El Regal Barça pone la gloria a tiro (64-54)

París, 7 May. 2010.- Triunfo gris pero final. Donde estará el domingo el Regal Barça, tras derrotar al CSKA Moscú (64-54), en un partido que no alcanzó el brillo que se le podía presuponer a un encuentro entre dos de los mejores equipos de Europa, pero que acabó con lo único que buscaban los de Pascual: ganar. Era único el objetivo. Lo ha hecho a marcador bajo, a diferencia de como acostumbra a hallar sus victorias. Y también con coralidad de varios de sus grandes hombres. La dupla Juan Carlos Navarro-Ricky Rubio sumó 10 puntos cada uno, Fran Vázquez llegó hasta los 11. Sin estrella destacada, pero resolviendo, que de eso se trataba.

Incluso hizo sufrir al CSKA, pese a los 19 tantos de Ramunas Siskauskas. Sus bajos porcentajes y las faltas cometidas (anotaron 4 tiros libres, por 12 de los azulgrana) les enterraron. Aunque la puntilla llegó al final, con dos triples que decantaron una balanza que, en un momento loco, podría haber ido hacia cualquier parte.



Pete Mickeal empezaba buscando a Siskauskas, en uno de los duelos que podía marcar el partido. Algo les sonaba el rostro del lituano del último partido en que se vieron las caras Regal Barça y CSKA Moscú. El inicio era de errores, marcándose la importancia de Sasha Kaun como reboteador y luchador en ambos aros.

El planteamiento del CSKA, con Viktor Khryapa atacando desde fuera y Zoran Planinic más cercano al aro creaba problemas a su rival y les adelantaba (2-7). Y es que los azulgranas se precipitaban en sus acciones ofensivas, sin conseguir situaciones claras. El CSKA a su labor, iba presentando alternativas, con Siskauskas subiendo el balón, que asistía a Langdon para el 2-9. Por el contrario, los errores azulgranas se mantenían, con una sensación de descontrol individual y colectivo que aprovechaba el conjunto moscovita, que trabajaba mucho más sus acciones y encontraba resoluciones más sencillas. Pese a todo, los azulgrana conseguían no descolgarse a base de tiros libres (6 de sus 8 primeros tantos). Hacia el final del cuarto, las ideas empezaban a aclararse, aunque ahora eran los tiros que no entraban los que secuestraban el marcador: 12-11 tras un gran mate de Fran a pase de Ricky. El inicio no era esperanzador, pero los de Xavi Pascual habían conseguido darle la vuelta e irse al final del periodo con, por lo menos, un punto de ventaja.

Nada más empezar el segundo cuarto, el Regal Barça mostraba una de sus cartas (el CSKA ya había puesto en práctica la opción de Khryapa de 3, con Pops Mensah-Bonsu y Smodis dentro): Jaka Lakovic en modo anotador, el primer triple de 7 intentos culés. No parecía que los puntos fuesen a fluir desesperadamente, pero se parecía instaurar la emoción en la igualdad (17-17) y tantos errores en el tiro en un equipo como en el otro.

La tercera falta de Khryapa en el minuto 15 suponía una buena noticia para los de Pascual, compensada con un lanzamiento fallado de Navarro, que suponía su 0/5 en tiros de campo. El escolta no estaba anotando y el Regal Barça necesitaba su frescura con el aro para transitar por el camino hacia la victoria. Mientras se le esperaba, Roger Grimau hacía una de las suyas para empatar a 19-19. Al marcador le costaba horrores moverse y en ello había buena parte de errores no forzados, o no tan forzados.



Desentumeciendo la final

Todo había de animarse para los intereses catalanes en apenas unos segundos: Ndong anota un tiro libre, el CSKA pierde el balón, Navarro anota un triple que hace estallar a su afición (que lo estaba esperando) y fuerza una falta en ataque de Holden. Primera interesante ventaja de los culés (23-19, lo es, teniendo en cuenta la dinámica del partido), que se iba aumentando por la contundencia de los rusos para frenar ocasiones de canasta cerca del aro (10 faltas moscovitas por 4 de su rival). Cuatro puntos casi consecutivos de Ndong, importante en el estirón, ponían un 29-21. Demasiado poco para toda una Final Four, pero suficiente para el Regal Barça. Sin dominar, había sacado partido de los tiros libres forzados, pues sus porcentajes en tiros de campo (31%) difícilmente daban para liderar un encuentro. En peor situación llegaba al descanso el CSKA Moscú, con sólo 21 puntos en su haber, 11% en triples y 26% en el total de lanzamientos de campo. Sólo Kaun se sostenía, a partir de esas jugadas en las que sólo debe encargarse de finalizar en mate.

Inicio de un cambio

El inicio del tercer cuarto regalaba algunos puntos que no acostumbró el primero. El Regal Barça, a partir de sus interiores, y en el CSKA, gracias a los triples de Holden y Langdon, que ajustaban el partido: 33-29. Navarro respondía con un triple esquinado y en suspensión ladeada que animaba el choque. Se había instaurado en un marcador más desenvuelto y no había más que agradecerlo, como lo hacía la animación del pabellón. Entraban en juego los cracks: Siskauskas llegaba a los 11, Langdon a los 9, Navarro a los 8... El partido se empezaba a parecer en ese momento a lo que se esperaba de una semifinal europea.

En los últimos minutos del cuarto, el encuentro volvía a sus patrones anteriores, marcados por las dificultades para penetrar el aro. Trajan Langdon seguía dando la cara, mientras los culés diversificaban su anotación. En el 47-41 con el que se concluyó el periodo, ningún jugador del conjunto español había anotado en dobles figuras. En el global, el equipo conservaba una prudente ventaja, asumible para su rival, pero ventaja al fin y al cabo. Y valiosa, con lo que volvía a costar mover el marcador al retomar el partido. Un parcial de 2-3 a favor del CSKA era lo máximo que ofrecían los cuatro primeros minutos, de ataques largos, más imprecisiones. Dudas, nervios y el final del partido que se acercaba con todo por resolver (51-48).

La hora de los valientes

Los mayores talentos eran los únicos que contaban con la capacidad para desatascar el lío en el que se había convertido la lucha por entrar en la final. A la acción individual de Juan Carlos Navarro le respondía Ramunas Siskauskas con otra jugada de talento. Al poco, un clásico y no por ello menos espectacular alley-oop de Ricky para Fran Vázquez (56-50). Los dos quintetos vestían de gala para la resolución, que se aproximaba sin movimiento, pero con sólo 5 puntos de ventaja para los barcelonistas.

En ese punto, todo había de cambiar. A partir del triple de Erazem Lorbek. Su canasta hacía levantar del asiento a toda la grada culé, que veía en aquel tiro a falta de poco más de un minuto, y en los 8 puntos de diferencia que establecía, una renta suficientemente mágica para acceder a la final. Le tomó el relevo Ricky Rubio, que con un triple ponía 11 de diferencia. La hinchada culé empezaba a cantar la fanfarria símbolo de sus victorias. Ya estaba hecho: el mate de Fran Vázquez para el 64-54 final era la rúbrica de un partido de marcador bajo. Pero con inmejorable resultado para los catalanes: el único. A la final. Y, a partir de aquí, todo vuelve a ser nuevo.