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Alba Torrens: “Es el momento de devolver todo el cariño que recibimos”

Hablamos con la jugadora de selección española sobre el significado de los Juegos Olímpicos, los valores del deporte y cómo a través de ellos se puede inspirar a las personas.

  

Todas las personas perseguimos el sueño olímpico. Quizá no lo sepamos por que tras él no cuelga una medalla y no se reflejan los aros multicolor, pero sigue siendo nuestro sueño. Incluso en tiempos de dificultad y pena, la llama de la esperanza no se apagó para él y fue el deporte, con su ejemplo de superación, quién muchas veces alimentó el coraje personal para cada día dar lo mejor de nosotros mismos y hacer realidad lo que antes era pura ensoñación. Esa es la fuerza del deporte y ese es el mensaje que los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 quieren lanzar a través de cada uno de los deportistas que participan en ellos.

Como todos ellos (y todos nosotros), los últimos meses de Alba Torrens no han sido fáciles. Vivir la pandemia lejos de casa o sufrir la incertidumbre del qué va a pasar cada día fueron algunas de las vicisitudes que tuvo que superar con el objetivo de disputar el verano más exigente de su carrera. Y cuando todo eso había quedado superado, un positivo en Covid19 le dejó fuera del Eurobasket. Una muestra más de lo frágil que es nuestro presente.

“Se podría decir que las semanas previas a los Juegos Olímpicos fueron de muchas emociones. La verdad, tenía otro plan para este verano: quería jugar el Eurobasket y los Juegos Olímpicos, pero a veces la vida nos sorprende. Han sido muchos momentos especiales en estas semanas, muchas emociones, pero siempre he intentado vivir cada momento con lo que eso suponía”, reconoce. Ella, aleccionada en la resiliencia desde hace años, relativizó el revés personal y no perdió ni un instante en preguntarse absurdos porqués que no hubieran tenido respuesta.

No obstante, y quizá por la dureza del sueño truncado, ahora reconoce sentirse “feliz de estar aquí”. Para ella, estos Juegos Olímpicos “se viven con más emoción porque antes los veías lejos y con una incertidumbre, que quizá ahora sentimos más, pero que siempre hay”.

"Una de las cosas más bonitas que nos han dicho en la selección es que han disfrutado viéndonos"
Alba Torrens

A comienzos de 2019 el mundo, en sus múltiples dimensiones, se instaló en una incógnita permanente de la que todavía no ha salido. Desde gestos cotidianos del día a día hasta la forma de pensar y ver la realidad, la pandemia alteró el orden natural de nuestras vidas y nos ha hecho reaprender a vivir. Cambios a los que no son ajenos los deportistas y que Alba también ha experimentado. “Creo que nos ha hecho reflexionar mucho. Al final, creo que ese cambio, ese aprendizaje sabremos si lo hemos hecho o no, cuando lleguen nuevas situaciones y veamos la manera en cómo las afrontamos”.

Fue fácil decir que la pandemia nos haría mejores y saldríamos reforzados como sociedad, pero ahora, meses después, este cuestionamiento deber ser una tarea de reflexión introspectiva. “Cuando lleguen nuevas situaciones y veamos cómo reaccionamos sabremos qué hemos sacado de este momento, que para todos ha sido de mucha incertidumbre y donde hemos tenido que ir aprendiendo a reaccionar día a día”, nos cuenta Alba Torrens.

Para la jugadora “esta situación nos mostrado que hay muchas cosas que no controlamos. No sabemos lo que puede pasar mañana” y, por ello, piensa que debemos aprender una enseñanza después de todo lo vivido. “Esa lección, que todos conocemos en la teoría y no siempre logramos aplicarnos, es que debemos disfrutar cada instante”, confiesa.

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LA IMPORTANCIA DEL CÓMO

Alba nos atiende en la zona mixta de la Villa Olímpica, una zona blindada y a la que se accede tras petición expresa y superando dos controles: uno de entrada y otro a modo de vigilancia estrecha de un voluntario encargado de que se mantenga los dos metros de distancia.

Sus terceros Juegos Olímpicos serán difíciles de olvidar. Desde hace tiempo que se insiste en dar mensajes de unidad y optimismo al mundo a través del deporte. Su poder inspirador y motivacional convierte a los deportistas en iconos de la sociedad, y sobre ellos y ellas recae la responsabilidad de ser el mejor ejemplo posible. Sobre ellos y ellas que recae la responsabilidad de ser ejemplo que seguir. El reciente caso de la taekwondista Adriana Cerezo, ha evidenciado la fuerza del mensaje olímpico y Alba Torrens se suma al elogio generalizado a la joven deportista. “Nos ha transmitido mucho a todos. Hemos compartidos momentos con ella, y su energía y su brillo nos ha inspirado. Por todo lo que ha hecho y por su manera de transmitir”, reconoce.

Alba sabe que “nosotras tenemos el privilegio de que el deporte nos dé la oportunidad de, en un acto público y en un escenario como este, exponer muchos valores del deporte, pero también valores diferentes y los valores propios de cada persona””. Además, considera que “es importante mostrar que no es sólo el objetivo o el resultado, sino la manera en la que se consigue y mostrando que, a veces, las cosas que no salen como quieres, pero hay que afrontarlas de la mejor manera”. Si hay algo que tiene claro Alba Torrens es que tanto en la vida como en el deporte “no es tanto lo que haces sino cómo lo haces. Lo importante es cómo se hacen las cosas”.

Ella reconoce sentirse una privilegiada por hacer lo que más le gusta y por conseguir eso tan difícil que es conectar de forma natural con las personas. Alba Torrens es una jugadora de éxito, seguramente la mejor jugadora española de todos los tiempos, pero aún así casi es irremediable anteponer sus virtudes como persona a las de la deportista. Es el premio que se ha ganado por su forma de ser.

Un cariño especial que siente y que agradece. “Una de las cosas más bonitas que nos han dicho en la selección es que han disfrutado viéndonos. Al final el deporte es un camino de doble sentido y este año hemos echado de menos esa conexión con las personas y esa sensación de satisfacción cuando conectas con otras personas. Para mí eso siempre ha sido una motivación”, señala. Alba, además, asegura que “ser uno mismo en todos los sentidos es la mejor forma de hacer bien las cosas y es el momento de devolver todo el cariño que recibimos todos los deportistas”.

"Hay momentos donde todos queremos entender la vida solo de cara, pero debemos asumir que la realidad se compone de la cara y la cruz."
Alba Torrens

A Tokio ha venido para ello. Junto a sus compañeras de la selección de baloncesto intenta el más difícil todavía repitiendo medalla olímpica tras alcanzar la pasada final en Rio 2016. El reto entraña una dificultad mayúscula, pero, de conseguirlo, seguro que volverá de llenar alegría rostros familiares y desconocidos que se ilusionan viéndolas jugar y ganar.

Esa medalla es la que todas persiguen en los Juegos Olímpicos, pero más allá de lograrla o no, también sabe que el triunfo de un deportista está en ser un buen ejemplo y plantar la semilla del deporte en futuras generaciones. “A mí y a mis compañeras nos gustaría transmitir que estamos haciendo algo que nos gusta mucho. Esto te acerca a ser uno mismo y creo que esto es lo más importante. Yo no diría que hay que ser jugadora de baloncesto, pero sí transmitir que está abierta esa ventana de hacer lo que a uno más le gusta y que eso, a su vez, te acerca a ser más tú mismo”.

Esa es la parte bonita del deporte, la que brilla más en los Juegos Olímpicos, pero también en ellos estamos viendo que el deporte, mal gestionado, puede llegar a dar vértigo. “En momentos sí, porque sabes que en el deporte profesional hay muchísimas cosas alrededor. Al final, también es tu profesión y tienes mucha responsabilidad… como cualquiera tiene en sus trabajos. Sabemos que en el deporte profesional están los resultados y esa presión también debemos gestionarla. Centrarte mucho en los resultados puede acercarte a conseguirlo, pero es importante el balance. Como decía, también es importante la manera en la que se logran esos resultados. No vale ganar a toda costa”, confiesa.

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Los Juegos Olímpicos son 15 días maravillosos de una exposición mediática irreal para muchos deportistas. Alba no es uno de ellos. Por suerte, la relevancia del baloncesto y su exitosa trayectoria, le hacen ser foco de atención durante gran parte del año. Sin embargo, no es la realidad habitual y para alcanzar la luz de estos 15 días detrás hay sombras que no siempre se ven.

El deporte tiene la cara del éxito que todos recuerdan, pero también una cruz que debe aceptarse, porque en la vida también se da. "Siempre hay una cara y una cruz porque es la realidad de la vida. Hay momentos donde todos queremos entender la vida solo de cara, pero debemos asumir que la realidad se compone de la cara y la cruz. A lo mejor, todo lo que nos envuelve nos lleva a pensar que todo tiene que ser cara, pero también se puede sacar alguna satisfacción cuando no salen las cosas como queremos”, comenta.

Alba ahonda en su reflexión al señalar que “la vida son momentos y hay momentos duros, pero quizá no hay que reflejarlos tanto como algo negativo, sino algo que te puede aportar una mejora futura. La realidad se compone de buenos y malos momentos, y todos nos ayudan a seguir creciendo a nivel personal, que creo que es el objetivo que todos nos marcamos".

El gigante olímpico, que ilumina y ciega a partes iguales, se marchará el ocho de agosto. Ese día se apagará el fuego del pebetero y tocará despertar del sueño hasta dentro de tres años. Cuando ese día después llegue, Alba quiere "celebrar algo después de un verano competitivo muy especial'”. Al verbalizarlo, se le ilumina la cara; a nosotros, solo de pensarlo, también.

Alba Torrens se marcha agradeciendo el interés y el cariño que la prensa vuelca con el equipo y ella misma. Lo que Alba no sabe es que las gracias hay que dárselas a ella por esta y otras muchas cosas. Su ejemplo y el de sus compañeras de equipo es la mejor inspiración para que cada día sigamos persiguiendo nuestro propio sueño olímpico.