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Michigan-Villanova: 4 claves para alcanzar la gloria final

En apenas unas 12 horas dará comienzo el último y más importante capítulo de la temporada NCAA 17/18. Sobre el parquet del Alamodome, Michigan y Villanova lucharán por el título nacional del baloncesto universitario. ¿Cuáles son los factores que pueden determinar la victoria de una o otra?

Foto @MarchMadness
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Redacción, 2 de abril de 2018.- Alamodome, San Antonio, 3:20 de la madrugada del lunes al martes en España. El fin de un largo, sufrido, cansado y excitante camino para Michigan y Villanova. Cuarenta minutos en el que cualquier detalle, por mínimo que sea, puede acabar siendo un factor gigantesco que te acerque al éxito. Cuarenta minutos para coronar a un único rey del baloncesto universitario.

El brillo de la gran estrella: Jalen Brunson y Moritz Wagner

Los grandes referentes de ambos finalistas. Tan buenos y tan distintos. Ambos en su tercer (y muy probablemente último) año en el baloncesto universitario pero en escenarios radicalmente distintos. Mientras Jalen Brunson es la eficiencia y la sobriedad personificada, Wagner es la explosión y el fastuosismo en un juego de enormes altibajos.



Jalen Brunson fue nombrado esta misma semana como jugador del año en la NCAA de forma más que merecida. El gran líder de los Wildcats es un base tan sólido y consistente como afilado y trepidante, capaz de llegar a los 19.2 puntos con unos magníficos porcentajes de 52% en tiros de dos y 41% en triples. Ha superado los dobles dígitos en todos los partidos de esta campaña y, cuando su equipo le ha necesitado a pleno rendimiento, ha elevado su juego de forma descomunal, destrozando a Providence en la final de la Big East con 31 puntos o a West Virginia, ya en este March Madness, con 27.



En cambio, el torneo de Moritz Wagner estaba siendo más que discreto. El alemán apenas lució su talento en la gran exhibición de los Wolverines en Sweet Sixteen ante Texas A&M hasta que llegó la noche del sábado. Y Wagner desató todas sus armas para firmar números inéditos en décadas, sumando su nombre a los de dos leyendas como Larry Bird o Akeem Olajuwon. Sus 24 puntos y 15 rebotes fueron el golpe definitivo a la gran historia de este torneo, Loyola Chicago. Y tras esos 40 minutos de primerísimo nivel, la sensación en el Alamodome es que ese 24-15 fue tan sólo una carta de presentación.

Muro impenetrable contra ataque huracanado

Aunque Michigan ha sido capaz de firmar algunos de los minutos más brillantes a nivel ofensivo de este March Madness, es más reconocida por su trabajado, físico y extenuante nivel defensivo. Los de John Beilein han sido la tercer mejor defensa de la competición y el quinto equipo de toda la NCAA que ha encajado menos triples. Precisamente la mayor virtud de esta Villanova.

Según Jay Wright, "el equipo más tirador" que ha entrenado nunca. Y los números, las sensaciones y las predicciones confirman esa opinión. Los Wildcats llegan a la lucha final por el título pletóricos de confianza tras firmar una auténtica exhibición desde el triple en su duelo ante Kansas, con 18 aciertos. Y son favoritos en todas la casas de apuestas, con un margen de victoria superior a los 6.5 puntos, algo que no sucedía desde el Butler-Duke en 2010).



Las estadísticas tampoco dicen lo contrario. Su 58.8 en tiros de dos (tercero del país) y su 40% en triples hace que hablemos de Villanova como el tercer ataque más eficiente de la NCAA. Y el dato más impactante. Los Wildcats son capaces de anotar hasta 127.3 puntos por 100 posesiones, con un margen de más de cinco puntos de diferencia con el segundo mejor del país. ¿Suficiente arsenal para superar la correosa defensiva de los Wolverines?

Segundas espadas bien afiladas

Especialmente para Michigan, éstos serán esenciales. Ni una versión extraterrestre de Moritz Wagner puede llevar a los Wolverines al título sin un buen número de escuderos. Y en este punto, la goleada, a priori, de Villanova es más que notable. Los de Jay Wright han sabido crear un bloque de hasta seis jugadores con amenaza desde el perímetro y apaces de tomar las riendas de la anotación en cualquier momento. Ya no es únicamente Jalen Brunson, anteriormente mencionado. Es un Mikal Bridges al que aún se le espera su gran momento en este torneo, son los triples y la actividad de Phil Booth o el revulsivo Donte DiVincenzo o, como mencionábamos en el punto anterior, la versatilidad y estado de forma de una completísima pareja interior con Eric Paschall y Omari Spellman.



Entonces, ¿Michigan depende exclusivamente de Wagner? Evidentemente, no. El alemán estuvo bien secundado en la semifinal por un Charles Matthews que va a más y que puede ser una arma muy peligrosa desde el triple y en incisivas penetraciones. Sin embargo, no existirá un posible título para los Beilein sin que aparezca, por fin, en esta Final Four, Muhammad Ali Abdur-Rakhman. Él ha sido el gran propulsor de los Wolverines durante la temporada, siendo una amenaza ofensiva más y, especialmente, el jugador que equilibra y da sentido al juego. Del bisoño base Zavier Simpson esperamos una tarea más bien defensiva y molesta sobre Brunson y los minutos del tirador Duncan Robinson, del versátil Isaiah Livers y del tosco Jon Teske cerca del aro deben siempre ser de argumentos positivos. John Beilein tiene que afinar al máximo su máquina para poder optar a la victoria. Y aún así, el éxito no está asegurado.



El rebote, factor determinante

Ganar un rebote significa mucho más que sumar un punto más en la estadística. Es el baremo más certero para controlar el ritmo de partido y, sobre todo, limitar los ataques de tu rival. Evidentemente, en una final de tal calibre, el rebote no será un mero detalle. Michigan, pese a ser una de las mejores defensas de la liga, tiene pocos argumentos para ser un equipo fiable en el rebote ofensivo. Y la gran evolución de Eric Paschall y Omari Spellman en Villanova han hecho de estos Wildcats un equipo tremendamente ambicioso y agresivo en el tablero rival. Capaces de jugar con hasta cinco jugadores abiertos, Jay Wright tiene, además, cinco auténticos obreros que darán su vida por cada balón. Una intensidad y coralidad que Michigan deberá, como mínimo, igualar para tener alguna opción.