Crónica

El Real Madrid hace valer la renta (72-84)

A una victoria del título. Un magistral Felipe Reyes (20 puntos y 25 de valoración) da ventaja al Real Madrid y Nikola Mirotic remata con un extraordinario último periodo para concederle un doble match ball a los blancos

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Barcelona, 14 Jun. 2013.- Segundo golpe. El Real Madrid se hace con un doble match ball tras asaltar el Palau Blaugrana en un encuentro en el que las ventajas volvieron a ser ventajas. Los blancos fueron por delante durante la mayor parte del encuentro, con un Felipe Reyes en épica constante (20 puntos y 26 de valoración).


El FC Barcelona Regal puso la competitividad para responder al máximo nivel. Su energía colocó el partido en un listón que los blancos no eran capaces de alcanzar. Pero los de Pablo Laso se reencontraron con la instantaneidad de un par de acciones, un par de triples y una defensa sólida que les permitió una renta que, esta vez sí, supieron mantener. Una renta que ni siquiera Juan Carlos Navarro, que buscaba la exhibición en el último periodo (terminó con 20 puntos) fue capaz de atacar. Nikola Mirotic, que terminó con 18 puntos pese a haberse cargado muy pronto de faltas, apareció en los minutos finales para asegurar lo que ningún equipo había hecho hasta ahora en la serie. Su ventaja. La que permite que el Real Madrid esté un poco más cerca del título. A un solo triunfo. Y podría ser en el Palau.


Buscando la historia

Todo comenzó como debía. Rindiendo honor a la historia. Rodrigo de la Fuente recibía una placa de parte del FC Barcelona un día después de anunciar su retirada del baloncesto profesional. Y, honor rendido, era momento de buscar la historia de otro modo.

Eran Juan Carlos Navarro y Rudy Fernández, dos de los hombres más activos durante el Playoff Final, los encargados de estrenar el marcador por ambas partes. Aunque la batalla, más allá del duelo particular, se libraba en cada rebote. Una lucha que viene definiendo los enfrentamientos entre ambos equipos a lo largo de esta temporada. Y que, de inicio, terminaba en una falta de Nikola Mirotic buscando el rebote ofensivo y un rebote-mate de Mirza Begic.

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Apenas tres minutos tardó el Barça Regal en colocarse en zona. El mismo dibujo 2-3 que funcionó por unos instantes en el segundo duelo. Aunque, en esta ocasión, los blancos sufrieron menos. Primero, Sergio Llull dividía la zona para asistir a Mirotic y, después, el montenegrino corría la cancha para machacar en contraataque sin que la defensa azulgrana pudiera siquiera formarse. El cambio defensivo, esta vez, no había sorprendido al Madrid.

El Barça Regal mantenía el pulso (6-8, minuto 5) gracias a un certero lanzamiento exterior. Sobre todo buscando a un Navarro perseguido por diferentes hombres a la búsqueda de su máximo desgaste.

Un desgaste global que se mostraba más vívido que nunca en la batalla por el rebote, librada como si no existiera mañana. Pese a que los cinco primeros rebotes azulgranas eran en ataque, no conseguían aprovechar esa circunstancia para anotar, por lo que el triple de Tremmell Darden y la penetración cómoda de Llull castigaban al equipo hasta el 6-13.

Solo Navarro era capaz de romper la sequía, que duraba prácticamente tres minutos. Ni siquiera Erazem Lorbek, que saltaba a la pista recuperado del traumatismo craneoencefálico que sufrió en el tercer partido, lograba romperla: falló los dos tiros libres. Aunque, precisamente, sería desde esa línea desde la que sobrevivirían los locales en el primer periodo. El Real Madrid, rápidamente en bonus, concedió a los azulgranas hasta diez tiros libres en este cuarto, lo que aprovecharon para acercarse hasta el 13-17, compensando la actividad ofensiva de Rudy, que mantenía la misma actividad en la penetración como desacierto en el lanzamiento exterior (falló sus cinco triples en el partido; 0/13 en el acumulado). La animadversión de la grada culé ya venía de serie.


Tiempo de Jasikevicius y Reyes

Si el primer cuarto había dejado la sensación de un Real Madrid incompleto y un Barça Regal con poco más que empuje, CJ Wallace llegó para aportar brillantez y resolución en los primeros instantes del segundo periodo. Tapón a Sergio Rodríguez y triple inmediato. El Barça Regal se activaba, al igual que Sarunas Jasikevicius, cuyo rendimiento por minuto es capaz de rivalizar con el de cualquiera. El incendio era tal que puso el partido en su mano.

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Siete puntos consecutivos colocaban al Barça Regal por delante y ayudaban a caldear un encuentro que cogía todo el color posible. Protestas constantes incluidas. Advertencia de técnica a Wallace por lo que los árbitros consideraron simulación de una falta, tres triples errados consecutivos del Real Madrid que acabaron con tres rebotes ofensivos... Los aros asistían a una constante maraña de brazos, choques, cuerpos a cuerpos, manos que entraban y salían. Y, al final, anota Felipe para empatar a 23 (minuto 14).

No hay nadie capaz de moverse entre las zarzas como el pívot cordobés, que aparecía para subsanar el desacierto de Sergio Rodríguez. Y, como si no existiera alguien más a las antípodas, en el otro lado aparecía Ante Tomic para igualar el encuentro con un bello semigancho. Pero la constante del cuarto se llamaba Felipe Reyes. Su cuerpo a cuerpo le creaba huecos que le guiaban hasta los 12 puntos con los que llegaba al descanso (15 de valoración) y ampliaba la ventaja del Real Madrid (27-31), con la colaboración de un Llull que, por momentos, abría cual cuchillo la defensa blaugrana.

La breve exhibición de Jasikevicius había dejado paso a un Reyes –una vez más– superlativo, que compensaba el vacío blanco desde la línea de 6,75 (11%). Cuando se marchaba al banquillo, respondían Mirza Begic y Marcus Slaughter, que colocaban la máxima ventaja para los visitantes (29-37).

Pero fue prácticamente salir a pista Jasikevicius y volver su anotación, que se había detenido abruptamente tras su viaje al banco. Sus 11 puntos en siete minutos pusieron la dosis de desatado talento azulgrana, que permitieron recortar, pero no impidieron que el Real Madrid se fuese al vestuario por delante (35-41).


El Barça Regal se alimenta de lucha

La incertidumbre de la dureza defensiva había regresado al retomarse el partido. La anotación se detenía entre faltas personales y una exigencia física que impedía anotar de forma sencilla. Y, claro, el desacierto. Rudy Fernández ampliaba su pesadilla con el triple; el Barça Regal caía hasta el 2/13. Además, los azulgranas sufrían los problemas de faltas de la pareja interior Tomic-Wallace, que cometían la tercera. Así sucedía también con Mirotic, que se marchaba al banco tras cometer su cuarta falta personal. Y el tanteo que había dejado era tan pobre como de 5-4 en cinco minutos.

Entonces, aparecía Brad Oleson para romper la maldición de más allá del arco. Y Tomic para escaparse con un majestuoso movimiento que dejaba atrás a Begic, que cometía la falta y permitía que el adicional volviera a poner al Barça Regal por delante (46-45). El Real Madrid, acostumbrado a vivir en conexiones y desconexiones, vivía su momento off, perdido entre la lentitud de un juego plagado de faltas, golpes, interrupciones, vítores y gritos. El Barça Regal parecía alimentar su energía de esa lucha constante, que llevaba a los blancos a algún lugar cercano a la apatía.

Cuando los rebotes ofensivos volvieron a dar vida a los de Laso, apareció Carroll para anotar su primera canasta del encuentro y jugar a la alternancia en el marcador, pues Todorovic devolvía la ventaja a los locales. Los minutos de ventaja blanca habían terminado. La igualdad de la serie era palpable. Aunque Carroll se afanaba por romperla, entre carreras interminables para recibir que le permitían terminar anotando desde el tiro libre.

Pero entonces llegó la vida para el Real Madrid. Si el Barça Regal se alimenta en la lucha, la energía del Real Madrid viene en lo grácil, en lo liviano. En un balón robado de Llull para machacar con comodidad (48-53). Es ahí cuando la barra de energía del Real Madrid absorbe lo que tiene la azulgrana. Llull se encarga de fagocitar el resto cuando, a solo cinco segundos del término de la posesión, anota un triple (el segundo de su equipo, al 15º intento). Al límite duele más. Sobre todo cuando el castigo moral del Real Madrid se hace más visible: lograr con aparente facilidad lo que al rival le cuesta esfuerzo.


Una renta... es una renta

El último cuarto entraba con seis de ventaja blanca (50-56). Y con el mantenimiento de esa sensación. Mientras Sergio Rodríguez le creaba una canasta a Slaughter remontando línea de fondo y le servía el 2+1 a Reyes corriendo ágilmente la pista, Lorbek debía pelear el cuerpo a cuerpo para conseguir su canasta. Entonces, aparecía Juan Carlos Navarro. Con máster en hacer fácil aquello de naturaleza compleja, salía al rescate para evitar la ruptura. Cinco puntos consecutivos del de Sant Feliu acercaron a los suyos. Navarro rivalizaba a formas de vivir con Felipe Reyes, que se marchaba hasta los 20 puntos para lograr que la diferencia se mantuviera en un cinturón de seguridad formado por ocho puntos.

Entonces, el Barça Regal se hacía con sus pequeñas victorias morales, las que se componen de ataques trabajados, largos, en los que el rival se acaba cansando yendo de lado a lado pero acaba recibiendo la canasta. Eran cuatro los puntos de Tomic que reducían el cinturón (61-65). Las idas y venidas se escribían en cuartetos: cuatro de Darden, cuatro de Navarro y la diferencia que se mantenía en cuatro (65-69).

¡Y al fin! El espectáculo anotador había llegado. El marcador se movía a mayor velocidad que nunca. Y el triple había vuelvo a nacer. Sergio Llull, Juan Carlos Navarro (alcanzaba la veintena y ponía el piloto automático hacia la exhibición) y Nikola Mirotic anotaron tres en un suspiro. La diferencia del Real Madrid ya estaba en siete (68-75).

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Los blancos parecían tener el encuentro controlado. A falta de 1:35 vencían por siete puntos (70-77), gracias a un Mirotic que se había activado a tiempo. Aunque nada parece definitivo en una serie abonada a un último minuto inesperado. Pero no. No aquí. El conjunto blanco supo gestionar a la perfección su ventaja. Logró alargar sus ataques. Y Mirotic finiquitó. Los diez de diferencia (70-80) cuando se entraba en el último minuto eran ya excesivos.

Segundo golpe (72-84). El Real Madrid volvía a hacerse con el factor cancha. Doble match ball blanco.