El Khatibsistema rescata a Líbano (71-81)

Esmirna, 28 Ago. 2010.- Líbano puso la primera piedra de ese maravilloso proyecto que es superar la primera fase al derrotar a Canadá (71-81) y hacerlo con un margen lo suficientemente amplio incluso pensar con optimismo en un posible triple empate si no logra ganar a Nueva Zelanda (teórico tercer rival en esta lucha).

No fue un buen partido, no será recordado por nada en especial, pero al menos tuvo a un hombre que marcó las diferencias: Fadi el Khatib, ídolo en Líbano que hoy lo será más al anotar 16 puntos en el tercer cuarto y ser el principal culpable del triunfo de los suyos.

Y eso que el partido con fuegos de artificios. Líbano quería intimidar y con un 9-3 parecía dejar bien claro un mensaje ¡Vamos a por vosotros! Los asiáticos viven del triple y sus tres primeros aciertos prometían algo que luego no llegó. Y no lo hizo porque abusaron tanto del triple que cuando se dieron cuenta ya perdían 20-12.

Por suerte para ellos, su técnico pronto comprendió que ese no era el camino y convenció a sus jugadores para que buscaran a los pivots. La respuesta llegó con Jackson Vroman y el partido se igualó.

Igualado en la mediocridad, porque si bien Canadá tenía las ideas más claras (cerrar el rebote y correr) sus limitaciones eran tan visibles que hasta el Líbano se crecía y llegaba muy cerquita de ellos en el descanso (37-34). Parecía que con la reanudación el Líbano volvería a pecar de errores del pasado y que Canadá se escaparía (52-44), pero en esas que apareció Fadi El Khatib y con siete puntos seguidos logró dejar en nada la renta canadiense. Lo suyo es increíble, pasan los campeonatos y los equipos parecen que no lo conozcan. Llegó al descanso con cinco puntos y en el tercer cuarto anotó 16.

El solito metió a sus compañeros en el partido y con el trabajo hecho se dedicó a hacer jugar a los suyos en el último cuarto (“sólo” 10 puntos). No hacía falta más porque Canadá se encargó del resto. Mermado en sus cualidades físicas, Rautins apenas ayudó y sus compañeros fueron incapaces de encontrar el camino del aro y entregaron la victoria con más facilidades de las que podían presuponerse.