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Forjadores de la acb (XXII): Incorporaciones de nivel

Te presentamos un nuevo capítulo de "Forjadores de la acb", la obra de Juan Antonio Casanova y Manuel Moreno que relata los comienzos de la asociación de clubes y la enorme revolución que provocó en el baloncesto español

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Por supuesto, no todos los personajes que acabarían teniendo un gran peso en la historia de la ACB formaron parte de ella desde el primer día. Es decir, que no todos los forjadores de la ACB fueron sus fundadores. Con el proyecto convertido ya en una firme realidad, se sumaron a él algunas personas de mucha relevancia profesional que contribuyeron a consolidarlo. Entre ellas, es obligado señalar a Rafa Moyano en Huesca, Víctor Varela en Lugo y Salvador Alemany en el Barcelona.

Catedrático de instituto, Rafa Moyano llegó a una Asociación casi recién nacida, en el verano de 1983, con el ascenso del Peñas Recreativas de Huesca. Toño Rivas era el presidente, pero Moyano se encargaba de los temas asociativos. Y, gracias a su tono conciliador, su club siempre estaba en la comisión delegada, igual que el Breogán por Víctor Varela. Ellos dos, Rubio y Alemany tiraban habitualmente del carro con una enorme dedicación. Una vez, por ejemplo, Moyano tuvo que dejar a toda la familia en París para acudir a toda prisa a Madrid, convocado de urgencia por Portela, y regresar al día siguiente.

“Entré como observador porque, si he de ser sincero, la verdad es que cuando entré no tenía ni idea de lo que estaba pasando. Solo sabía que tenía un voto. Pero enseguida me di cuenta de que se pretendía formar un grupo y profesionalizar el baloncesto, lo cual llevaba consigo algunas cuestiones difíciles de desarrollar. La organización interna resultaba fácil con Portela y Bertomeu, que tenían las ideas claras, pero había que asumir competencias de la Federación Española y compatibilizar los intereses individuales de cada club en función del colectivo”.

En este sentido, Moyano -que fue por cierto el primero que propuso que hubiera tres árbitros en vez de dos, sin éxito en aquel momento, aunque luego el impulso de Portela lo llevó a la práctica- distingue tres grandes grupos de clubs. “En el primero estaban el Real Madrid y el Barcelona, que tenían el tirón. Los demás pudimos llevarnos bien gracias a Mariano Jaquotot y Salvador Alemany, con los que era muy fácil hablar. En otro estaban los que yo llamaba clubs asociados, que dependían mucho de los primeros, unos del Barcelona y otros del Madrid. Y en el último, los menos afines a ellos, los que querían crecer mucho: Baskonia, CAI, Estudiantes, luego Valencia Basket… Ahí, pero con menos peso, estábamos también el Breogán y nosotros. Los intereses de esos clubs eran diferentes y lo difícil era conciliarlos. Los pequeños queríamos cerrar la liga, aunque sabíamos que eso era imposible. Pero era un planteamiento de máximos para negociar otras cosas, del mismo modo que Barça y Madrid hablaban de quedarse el 95% de los derechos de televisión. Era un tira y afloja, pero entre amigos. Gracias a eso, las propuestas podían salir adelante”.

El directivo oscense tiene claro que “el fundamento del éxito de la ACB fue la ilusión de unas personas dispuestas a hablar, discutir y razonar sobre todo hasta llegar a un consenso, con gente muy activa en las asambleas (González Varona del Estudiantes, Gonzalo Gonzalo de Valladolid, Palmi de Granollers…) y dos grandes profesionales (Portela y Bertomeu)”. Tan claro como que el mayor problema interno en aquellos primeros años era el de la presidencia, porque “había algunas ambiciones personales que provocaban numerosas movidas”. Un problema que se solventó al nombrar a Portela, “lo que eliminó suspicacias sobre posibles dependencias”. Y externamente señala “la dificultad de ponernos de acuerdo con la Asociación de Jugadores sobre el número de extranjeros, una cuestión que se enconó terriblemente, aunque estoy seguro que nunca habrían llevado a la huelga con que amenazaban”.

“Nací en el baloncesto”, explica por su parte Víctor Varela, que a los 14 años ya era monitor de minibasket y luego jugador del Breogán hasta la categoría júnior. También fue Entrenador Superior, con muchos años al frente del Xuncas lucense: del instituto a Primera División, siendo subcampeón de Liga y Copa en los ochenta. Además, se casó con una jugadora internacional que llegó a ser la máxima anotadora de esta categoría. Profesor de Matemáticas, confiesa que “he dedicado bastantes más horas al baloncesto que a la enseñanza” y subraya con gran satisfacción que vivió desde dentro de la ACB “una transformación brutal. El gran cambio –dice- de un baloncesto que era una prolongación de la Federación Española, con unas inquietudes que esta no podía atender”.

Como símbolo de ese histórico cambio, recuerda Varela el día en que Gonzalo, el presidente del Fórum vallisoletano, les contó en una asamblea que acababa de fichar ni más ni menos que a Arvydas Sabonis. “Nos quedó cara de pasmo. Sacar en aquellos momentos de allí (en 1989 Lituania todavía formaba parte de la Unión Soviética) a un jugadorazo de ese nivel parecía una locura. Fue como si hubiera ido al Polo Norte”.