacional con un puro guiño a la ilusión: “Los que se fueron son importante en nuestro pasado pero ahora nuestro presente tiene mucho futuro”. La filosofía estaba clara: “Nuestro objetivo es ser uno de los 16 mejores equipos de esta liga, además de jugar bien a baloncesto, ser incómodos para los rivales y tener mucho coraje”. Dicho y hecho.

El equipo anti-estadísticas

Al Suzuki Manresa no le hace falta ser el rey de los números para alcanzar victorias. De hecho, en las estadísticas sólo brilla por su defensa y por su rebote- séptimo, curiosamente el mismo puesto que ocupa en la tabla-, ocupando puestos más discretos en la mayoría de ránkings, siendo penúltimo en valoración y farolillo rojo en la faceta triplista y anotadora.

Es esa falta de puntos, además de la irregularidad, la asignatura pendiente del equipo. En las diez primeras jornadas, el Suzuki sólo ha llegado a una vez a los 80 puntos –en su estreno- y su media se queda en unos escasos 68,9 puntos de media por choque, su promedio más bajo a estas alturas del campeonato en todos sus años ACB.

El Nou Congost, un lujo (Foto Joaquim Alberch / enCancha)
© El Nou Congost, un lujo (Foto Joaquim Alberch / enCancha)
Algo falla en esta ecuación pues. Se van las estrellas, te ganan los más modestos, no destacas en las estadísticas… ¡y estás en puestos de Copa! ¿La respuesta? Aunque suene a tópico, un equipo que no vive de los nombres, un grupo de supervivientes conscientes del reto y de las dificultades del mismo desde comienzo de temporada que comparten los valores de la camiseta que defienden. Ese espíritu, ese alma y esa grandeza que no se reflejan en los fríos rankings y sí en la clasificación de la liga.

El infierno del Nou Congost

Concluía el Suzuki Manresa-Laboral a la misma hora que medio país se reunía para ver el clásico de fútbol entre Barcelona y Real Madrid, con una desorbitada atención mediática. Daba igual. Lo primero es lo primero. Lo primero es el ‘Resa’. Los jugadores se llevaron una enorme ovación, tratados a modo de héroes, conocedores de primera mano de que en el Nou Congost, el sexto hombre sí juega.

Desde el gran ambiente del comienzo del partido hasta la explosión final, pasando por la presión a los árbitros (sonoras como pocas las protestas reclamando que se diera validez al triple de Llorca) y por el incansable aliento a los suyos durante todo el partido.

La comunión es total. Los rivales ya temen ir al Nou Congost, los nuevos fichajes que antes jugaron como visitantes allí destacan ese factor ambiental como uno de los motivos de su llegada al club –como el propio Kaloyan Ivanov- y si se sigue convirtiendo el pabellón en un fortín, la permanencia estará en el bolsillo y se podrá soñar con todo. El infierno rojo no es sólo el camino, sino la llave.

Montañez, muy inspirado (Foto Manel Mas)
© Montañez, muy inspirado (Foto Manel Mas)
"Todos aportan, todos suman"

En el renovado Suzuki Manresa, es un jugador curtido en mil batallas el líder espiritual y el que tira del carro. Román Montañez, el único capaz de promediar dobles dígitos en anotación, aquel que vivió una semana mágica en noviembre, con 36 de valoración y el título de Jugador de la Jornada 7, para después anotar 21 puntos a los cuatro días frente al Estu.

Las gotas de talento las pone Gladyr, irregular en este arranque y adaptándose aún a la ACB, pero capaz de dinamitar un partido con sus puntos. Al Lagun Aro y al Unicaja los fulminó a base de triples, luego entró en una dinámica errática donde alternaba buenos partidos con otros nefastos (-10 en Granada), pero fue capaz de recuperarse y apuntarse 24 puntos clave ante el Caja Laboral este domingo, reconociendo al final del partido haber “cambiado la mentalidad. Los triples no son la única vía para ganar y jugar bien”.

La sobriedad llega a cargo de un Rodrigo San Miguel muy asentado a sus 24 años, disputando gran cantidad minutos y respondiendo con más puntos que nunca y una dirección de juego más que correcta. Otra pieza clave es Ivanov. El búlgaro, puro coraje, pura casta, es uno de los reyes del rebote de la ACB, se ha ganado a su nueva afición por su derroche y entrega y parece insustituible a día de hoy. Además, el último en llegar, Ruffin, contratado tras la lesión de Cusworth, ha sorprendido a todos por su defensa. ¿Sería exagerado decir que Splitter no se ha encontrado muchos más rivales rocosos e incómodos que el pívot manresano en toda su carrera? Capaz de cambiar el signo de un partido sólo con sus facultades atrás.

¡Y todo esto sin Cusworth!
© ¡Y todo esto sin Cusworth!
Por otra parte, se espera más de un Nivins aún con mucho que demostrar y con poca relevancia en los triunfos del Suzuki, un equipo en el que todos tienen su rol específico. “Alzamora es de los jugadores más decisivos, no estadísticamente pero sí determinante en el equipo, como Jordi Grimau o San Miguel”, afirmaba en El Punt Montañez. “Tenemos claro nuestro objetivo, tanto los que juegan más como los que juegan menos son decisivos para el equipo, todos aportan, todos suman, y esto es lo que nos hace grande”. Ya lo dejó claro Ponsarnau en la rueda de prensa del último partido. “Necesitamos a todos. Si no, somos claros candidatos al descenso. Con sólo cinco jugadores no nos podremos salvar, por muchos milagros que ocurran en Manresa”.

En el horizonte, unas semanas que pueden marcar los objetivos del equipo en esta temporada. Con cuatro salidas en las próximas seis jornadas, el calendario no es sencillo, pero la inminente vuelta de Cusworth, llamado a ser la estrella de este proyecto y el impulso de la victoria ante el Caja Laboral pueden alimentar el optimismo en el Bages. Por muy loable que sea su labor y muy aplaudida por todos, especialmente por los más necesitados, si el Suzuki se quita el disfraz de Robin Hood de una dichosa vez y se deja puesto únicamente el que le queda mejor, el de mata-gigantes, las utopías del ayer serán las realidades del mañana. Lo de siempre en ese club, vaya.