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La NBA, paralizada: Anatomía de un "lockout" temido

El 1 de junio, la NBA entró oficialmente en "lockout" ante el fracaso de las negociaciones entre propietarios y jugadores para firmar un nuevo convenio colectivo. ¿Qué nos espera en los próximos meses?

Foto EFE
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¿Qué es el "lockout"?

El "lockout", o cierre patronal, es una medida de presión por parte de los propietarios, habitualmente utilizada en una negociación de convenio, consistente en cerrar la actividad completa o parcial de su empresa o franquicia. No debe confundirse con el derecho de huelga, ejercido por los trabajadores.


¿Qué implica un "lockout" en la NBA a corto plazo?


Toda actividad de la franquicia relacionada con los jugadores queda paralizada. Esto implica que estos dejan de percibir cualquier salario correspondiente a la temporada 2011-12 (detalle importante, ya que hasta el 1 de noviembre no se acaban de pagar los emolumentos correspondientes a la 10-11) pese a estar bajo contrato, y además no pueden acceder al pabellón o cualquier tipo de instalación del equipo. Esta medida no sólo provoca que los jugadores se quedan sin poder ponerse en forma en las canchas de entrenamiento de su equipo, sino tampoco a otros servicios como, por ejemplo, los médicos.



Casos como los de Carmelo Anthony y Toney Douglas (Knicks), son especialmente significativos. Ambos jugadores tendrán que continuar la rehabilitación de sus respectivas lesiones (de codo en el caso de "Melo", de hombro en el de Douglas) por su cuenta, incluyendo gastos. Y es que el seguro médico (una de las claves de la posible llegada, o no, de jugadores NBA a Europa) que los jugadores tienen en su contrato con la franquicia también queda suspendido.

Para añadir más picante al asunto, ninguna franquicia podrá tener contacto alguno con los jugadores o su entorno, incluyendo agentes o familiares, bajo amenaza de fuerte multa por parte de la NBA. De hecho, sólo podrán reunirse con los representantes del sindicato de los jugadores (entre cuyas cabezas visibles se encuentran Derek Fisher (Lakers), Keyon Dooling (Bucks), Roger Mason (Knicks) y Matt Bonner (Spurs)), y siempre bajo el paraguas de la negociación del nuevo convenio.

A nivel competitivo, sólo está confirmado de forma oficial que no se disputarán las tradicionales Summer Leagues que recientemente se celebraban en Orlando y Las Vegas ni tampoco la gira NBA Europe Live que llevaba a varias franquicias a disputar partidos en el Viejo Continente. En el caso de las ligas de verano, una consecuencia directa es que muchos jugadores que habitualmente buscaban un hueco en los equipos de la NBA ya están moviéndose y encontrando acomodo en el mercado europeo.


¿Qué está negociándose?

Simplificando, lo que está en juego es el reparto del "pastel" en el nuevo convenio colectivo. Los propietarios consideran que la excesiva flexibilidad del tope salarial está suponiendo una sangría económica en muchas franquicias (22 de las 30 en la NBA están en números rojos). Actualmente, los jugadores reciben el 57% de los ingresos de las franqucias en concepto de salarios, algo que la NBA considera insostenible.

La última propuesto del sindicato de jugadores planea un reparto 54.3-45.7 a su favor, mientras que los propietarios piden un 50-50. Una aparente pequeña brecha traducida, pero, en millones de dólares. La clave es ese tope salarial que los propietarios quieren simplificar, mientras que los jugadores no quieren dejar escapar todas las excepciones que han permitido contratos multimillonarios no sólo a las superestrellas, sino también a su "clase media". Precisamente, son los jugadores por debajo del nivel All-Star los que perderán más en caso que el sindicato acepte las exigencias de los propietarios.


¿Hay precedentes?

Los tres precendentes más inmediatos dan lugar para el optimismo... y el pesimismo. En 1995, el "lockout" duró exactamente 74 días, dando tiempo para que los calendarios de pretemporada y, por supuesto, temporada regular pudieran mantenerse sin problemas. En 1996, nada más que dos horas... Pero el recuerdo del "lockout" de 1998 provoca escalofríos. Tras no cerrar acuerdo hasta el 6 de enero de 1999 (un día antes de la fecha límite impuesta por David Stern, la temporada regular sólo duró 50 partidos.


¿Qué pasará con la temporada 2011-12?

A día de hoy, misterio. A modo de ejemplo, en el "lockout" de 1998, la NBA decidió suspender la pretemporada el 24 de septiembre de aquel año, y atrasar de forma indefinida la temporada regular el 13 de octubre. Además, impuso el 7 de enero de 1999 como fecha límite para llegar a un acuerdo antes de cancelar de forma definitiva la temporada. En caso de que las negociaciones se enquisten, una "hoja de ruta" similar es bastante probable, pero ni siquiera hay una fecha concreta para una próxima toma de contacto entre jugadores y propietarios.


¿Habrá migración masiva a Europa?

A día de hoy, esta es la pregunta del (casi literalmente) millón de dólares. El miedo a que la temporada se cancele puede llevar a muchos jugadores con un lugar normalmente asegurado en la NBA a desplazarse a Europa, o a otrasligas como la china. Pero con las plantillas ya empezándose a configurar, pocos jugadores se han decidido a dar el salto (como Nenad Krstic, nuevo fichaje del CSKA, o David Andersen, de vuelta al Montepaschi Siena).

Y si bien los que no han querido esperar son agentes libres, con libertad total para negociar su futuro, la gran duda es que ocurrirá con los jugadores bajo contrato. La FIBA no permite, bajo su ámbito, la duplicidad de contratos profesionales, por lo que un jugador no podría firmar con un equipo europeo estando a su vez bajo contrato en la NBA. Pero tanto los jugadores como, especialmente, sus agentes cuentan con que la FIBA hará una excepción, y permitirá acuerdos entre jugadores con contrato NBA y equipos europeos.

Pero, aún en el caso que sea posible, dos grandes nubes negras se ciernen sobre cualquier equipo que quiera contar con una estrella aún con contrato en la NBA. Los jugadores necesitarán un seguro elevado para jugar no sólo con cualquier equipo que quiera contratarles, sino incluso para jugar con sus respectivas selecciones.

Pocos querrán arriesgar una potencial carrera multimillonaria en la NBA por una "escapada" fuera de Estados Unidos que ni los más pesimistas creen que se alargarán más de una temporada. Este gasto extra, sumado a la incertidumbre de qué pasará con los contratos recien firmados con sus nuevos jugadores en caso de que el "lockout" finalice en plena temporada, hace que los equipos europeos se planteen seriamente si es buena idea traerse estrellas de la NBA.

Lo que ocurrió en 1998 es paradigmático. Sólo agentes libres y algún rookie aún no firmado (destacando el caso de Michael Olowokandi, entonces número 1 del draft, que jugó con la Virtus de Bologna hasta el final del cierre patronal) decidieron probar suerte en Europa. Un caso que resume bien los temores de los club europeos es del de Vlado Divac. El pívot serbio, entonces agente libre, decidió volver a su país durante el "lockout" para fichar por el Estrella Roja, que hizo una inversión desproporcionada para conseguir su fichaje. Las consecuencias fueron nefastas. Divac sólo llegó a jugar dos partidos antes de volverse a Estados Unidos, y el Estrella Roja no llegó nunca a recuperarse económicamente de aquel gasto, empezando entonces una dinámica deficitiaria que ha llevado al histórico club de Belgrado al borde de la bancarrota.

Para los jugadores NBA, pues, es una situación compleja, toda vez que ni siquiera están en disposición de negociar rescisiones de contrato con sus franquicias. Por lo pronto, el sindicato ya ha dado instrucciones a sus representados para que no gasten más de la cuenta durante este cierre patronal, especialmente teniendo en cuenta que el "grifo" no se cerrará del todo hasta noviembre. Sólo si la situación se enquista de tal forma que la temporada se dé por perdida, el desembarco de jugadores NBA en ligas europeas (siempre teniendo en cuenta que el mercado continental difícilmente puede "absorber" a todos económicamente) puede llegar a producirse.


¿Quedan afectadas las demás ligas estadounidenses?

No. La NCAA empezará con normalidad su temporada en noviembre, y ni siquiera la D-League y la WNBA, dependientes de la NBA, verán alterada la competición. Ambas ligas tienen convenios propios independientes de la negociación entre propietarios y jugadores.