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Mi amigo Howard

No es fácil conseguir conocer a una estrella NBA. La profesionalidad de la liga y la frialdad con el trato hacía los periodistas es lo habitual. Sin embargo, durante el All Star, Álvaro Paricio consiguió conocer de cerca de Dwight Howard, una de las mayores estrellas del momento, e incluso convertirse en objeto de una de sus bromas. En el siguiente relato, el redactor de ACB.COM cuenta su experiencia con el jugador de Orlando Magic

La simpatía de Dwight Howard le convierte en un ídolo cercano (Foto EFE)
© La simpatía de Dwight Howard le convierte en un ídolo cercano (Foto EFE)
  
  • Howard: "Los mates forman parte de mi personalidad"


  • New York, 19 feb. 2008.- Son muy pocas las oportunidades en las que un periodista puede rompe la invisible barrera que le distancia de los jugadores NBA. La frialdad y profesionalidad de una liga tan mediatizada hace que la relación entre jugador y periodista se convierta en frías entrevistas que jamás salen del estricto ámbito formal, donde las palabras están absolutamente medidas y controladas y en donde pocas veces el jugador deja ver su verdadera personalidad.

    Sin embargo, durante el All Star tuve la suerte de romper esa barrera y conocer un poco más de cerca a Dwight Howard, una de las emergentes estrellas de la NBA y que está llamado a dominar la liga (si es que no lo hace ya).

    Desde fuera uno puede presuponer la amabilidad del pívot de Orlando Magic, no en vano son de sobra conocidas sus bromas y amplia sonrisa, pero esto sólo es una aproximación a la realidad porque hace falta conocerle para ver la simpatía que irradia este "niño metido en un cuerpo de hombre".

    Con motivo del evento organizado por Adidas en el All Star, Howard concedió una entrevista a diferentes medios entre los que se encontraba ACB.COM. Ni un mal gesto, ni una mala palabra (e incluso en cuestiones que podrían ser incómodas). En Howard sólo hay cabida para la amabilidad, a pesar del agobio que supone un evento como el All Star con la ingente presencia de periodistas de todo el mundo.

    El primer contacto con el pívot de los Magic es frío y distante, nada hace presagiar los hechos que posteriormente relataré. Mientras muchos medios se centran en otras estrellas como Kevin Garnett o Tim Duncan, decido entrevistar a Howard. Cinco minutos de entrevistas sirven para romper el hielo y percibir cierta proximidad con el jugador, sobre todo cuando al final de la entrevista realizo preguntas más distendidas donde el jugador se siente más cómodo.

    La mañana continuó con toda normalidad. Práctica de los jugadores All Star y después turno para los medios. Como sucede en estos casos, tienes que lanzarte sobre ellos y pelear con otros medios para poder realizar tus preguntas. Así iba uno estresado ya de tanta entrevista cuando Dwight Howard volvía aparecer en acción mientras entrevistaba a Carmelo Anthony (otro tipo con muchos recelos con la prensa pero que merece la pena conocer).

    Nada más reconocerme y ver junto a quien estaba, su cara se ilumina y empieza a hablar con Allen Iverson y Melo Anthony. Desgraciadamente yo estaba en otras cosas para prestar atención a lo que decían. De repente Howard se acerca a mí presto a realizar una de sus bromas y en la que yo sería el "sufridor" de turno. Ni corto ni perezoso se acerca a mí y tras saludarme me coge para levantarme. Por un momento le pido que no lo haga, pero... ¿qué puedes hacer cuando un tío de más de dos metros y 100 kilos te quiere alzar?

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    Me dejo llevar y de repente asciendo dos metros del suelo con una rapidez sorprendente. Supongo que mi peso no es nada comparado con lo que puede llegar a levantar en una sesión de gimnasio. Sus brazos están totalmente definidos y musculados, con lo que a dos metros de altura podía estar tranquilo porque mi integridad física no corría peligro.

    Por un instante veo a las estrellas de la NBA por debajo de mi hombro y empiezo a sentir los gritos del público asistente, los flashes se disparan.

    De nuevo en el suelo, Howard me saluda efusivamente. No había maldad en su gesto. Su carácter y juventud lo hacen cada vez más próximo y tras unas risas cerramos una conversación informal.

    Sin pensarlo, me convertí en protagonista involuntario del día en New Orleans ya que las imágenes fueron pasadas por la televisión local y agencias de fotografías. Así que al día siguiente más de uno me paró para decirme que me había visto en la televisión.

    Por la noche, Howard se convirtió en el rey de los concursos al ganar la competición de mates ante un público totalmente entregado a su originalidad. Es entonces cuando vuelvo a encontrarme con "superman". Me dirigía por los pasillos hacia la zona mixta en busca de entrevistas cuando me encuentro con Howard y su trofeo. "Hey my man. How are you?", se para y me pregunta. Le contesto que nuestro encuentro matinal le ha traído suerte, se ríe y nos damos un abrazo, me deja tocar el trofeo de campeón de mates mientras las cámaras de la NBA recogen el encuentro.

    Soy la única persona con la que se detiene para hablar, incluso dejando de lado las peticiones de la organización para no hacerlo. Nos emplazamos para la rueda de prensa posterior.

    Entre tanto periodista con preguntas sobre sus mates, me interesa saber por la persona y conocer cual es su sentimiento, ya que sé de la especial ilusión que le hace ganar este concurso, así que me armo de valor (mi inglés deja algo que desear) y lanzo mi pregunta. Dwight me reconoce y sonríe. De nuevo se mete en el papel de estrella y, como sucedería de nuevo el domingo ante una pregunta mía, vuelve a poner la barrera que separa a periodista de estrella.

    El domingo con mi última pregunta me despedía de mi amigo Dwight, un tipo que hace más humana y próxima esta NBA.