Artículo

Olympiacos: Apuesta con recompensa

El Olympiacos, tras superar al Partizan, ha entrado en la final de la Euroliga y desea culminar su ambiciosa apuesta con un título europeo que no saborea desde hace 13 años

El Olympiacos pudo con el Partizan (Foto Euroleague/Getty)
© El Olympiacos pudo con el Partizan (Foto Euroleague/Getty)
  

El dinero tiene recompensa

Para rememorar un pasado glorioso en Olympiacos no hace falta viajar tanto en el tiempo, en El Pireo recuerdan que, después de varios intentos a comienzo de la década de los 90, el éxito les llegó una día de primavera de 1997. Bajo la batuta en la pista de David Rivers en la pista y Dusan Ivkovic en el banquillo, los “Reds” conquistaron el título más deseado en Grecia.

Después vendría una nueva final perdida en 1999 y 10 años de sequía y transición por el desierto. Fueron años duros, de fracasos continentales y reconstrucción del proyecto. Pero como el tiempo y el dinero tienen recompensa, el multimillonario equipo de los Angelopoulos tuvo su recompensa y el año pasado regresó a una Final Four.

En el 2010 intentará sumar su segunda Euroliga con un equipo plagado de estrellas que ha tenido un firme caminar por Europa. En la fase inicial sólo perdió en sus visitas a Málaga y Belgrado y ya en el Top 16 cedió en el último encuentro de grupo frente al Khimki cuando ya lo tenía todo hecho. Un cruce plácido frente al Asseco Prokom cierra un caminar antes de París, donde venció in extremis y en la prórroga al Partizan. De conquistar la Euroliga, esta aventura helena también habrá concluido una larga travesía… aunque en ningún caso será una odisea como la del relato de Homero.



Bajo el sello de la NBA

El pasado reciente de Olympiacos está íntimamente ligado a la NBA. El interés de sus propietarios por hacer grandes equipos les ha llevado durante mucho tiempo en fijarse en la gran liga norteamericana para completar sus plantillas.

Fue a comienzos de los noventa cuando desde El Pireo se pensó que la NBA podía ser un buen puerto donde atracar sus naves. Mandaban emisarios con dinero, pero por entonces sólo viejas glorias se atrevían a zarpar rumbo a Atenas. Eddie Johnson y Roy Tarpley fueron dos de los pioneros y pero fue David Rivers quien trajo el más valioso trofeo europeo.

Guiado por el recuerdo de este pasado glorioso, Olympiacos aparcó la crisis de comienzo de siglo y en los últimos años ha vuelto a poner sus ojos al otro lado del charco. Pero esta vez no se ha conformado con jugadores venidos a menos y “ha robado” a dos hombres con caché como Josh Childress y Linas Kleiza. Ambos apostaron por el poder del euro (cuanto menso curioso que los clubes Mais ricos estén en un país hundido en la deuda) y se olvidaron del show business americano para competir en Europa.

Tras un año de adaptación donde fue muy criticado, Childress ha demostrado esta temporada que puede llegar a ser uno de los jugadores más dominantes de la Euroliga. Su físico es impresionante y pocos le pueden detener cuando encara la canasta. Baja muchos enteros cuando se le flota y le dejan tirar, pero ayuda en el rebote como nadie (ojo en su capacidad para el rebote ofensivo) y es un puñal en los contraataques. Él es el espectáculo en Atenas.

Con más de 17 puntos por partidos, Linas Kleiza se ha llevado el trofeo Alphonso Ford al máximo anotador de la Euroliga. Su impacto en la competición ha sido incuestionable desde el primer día y puede ser una de las claves de la gran final.