Puerto Rico se deshace y cae ante el cuarteto mágico ruso (75-66)

Redacción, 28 Ago. 2010.- La seriedad rusa pudo con Puerto Rico, que se deshizo increíblemente en los últimos tres minutos para perder el partido, pese a lo supremo de la actuación de Jose Barea (25 puntos, 4 rebotes y 4 asistencias). En Rusia, todo sucedió en un cuarteto: la anotación de Sergey Monya (16 puntos, 7 rebotes), la organización de Anton Ponkrashov (10 puntos y 11 asistencias) y la combinación interior de Sasha Kaun (13-8) y Timofey Mozgov (13-2).

Minutos iniciales de desacierto, malas selecciones de tiro, errores repetidos, absoluta falta de ideas y juego lento en una extraña Puerto Rico y una Rusia lejana al juego que le podía llevar a la victoria. Los puertorriqueños buscaban su juego interior. Nathan Peavy se hacía protagonista, junto a la absorción de Barea y los tiros sinsentido (3/18 en tiros de campo en el primer cuarto, para sólo 8 puntos). Puerto Rico, marcada por los atributos que lo han hecho siempre, aunque en su parte más negativa. Rusia no lo acababa de aprovechar, pese a la sobriedad de su disposición. En ataque, los rusos buscaban la jugada para doblar el balón al imparable Mozgov, que resuelve en mate todo lo que le llega.

Sin Viktor Khryapa, lesionado, eran Ponkrashov y Monya los que intentaban desequilibrar ofensivamente y catalizar el juego ruso. Con Mozgov en el banquillo, tomaba el relevo interior Kaun, con el valor añadido de poder crearse su propia canasta con mayor facilidad. Con la batalla interior del lado europeo, los boricuas llevaban la exterior, con Barea haciendo daño desde la individualidad (12 puntos al descanso) y llevando el partido a la igualada (36-38 para los puertorriqueños en el minuto 22).

El tercer cuarto vino a aumentar la calidad del partido, con Rusia buscando en ataque su superioridad en el juego interior, con Monya de líder anotador exterior y Puerto Rico apostando por Barea, naufragando en el tiro exterior y aprovechando la altura de PJ Ramos. Lo de Barea empezaba a no tener nombre (penetraciones con miles de rectificados, reversos, balones doblados al exterior, 1x1 imparables...), pero el partido no se deshacía de la igualdad (59-61).

Anton Ponkrashov, disponiendo del balón en sus manos la mayor parte del ataque ruso, se salía abasteciendo a los interiores (11 asistencias), y Rusia se iba 67-61 a falta de poco más de tres minutos. En ese momento, Puerto Rico decidió marcharse de la buena senda. Las malas decisiones ofensivas les empezaban a condenar, Ramos cometía una antideportiva sobre Ponkrashov y el partido quedaba decidido, con 10 de diferencia, hasta el 75-66 final.