Calderón calienta a España contra Finlandia (82-56)

Redacción, 14 Sep. 2013. España respira de alivio antes de su crucial duelo frente a Italia. Aunque, pese al +26 final, tuvo un inicio complicado.

Los puntos de Koponen mantenían a flote a Finlandia en el primer periodo, si bien Calderón pronto avisó de lo que haría más tarde con otros 10 tantos para tirar de su equipo (18-15, m.10). En el segundo, entre Gabriel y San Emeterio amenazaron con el despegue español, retrasado por los triples de Haanpaa.

No obstante, un 11-2 y un triple final de Claver terminaron de romper el partido (42-30, D) y un nuevo parcial de 11-2, en el tercero, puso a España con 20 de diferencia (55-35). Finlandia lo intentó una vez más (55-44, m.29) pero Calderón, ya en el último cuarto, se lució con 10 puntos consecutivos para disipar dudas, con la diferencia subiendo cada minuto hasta el 82-56 final.



Contra el frío, duelo de bases

Que si el frío, que si la nieve. Ya está bien de topicazos. En Espoo, hoy, hacía 20 grados. Como muchos días de verano. Sur de Finlandia. El templo de Nokia y el lugar que vio crecer como jugador de baloncesto a Raikonen, que se convirtió en el hombre de hielo con esas medias negativas de temperatura durante el invierno. Pero también la casa de Petteri Koponen, puro fuego que solo quería hurgar en la herida española.

El equipo frío era España. Y Petteri no ayudaba. Un triple suyo le daba la primera ventaja a Finlandia. España se desperazaba en ataque, con Calderón al mando, pero Koponen era algo más que una amenaza. Tres canastas con su firma lo volvían a igualar todo (10-9, m.5) aunque sin más ayuda del resto, su equipo lo pasaría mal.

Les costó arrancar a sus compañeros. 6 minutos y 20 segundos para que se acabara la tiranía de su estrella. Por el camino, un 0/6 en el tiro del global del equipo. Kotti despejó fantasmas. Con Koponen ya en el banquillo, el monólogo no había concluido. Simplemente, cambió de protagonista.

Calderón, de puntillas, se había colado en el partido para ponerlo en su mano (16-11, m.8), con 10 puntos en el total del primer periodo. España pudo despegar, pero las pérdidas y la irregularidad jugaban en su contra, lo que provocó que, cuando terminó el cuarto, el resultado (18-15) pesaba menos que las sensaciones. Y ese frío no venía solo de Finlandia…

Cinco minutos para evitar el abismo

Con Llull lesionado y Orenga sorprendiendo en su rotación, los hombres de banquillo le inyectaron sangre al partido. San Emeterio avisaba con una penetración llena de garra y Gabriel, que entró en los compases finales del primer periodo, hacía mucho daño en el arranque de periodo. Un robo y otro que forzó, una conexión con Gasol que funcionaba, con un par de balones suyos que llegaron con éxito a Marc y un baile que se marcó en la zona, de esos que ya hacía en Lisboa para hundir a USA en el 99. De sus manos había surgido la máxima: 22-15.

España sonreía por fin, hasta que Koponen volvía a aparecer con un triple. “¡Que ya estoy otra vez aquí!”, pareció gritar. Su equipo también lo estaba. Mantenía el nivel defensivo, movía con inteligencia la pelota en ataque y, pese a que se obsesionaba con el lanzamiento exterior, a poco que le llegaba una racha el partido parecía otro, como con los 2 triples consecutivos de Haanpaa (26-24) en el ecuador del cuarto.

En ese momento, la bola quemaba más. Un vigente campeón con el abismo esperando tras las derrotas frente a Eslovenia y Grecia. Un equipo desacertado y apático, perdido en la espesura de su ataque y con serias dudas sobre sí mismo de no cambiar el chip. El cambio no fue rompedor pero lo hubo. La misma defensa, menos pérdidas, algo más de fluidez. Solo eso bastaba. España comenzó a escaparse.

Ricky desde 5 metros. Marc a la media vuelta. Y Calderón, siempre Calderón. Su triple volvía a distanciar a su equipo (33-24, m.17) y contagió a un Rudy que despertó de su letargo con un palmeo. El 11-2 de parcial en contra desquició a Finlandia, temblorosa en la pista, y Claver aprovechó la tendencia para reivindicarse con un triple vital para poner la máxima (42-30) segundos antes del esperado bocinazo. Cinco minutos para evitar un abismo. Funcionó.



Dos parciales y un golpe

En el basket todo es muy relativo. Y, al igual que existen las victorias estériles, también hay derrotas que quedan en el olvido e incluso algunas muy valiosas. Si el próximo día 22 España tiene el oro colgado al cuello, la de Grecia será de las primeras. Si Claver confirma con la elástica española lo que tantos años lleva anunciando, aquella decepción helena será, además, de las últimas. El mejor regalo.

Porque, con Claver enchufado, el equipo es, simplemente, otro. Una dimensión diferente, y más con tan notables ausencias. Víctor, con otra mirada, con otra visión, volvía a aparecer nada más nacer el tercer periodo para anotar y, a continuación, forzar la falta en ataque. El despegue definitivo ya no tenía vuelta atrás.

El alley-oop de Rudy, que no falte. Las dos canastas seguidas de Sergio Rodríguez. Los tiros libres entraban. Menos de un cuarto después de verse con el agua al cuello, otro parcial en este periodo de 11-2, ya es casualidad, estiraba la renta a la veintena (55-35). Y ni siquiera el ya clásico instante de despiste español ya cambió nada.

Un 0-9 en contra fue el castigo. No era poco, mas se quedó en insuficiente. Koivisto pudo generar dudas con un triple pero falló y Rey, en la jugada siguiente, no perdonó. 57-44. De ponerse a 8 a irse 13 abajo tras la canasta de un pívot cuya solidez se hizo notar en pista. El golpe terminó con Finlandia.



El trance extremeño

Calderón se quedó a 0 en valoración frente a Grecia. 5 puntos, 2/7 en el tiro. Un día horrible del que redimirse. Finlandia pagó los platos, viviendo en su propia carne unos minutos de puro trance extremeño. Una de las exhibiciones de este Eurobasket 2013.

La pidió, le vieron, saltó, tiró y anotó. La volvió a pedir, la volvió a convertir desde lejos. Dos triples consecutivos, 5 en su cuenta, y el encuentro sentenciado: 65-48 (m.33). Con la lección aprendida tras el agridulce final del anterior periodo, el base quiso disipar dudas con otro par de canastones, uno rozando el triple y el otro, a aro pasado. En Espoo hizo hoy 20 grados, sí, pero en Villanueva de la Serena, 34. En mitad del frío, el calor de Calderón, con 10 puntos consecutivos, había roto el partido: 69-52 (m.35). Y a pensar en Italia.

De ahí al final, un castigo algo severo para una Finlandia que es más de lo que ofreció. Mumbrú presentándose en el partido con un triple, Sergio Rodríguez lanzando el contraataque tras cada rebote capturado y un rival mirando con ansias al reloj para que su agonía terminase.

Con Calderón saludando ya en el banquillo al público que le ovacionaba, el propio Álex Mumbrú puso la máxima en la última jugada del partido con otro triple (82-56). Un +26 como terapia antes del examen italiano. Un subidón térmico para recuperar la temperatura.