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El secreto de la segunda unidad

Cuando más difícil estaba el partido, cuando la respiración se entrecortaba y se paraba el corazón, dos hombres que no estaban predestinados a ser protagonistas fueron vitales en la victoria. Sergio Llull y Raül López demostraron que la grandeza de esta selección reside en el carácter y el corazón de cada uno de ellos. Frente a Grecia la segunda unidad marcó la diferencia.

Raül López vuelve a ser importante en la selección (Foto Cipriano Fornas / enCancha)
© Raül López vuelve a ser importante en la selección (Foto Cipriano Fornas / enCancha)
  

Estambul, 5 Sep. 2010.- Llegaron a Estambul promediando menos de 14 minutos por encuentro, dolidos en el orgullo por saber que su nivel y el del equipo era cuestionado antes de tiempo. Quizá por ello frente a Grecia, cuando comienza el Mundial de verdad, ellos dos demostraron que el valor y la fuerza de esta selección radican, más allá de nombres propios, en el valor de su conjunto y es irremplazable. Por encima de todo, España es un equipo con mayúsculas y el sábado así lo demostraron Sergio Llull y Raül López.

Ellos dos fueron los líderes de la segunda unidad, esa segunda fuerza que sale desde el banquillo para desequilibrarlos porque pocas selecciones tienen la presencia y la calidad que poseen los jugadores de España. Sin embargo, esta segunda unidad hasta ahora había sido puesta en tela de juicio y eso quería cambiarlo la extraña pareja Llull-López. Lo hicieron desde el principio y con el partido a cuestas. Lo suyo no fue una cosa sencilla y de buenas a primeras, con 14-18, la Selección debía remontar con ellos en pista.

Eran los cabecillas de una pequeña revolución que se formaba a partir de la defensa. Atrás se que comenzaba a morder al rival y a incomodarlo con la zona. Mientras Felipe Reyes y Fran Vázquez se pegaban debajo de los tableros, ellos dos ponían la frescura en las piernas del equipo para intentar frenar a Spanoulis y Zisis los dos mejores hombres del equipo griego en el día de ayer. Tanto Raül López como Llull sabían cual era su misión. “Cada uno sabe cual es su rol dentro del equipo y la gente del banquillo sabe que debe salir a dejarse la piel sobre todo en defensa”, dijo Llull.

Y es que, como también dijo Raül, la victoria comenzó por la defensa. “Sabíamos que si defendíamos tendríamos nuestra opciones, como así ha sido. Ha sido una gran victoria en un gran partido”. Después de un primer cuarto donde Grecia apenas cometió errores (y vivió de los de España), el cansancio y la presión a la que se vio sometida por la defensa española comenzó a surtir efecto y provocó en ella cinco pérdidas en el segundo cuarto. El partido estaba bien encaminado pero no resuelto.

No lo estaba porque hay pocos equipos en el mundo con el orgullo y el oficio de Grecia. Los subcampeones del mundo no querían marcharse antes de tiempo y a base de triples (hasta cuatro seguidos) pusieron a España contra las cuerdas. Una vez más se repetía el guión y desde el banquillo llegaba la respuesta con la doble L y la zona como planteamiento táctico.

Si ya en la primera parte se dejó entrever la utilidad del recurso, ahora, cuando los triples del rival entraban se mostró definitiva. No había balón imposible y oponente sin defensor, ya podía Grecia mover todo lo bien que quisiera el balón que al final siempre había un jugador español para puntear el tiro o robar el balón. España sacaba petróleo de su backcourt suplente y ponía la directa hacia la medalla pasando del 45-51 al 67-57 en pocos minutos. “Nunca perdimos la fe, hoy fue importante mantener el carácter y por fin se ha visto a la mejor España”, dijo Llull.

Lo hacía con la personalidad que dota al equipo Raül López, un base de los de antes, sereno cabal y que prioriza el colectivo sobre lo individual. Si en otras ocasiones no estuvo especialmente incisivo cara el aro, frente a Grecia se le recordará una entrada a canasta de las de carácter, de esas que no importa tener delante a la torre Galata o al Coloso de Rodas porque sabes que vas a llegar a tu destino. “Cuando juegas así siempre se disfruta, pero hasta ahora no nos había salido un partido tan completo. Hemos sabido trabajar y sufrir”, afirmó López en declaraciones recogidas por Efe.

Una exhibición de orgullo y corazón de a la que ya nos tiene mal acostumbrados Sergio Llull. Hace un año también fue clave contra Grecia con una segunda parte donde sus puntos fueron vitales para acabar con la resistencia helena. En Katowice junto a Cabezas rompió el partido y todavía permanece en el recuerdo un espectacular mate suyo. Ayer no hubo mate pero si tres contraataques seguidos. “Prefiero hacer tres contraataques a un mate, aquí lo importante es que el equipo gane y se ha conseguido”, afirma Llull.

Seguramente su esfuerzo y animosidad (merece poner atención a la actividad y los ánimos que ellos dos dan desde el banquillo) contagiaron al resto del equipo y el problema que era el rebote dejó de serlo porque Felipe y Fran se hicieron gigantes en la zona. Ellos dos también merecen un capítulo especial en la historia del partido, Aportaron 17 rebotes (cinco ofensivos en el último cuarto) y dieron consistencia al juego del perímetro español.

Llull y López, López y Llull, trabajadores de la canasta que batieron el corazón de la selección cuando Grecia amenazaba con provocar un paro cardíaco. Dos jugadores que también son artistas y que sacaron la escuadra y el cartabón para, como los finos ingenieros, construir la victoria. “Este es un equipo con mayúsculas. Si hacemos los que sabemos y podemos, se puede ganar a cualquiera”, señaló Llull.