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España: El último desafío

Tokyo 2020 se presenta como una nueva oportunidad para abordar el último reto que se le resiste al baloncesto español: la medalla de oro. Un reto difícil, con muchos adversarios, pero que motiva a una generación de jugadores que puede vivir sus últimos Juegos Olímpicos.

  

El baloncesto español ha malacostumbrado al espectador a disfrutar de éxitos cada verano. Han sido dos décadas de grandes e históricos momentos que han hecho cotidiano un logro excepcional. Los títulos de Eurobasket y Copas del Mundo han subido al máximo nivel la exigencia del baloncesto español sin apenas darnos cuenta del gran mérito que, simplemente, supone competir con los mejores.

Quizá por ello, hablar de Tokyo 2020 se haya convertido una vez más en hablar de medallas e incluso se los más atrevidos verbalizan una final y ¿por qué no? ganar la medalla de oro. Algo inalcanzable hace años, pero que hoy no es una quimera competitiva, sino una hazaña tan excepcional como alcanzable para un extraordinario equipo. 12 jugadores y cuerpo técnico que está al nivel de las mejores selecciones presentes en los Juegos Olímpicos.

Lograr una cuarta medalla consecutiva ya sería todo un hito, pues solo lo han conseguido en la historia tres selecciones… y dos de ellas ya han desaparecido: Estados Unidos, URRSS y Yugoslavia. Esto da muestra del calado que tiene la misión y por ello hay que poner en perspectiva el mero hecho de aspirar a ello.

De conseguirlo sería un gran broche para una serie de jugadores que, presumiblemente, jugarán sus últimos Juegos Olímpicos. De entre ellos, el más especial es Pau Gasol quien vivirá sus quintos Juegos y alcanzará su particular desafío de regresar a la alta competición tras dos años lesionado. El buque insignia del baloncesto español ha sido una vez más ejemplo de superación para todos y con su presencia en Tokio realza el valor humano de un grupo donde veteranos como Rudy Fernández, Marc Gasol, Sergio Rodríguez o Sergio Llull configuran la columna vertebral de un equipo muy competitivo.

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Sergio Scariolo ha configurado una selección blindada a contratiempos, polivalente y donde se multiplican las opciones de variar planteamientos tácticos en función del rival y las circunstancias del partido. Todo ello sin perder el reconocido ADN de una selección que destaca por la circulación de balón y la generosidad a la hora de entender el juego.

A los mandos del equipo estarán Ricky Rubio, Sergio Rodríguez y Sergio Llull. Tres bases diferentes para cada momento de partido. Para Ricky Rubio es una buena oportunidad de reivindicarse tras un irregular año en Minnesota. El que fuese MVP de la última Copa del Mundo ha completado una gran preparación mostrándose acertado en el tiro, algo que retroalimenta siempre su confianza. Él será quien lleve la manija del equipo, pero la dupla de Sergios estarán a su lado e incluso compartirá minutos en momentos de partido.

Sergio Rodríguez ha sido otro de los destacados del equipo durante la preparación. Su presencia siempre revitaliza al equipo y la capacidad que tiene para entender la defensa rival y ver el mejor pase le convierten en un elemento ilegible para sus defensores. Por su parte, Llull volverá a aportar la tan necesaria improvisación y anarquía cuando todo se atasca.

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En un baloncesto donde cada vez tiene más importancia el tiro exterior, Sergio Scariolo ha mimado este detalle y se ha traído a Tokio jugadores de perímetro que aúnan cualidades defensivas y capacidad triplista. Rudy Fernández es el mejor ejemplo de ello. Quizá sea el mejor defensor del lado sin balón en las últimas dos décadas y nuevamente será fundamental aportando su lectura defensiva y abriendo la pista con sus triples.

Le acompañan Alberto Abalde y Alex Abrines dos jugadores que han completado una notable campaña en sus equipos y que responden al perfil de jugadores entregados en defensa y con desparpajo en ataque. Será fundamental durante el torneo la capacidad que tengan para aparecer en momentos complicados y dar un paso adelante con el carácter competitivo que siempre ofrecen.

En la posición de alero es donde llega quizá el mayo contratiempo para el equipo pues la baja de última hora de Juancho Hernangómez será difícil de reemplazar. Su sustituto, Xabi López-Aróstegui ha sido una de las grandes revelaciones de la Liga Endesa esta temporada y, aunque su estilo de juego es muy diferente, a buen seguro que la ilusión con la que afronta el estreno en un gran torneo le hará redoblar esfuerzos para minimizar el impacto anímico y deportivo que supone la baja de Juancho.

La importancia de Víctor Claver cobra una nueva dimensión ya que se queda como único alero puro que tiene centímetros y fuerza para frenar a los grandes físicos que cada vez más se ven en el baloncesto moderno. Para el alero valenciano es, además, una gran oportunidad tras un año donde las lesiones le han impedido rendir como deseaba. Consagrado y reconocido tras su excepcional Copa del Mundo en 2019, la importancia de Claver reside en los pequeños detalles y cómo es capaz de destacar en los partidos sin necesidad de reclamar balones o protagonismo sobre la pista.

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En el juego interior España volverá a tener una de sus grandes bazas con cuatros jugadores muy diferentes y con la capacidad de poder combinarse en pista en cualquier momento de partido.

Para cualquier selección sería un lujo poder contar con dos jugadores como Marc y Pau Gasol. Del segundo ya está casi todo dicho, pero es innegable que en esta vuelta a la gran competición se ha visto a un jugador que mantiene intacta la capacidad para aparecer en momentos importantes. Es lógico que no pueda ser ya un jugador de largos esfuerzos, pero para ello están sus compañeros con lo que los minutos de Pau Gasol en pista a buen seguro serán de calidad. Durante el último tramo de Liga Endesa con el Barça se le ha visto especialmente bien en el rebote y lanzando de tres (45,8%), y esa es la mejor garantía de que Pau está de vuelta.

A su lado, Marc Gasol necesariamente debe ser el gran hombre de referencia en la pintura. Así ejerció en la Copa del Mundo donde su brutal actuación en semifinales contra Australia (33 puntos, seis rebotes y cuatro asistencias) posibilitó que España repitiera título tras el que él también logró en 2006. Tras un mal año en Los Angeles Lakers, Marc vuelve a sonreír con un grupo donde se siente cómodo. Su defensa y capacidad para buscar compañeros y asistirles en ataque le hace ser uno de los grandes pívots del torneo. Siempre esperando a que el partido le venga a él y sin forzar situaciones, Marc es un jugador ideal para cualquier equipo.

Cada verano Willy Hernangómez progresa dentro del equipo nacional. Se ha asentado como el futuro del equipo en la pintura y mientras llega su momento sigue agradeciendo el aprendizaje diario que recibe de los hermanos Gasol. Su reportorio ofensivo va creciendo cada vez que lo vemos competir con España y para este verano Sergio Scariolo ya le ha pedido que combine su posición natural de pívot con la de ala pívot. Para el equipo es fundamental la enorme productividad que ofrece en los minutos que está en pista, además su capacidad física le hace ser un elemento esencial en tareas reboteadoras.

La gran temporada de Usman Garuba en el Real Madrid (5,8 puntos, 5,3 rebotes) y el estado de forma en el que acabó el Playoff le han llevado a estrenarse con la selección absoluta a sus 19 años. Pese a la edad, Garuba está preparado para el reto y así lo ha demostrado en una preparación donde se le ha visto muy enérgico en todas las facetas del juego. A buen seguro que su vitalidad en la disputa de cada balón retroalimentará el ya de por sí excelente nivel defensivo del equipo. Además, su cada vez más fiable lanzamiento exterior añade opciones ofensivas al libro de jugadas del seleccionador.

A falta de pocos días para empezar la competición todo es una incógnita. El nuevo sistema de competición no permite fallos y el factor suerte del sorteo de cuartos añade un elemento más de incertidumbre. Sin embargo, que España vuelva a partir en una gran competición en el selecto grupo de aspirantes a medalla es un nuevo éxito de esta selección. El siguiente será hacer realidad el sueño de una cuarta medalla olímpica. Algo tan difícil como hermoso.