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La pequeña historia del legado de los primeros ganadores

Hace 10 años, el FC Barcelona se deshacía de una pesadísima urgencia histórica ganando su primera Euroliga comandados por el carácter de Svetislav Pesic y el liderazgo de Dejan Bodiroga y del capitán Rodrigo de la Fuente. Los tres hablan de aquel triunfo y de la huella dejada en el club

  

Redacción, 4 abr. 2013.- Dejan Bodiroga llegaba al FC Barcelona en el verano de 2002 como líder del campeón del mundo, como estrella indiscutible del basket europeo. Su sola presencia ya daba pistas del potente cambio de rumbo que tomaba el equipo, pero con él llegaban Pesic, su técnico de confianza, y Gregor Fucka, otro de los puntales del basket continental. Pese a ganarlo todo con el Panathinaikós, Bodiroga se alimentó con el nuevo reto: “Era como empezar de cero. Yo siempre buscaba retos especiales y venir a Barcelona era una motivación extra: intentar ganar la Euroliga con mis compañeros, con el coach y con todo el club. No tenía dudas de que acabaríamos ganándola, pero tal vez no en el primer año”.

La huella de Dejan se notó enseguida y lideró al equipo en el triunfo de 2003. El genio de Zrinjevac recuerda que ganar la primera Euroliga “era muy importante para el club y para los aficionados. Jugar la Final Four en Barcelona era una presión añadida, una sana tensión”. A pesar de ser un equipo prácticamente nuevo, conseguir la Euroliga en el primer año “era algo increíble que recuerdo siempre. El ambiente en el Sant Jordi fue algo increíble, nos dio una energía especial; era un deseo de todos y de muchos años”.

Bodiroga sirvió de antídoto a un vestuario tocado por la frustración de anteriores intentos fallidos: “Eso se notaba sobre todo cuando se acercaba la Final Four, cuando había que aguantar la presión más de lo habitual. Pero creamos un ambiente muy bonito. El vestuario estaba muy comprometido en todos los entrenamientos. Y lograr triplete en una liga tan fuerte como ACB tenía mucho mérito. Estoy muy orgulloso y contento de nuestro trabajo”.


Aquel equipo pulverizó el pesimismo atávico de los culés con la máxima competición europea. Bien lo sabía el capitán. Rodrigo de la Fuente había sufrido en sus carnes la crudeza de aquella pegajosa sensación: “La frustración era muy grande porque el Barça siempre ha tenido grandes equipos, grandes jugadores y grandes entrenadores. Te preparabas muchos meses para jugártelo en muy poco tiempo y a veces algún jugador importante se lesionaba o los árbitros te robaban como en París 1996”.

Sin embargo, todo el grupo le dio la vuelta por completo: “Ganar la Euroliga de 2003 sirvió de liberación para los siguientes años. Al final pudimos quitar la presión de que, por el motivo que fuera, no se pudiera ganar”.

Y para levantar el trofeo, Rodrigo se acuerda inevitablemente de la magia del Palau Sant Jordi. “Recuerdo que el Sant Jordi nos llevó en volandas. La mayoría de imágenes me vienen del pabellón lleno, con todo el público animándonos y compartiendo con ellos el triunfo y el hecho de quitarnos la presión y las dificultades”. Aunque, como confiesa el alero madrileño “estaba muy nervioso cuando me entregaron el trofeo”. Un trofeo del que no se separaría aquella noche, ni siquiera cuando tocó dormir.

Navarro, Sada, Marc y Varejao

A Svetislav Pesic le rondaba una pregunta la mañana siguiente de lograr el tan ansiado triunfo: “En mi primer café con leche pensé en qué hubiera pasado si no hubiéramos ganado. El título significó tanto para la gente, para el club y para nosotros... A partir de entonces comencé a disfrutar del triunfo”. Para Pesic la clave de un equipo ganador como aquel reside en “tener habilidad, experiencia, carácter y además saber ganar los partidos fuera de casa”, como el que le dio el pase a la F4 en la pista del Olympiacos con un Fucka majestuoso.

Si Rodrigo opinaba del efecto liberador del título, el carismático entrenador serbio se deshacía en elogios del actual líder del Barça Regal. Juan Carlos Navarro ya disfrutaba de un rol muy destacado en su equipo: “A Navarro no le gustaba el basket, vivía con el basket. Navarro disfrutaba jugando y entrenando. No es que fuera el mejor en los entrenamientos, pero sí uno de los mejores. Siempre quería competir, mejorar... Es la primera gran características de los grandes jugadores; quería ganar a Bodiroga, a Sarunas”.

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Diferente era la situación de un Víctor Sada que comenzaba a despuntar en el Barça B y que participaba regularmente de los entrenamientos con el primer equipo. “Sada tiene otro tipo de mentalidad de la de Juan Carlos. En aquel primer año no podíamos dar muchas opciones a los jóvenes; no había mucho tiempo para construir. Pero si queríamos continuidad en el tiempo había que contar con ellos”.

Y también tenía palabras para dos jugadores que están triunfando en las zonas de la NBA. Primero destacaba la gran capacidad de trabajo de Anderson Varejao, y luego el gran talento de Marc Gasol, del que espetaba una frase contundente: “Es mejor que Pau, porque si tiene el balón en sus manos puede hacer cualquier cosa que haga un exterior”. Navarro y Sada. Anderson y Marc. Todos ellos se beneficiaron del legado del primer equipo azulgrana en tocar el cielo europeo con las manos.