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El baloncesto tiene su Almagro (II)

Dejamos a Carlos Vives, un barcelonés que siguió los pasos del descubridor Diego de Almagro, tratando de lograr el campeonato con el CC Ancud en Chile. La mala suerte y la peculiar aportación de un no menos particular entrenador, parecían impedir para siempre tal logro. En estos últimos diez años, Vives se ha enamorado de Chile y de las características de su baloncesto, uno de los más apasionados de la tierra. Mateovic concluye con esta segunda entrega la historia de un conquistador de nuestro tiempo que hizo fortuna en el Nuevo Mundo

El CC Ancud rozó el campeonato con Carlos Vives
© El CC Ancud rozó el campeonato con Carlos Vives
  

La figura de Carlos Iglesias

Imagínense a un entrenador de 120 kilos, que en varios los partidos ha roto alguna tabla de parqué por zapatear o que durante un tiempo muerto en un encuentro de casa se agachó para explicar una jugada y sus pantalones se rompieron con un crujido que oyó (y vio) toda la grada. Si ya le van cogiendo simpatía, lean esta anécdota: cierto día estaban sufriendo un mal arbitraje, por lo que empezó con sus habituales protestas cuyo objetivo no era otro que provocar una descalificación. Los colegiados, como ya le conocían, pasaron absolutamente de él e ignoraron absolutamente todas sus quejas y protestas, así que acabó el partido y el tío, impotente, se encaminó a la mesa, agarró el acta… ¡¡¡y se la comió!!! “Se quedaron todos acojonados”.

Una vez presentado en sociedad el técnico del CCA, relatarles que en el último partido de la Libsur, a disputar en Osorno y ante el que les valía una derrota de hasta seis puntos para proclamarse campeones, ocurría lo siguiente: “En el inicio del segundo cuarto, nuestro entrenador fue expulsado por un árbitro, al que se dirigió inmediatamente con la intención de agredirlo. A él se unió el propio alcalde, hasta el punto de que tuvo que intervenir la Policía, que se quería llevar detenidos a los dos. El equipo amenazó entonces con retirarse, obteniendo como respuesta que, en tal caso, se nos sacaría del campeonato de por vida. Total, que después de media hora de trifulca, se reinició el partido… que perdimos por ocho”.

Sanción: entrenador y club no podrían competir en la siguiente temporada. Era de esperar. Sin embargo, después de algunas gestiones se consiguió que el castigo al equipo quedara anulado. “Lo que pasa es que el alcalde quería que al equipo lo dirigiese el mismo entrenador. Yo, obviamente, no estaba de acuerdo. Tanto el uno como el otro tuvieron una actuación que para nada se correspondían con sus cargos, así que me puse a buscar técnico de inmediato”. Sin embargo, ante de tozudez del gobernante, el español -que ya había apalabrado el fichaje de chileno Cipriano Núñez- decidió apartarse del proyecto.

Aquí no acaba la cosa

No. Porque pronto comenzaría el intento de reactivación del anterior club, el Deportes Ancud, cuya dirigencia estaba completamente muerta, a pesar de lo cual ya han solicitado participar en el campeonato del próximo año. “Tenemos ochenta niños en la base y el reto es poder aspirar al campeonato nacional en cinco años. Son dos trabajos en paralelo: la base y el sénior. Yo creo que sin lo uno no funciona lo otro, al menos a largo plazo. Ya me he quedado dos años a las puertas (2002 y 2003), así que me tengo que sacar esta espina”.

Como ven, es difícil parar al tocayo del músico del vallenato (“nacidos en el valle”, refiriéndose este arte musical al generado en estas zonas, fundamentalmente de las grandes montañas del Caribe colombiano), a quien el directivo no tiene el gusto de conocer pese a que les hayan confundido varias veces: “Sí, sobre todo al principio. En los dos o tres primeros meses no paré de firmar autógrafos porque se creían que yo era el cantante de la Gota Fría, cuando no sabía ni siquiera quién es el Carlos Vives músico. Y creo que, además, no nos parecemos en nada”.

Sin duda, al ‘Moralito’ le pondríamos en un aprieto si le preguntásemos por el nivel del baloncesto chileno, así como por algunos de sus nombres propios. No a nuestro hombre: “Lo que falla en el jugador chileno es el carácter. Aquí hay pocos que destaquen y el que lo hace se lo cree demasiado. ¿Nombres? Hombre, Boris Varela (19 años, 1.99 metros, alero, Universidad Católica), un ejemplo de muchacho con talento que a nada que sale en la prensa ya se cree jugador de la NBA; Patrick Sáez (25 años, 1.91 metros, base, Provincial Osorno), bueno, pero conflictivo. Ganar dinero en poco tiempo le ha perjudicado, ya que es del estilo Maradona. Le gusta mucho la farra; Rodrigo Andrés Espinoza (23 años, 1.82 metros, base, Cimberio Novara), que juega en Legadue y tiene mucho futuro, aunque es pequeño. Yo creo que no son ACB ninguno, pero más que nada por su mentalidad”.

¿Y cuánto gana allí un baloncestista profesional? ¿No podemos exportar a ningún español con ganas de aventura y pocos minutos en nuestras tierras? “Sí, por supuesto. Aquí los buenos nacionales pueden ganar unas 300.000 pesetas al mes, pero para los extranjeros hay más dinero. Se permiten dos por equipo y en la mayoría de los casos se fichan norteamericanos que apenas conoces, amén de sus estadísticas, con el riesgo que ello conlleva. El precio, debido a las necesidades, sube con la altura: de los 1.500 dólares al mes para un base a los 5.000 para un pívot. El año pasado contraté a José ‘El Grillo’ Vargas (sí, el mítico pívot de 208 centímetros y 39 años, que fue segunda ronda del draft en el año de Danny Manning, 1989) y me dijo que nunca, en todos los lugares que jugó (ex Banco di Roma, Cholet, Maccabi o Los Angeles Lakers), encontró semejante furor por el baloncesto… aunque tampoco había estado en ningún sitio donde no hubiera dinero para agua durante los entrenamientos. Pero a lo que íbamos: yo sí me atrevería a traer a algún español joven, necesitado de minutos, para que se foguee. El Marc Gasol del año pasado, por ejemplo. A lo mejor el dinero le valía. Si uno no se asusta, aquí se puede progresar y competir. En Chile han jugado americanos de LEB y EBA”.

Igualmente, en Ancud se celebró este verano el Torneo Sudamericano Sub-21, del que nos envía la siguiente crónica: “Se vio un nivel muy diferente entre los equipos. Están Argentina, Brasil y Venezuela, luego un poco por debajo Colombia y ya a años luz Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay… Me fijé en que la mayoría de los destacados habían sido ya reclutados por clubes europeos, como Alejandro Alloatti (Fórum Valladolid) o Leo Mainoldi (Pamesa Valencia), aunque siempre queda alguna perla por ahí, como el 5 de Argentina, que clavó cinco triples en la final contra Brasil, justo cuando había que meterlos. Tiene mucha personalidad, carácter, por eso Rubén Magnano echó mano de él. Lo lleva el representante español César Nanclares, con quien tuve el gusto de coincidir allí”. Se refiere, concretamente, a José Muruaga, un base-escolta de 1.92 metros y 20 años que ve al aro como una piscina y ha jugado las tres últimas temporadas en el Tucumán BB, aunque en la siguiente volverá a su equipo de toda la vida, el Asociación Mitre de Tucumán, que acaba de retornar a la segunda categoría del basket argentino (TNA, Torneo Nacional de Ascenso).

Como ven, no parece que le sobren motivos para volver a la Ciudad Condal: “No, yo me quedo aquí. Suelo viajar a España cada seis meses. De hecho, he estado allí del 15 al 29 de julio y ya me he dado cuenta de que me aburro en Barcelona. Mis amigos están casados, el país crece cada vez más y está todo muy caro. Lo de la UE me parece un poco mentira: somos europeos con sueldos de Checoslovaquia. Nada, nada, yo me quedo en Ancud, donde el clima es similar al de Galicia, pero el aire puro resulta impresionante. Y si quieres actividad, pues a 80 kilómetros tienes Puerto Montt, una ciudad de 180.000 habitantes. Aquí, en cambio, todo es muy tranquilo y seguro. Puedes dejar el coche con las ventanas abiertas, que sabes que no te va a pasar nada. Estás en plena naturaleza”. Ah, por cierto, Almagro tampoco volvió.

  • El baloncesto tiene su Almagro (I)