Crónica

Valencia Basket roza la excelencia (81-64)

En un partido de menos a más, Valencia Basket acabó arrollando a un Real Madrid que se vio superando por un rival más intenso en la segunda parte y con un Will Thomas determinante en el despegue taronja

 (ACB Photo)
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Redacción, 14 Jun. 2017.- Valencia Basket derrotó por 81 a 64 al Real Madrid y coloca el 1-2 en el Playoff Final de la Liga Endesa. El conjunto valenciano logró su primera victoria como local en una final y tiene dos oportunidades para conquistar el título

La primera oportunidad será este viernes y al partido llegará un equipo bañado en confianza, sabedor de la histórica oportunidad que tiene ante sí, pero, sobre todo, con una seguridad que está a prueba de bombas como se demostró en un tercer partido donde tardó casi dos cuartos en entrar en acción y superar a un Real Madrid que fue de más a menos y se diluyó con el calor ambiental de la Fonteta.


Mucho se había hablado antes del aspecto anímico y la energía en ambos conjuntos, pero el inicio de encuentro demostró que el baloncesto vive de presente y toda la sinergia positiva con la que Valencia Basket regresó a su casa, se esfumó con un primer cuarto nefasto en número y sensaciones. El equipo se ahogó con sus fallos en el tiro (4/15) y la preponderancia del triple esta vez fue una losa (1/6 en el primer cuarto) sobre la que comenzó su baile un Real Madrid mucho más tranquilo en sus biorritmos.

El conjunto de Pablo Laso está curtido en mil batalla como ya avisó Pedro Martínez antes del choque y eso se vio en la pista con un juego mucho más centrado en defensa y equilibrado en ataque. Ver como Gustavo Ayón y Anthony Randolph acompañaban en anotación a Rudy Fernández y Sergio Llull fue mucha mejor noticia que la del propio resultado (11-16) del primer parcial.

Si a una buena defensa y el ataque cooperativo blanco se le suma la aparición de un talento como Luka Doncic, la mejor versión del Real Madrid se asentó en la pista a mediados del segundo cuarto. Con el joven base en pista, el conjunto blanco sufrió menos la creciente presión local y disfrutó de una clarividencia ofensiva (11 puntos en el segundo cuarto) impropia de su edad. En un visto y no visto, sus ochos puntos hacía que el Real Madrid navegase por el partido con una inusitada tranquilidad (21-30).

Pero claro, esto es una final y nadie regala nada. Valencia tardó 14 años en volver a ver un partido de Playoff Final, por lo que no le importó esperar 17 minutos para ver a su equipo entrar en el partido. Quizá no fue gracias a su habitual circulación de balón o facilidad para correr, pero le bastó dos buenas defensas y tres triples para volver a sonreír y completar un parcial 15-3 con el que irse al vestuario con una mínima ventaja que, visto lo visto, sabía a gloria.

En el equilibrio de fuerzas estadísticas, la balanza emocional pareció decantarse a favor de los locales por aquello de venir desde atrás y ver como su juego iba a más frente a un rival al que el paso de los minutos le dificultó las acciones ofensivas. Sin duda que algo había cambiado en las caras de los jugadores locales, pero sobre todo, la cara que más cambió fue la de Will Thomas (determinante con 16 puntos). El muchas veces inexpresivo pívot fue determinante en el tercer cuarto con sus triples y rebotes para conseguir que Valencia Basket tuviera un favorable 59-49.

Sus 10 puntos en el cuarto no solo dieron réplica al enorme trabajo de Gustavo Ayón sino que dieron el esperado empujón anímico para que la Fonteta duplicara en decibelios su aforo y comenzara a sentir que sí se podía ganar. Así, todo lo que fue error y tensión al arranque de partido, dio paso a una fluidez ofensiva y agresividad en defensa que bloqueó al Real Madrid (sólo 13 puntos en el último cuarto). Valencia Basket multiplicó a los protagonistas que tuvieron incidencia en el resultado: Bojan Dubljevic (21 de valoración), Fernando San Emeterio, Thomas y, finalmente, Guillem Vives y Luke Sikma hicieron que la remontada blanca fuera imposible.

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El Real Madrid se blinda en el inicio
Bajo el intenso calor ambiental y climatológico, Valencia y la Fonteta recibieron el Playoff Final de la Liga Endesa. Todo parecía aunarse para dar un mayor drama al acto deportivo y éste respondió con una puesta en escena diferida.

El Real Madrid salió con la novedad de Felipe Reyes en el quinteto titular, Pablo Laso quiso da un paso adelante en la defensa y cerrar el aro frente a un Valencia Basket que confió en su cinco más habitual en Playoff. Algo había cambiado en la final con el traslado de la misma, la alegría ofensiva de los primeros encuentros se cortó y los locales tardaron más de dos minutos en poder estrenarse en el marcador. Fue un triple de Fernando San Emeterio pero antes y después se sucedieron muchas imprecisiones para el gusto de su entrenador.

Pedro Martínez ya avisó de la reacción madridista y ésta se ejemplifico con un inicio de partido mucho más agresivo cara el aro (3-9) y sabiendo proteger el suyo del desacierto rival (falló seis de sus siete primeros lanzamientos). El Real Madrid, en ataque parecía tener más claras las ideas y un balance de juego interior exterior más efectivo, por lo que se vio en el parqué la reacción esperada.

En una guerra de guerrilla, la primera batalla la ganó un Real Madrid que supo contener la efervescencia del rival y, mucho más concentrado en las tareas a realizar, dominó a un Valencia Basket que a duras penas se mantenía cerca del adversario con los puntos de Bojan Dubljevic (14 puntos y seis rebotes). El pívot era él único con la llave del aro madridista y eso era claramente insuficiente para contener a un Real Madrid que encadenó un parcial 0-7 para amenazar con la primera escapada del encuentro (7-16).

Pocos pero se podían poner al plan de juego diseñado por Pablo Laso. Su equipo frenó al rival, cerró el aro (3/13 en tiros de campo con 1/6 en triples) y obligó a tiros exteriores sin opción de rebote; en ataque, además, reencontraba puntos en jugadores como Rudy Fernández (10 puntos) y Anthony Randolph. El mínimo respiro que aportó Will Thomas con otras dos canastas minimizó una puesta en escena contraria a su interés. Lo mejor para el equipo local es que sólo perdía por 11 a 16.

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Lo que te quita el triple, te lo da el triple
Pese a que lo tiros seguían sin entrar, Valencia Basket no quiso renunciar al estilo que le ha llevado a la final y volvió a buscar el camino de los puntos desde la lejanía del triple. Una canasta de Guillem Vives (3/3 en triples) aventuró un cambio de panorama, pero éste apenas llegó porque el Real Madrid seguía siendo un bloque de hormigón armado donde sus jugadores sumaban en una actuación coral para coquetear con la decena de puntos de ventaja (16-25 minuto 14).

Los madridistas, en su laboriosa tarea de ir ganando el encuentro en pequeños combates, además, se vieron favorecidos por entrar rápidamente en bonus. La energía taronja por momentos se confundía dando lugar a una precipitación que no sólo afectó a sus porcentajes sino también a su sobrecarga de faltas.

Y en estas que apareció Luka Doncic, un jugador cuyo carné miente en la edad porque su juego habla de veteranía y clarividencia. Cuando su equipo se encalló en la mejora defensiva de Vaencia Basket, éste emergió para dar destellos de genialidad y, por ejemplo, silenciar a la Fonteta con un triple que respondía a otro previo de San Emeterio. Ocho puntos del base esloveno extendieron la ventaja visitante hasta el 21-30. Doncic acabó sumando 11 de los 19 puntos de su equipo en el cuarto y, por extraño que parezca, ese monopolio anotador le acabó perjudicando... aunque por entonces no lo parecía.

Claramente los locales necesitaban cambiar algo en el partido y, en vistas que su juego no lo iba a hacer, ese cambio fue un chispazo de raza. Dos triples y una buena defensa despertó el ánimo de un equipo que parecía hasta ese momento en estado de hibernación emocional. Quizá le pudo la presión de jugar en casa y liderar la acción de la eliminatoria final, pero todo lo que le había quitado el triple se lo dio al encadenar un parcial 9-0 con triples de San Emeterio (15 puntos y cinco rebotes) y Diot. El 30 a 30 hacía elevar unos cuantos grados esa caldera taronja que también se metía en el encuentro junto a sus jugadores.

Valencia, que llevaba un 2/11 desde el triple, anotó los tres últimos (acabó encadenando 10 de 15 para un total de 12/26) y culminó su remontada con una bandeja de Rafa Martínez con la que se fue al descanso con una renta tan mínima (36-35) como significativa. El Real Madrid, pese a la portentosa actuación de su chico maravilla, ya sentía la presión del rival y la incomodidad para sumar en ataque.

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Thomas alarga la felicidad
Buscando dar continuidad al crecimiento de su equipo, Pedro Martínez modificó su quinteto inicial y puso en pista a Sastre y un Thomas que levantó al público de sus asientos con un mate. Pablo Laso también respondió a lo acontecido en la primera parte y la defensa de Jeffery Taylor tuvo el premio de seguir mordiendo a la amenaza que suponía San Emeterio. Fueron minutos de columpio anotador, donde Thomas se creció siendo respondido por los aleros madridistas. Llull y Rudy anotaban como ya hicieron en el inicio de partido y el partido comenzó a ponerse bonito, bonito (45-43).

El Real Madrid, además, encontraba muy bien la puerta atrás que dejaba abierta Dubljevic y por la que Ayón sacó réditos anotadores. El mejicano, sin duda, dio un paso al frente en la final y se convirtió en el claro referente interior que reclamó su equipo para responder al inesperado estilete taronja que era Thomas.

El silencioso y a veces melancólico pívot norteamericano mostró toda su gestualidad cuando encadenó dos triples casi seguidos. En cinco minutos de cuarto él era el diferencial del momento y, con ocho puntos en ese período, puso el 50 a 44 en el marcador. Una alarma había saltado en el Real Madrid y Pablo Laso quiso desconectarla con un tiempo muerto.

Laso diseñó dos ataques con formación en rombo, pero ninguna de ellas funcionó y eso lo castigó San Emeterio con un nuevo triple elevando la ventaja a nueve puntos. Pero no era fuera sino dentro donde estaban las estrellas. Allí, Ayón y Thomas mantuvieron un baile anotador entre los dos para mayor éxtasis local cada vez que su inesperado héroe sacaba algo positivo en el juego.

Mientras, Laso confiaba en Carroll... pero también en Doncic. Se pensó en él como solución al momento de su equipo y éste regresó a pista para conectar con el cañonero americano y así reducir diferencias. Por momentos, la ofensiva blanca versó en un juego de carreras entre Carroll y la defensa valenciana, aunque lo único que realmente mantenía al Real Madrid era la lucha intensa de Ayón bajo los tableros. El pívot mejicano, cuanto menos, evitó que el cuarto se cerrase 10 abajo.

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La defensa taronja neutraliza al Real Madrid
El partido estaba lanzado y cuesta abajo para los valencianos. Además, un triple de Vives rompió la barrera anímica de los 10 puntos en un momento donde las rotaciones acaparaban los minutos en pista.

Todos menos Ayón (15 puntos y ocho rebotes), quien siguió picando en piedra dura para dar oportunidades a sus compañeros. El momento anímico también requirió de Andrés Nocioni para contagiar de su habitual garra a un equipo que entró en crisis con el segundo triple de Vives (65-51). A menos de siete minutos para el final, Valencia Basket sintió estar donde otras veces ya estuvo este año.

Ya no era un encuentro táctico o de jugadores sino de emociones y corazones. Unos por conseguir lo que parecía improbable hace unos días, otros por sacar el orgullo de campeón; pero todos, absolutamente todos, dando toda la energía que el calor y el esfuerzo les permitía.

Evidentemente fue el instante donde Llull (16 puntos) dio un paso al frente. Las estrellas nunca fallan y él volvió a evidenciar los galones y el brillo que luce su número y camiseta. Comenzó a multiplicarse en la pista, a ser más incisivo en las penetraciones y, en definitiva, a buscar una reacción que Pedro Martínez quiso evitar en un prudente tiempo muerto a cinco minutos del final.

Tantas veces se vio en esta situación que el discurso se lo sabía de carrerilla... sus jugadores entendieron a la primera. ¡Qué poco se pareció Valencia Basket en el inicio y en el final de partido! Los nervios y fallos del inicio dieron paso a una inmensa felicidad según la diferencia fue aumentando y Valencia Basket terminó sacando un beneficio definitivo de la ausencia de Ayón en pista. Dos canastas de Sikma y dos triples de Sato pusieron la rúbrica a una victoria fantástica y que le deja a un paso del sueño ¿imposible?