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El emprendedor de Sevilla (II)

En la primera entrega de esta historia conocimos a un emprendedor sevillano que fue capaz de irse a un país cuya lengua no conocía para trabajar de camarero... Fue capaz de mudarse a un lugar donde llega a hacer 34 grados bajo cero… capaz de gastar/invertir sus vacaciones, año tras año, en acudir a diferentes torneos… Se trata de Julián Martínez, a quien Mateovic retrató dejándolo en Londres, donde era asistente de los London Towers. Pero su historia continúa alrededor del mundo

La etapa de Julián en Rusia incluyó una estimulante visita al ex jugador ruso Ermolinsky
© La etapa de Julián en Rusia incluyó una estimulante visita al ex jugador ruso Ermolinsky
  

Filosofía cosmopolita

Dominado el inglés, y previo paso por el Ciudad de Huelva de LEB (entrenador asistente y responsable de scouting y trabajo con hombres altos), llegaba la siguiente aventura: el Thor Akureyri. ¿Lo cualo? Nos explicamos: Akureyri es la segunda ciudad más grande de… Islandia, con 30.000 habitantes y un equipo de baloncesto en la segunda categoría, pese a lo cual ningún entrenador del país cobraba más que el gran Julián, a la cabeza de los planteles sénior y junior.

"Pese a que el país es pequeño (población de 280.000 habitantes), hay 58 plantillas seniors, 12 en la primera categoría, 10 en la segunda y 36 en la tercera (divididas éstas en seis grupos). El nivel, yo diría que arriba es de LEB-2 y en el siguiente peldaño, de EBA o un poco inferior. Lo que ocurre es que allí casi todo el mundo tiene un americano de 3.000 dólares, es decir, que su nivel es infinitamente superior al resto y la cosa cambia una barbaridad. Muchos de ellos son prácticamente indefendibles allí (un tal Steve Howard promediaba más de la mitad de los puntos de su equipo), lo que hace que los nacionales no intervengan mucho en ataque. Éstos son técnicamente buenos, completos y con variados fundamentos, aunque no hay gente alta. La esperanza de basket islandés (el fútbol y el balonmano son los otros dos deportes principales de la nación) es ahora Jon Stefansson (1.96 metros y 21 años, el alero que porta en 10 en los Mavericks aún no ha debutado en la NBA)". Con todo, su modesta escuadra (era la única sin americano) se quedó a tan sólo un partido de luchar por el ascenso.

"¿Que por qué me volví? El clima tiene tela. A mí me nevó por primera vez el 21 de septiembre, pero lo realmente depresivo son las dos horas o dos horas y media de luz que tienes durante el invierno. Yo llegué en agosto y entonces la noche apenas duraba cuatro horas. Luego todo cambia, hasta el punto de tener que soportar temperaturas de -34º. A -20º todavía lo soportaba y –bien abrigado, eso sí– podía salir a la calle. Pero un día, con -34º, intenté ir a jugar la tradicional partida de pocha (juego de cartas para el que le había instruido sabiamente Alejandro Ceballos) con los otros tres españoles que vivían en la ciudad (un camarero que estudiaba Bellas Artes, una chica que estaba casada con un chileno y otro que emparentó con una islandesa cuando vivía en Torremolinos) y, después de haber andado cincuenta metros, me tuve que volver a casa porque me dolían los pulmones. También alguna vez nos quedamos retenidos en algún viaje con el equipo. Esto era de lo más normal".

El sol de Long Beach

Quizá por eso repite sin fallo, desde los últimos cuatro años, en la Liga de Verano de la NBA que se celebra en Long Beach (California). Alojado primero en casa de Nina, una novieta que residía allí, y luego en la de Bernardo, un ex jugador que se encuentra realizando en Estados Unidos un máster de Gestión Deportiva, este andaluz de 34 años ha podido ver últimamente a jugadores como "Carmelo Anthony, Josh Howard o Jiri Welch", por citar los tres primeros que le vienen a la cabeza. "Es una liga fuerte, no creas. Allí gente como Bud Eley es carne de banquillo. Van de Hare no tuvo un solo minuto con Toronto el año pasado y a Dikoudis lo he visto salir indignado de la cancha porque no le pasaban un balón. Aquel día el griego jugó seis minutitos y, sin duda, no era peor que sus compañeros, pero allí los europeos o son muy buenos o los putean de verdad", afirma el poseedor de un récord difícil de superar: "He llegado a ver 74 partidos en 21 días. Al terminar los encuentros de Long Beach me marchaba a Inglewood –sí, el barrio del mítico Forum– para ver otra competición paralela, una liguilla de menos nivel, pero donde un día me encontré a dos tipos que me sonaban un montón. Ya está: ¡Gilbert Arenas y Paul Pierce! Son de la zona y los tíos aprovechan para echar alguna pachanga y mantener la forma. En el otro equipo jugaba Bo Outlaw".

Fijo también en los campeonatos de España de base ("hace unos doce años vi a un par de chavales de la Selección Madrileña cadete que me impresionaron. Pensé que llegarían lejos, sobre todo el escolta. El base, Borja Larragán, dominaba el juego como he visto a pocos a su edad; el otro era Rodrigo de la Fuente, entonces un fino estilista que rebosaba clase –más que ahora– en cada una de sus acciones"), sus últimas vacaciones hay que buscarlas en Moscú, adonde acudió para –adivinen– ver más baloncesto. Claro que –alguno lo pensarᖠcon esas recomendaciones, cualquiera. En este caso ésta procedía de su amigo Alexander Ermolinsky, un tipo que antes de pasarse diez años en el frío de la norteña isla había sido jugador del CSKA y, como brilló, también de la URSS en los tiempos de Tkachenko.

"Estuve catorce días en una de las cuatro casas que Tarakanov tiene en el centro de Moscú. Me dejó una sólo para mí y cuando entramos vi un montón de vitrinas con medallas y otros trofeos. Empapado de curiosidad, empezamos a verlas y no tardé en preguntarle por la de oro de Seúl’88". "No hombre, no. Las importantes las tengo en otro sitio", me contestó. "¿Las importantes? Así que todas aquellas (ocho o nueve campeonatos soviéticos, una Korac, alguna de Europeos…) no lo eran. ¡Madre mía!".

En fin, que no sabemos si JM triunfará o no. Pero que se lo pasará de maravilla en el intento, seguro. Su último desafío, y en tal sentido se lo ha comunicado a su agente Javier Llopart, consiste en intentar conseguir equipo "en Barein, al norte de Qatar, o Nueva Zelanda. Quiero seguir conociendo otros lugares y culturas. Eso es un privilegio. También me gustaría poder probar en Japón. Hace poco hubo algo, pero era por poco dinero y para ser segundo entrenador. Oriente es mi próximo sueño. Y, por supuesto, espero contároslo".

Pues mucha suerte, sevillano.