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La liga Sudamericana busca un destino

En su novena edición, la Liga Sudamericana busca un formato de éxito para convertirse en un referente en el continente americano. Los problemas para conseguir una cobertura televisiva adecuada y la falta de igualdad entre los equipos (argentinos y brasileños dominan año tras año) son los principales escollos para hacer funcionar un proyecto que desde 1996 busca emular el impacto de la Euroliga en Europa. En lo estrictamente deportivo, el conjunto brasileño de Uberlandia, los argentinos Atenas y Boca y los venezolanos Cocodrilos y Marinos parten como principales favoritos

Boca Juniors es uno de los equipos argentinos, tradicionalmente dominadores, en la competición (Foto Básquet Plus)
© Boca Juniors es uno de los equipos argentinos, tradicionalmente dominadores, en la competición (Foto Básquet Plus)
  

Cuando nació allá por 1996, la Liga Sudamericana de Básquetbol, intentando imitar a su par Europea, soñaba con convertirse, de a poco, en la competencia de referencia del continente, sumando cada vez más países y con un objetivo casi central: movilizar el básquetbol en los países menos tradicionales y, en unos años, emparejar el nivel de rendimiento de una zona geográfica históricamente partida en dos franjas bien definidas: por un lado Argentina, Brasil, Venezuela y Uruguay. Por el otro, el resto.
La Liga arrancó con entusiasmo, en parte porque la empresa privada encargada de la competición logró que se televisara completa en toda Sudamérica, logrando generar interés en plazas que nunca habían tenido competencia regional de clubes de importancia, como Bolivia o el mismo Paraguay.

Obviamente, como era lógico, los que llegaron más lejos fueron argentinos y brasileños, consagrándose en aquel entonces Olimpia de Venado Tuerto. Aquel equipo, liderado por Alejandro Montecchia, Jorge Racca y Lucas Victoriano (todos ellos hoy en la ACB) marcó época, ganando también la Liga argentina, para luego desmembrarse y desaparecer por unos años.

Desde allí, y durante 5 años, la Liga fue intentando crecer de a poco, pese a que nunca logró sacar a argentinos y brasileños de las finales. No importaba tanto en esos momentos, ya que lo fundamental (la difusión y una buena pantalla de TV) estaba garantizado… supuestamente.

Tras la primera experiencia con TyC Sports, la Liga Sudamericana pasó a la pantalla de PSN, la cadena latina de los Estados Unidos que nació para destrozar el mercado y consiguió solamente crear una fantasía que duró menos de 3 años. En ese corto período firmó contratos millonarios, entre otras cosas, para televisar la Fórmula 1, el fútbol de Italia y la Liga Sudamericana, además de patrocinar a pilotos de autos, equipos de fútbol y demás.

Del grupo Hicks, Muse, Tate & Furst, PSN cerró de un día para el otro y el futuro de la Liga Sudamericana comenzó a complicarse. Es que una competición de semejantes distancias no daba para jugar partido y revancha entre dos equipos, al estilo de la Libertadores del fútbol. Mucho costo y poco ingreso. Las cuentas no cerraban.

Para colmo, la empresa dueña de los derechos quedó bastante mal parada económicamente ante el incumplimiento de PSN, con lo cual volvió a sus manos originales, las de la Confederación Sudamericana.

Allí se decidió que en lugar de una primera fase por zonas partido y revancha, se hicieran cuadrangulares en sedes preacordadas, para achicar costos. Salvo excepciones, casi nunca se logró que se televisaran esos cuadrangulares, pero al menos sí pudieron verse las etapas de Playoffs, las últimas a través de la cadena ESPN.

Ese mismo canal será el encargado de transmitir las etapas decisivas del presente torneo, que comenzó la semana pasada con algunos problemas, luego de la deserción de los equipos chilenos. Por ese motivo, en lugar de los tradicionales cuatro cuadrangulares, dos de ellos serán apenas triangulares, desajustando esta primera fase.

A favor y en contra

Es obvio que todo el mundo desea convertir a la Liga Sudamericana en una competencia de importancia a nivel regional. Sin embargo, todavía deberá resolver cuestiones de base que hacen al buen desarrollo del torneo.

Las federaciones nacionales de los países menos tradicionales en este deporte están a años luz de los centrales (aún teniendo en cuenta que ni argentinos ni brasileños son una eminencia), con lo cual se hace muy difícil armar una estrategia global.

Las grandes diferencia de nivel, a su vez, impiden que la primera fase tenga un atractivo que sea interesante como para que la televisión arriesgue un poco más y se sume desde principios de torneo, y no a partir de los Playoffs. Digamos que éste es un punto clave en la historia. Mientras la TV no haga su regreso fuerte, la Liga seguirá penando con casos como el de los chileños, cuyos dos participantes (Llanquihue y Osorno), desistieron de jugar al quitarles el estado de Chile una subvención para poder cubrir parte de los costos.

Está claro que los equipos más fuertes de los países centrales (Argentina, Brasil y Venezuela), no tienen grandes problemas ya que se encuentran en plena competición en sus lugares de origen, pero el resto, muchas veces, se arma especialmente para jugar este torneo, que de por sí no cuenta con muchos partidos. Aquellos que quedan eliminados en los cuadrangulares iniciales, apenas suman tres partidos en toda la campaña.

Es indudable que la Liga necesita urgente un replanteamiento, y quizá convenga comenzar por medir cuáles son los países que deberían participar, al menos en un principio, o dividir la competición en dos categorías según niveles, con ascensos y descensos. El problema básico seguirá siendo los altos costos de traslados y la inequidad entre los equipos.

Uberlandia es uno de los favoritos de esta edición de la Liga Sudamericana (Foto www.cbb.com.br)
© Uberlandia es uno de los favoritos de esta edición de la Liga Sudamericana (Foto www.cbb.com.br)
El torneo 2005

Pese a todo, la edición actual largó sobre fines de este febrero, con los mismos candidatos del año anterior: Uberlandia por Brasil, Atenas y Boca por la Argentina y Cocodrilos de Caracas y Marinos de Orientes por Venezuela.

Uberlandia es el actual subcampeón y mantuvo a casi toda la misma estructura del año pasado, destacándose el ala pivote Estevam (26 años, 2.10 metros), el veterano Rogerio (33, 2.00) y el base Valtinho (27, 1.87) entre otros.

Atenas, pese a perder a su norteamericano estrella Josh Pittman por haberle dado el control antidoping positivo en la Liga local, es un rival a temer. Cuenta con un plantel largo, aunque está claro que Michael Pegues no es ni la sombra del gran Josh. Atenas apostó este año a darle la titularidad en la base al joven Juan Pablo Figueroa (18 años, 1.84), un auténtico talento que está sufriendo por su juventud el puesto, pese a que la regular campaña del equipo no puede achacársele a él, por supuesto. Los cordobeses aspiran a retener el título, tarea para la cual cuentan con una mezcla entre consagrados como Diego Osella (ex Varese y Alicante) o Gabriel Díaz con jóvenes como el mencionado Figueroa, Pablo Moya (pivote de 2.03 y 22 años), Gabriel Mikulas (ala pívot 2.01 y 24), Diego Brezzo (ala pívot de 2.03 y 21) o Fernando Funes (escolta de 1.92 y 21).

Boca, en tanto, está en racha muy positiva: ganó en serie la Liga Nacional argentina 2003/04 tras levantar un 0-2 en la final, luego se llevó el Sudamericano de Clubes (no confundir con Liga Sudamericana) en el 2004, La Copa Argentina y el torneo Top 4 a fines del mismo año. Una gran campaña del equipo dirigido por Sergio Hernández, ex Lobos Cantabria y favorito de la gente para reemplazar a Rubén Magnano al frente de la selección argentina.

Los principales argumentos de Boca son los mismos del año pasado: un sólido manejo por parte de Hernández, una pareja de extranjeros (Byron Wilson y DeWayne McCray) que regula pero rinde en los momentos calientes, un plantel largo (tiene buenos juveniles) y el talento cada vez más visible de Matías Sandes, el polifuncional alero que Hernández, por obligación, termina casi siempre utilizando como ala pívot. Sandes, junto con Figueroa de Atenas y los “españoles” Alejandro Alloatti y Leonardo Mainoldi, serán los principales encargados de llevar a la Argentina a buen puerto a mediados de año en el Mundial Joven (ex Sub 21), que se realizará en la Argentina.

De los venezolanos, como siempre hay que decir que su figura central es Víctor Díaz. Casi nunca se pifia nombrándolo. Esta vez, el histórico goleador caribeño, está con la camiseta de Cocodrilos, que se adjudicó el primer cuadrangular realizado venciendo en el partido decisivo nada menos que al Uberlandia. Díaz, de 36 años, pasó del club de toda su vida, Panteras de Miranda, a Cocodrilos, apenas una semana antes del comienzo del torneo. Así y todo, marcó 23 puntos ante Uberlandia y fue la figura del juego. Sus lugartenientes son los de siempre: Tomás Aguilera, Rafael Guevara y el norteamericano Randy Holcomb.

Marinos, en tanto, fue justamente el que cedió a Aguilera a préstamo a Cocodrilos para hacerse de un par de jóvenes promesas: el base Jesús Centeno (1.91) y el ala pívot Joyfre Díaz (1.98). Pese a no contar con sus jugadores franquicia Oscar Torres y Héctor Romero (en Rusia e Israel, respectivamente), Marinos va a dar pelea, luego de contratar a una buena pareja de extranjeros para lo que es la competencia, como Carl Thomas y Markus Carr.

La IX Liga Sudamericana está en marcha. Con virtudes y defectos, pero en el camino.