Crónica

El Barça Regal aprende de su propia fe (71-72)

Épica remontada del FC Barcelona Regal, que ha ganado por 71-72 en el Palacio al remontar 14 puntos y ponerse por delante con dos tiros libres de Brad Oleson a 7,7 segundos. El Real Madrid tuvo dos opciones de victoria en la última jugada. Navarro y Oleson, los mejores blaugrana

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Redacción, 11 Jun. 2013.- El FC Barcelona Regal igualó la serie (1-1) tras vencer en otro final realmente agónico y lleno de emoción. Tras un primer cuarto pírrico con dos caras (10-11), el Real Madrid se quedó con el rebote y despegó en el segundo periodo, con Felipe Reyes haciendo estragos en la zona rival (36-26).



En el tercero, el Barça Regal puso una zona 2-3 que cambió el choque en un principio (39-37, m.23), con Oleson de estilete ofensivo. El paso al frente de los interiores madridistas hicieron que el cuadro local acariciase el 2-0 (53-39, m.28), aunque un triple de Wallace mantuvo con vida al Barça Regal antes del último cuarto, en el que apareció Navarro.

El escolta, con 7 puntos casi consecutivos, volvió a reenganchar a su equipo al encuentro (59-57, m.33) tras un 4-18 de parcial. El Barça Regal metía miedo pero no acababa de culminar la remontada. Hasta el minuto final. Otro triple heroico de CJ y la penetración definitiva de Oleson cambiaron el destino del choque justo a tiempo para que su equipo se fuese al Palau con el factor cancha debajo del brazo (71-72).

Dos defensas, dos espesuras

Los jugadores del Real Madrid, tras el partido del domingo, le pidieron a su afición que hoy estuviese como en aquel último periodo. Que les llevara en volandas desde el inicio, sin necesidad de triples imposibles o remontadas de épica. La grada captó el mensaje. Más banderas blancas al viento, más gritos, más ambiente. En el arranque del choque, el cuadro de Laso sintió que todo había merecido la pena. La inmaculada liga regular, los esfuerzos por ser primero.

El factor cancha era una realidad y, guiado por el ensordecedor ambiente, los locales salieron enchufadísimos, otra vez con Suárez como clave desde la sombra. En la batalla de los rebotes, el alero se llevó el primero, asistió para el triple de Mirotic y anotó desde 5 metros (5-0). En la siguiente jugada, Llull, sin saber que hacer con la posesión agonizando, se sacó de la manga un triple a tabla que acabó entrando.

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En poco más de dos minutos, el marcador era de 8-0 y el Barça Regal parecía K.O. Casi 4 minutos pasaron hasta la canasta de Ingles, si bien su rival perdonó en varias ocasiones, en claro anticipo de lo que serían los siguientes minutos. Eso sí, tras un contraataque culminado por Mirotic, los de casa se ponían con 10-2 a su favor y obligaban a Pascual a pedir tiempo muerto, con media grada jaleando esos 5 primeros minutos como si de un anticipo se tratase.

Nada más lejos de la realidad. El parón fue balsámico. El Barça Regal, como en el primer partido del Playoff Final, demostró tener la facultad de mantenerse con vida aún sin jugar bien. En ataque, claro, porque en defensa los siguientes minutos fueron una delicia. Ni un fallo. Ni un despiste. El Real Madrid se quedaba sin ideas, asfixiado por la telaraña de su rival, que empezaba a ver aro. A ritmo de caracol pero lo veía, que no era poco. Una canasta de Navarro, 5 puntos seguidos de Oleson. 0-9 de parcial, partido nuevo y bocinazo final con 10-11 en el luminoso, en el cuarto más pírrico jamás visto en una final.

Tres segundos para un cambio

Las defensas brillaban, sí, pero el marcador era fruto también de los fallos. La final se merecía baloncesto y el estreno del segundo cuarto invitaba a creer en ese cambio. Sin embargo, solo un 2+1 de Lorbek aguantó el pulso blanco (14-14, m.12). A partir de ahí, los madridistas empezaron a escaparse. Sin impulsos como en el primer periodo, con más regularidad que inspiración.

El choque se planteó como una batalla de los rebotes y, tras las tablas del primer periodo (11 a 11 en capturas), el Real Madrid empezó a adueñarse de los rechaces del aro, con Begic y Rudy como principales causas. Cuatro puntos seguidos de Fernández devolvían la máxima a su equipo (25-17, m.16), mientras que Mirza también se divertía en su zona con tapones e intimidación.

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Erazem, siempre él, sacaba el fusil para poner al Barça Regal a tres (26-23, m.18) justo antes del despegue blanco. Dicen que algún día Felipe Reyes se cansará de ser decisivo, de ser influyente, de ser letal. El "9" blanco encadenó dos canastas consecutivas y, mientras el speaker celebraba aún la última de ellas, Carroll robaba el saque de fondo para encestar (32-24, m.19). Cuatro puntos en dos segundos. Un golpe al partido en un parpadeo.

Ahora era el Barça Regal el que no se encontraba cómodo en ataque y esta vez su defensa flaqueaba. Cuando Darden anotaba, tras un brillante reverso, para poner la máxima justo antes del descanso (36-26) y, a continuación, Navarro mandaba al limbo la última bola del segundo periodo, los de Pascual supieron que debían construir un escenario totalmente diferente para no volver a casa con un 2-0 en contra. Lo inventarían muy pronto.

El antes y después de la zona

El FC Barcelona Regal no es de los que enciende las alarmas. Simplemente, pasa a la acción. Su zona 2-3 es como aquel traje de aquel joven en la primera cita, que se viste de gala para sentirse seguro. Con la zona de Pascual, el Barça Regal se siente de etiqueta, se ve guapo. Se ve mejor. La zona de las grandes ocasiones no se inmutó tras los primeros 3 tiros libres de Rudy (39-26, m.21) y, con la sobriedad de Oleson, la dificilísima remontada se convirtió en una sencilla persecución de dos minutos.

Y es que Brad, que tiene su propia festividad en Alaska y casi se la hacen en Fuenlabrada, parece que quiere su día en Barcelona. Anotaba, robaba, corría el contraataque y volvía a notar. Y a defender. El Real Madrid se perdía en triples sin fe, y entre Tomic y Navarro, este con un triple, culminaban el parcial de 0-11 (39-37, m.23). Partido nuevo. O no.

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Porque Laso, al que se le achacaban pocos reflejos a la hora de reaccionar, acertó esta vez al virar el rumbo del choque con ese tiempo muerto. Sota, caballo, rey. Los pívots recibían y empezaban a hacer daño a su rival. Cuánto daño. Begic, absolutamente esencial, enseñaba el camino y Felipe, que ya se lo sabía, ayudaba a devolverle el parcial al Barça Regal con un 8-0 (47-37, m.26).

Rudy se quedaba con todos los rechaces, sin que el cuadro blaugrana tuviese casi segundas oportunidades. En ataque, sendas canasta de tres puntos de Draper y Llull desataban la locura en el pabellón de la CAM (53-39, m.28), aunque la respuesta final barcelonista, con el ya clásico triple de Wallace, dejaban abierto el choque antes del último periodo: 55-46. El zarpazo definitivo vendría más tarde.

Navarro y Oleson cambian su destino

Y Navarro se rebeló contra un destino que parecía intuirse. La derrota no era una opción. Pese a que otra vez Rudy se encargó de estrenar el periodo, el Barça Regal volvió a salir del infierno gracias al mito de Sant Feliu. Ante Tomic se lo puso más sencillo, aprovechando sus centímetros frente a Slaughter y poniendo los cimientos de la segunda gran remontada blaugrana.

A continuación, Navarro pidió el balón. Deseaba sentirlo suyo y, así, hacer también al partido de su propiedad. Penetraba, volaba y tiraba cayendo el triple, como si la rutina pesase más que la misma gravedad. Otro 0-9 (que en realidad era un 4-18) para el 59-57 (m.33). Otra demostración de orgullo. Otro partido nuevo. E iban unas cuantas. Una vez más, la zona se le atragantaba al Real Madrid, que repetía los errores de antaño.

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Empero, su rival no le dio el golpe de gracia. Jamás una remontada fue tal hasta darle la vuelta al marcador. Y el Barça Regal lo acariciaba hasta que los dos Sergios aparecieron de la nada para mantener las constantes vitales blancas. Ni el triple de Mavrokefalidis, que se crecía sin el lesionado Lorbek ni el eliminado Tomic parecía servir (65-64, m.37).

Y menos cuando Mirotic cogió el traje de MVP para amagar con romper el partido con 5 puntos consecutivos (71-67) a falta de un minuto. Sin embargo, CJ Wallace, otra vez él, pura paramnesia, volvió a pintar de heroica sus duelos contra el Real Madrid con un apoteósico 3+1 cuando el balón más quemaba. El adicional no entró mas su equipo creyó tras esa acción más que nunca.

Cuando Llull perdió la bola a continuación, Oleson parecía visualizar ya el final. La última pincelada al lienzo, la remontada agónica in extremis, la culminación de la fe barcelonista, del aprendizaje desde el averno. Un paso hacia el aro, dos. Sus ojos no veían a nadie en el camino. Lo hubo. Y hubo falta. Y tiros libres. Y dos aciertos, pura calma, que jamás encontraron respuesta (72-73 a falta de 7 segundos), devolviéndole al Real Madrid la amarga medicina del domingo.

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Calcar la derrota pasada en el éxtasis de la victoria. Y ni siquiera el Chacho, el mayor especialista blanco en milagros, pudo evitar el final cruel para los suyos. Tampoco Carroll lo logró a la desesperada, en un tiro en el que reclamó falta. Dos partidos agónicos, dos finales a cara o cruz. Una de rabia y otra de catársis para ambos. Un 1-1 y la serie a Barcelona. El Palau presume de factor cancha. Su equipo, de eterna fe.