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Marc Gasol, el coleccionista de medallas

Cuatro torneos, cuatro medallas. No cabe duda que Marc Gasol es un jugador talismán, tocado por una varita mágica que le ha convertido en un coleccionista de medallas. Desde que en 2006 debutará en la selección y obtuviera el oro, el pívot no se ha bajado del podio… y en Turquía tampoco lo quiere hacer

Marc Gasol, estrella y talisman. Con él en el equipo, las medallas no fallan (Foto EFE)
© Marc Gasol, estrella y talisman. Con él en el equipo, las medallas no fallan (Foto EFE)
  

Esmirna, 30 Ago. 2010.- Toda vida está marcada por sucesos puntuales, momentos que marcan para siempre y que hacen que todo sea diferente. Cuando Pepu Hernández llamó en 2006 a Marc Gasol para cubrir la baja de Fran Vázquez todos sabían que en la vida del pívot catalán se abría una maravillosa puerta dentro de la selección, lo que pocos sabían por entonces es que la llamada cambiaría su destino y los años le convertirían en un fijo dentro del equipo.

Marc, no se olvida de aquel momento, aunque también tiene muy presente la figura de Svetislav Pesic, entrenador clave en su desarrollo deportivo. “Pepu me dio la oportunidad de darme a conocer para el gran público pero Pesic fue quien me dio la alternativa a nivel de la ACB. Fue quien me trajo al Barcelona, quien cambió a un jugador y me metió a mí. En el segundo año él se fue y yo me lesioné pero siempre he pensado que si él hubiera seguido las cosas hubieran sido diferentes”, afirma.

Cuatro años después de aquella llamada en mitad de las vacaciones, Marc Gasol no sólo es un elemento fundamental dentro de la selección española sino que es uno de los grandes referentes individuales del Mundial. En todo este tiempo el juego de Marc “ha cambiado bastante. Ha sido una progresión muy rápida. He cambiado año a año mi papel en cada uno de los equipos en los que he estado hasta llegar donde estoy ahora”, dice.

Y todo para llegar a la actualidad donde el jugador de Memphis Grizzlies es, probablemente, uno de los pivots más determinantes del torneo, convirtiéndose, además, en una de las primeras bazas ofensivas dentro del equipo y referencia en el vestuario. “Todos somos líderes a nuestra madera, cada uno tiene su papel y sin el papel de todos no se puede ganar”, afirma. Puede ser que no le falte razón al bueno de Marc pero, aunque él prefiera aludir a la fuerza del grupo, no cabe duda que Marc Gasol es uno de los líderes de España y la suerte del equipo en el Mundial de Turquía va íntimamente ligada a lo bien que le vaya al pívot.


Cuatro medallas, cuatro recuerdos

En los cuatro torneos donde Marc ha participado muchas cosas han cambiado pero lo que no cambia es la imagen final del torneo. En ella siempre está Marc Gasol y la selección con una medalla al cuello. “Algunas han sabido mejor que otras”, bromea Marc. De ellas la primera siempre tendrá un espacio reservado. “La primera siempre tiene un valor muy especial, sobre todo, por como fue todo. Aquella medalla estará siempre muy arriba dentro de mis recuerdos”, señala.

Cuatro torneos, cuatro medallas y cada una con un sentimiento y significado muy diferente. “Japón fue como un amanecer para mí, algo diferente y que no pensaba vivir. Entré de rebote después de un año difícil en mi club pero tuve la suerte de que me abrieran las puertas de la selección y que mis compañeros me enseñaran muchas cosas”, reconoce.

Bien distinta fue la historia de la plata en Madrid. El sabor final de la derrota en el Eurobasket de 2007 aún perdura en el recuerdo de Marc porque “fue jodido. Nunca mejor dicho, el baloncesto es así. Una pelota entra llorando y la otra se sale cuando ya estaba prácticamente dentro. En un torneo pueden pasar tantas cosas y hay tantas variantes que no siempre dependen de uno. Pasaron tantas cosas en aquel partido… ”

Un año después, en Pekín, la plata podía saber mucho mejor pero no fue así. Probablemente Marc fue partícipe del mejor partido de una olimpiada y uno de los mejores de la historia FIBA. Todo un orgullo que, no obstante, no le quita la amarga sensación del resultado final. Para Marc aquella plata tenía el mismo valor que cualquier otra porque supuso terminar “también con la sensación de ser segundo y no ser el ganador. Después de haber luchado hasta el final contra el mejor equipo que había llevado Estados Unidos desde el Dream Team… Sí vale, puede saber a oro y todo lo que se quiera decir, pero para mí lo teníamos ahí y nos quedamos muy cerquita”

Una decepción que fue mitigada en Katowice cuando España por fin pudo acabar con su particular maldición en el Eurobasket y, después de vivir una situación límite y reaccionar, conquistó el oro. Para Marc Gasol, aquella medalla fue “el renacer de todos. Estábamos todos ahí mal, sobre todo, estábamos raros porque no estábamos a gusto. Al final salió el carácter de los jugadores y tiramos para adelante”.

Ahora, en Turquía, Marc Gasol persigue agrandar su leyenda de coleccionista de medallas, quiere que su gran actuación frente a Nueva Zelanda (22 puntos) sólo sea el principio de una bonita historia y, sobre todo, le gustaría que se volviera a producir la imagen de España subida en el podio y con una medalla en el cuello. Sin duda que sería la mejor foto del campeonato.