Crónica

Navarro sí que es de récord (96-89)

La exhibición infinita de Navarro (33 puntos y 44 de valoración) le dio el triunfo al Barça Regal. Los azulgrana dominaron el partido y, con el genio de Sant Feliu, rompieron la racha madridista y enterraron bien hondo todas las dudas

El cara a cara (ACB Photo)
© El cara a cara (ACB Photo)
  



Palau Blaugrana, 30 Dic. 2012.- No hay récords, Clásicos ni parafernalias que valgan si delante está Juan Carlos Navarro. El FC Barcelona Regal terminó con la increíble racha del Real Madrid y frustró su récord retándole al juego ofensivo. Apostando por el talento, con una línea exterior de pocos centímetros pero cargada de magia, los azulgrana convirtieron al Real Madrid en un equipo mucho más plano de lo normal.

Le sometieron por hasta 15 puntos en el último periodo y, cuando Sergio Rodríguez se hizo con el partido para tratar evitar la derrota, volvió a aparecer Navarro. En una exhibición infinita, con 33 puntos, un solo error en el tiro, y superando su tope de valoración en la Liga Endesa (44), cogió el partido. Lo asió tan fuerte que hasta le hizo daño. Y lo llevó un paso más cerca de la Copa del Rey. Y lo llevó fuera del récord del Real Madrid. E hizo, una vez más, que los presentes tuvieran la sensación de haber presenciado una exhibición histórica. Como en el Eurobasket 2011, como en... Da igual. Como en Navarro.


Inicios especiales

Último partido del año. Un Clásico. Récord, Tomic, Navarro-Rudy, Copa del Rey y toda la parafernalia. No podía existir día más especial. Y, para partidos especiales, decisiones especiales. Víctor Sada, titular en el FC Barcelona Regal. En Liga Endesa, Marcelinho Huertas siempre había salido de inicio. En el Real Madrid, Mirza Begic partía como titular. Pero, a los 37 segundos, le sustituyó Rafa Hettsheimeir. Decisiones especiales.

Los catalanes buscaban equilibrar el juego exterior, mientras que Pablo Laso enseñaba su preocupación inicial por la pintura. Aunque los primeros compases se resolvían en situaciones particulares: Pete Mickeal anotaba dentro y fuera, mientras que Rudy Fernández mostraba un ansia ofensiva para castigar a su defensor (inicialmente Navarro), que cambiaba con frecuencia dentro del mismo ataque.


El genio Juan Carlos

Mientras Juan Carlos Navarro se entonaba después de errar en los dos primeros ataques (quien iba a decir que ese primer tiro fallado iba a ser el único del partido...), Erazem Lorbek asumía la responsabilidad. Deliberadamente buscado en el poste bajo para atacar a Nikola Mirotic. Y no era tanto las canastas que lograba sacarle (que también) como la fluidez ofensiva que generaba por la sobreatención que los bailes del esloveno en la pintura despertaban en la defensa blanca. Nikola Mirotic buscaba el efecto contrario desde el exterior, aunque con menor efectividad. Y el Barça Regal se colocaba 15-9 (min. 7), tras una genial transición de Navarro.

El genio empezaba a actuar. No era su coraje ni su arte. Era la magnitud que su presencia infunde en un Palau Blaugrana que con él se cree capaz de tumbar al líder. Y a cualquiera. Como si Navarro siempre fuese a estar cuando todos le esperan. Con 10 puntos, colocaba el marcador 18-12 y mitigaba una antideportiva que Rudy le había forzado a Mickeal, que además había enviado al banquillo al estadounidense (dos faltas personales: peligro).


10 a 9, decía Rudy Fernández. Sabedor de que el partido no era solo una competición por un 15-0, ni por la Copa del Rey, ni por un Clásico, el mallorquín anotó un triple para igualar esa balanza de mejor escolta español. Como si se jugaran dos partidos paralelos, con otras tantas miradas perpendiculares, y hubiese que decidir plebiscitariamente entre uno u otro.

El Real Madrid no se sentía cómodo. Por eso Pablo Laso había decidido cambiar el guion, introduciendo prontamente el small ball, con Sergio Llull y Dontaye Draper, momento que Pascual aprovechó para dar entrada a una extraña combinación: Sarunas Jasikevicius-Marcelinho Huertas juntos, en una especial predisposición ofensiva exterior.

El conjunto azulgrana presentaba zona tras canasta, jugaba al escondite con sus defensas, cambiando el patrón para perturbar a la línea exterior blanca, tal vez la más poderosa del continente (aun y con la baja de Martynas Pocius). Pero Rudy la rompía con un triple. Y, con él, su medidor personal: 12 puntos en el primer periodo, que acababa 23-20 gracias a una perfecta ejecución final del FC Barcelona Regal, con Jasikevicius al mando.

En el segundo periodo, el Real Madrid vivió sus primeras ventajas, aunque no fue capaz de mantenerlas hasta el descanso. ¿Que quién lo impidió? ¿Hay que volver a escribir su nombre de nuevo? Los blancos se ponían por delante por primera vez en el minuto 13, con 25-28 después de un triple de Dontaye Draper. El juego exterior blanco empezaba a castigar al Barça Regal. El carretón de Jaycee Carroll había primero empatado el partido y, luego, le forzaba la tercera personal a Mickeal. El Barça Regal volvía al handicap de verse sin su auténtico alero. Y entonces aparecía Navarro. Cómo no. Un triple estratosférico ponía el 30-30.

El trabajo interior de Marcus Slaughter y Felipe Reyes daba el tirón de oficio que no estaba dando la genialidad exterior. Mientras en el Barça Regal parecía quedar solo Navarro.

Justo cuando el juego de bajitos parecía provocar más alternativas, el marcador parecía pararse. Con ambos equipos jugando con dos bases (Draper-Rodríguez y Huertas-Sada) y constantes cambios en las defensas de los hombres exteriores, el partido se paró. Los porcentajes bajaron. El Barça Regal no se imponía en la pintura, Lorbek proseguía con su errático porcentaje de triples y el Real Madrid había perdido pólvora.

Con un Navarro que había abrazado la ultraactividad en la pista como manera de ser, el Barça Regal igualaba la contienda (40-40, min. 19). El de Sant Feliu se plantaba en los 19 puntos y 24 de valoración al descanso. Y Lorbek hallaba en el interior la comodidad que no lograba fuera: 42-40 para los azulgrana.

Y final de locos, con doble triple, si es que no había habido suficiente show en la primera mitad. Primero Sada y, acto seguido, Sergio Rodríguez sobre la bocina, para encarar con éxtasis el túnel de vestuarios. 45-44. Alta anotación, ritmo, alternativas, grandes duelos, tensión, protestas constantes, público encendido espontáneamente, color. Un Clásico. Ah, 19 para Navarro y 13 para Rudy.

El tercer cuarto hablaba en triple para los azulgrana. Primero Mickeal y luego Navarro presentaban muestras de talento frente a un Real Madrid que debía encomendarse a una mayor dosis de trabajo de la que acostumbra. Primero Suárez, luego Mirotic, pero ahí estaban los errores en tiros libres (4/9 en el minuto 25), que impedían al equipo aspirar a más. No era el caso azulgrana, que con Pete en la línea mantenía la ventaja mediado el tercer periodo (57-54).


Talento sin mesura

La balanza interior-exterior azulgrana experimentaba un porcentaje imprevisto. El juego exterior cobraba un peso mucho mayor del que se presumía. En buena parte, el Real Madrid había mejorado las ayudas a los interiores después de pick&roll o internada del exterior. Esas jugadas con las que tantas veces le había castigado su rival en la Final de la Supercopa Endesa. Y en parte también porque Navarro estaba en pista (no estuvo presente en ese primer enfrentamiento de la temporada) y porque la presencia de Jasikevicius junto a otro base le daba al equipo un plus ofensivo. ¿Cuánta genialidad cabe en la tricefalia Huertas-Jasikevicius-Navarro? ¿Tanta como en cualquiera que sea capaz de formar el Real Madrid?

Pero, vaya, sin engaños. Que esté Navarro anotando su tercer triple de tres intentos (64-60) invita al análisis tan puro como fácil: Él. Su equipo no abría brecha, pero se mantenía por delante. Si había que decidir un dominio, ese sería azulgrana. Ante un rival orgulloso de jugar desde el dominio y de construir desde su demoledor ritmo. Esa partida era azulgrana.

Aunque es el Real Madrid un equipo suficientemente maduro como para no vivir condicionado por ir por detrás en el marcador. Los blancos se volvían a acercar (66-64), como hacían durante todo el tercer periodo, sin llegar a empatar. Pero el último minuto del cuarto les mató. Anímicamente, el partido pareció cambiar de rumbo. No tanto por hundimiento blanco como por crecimiento de los locales. El Palau se vino abajo con el parcial de 7-0 azulgrana. Y arriba con el último triple de Navarro, que ponía fin al periodo. Costaría decidir cuál de ellos era más ladeado, más desequilibrado de tronco y equilibrado de piernas. 73-64. Navarro.

Y, para alcanzar el cénit, otra mente maravillosa. Saras puso el 76-64 con otro triple, nada más empezar el periodo definitivo. El Barça Regal vivía en trance ofensivo. Su apuesta por el talento estaba resultando. El derroche de genialidad era innegable. El acierto también. CJ Wallace colocaba el 81-66, que sería máxima diferencia del partido. El Barça Regal era una fiesta. El equipo de Xavi Pascual terminaría el partido con un 57% de acierto tanto en tiros de dos como de tres.

Laso se vio obligado a frenar la sangría, volver a colocar a Rudy en la pista y, los suyos, a vivir cada ataque como el último. Pero volvió a aparecer Wallace con otro triple (84-71). El mismo CJ que ya hizo muchísimo daño al Real Madrid en la pasada Final del Playoff. Pero, además, Jasikevicius. "Le han fichado para jugar los partidos importantes", decían todos en verano, como si no hubiera de existir el resto de la temporada. Y ahí estaba el lituano, controlando el tempo a la perfección, añadiendo un plus de magia al conjunto culé. Por si la de Navarro fuera poca.

En el otro lado, era Sergio Rodríguez el que tomaba la iniciativa. Diez puntos casi consecutivos del Chacho, capaz de desbordar a la defensa azulgrana y anotar desde 6,75 para, él solo, hacer creer a los suyos que era posible y rebajar los decibelios del Palau. 86-78 en el minuto 36. Era Pascual ahora el que paraba la sangría.



Navarro, el bucle sin fin

La recomposición madridista logró ser de una dimensión gigantesca. Su defensa había subido grandes enteros, pero es que su ataque era de una comodidad absoluta. Primero anotaba Carroll y de nuevo Sergio Rodríguez. Pero Navarro era un bucle. Pasase lo que pasase, iba a volver a aparecer. Y el Madrid que quería contestar y él que ahí estaba otra vez: 33 puntos y 94-85. Y, cuando miraba a la grada y alentaba, todos eran suyos.

Que el 2012 termine con magia, dice Navarro. Que el genio nunca termine, le contestaba en pie el Palau.

El gesto que levantó a la grada (ACB Photo)
© El gesto que levantó a la grada (ACB Photo)