EEUU se divierte frente a una Croacia que aguantó muy poco (106-78)

Cuando en un equipo todos acaban un partido con su casillero de puntos inaugurado, las señales son buenas. Cuando ocho jugadores diferentes cogen un triple y hasta una decena suman rebotes, el resultado puede decantarse a su favor. Los números a veces engañan, las sensaciones menos. Y la conclusión principal del estreno estadounidense, más allá de lo positivo de los números o lo contundente del resultado final, fue la imagen de equipo serio, apabullante, ganador.

Desde el inicio, con un 7-0 inicial, los norteamericanos intentaron marcar el ritmo. Sin embargo, Croacia resistió el primer round, especialmente gracias a la inspiración de Ante Tomic. El jugador del Real Madrid parecía omnipresente, aprovechando el punto flaco de su rival, el juego interior, con una exhibición de recursos. Canasta por aquí, pase por allá, huecos y desequilibros por todas partes. Su show le permitió a los balcánicos ponerse por delante (18-19, min.9), algo que también podría haberse repetido al término del primer cuarto si Popovic hubiese convertido un triple final sobre la bocina (22-20).

La igualdad se acabó muy pronto, coincidiendo con la segunda falta personal de Tomic. Rose estiró la ventaja local hasta la decena de puntos hasta los doce (34-22), a base de puntos y velocidad. El perímetro croata no funcionaba, con Planinic muy espeso y no siempre iba a estar Tomic para sacar las castañas del fuego. El choque entró en una fase de desaciertos, todo un correcalles que Estados Unidos puso fin con varios triples consecutivos para romper el partido, más aún por la sequía de los croatas: 6 puntos en este cuarto.

Los 22 de ventaja con los que llegó Estados Unidos al descanso hacían presagiar un paseo en la segunda mitad. Y así fue. Todo hambre, toda ilusión y todo solidaridad en un equipo que está muy por encima de los egos, los norteamericanos se permitieron doblar a su rival durante el tercer periodo (68-34), aunque el amor propio de Croacia y los puntos de Popovic y Bodganovic controlaron la avalancha de su rival, por lo que la derrota final de los europeos fue de “sólo” 28 puntos: 106-78.