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ABA (XIV): Los mejores (II)

En la anterior entrega, comenzamos un repaso a los jugadores que más destacaron en la competición. Por orden alfabético, fueron apareciendo los más espectaculares, los más fuertes, los más decisivos... Ampliamos ahora esa lista con otra serie de nombres, entre los que encontramos el del hombre más destacado de la ABA, Julius Erving

Julius Erving fue, posiblemente, el jugador más espectacular de la competición
© Julius Erving fue, posiblemente, el jugador más espectacular de la competición
  

Louie DAMPIER (1967-76) / 1.85 m

1967-76 Kentucky

Aquel pequeño base blanco -otro rara avis en sobrevivir a los nueve años de liga vistiendo además la misma camiseta- asumió desde el principio que el sacrificio añadido y especializarse en algo que compensara su carencia física debían ser sus máximas de trabajo. Y al saberse tanto más ahogado cuanto más se acercara al interior, Dampier escogió el triple como especialidad. De hecho y pese a la ABL anterior, podría ser concebido como el primer triplista en rigor de la historia 'anota 9 a Miami el 1 de marzo del 69- y fue sin duda el 'tirador de la ABA', un organizador atípico que eludía retener el balón más de lo preciso para que los ataques fuesen compartidos por todos cuanto antes y disponer él así de su mejor arma, el tiro desde el perímetro, como cualquier otra pieza en su tarea.

Desde que fuera incluido en el quinteto de novatos por actuaciones como los 54 puntos (19/36) el 22 de febrero del 68 frente a sus grandes rivales los Pacers, Dampier no hará más que engordar su palmarés hasta un punto que nadie imaginó que fuera capaz. Cuando abandone la ABA, nadie habrá anotado más puntos (13726), ni intentado y anotado más triples (794), ni dado más asistencias (4044), ni jugado más partidos (728), ni disputado más minutos en pista (27770), que Louie Dampier. En cada una de sus nueve temporadas lidera la liga en tiros intentados y anotados e igualmente en acudir y acertar desde la personal. El 11 de enero del 71 pone fin a una racha de 58 tiros libres consecutivos. Como tirador y manejador del tricolor no tuvo parangón; solía decir del balón que 'al venir girando en el aire, es mucho más fácil de recibir y los pases largos nunca se pierden'.

Cuatro veces en el quinteto ideal de la liga, algo impensable cuando llegó tímidamente de la Kentucky del viejo Adolph Rupp, Dampier fue siete veces all star y nada menos que cuatro incluido en el quinteto ideal de la liga. En 1975 obtuvo su merecido premio logrando por fin el anillo junto a Gilmore y Issel. El más sorprendente miembro sin duda de los pocos seleccionados unánimemente como 'los mejores' de la ABA.

Mel DANIELS (1967-75) / 2.06 m

1967-68 Minnesota
1968-74 Indiana
1974-75 Memphis

No cabe la menor duda de que, al margen de competiciones, hablamos en este caso de uno de los mejores pívots de toda una era, una época que da el adiós a Russell, Chamberlain y Reed, y alumbra a Cowens, Lanier, Gilmore y Abdul Jabbar; a la altura de todos ellos, su rendimiento excedía notablemente todas las premisas que pueden atribuirse a una pieza de su estatura, inferior a la de esos grandes monstruos. Hablamos de un jugador franquicia casi secreto, del máximo reboteador de la historia de la ABA con 9494 rebotes y tres veces líder del campeonato en el 68 (15.6), 69 (16.5) y 71 (18.0), del jugador más valioso de la liga en el 69 y 71, de un siete años all star 'MVP del 71-, cinco de ellos en el equipo ideal de la ABA, y sobre todo, de alguien que logró tres títulos en aquella liga con Indiana Pacers, para muchos, los Celtics del torneo.

Desde aquella primera temporada del 68 de la que acabó siendo mejor novato con más de 22 puntos y casi 16 rebotes por noche, Daniels venía como nacido para jugar en el más cerrado interior siendo por naturaleza un pívot del corte más clásico imaginable. Coordinado, fuerte y rocoso sin inflación muscular, sus movimientos eran todos cortos y de espaldas al aro, del que era un dominador excelente tanto por inclinación natural 'su envergadura era la de un 2.15- cuanto por desarrollo técnico, pues al contar Indiana con exteriores vivos como Brown, Netolicky, Hillman o Freeman y sólidos apoyos de pintura como Freddie Lewis, McGinnis e incluso Gus Johnson, Daniels se especializó rotundamente en ser el cinco puro de aquellos Pacers de leyenda.

Entendió asimismo su papel sabiendo que habría de añadir un esfuerzo para ser el 'hombre alto' sin llegar en muchas ocasiones a serlo realmente. Y que con ello lograse en siete años promediar un doble dígito de más de quince rebotes le convierte en el jugador que puede haber mostrado más consistencia en su rendimiento en la historia de aquella liga. La única ventaja verdaderamente visible con que contó fueron sus brazos, los más largos sin duda de todo el campeonato, cortados siempre por sus eternas muñequeras blancas, que parecían atraer los rebotes. El 28 de diciembre del 67, recién iniciada la ABA, captura 16 ofensivos contra New Orleans y un mes después, vuelve a lograr la misma hazaña contra Pittsburgh; al perder este partido y con su ánimo de venganza, dos días más tarde les endosará 24 puntos y 24 rebotes.

Cuando sus compañeros del perímetro, muy raramente, no tenían la noche, Indiana podía llegar a escenificar con Daniels el mismo número de los Lakers de Mikan, demostrando que si había que anotar por otros una sola vez, él sería bien capaz; así, el 18 de marzo de 1969, entre palmeos y su constante juego corto de aro y tabla, se ve obligado a lanzar 36 veces contra New York logrando acertar en 25 ocasiones. Aquella noche sumaría 56 puntos, la más alta anotación para un pívot nato en los nueve años del campeonato.

La unanimidad fue compacta con Mel Daniels en el jurado encargado de seleccionar a los mejores en la historia de la ABA. A criterio personal, Daniels, a quien se llegó a denominar 'El monstruo del Lago Ness', es uno de los diez mejores pívots que ha dado jamás el baloncesto.

Julius ERVING (1971-76) / 2.00 m

1971-73 Virginia
1973-76 New York

Por múltiples razones, el más destacado jugador en la historia de la competición. Dr J fue la última pieza para completar el complejo y singular puzzle de la ABA. Hubiese transformado el juego en cualquier competición, pero una justa solidaridad con todos los ingredientes de aquella liga quiso que desplegara allí sus extraordinarios años de juventud.

Miembro del cinco ideal de novatos en el 72, dos veces MVP de la liga (74 y 76) y una co-MVP junto a McGinnis, tres veces máximo anotador, cinco veces all star y otros tantos en el cinco ideal, cuando Julius abandonde la ABA, tendrá el mejor promedio histórico de anotación con 28.7 y será elegido casi con toda unanimidad como el jugador más valioso e importante que dieron los nueve años de competición. Hubo un momento, digamos el último trienio, en que la ABA llegó a ser sinónimo de Julius Erving y viceversa.

Cuando el 2 de febrero del 73 consigue ante New York la friolera de 58 puntos y 22 de 22 tiros libres, a la franquicia de la Gran Manzana no se le escapa que para ser alguien allí, habrá de hacerse con sus servicios cueste lo que cueste. Y lo consiguen aquel verano del 73 con un contrato insólito de un millón de dólares. Julius hará de la franquicia el último equipo a batir logrando los títulos del 74 y 76. Si bien el Dr J de Virginia es un jugador aún no pulido técnicamente, intérprete libre de un baloncesto sui generis, el de New York es por aquel entonces el mejor jugador del mundo que simplemente hace lo que quiere en una liga diseñada idealmente para él. El 14 de febrero del 75 suma 63 puntos y una semana después, 51 puntos y 19 rebotes, ambos ante San Diego.

Julius concentra en su perfil todas las cualidades imaginables de una época reflejadas en aquella liga: baloncesto espectáculo, talento puro, nueva estética, afros al aire, derroche anotador y personalidad de estrella que trasciende las pistas de juego. Su gran legado histórico como 'jugador en bruto' es en mayor grado su despliegue de juego en la ABA que posteriormente en la NBA, donde madurará los aspectos que, siendo un jugador distinto, le convertirán en algo más cotidiano, pues de 1971 a 1976, tal y como la ABA es, Julius Erving será una pieza indómita cuyo valor no hace más que refrendar el paso del tiempo. Todas y cada una de sus acciones allí fueron un despilfarro impagable de imaginación, improvisación y talento que, combinados, dan como resultado no sólo la joya de mayor brillo en la historia de aquella liga sino un momento imprescindible en el baloncesto mundial. Su plenitud personal coincide curiosamente con la superioridad general de juego de la ABA sobre la NBA y no puede valorarse en otra medida el precio real de uno de los cinco más grandes Hall of Fame de todos los tiempos. Hay un antes y un después del Julius Erving de la ABA en la Historia de este Deporte.

Donnie FREEMAN (1967-75) / 1.90 m

1967-68 Minnesota
1968-70 Miami
1970-71 Utah-Dallas
1971-72 Dallas
1972-74 Indiana
1974-75 San Antonio

Miembro original del primer equipo de Minnesota, Freeman fue durante toda su carrera un escolta de un fabuloso poder ofensivo, incluso menor del que su potencial permitía. Llegado el caso, el que fuera su segundo entrenador en Miami, Harold Blitman, le pidió que lanzara al menos treinta veces por noche, y Freeman terminó el año en más de 27 puntos. En sus cinco primeras campañas Donnie disputa todos los All Star (cuatro de ellos titular) y llega a formar parte cuatro veces del quinteto ideal de la liga. En el 71, cuando es parte integrante de Utah, equipo que quedará campeón, es traspasado a Texas y pierde la posibilidad del título, pero el verano del 72, el mejor equipo de la ABA, Indiana, lo recoge y forma con Hillman y Roger Brown un trío exterior imparable ganando los Pacers el campeonato sobre Kentucky.

Sin perder nunca un ápice de potencial anotador en los seis equipos donde jugó, será el quinto jugador en la historia de la liga en alcanzar los diez mil puntos. Freeman, en la fina complexión de la época, era astuto y rapidísimo, de una suspensión inesperada montada en la misma secuencia del bote, un tirador en constante movimiento al que le encantaba lanzar con defensores encima, especialmente en lo alto de la botella. De ahí que su armadura de lanzamiento fuese un 'elevado cerrado' al uso de los pívots y como ellos, para evitar el tapón.

George GERVIN (1972-76) / 2.00 m

1972-74 Virginia
1974-76 San Antonio

Cuando llega con 20 años a Virginia, Gervin es un completo desconocido que en apenas treinta partidos se hace un hueco en el equipo junto a Julius Erving, con quien compartirá camiseta aquel único año del 73. Como su aprendizaje es fulminante y como rookie es incluido además en el quinteto ideal, la campaña siguiente, con más de 23 puntos y 8 rebotes, se perfila definitivamente como lo que será durante los próximos diez años, uno de los mejores anotadores si no el mejor, del baloncesto mundial pese a que lo más granado de su carrera lo legará después a la liga rica. El 30 de enero del 74 es traspasado a San Antonio, franquicia que no abandonará hasta el verano del 85. Durante sus cuatro años de liga, 'Iceman' disputará tres All Star y será incluido dos veces en el quinteto ideal del año.

El Gervin de la ABA, frío y distante como siempre, es el colmo de la escuálida tipología física que reinaba entonces; fino y delgado hasta parecer raquítico, parece sin embargo no pesarle apenas el tricolor para prodigar una de las mejores suspensiones medias del campeonato y una facilidad pasmosa para hacerse con la tabla en movimiento. Sin ser excesivamente rápido ni agresivo, cuenta con un talento especial para aprovechar el primer leve despiste del defensor, fintar y lanzar a canasta, algo de lo que no se privó nunca. Aunque su 'finger roll', su elegante toque de los dedos, fuese una facultad innata, jugar y entrenar junto a Dr J incrementó el uso de aquel artilugio que desarrollará como nadie (salvo Erving) durante toda su carrera con una especial habilidad para evitar el tapón en el aire, donde se manejaba ligero, cambiando la mano del balón en bandejas muy altas y abiertas.

Sus cuatro años de liga, todos por encima de la veintena con notable aporte reboteador (más de ocho) disputa Playoff y en los seis duros choques en que dará en la primera ronda del 75 frente a los subcampeones Pacers, establece un promedio espectacular de 34 puntos y 14 rebotes; y al año siguiente, el último de la liga, se acerca como nunca a sus ansiadas Finales pero caerán a siete partidos con los Nets de su amigo Erving. Iceman aportará a sus Spurs más de 27 puntos y más de 7 rebotes en aquellas últimas series. Al rey de San Antonio, tres veces all star allí, le perseguirá la maldición tanto en la ABA como en la NBA de no ser tocado nunca por la fortuna del anillo, pero en calidad de 'elegido', otro de los unánimes del jurado, Gervin será incluido en el selecto Hall of Fame en 1996, veinte años después de morir la liga que le vio nacer como jugador.

Artis GILMORE (1971-76) / 2.18 m

Puede que los números en partido más arrolladores en la historia de la ABA los registrara aquel sereno pívot zurdo de grueso afro, perilla mosquetera y largas patillas de viejo lobo de mar. Unos pocos ejemplos bastan, cogidos todos del último tramo de su carrera en la ABA, el de mayor madurez y brillo personal (sólo Erving le privó de los grandes honores):

  • 40 rebotes contra New York el 3 de febrero del 74, la mejor marca del campeonato.
  • 28 puntos, 20 rebotes y 8 tapones ante Sant Louis el 9 de enero del 75.
  • 41 puntos y 28 rebotes en el tercer partido de las Finales ante Indiana, el 18 de mayo del 75.
  • 31 puntos y 22 rebotes de nuevo ante la Indiana de Daniels el 22 de noviembre del 75.
  • 25 puntos y 21 rebotes frente a New York el 29 de diciembre del 75.
  • 29 puntos y 26 rebotes otra vez ante New York un mes después, el 21 de enero.
  • 31 puntos y 21 rebotes frente a St Louis el 3 de febrero del 76.

    Parece sin embargo que no hubo demasiado ojo sobre él en aquel draft NBA del 71; pese a venir de Jacksonville con promedios superiores a 24 puntos y 22 rebotes, Gilmore fue elegido en la séptima ronda con el número 117. Comprado de inmediato por los Colonels, disputará allí sus cinco años de ABA y preguntado después por la prensa por qué razón había elegido la liga pobre su respuesta fue escueta: 'He elegido el baloncesto', como velando disimuladamente el notable desprecio a que fue sometido por la liga rica y su fidelidad a un juego que abandonaría en Italia con casi 40 años.

    Gilmore pone desde el primer momento sus 2.18 al servicio del mayor dominio presencial y estadístico de la ABA, y su primer año de profesional es elegido no sólo el mejor novato sino el jugador más valioso de la liga, algo muy entendible si hablamos de casi 24 puntos y 18 rebotes por noche con el mejor porcentaje de tiro además. Al año siguiente, el 73, consigue meter a los Colonels en sus segundas Finales, que perderán contra los Pacers de su gran rival en la pintura, Mel Daniels.

    El juego de Gilmore fue siempre de una técnica muy elemental y sencilla, como su templado carácter. Simplemente supo aprovechar su gran tamaño y sobriedad en las zonas para imponerse con calma, y el único aporte técnico de relevancia fue quizá su singular gancho, de secuencia muy lenta, que gustaba de realizar con una sola mano, la suya de siempre, la zurda, incluso a cuatro o cinco metros del hierro: recibir con ella, girarse y lanzar. Lo demás caía por su propio peso: una vez hubiera ganado la posición muy adentro por lo general, el aro quedaba como libre aun con el defensor bien pegado. Contra la suspensión corta que desarrolló un perfil muy similar a él, Bob Lanier, Gilmore apenas si requirió de ella; y en defensa, su presencia fue sin duda la de mayor intimidación y los tapones, muy interiores, sobrevenían sin alardes físicos, por una mera optimización de estatura y brazos y ahogo del cuerpo sobre el atacante. Su tamaño bastaba.

    Con Artis, Kentucky es sin duda una de las franquicias a batir y en 1975, consuma la venganza final contra Indiana y alcanza su único título colectivo como profesional por un apabullante 4 a 1. La formación titular de los Colonels es con él una de las más compactas y equilibradas que dio nunca la ABA (Dampier, Roche, Thomas, Issel, Gilmore). Finalmente, cuando abandona la liga en el 76, Gilmore habrá sido cinco veces incluido en el quinteto ideal de la liga, es su líder histórico en porcentaje de tiro (55.7) y de tapones (750), suma cuatro temporadas como máximo reboteador, en el 72 (17.8), 73 (17.5), 74 (18.3) y 76 (15.5), y disputa todos los años el All Star, cuatro de ellos en doble dígito siendo MVP en la edición del 74. Con toda la unanimidad posible, Gilmore fue uno de los únicos seis jugadores en ser votados por cada uno de los miembros del jurado para la elección de los mejores en la historia de la ABA.

    Gonzalo Vázquez
    ACB.COM