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Paul Shirley: Vuelve el escritor

Sarcástico, irónico, alto, blanco, tirador y propenso a las lesiones raras. Así es uno de los personajes más interesantes de la ACB: Paul Shirley. Su vida transcurre como si siguiera un guión, uno de exitoso que ahora se vende como churros en Estados Unidos gracias a su libro Can I keep my jersey?. Además de escribir y vivir con intensidad su ajetreada vida, ahora vuelve a sentirse jugador de baloncesto con el ViveMenorca, tras superar su extraña lesión de tobillo. Roc Massaguer habló con él en la isla y nos acerca a una figura apasionante por original, divertida por honesta. Cada una de las perlas que suelta valen su peso en oro y apenas caben en este extenso artículo

Paul Shirley vuelve a sonreír en Menorca (Foto menorcabasquet.com)
© Paul Shirley vuelve a sonreír en Menorca (Foto menorcabasquet.com)
  

Redacción, 14 nov. 2007.- El ala-pívot del ViveMenorca Paul Shirley es un tipo raro. Él lo sabe, lo asume y lo explota porque, a estas alturas, ya todo el mundo sabe que escribe casi mejor que juega y que su vida es una retahíla de anécdotas divertidísimas que uno ya no sabe si le pasan porque las espera o si las espera porque le pasan.

Escritor, sarcástico, tirador, alto y blanco. A esa definición habría que añadir propenso a las lesiones raras. "Puede que mi cuerpo no fuera creado para jugar a baloncesto... no lo sé. No sé qué pasa con ellas: siempre son raras, siempre tardan en curarse... Creo que quizás, por mi punto de vista como escritor, le doy más importancia de la que tiene. La última lesión, por ejemplo, tenía una pinta horrible cuando me la hice, luego resultó no ser para tanto... pero no la he superado hasta hoy. Muy raro...".

Shirley se torció el tobillo en el último segundo del último partido de la temporada en Murcia, justo cuando ambos equipos celebraban en la cancha su permanencia. Todos saltaban de alegría... menos Paul, que se retorcía en el suelo de dolor. "La verdad es que he tenido muchas lesiones que me han impedido celebrar los buenos momentos. En la Universidad me rompí un hueso del pie justo en el momento decisivo de la temporada, en el DKV Joventut me perdí la celebración por la clasificación para el Playoff porque tuve una gastroenteritis en el momento menos oportuno..."

Todo parecía indicar que el jugador estaría en perfecto estado para iniciar la temporada... pero no fue así. Su tobillo no parecía mejorar y los médicos menorquines decidieron lo que no habían hecho los americanos en verano: operar. Eso alargaba dos meses más su recuperación, pero parecía garantizar el regreso de Shirley. En un movimiento poco habitual, el club balear decidió mantener el contrato como si nada hubiera pasado, en lugar de cortarlo.

"Está bien que hayan confiado en mí, pero también hay que recalcar que no me han pagado mientras no he jugado, así que tampoco se puede decir que haya estado de vacaciones pagadas", matiza. La realidad es que por fin debutó esta temporada, con buenos números, especialmente en su segundo encuentro, contra el Polaris World CB Murcia: 12 puntos y 4 rebotes en 17 minutos.

El tobillo aún no está del todo bien, pero suficiente para debutar: "No diría que esté a un 100%, porque no sé si nunca volveré a estar al máximo de algo. El tobillo está bastante bien, puedo jugar, pero necesito algún tiempo aún para estar mejor y ganar en velocidad y flexibilidad".

Paul Shirley busca el sarcasmo y la ironía en todo momento
© Paul Shirley busca el sarcasmo y la ironía en todo momento
Repetir, para variar

Desde sus años en la Universidad, Shirley nunca había repetido dos temporadas seguidas en el mismo equipo. A pesar de la lesión, Menorca será su casa durante dos temporadas. "Sinceramente, es muy agradable. Me impactó lo reconfortante que es llegar al aeropuerto y encontrarme con caras conocidas en lugar de llegar cada año a un sitio distinto", explica. El motivo es sencillo: el club confió en él y él en el club: "Cuando pensé en el año anterior, me di cuenta de que me lo había pasado muy bien jugando a baloncesto. Así que tiene sentido repetir en un sitio en el que no tenga que demostrar de nuevo de lo que soy capaz, un sitio en el que sé que encajaré y en el que me lo pasaré bien".

Además del calor particular de Menorca ("me gusta mucho la gente y los aficionados de aquí. No es el sitio más cosmopolita del mundo, pero la pasión de los seguidores lo compensa con creces"), Shirley está satisfecho de mantenerse en la ACB, quizás la mejor opción alrededor del mundo, en su opinión. "Siempre he dicho que la ACB es la segunda mejor liga del mundo. Es bueno saber que puedo jugar y sobrevivir aquí, lo que quiere decir que si lo hago bien aquí, puedo triunfar en cualquier liga menor del planeta", afirma.

Se nota que está cómodo en la isla, en el equipo y en la ACB. "Aquí reina la meritocracia: si juegas bien, conseguirás un buen contrato el año siguiente. Pero en la NBA, una buena temporada te basta para tener un contrato de cinco o seis años que te permite sobrevivir sin hacer nada especial porque tienes el contrato garantizado. Aquí hay menos seguridad laboral, si se me permite la expresión, pero eso insufla más competitividad en todo lo que hacemos", expone.

También tiene palabras de reconocimiento para el trabajo del entrenador, Ricard Casas, uno de sus principales valedores: "Se parece a los entrenadores universitarios americanos; quiere controlarlo todo, todos los aspectos del juego. Los entrenadores de la NBA no pueden hacer eso porque los jugadores allí tienen demasiado poder. Aquí los técnicos tienen un poco más de capacidad de control. Él es duro y es fiel a su personalidad: es un tipo intenso y así es como entrena".

Además, el equipo acompaña, puesto que "la realidad es que tenemos buenos jugadores, muy implicados, y la experiencia me dice que es cuestión de tiempo que lleguen los buenos resultados". Así que no hay motivo de preocupación, a pesar de los primeros resultados.

Shirley ha luchado por los títulos y el Playoff en la NCAA y Badalona, por puro espectáculo (participó en una gira de exhibición con un equipo organizado por EA Sports) y por el descenso. ¿Con cuál se queda? "Nadie quiere estar en la lucha por el descenso. Pero ya que estamos aquí, hay que disfrutar con el objetivo general de todo el equipo y conseguirlo es muy gratificante".

¿Y la NBA? ¿Sigue siendo un objetivo? Estamos ante uno de los grandes críticos de la NBA, tras vivirla desde dentro. A continuación, reproducimos sus argumentos acerca de la comparación entre la ACB y la liga americana:

"La gente que sabe de baloncesto en Estados Unidos aprecia lo fuerte que es la ACB y saben que quien lo hace bien aquí, puede tener un sitio allí. Pero ya no estoy preocupado por eso. Sólo quiero jugar bien y pasármelo bien, sin pensar en la NBA. No sé cuánto tiempo más jugaré, en general, así que no me importa especialmente la reputación de la liga, tanto como lo que me llene la experiencia", sobre su futuro.

"Debido a que los jugadores europeos son cada vez mejores, aquí ya no se necesitan jugadores americanos que vengan a hacer de estrellas anotadoras. Muchas de estas estrellas europeas quieren quedarse en Europa y tienen la opción de jugar para grandes equipos como el FC Barcelona, por ejemplo. Aquí pueden hacer más dinero que allí. Eso permite que los clubes busquen el complemento perfecto para estas estrellas. Un ejemplo es Jackson Vroman, que hace años no hubiera tenido la oportunidad de jugar en la ACB porque le cuesta tirar y anotar. Pero ahora encaja en lo que buscan los jugadores", sobre la potencia de la ACB.

"Los jugadores no se dan cuenta de que no hay que ir necesariamente a la NBA para triunfar o ser visto como una estrella. Hay jugadores en la ACB, como Pepe Sánchez, que son leyendas europeas a pesar de no haber triunfado en Estados Unidos. El balance general de su carrera es que fue un éxito, a pesar de su paso por la NBA", sobre la marcha de estrellas a Estados Unidos.

Portada del exitoso libro de Paul Shirley
© Portada del exitoso libro de Paul Shirley
Vivir para escribir, jugar para vivir

El pasado mes de abril, Paul Shirley presentó su primer libro: Can I keep my jersey? (¿Puedo quedarme la camiseta?). Es un muy buen libro, muy bien escrito, divertido y realmente interesante para saber cómo funciona el mundo del baloncesto. Leyéndolo te ríes, aprendes y te enganchas. Shirley es relativamente conocido en los Estados Unidos gracias a su blog en ESPN y el libro se está vendiendo a muy buen ritmo. El propio autor cree que una traducción al español tendría éxito: "Con una buena promoción podría vender unos 5.000 ejemplares sólo en la isla, lo que no estaría nada mal".

El libro es divertido porque la vida de Paul es divertida. Se presenta a si mismo como un mal jugador, mal hijo, un desastre en las relaciones sentimentales, propenso a lesionarse y con una especial tendencia a reafirmar la ley de Murphy. "Soy consciente de que mi carrera es mucho más interesante porque he jugado en 15 equipos distintos. Si hubiera sido como la de Kevin Garnett, tantos años en un solo equipo, no sería ni mucho menos tan interesante. Es mucho mejor para él, claro está, pero menos para la gente, porque los altibajos son menos intensos", asevera.

Aparte de tener un don para escribir, a nadie se le escapa que el hecho de haber jugado en la NBA, aunque fuera de pasada, le da una nueva dimensión a sus experiencias. "El estilo de Hunter Thompson o Tom Wolfe, escribiendo sobre lo que vives, ha sido lo habitual en los últimos 20 años. Me considero afortunado, en este sentido, porque he tenido experiencias muy raras como jugador de baloncesto, pero tengo claro a la gente le interesa porque es sobre baloncesto: si fuera jardinero, a nadie le importaría lo que pudiera escribir sobre mi vida", asegura.

Además de criticar constantemente todo lo que le rodea (cosa que le ha llevado más de un disgusto), Paul tiene que soportar los prejuicios por ser un "jugador inteligente". Hay quien sigue sospechando de su carrera literaria, del efecto negativo que puede tener sobre su juego. "La gente sospecha de los que tienen éxito en más de una faceta. Si una chica es guapa, por ejemplo, asumen que no puede ser listas, porque eso rompería el equilibrio. Algunas veces tienen razón... pero otras, no. Es un poco molesto como jugador y como persona: creo que mi personalidad tiene más de un aspecto y no puedo dejar que el baloncesto absorba todo mi tiempo y mi energía".

Además, con una sonrisa apasionada, añade que "en la Universidad me gradué en Ingeniería Mecánica, lo que no es fácil. Y a nadie parecía importarle que fuera a clase cada día, pero ahora que escribo QUIZÁS una hora al día... parece que crean que no tendré tiempo para entrenar debidamente. Hay gente en este equipo y en todos los equipos, que tiene familia y que dedican seis horas como mínimo cada día a cuidar de sus hijos o a estar con la familia. Yo no tengo familia, sólo quedo con chicas de vez en cuando y no tengo ningún compromiso de este tipo. Así que tengo todo el tiempo del mundo para escribir sin que eso afecte a mi juego".

Estos dos últimos meses no ha podido viajar a Estados Unidos, por lo que ha dedicado la mayor parte de su tiempo al gimnasio y a su nuevo proyecto, escribir una novela de ficción: "He pasado mucho tiempo en el gimnasio. Es increíble el tiempo que pasas aquí entre rehabilitación, ver entrenos, partidos... Diría que he estado un 30% de mi tiempo aquí y un 30% durmiendo, lo que no deja mucho margen para otras cosas. Sin embargo, he estado trabajando en mi proyecto de ficción, que avanza a buen ritmo". ¿Ficción? "Sí, será sobre baloncesto, pero seguramente de ficción. Es todo lo que puedo decir de momento".

Por cierto, no podemos evitar recordar que la televisión estuvo a punto de cruzarse en su camino. Él mismo, con mucho entusiasmo, nos cuenta la experiencia: "Fue hace un año y medio. Estaba en Los Angeles y allí hicimos un piloto de la serie, de la que yo era creador y productor. El nuestro era uno de los 11 pilotos que la Fox organizó para esa temporada, pero escogieron a otros dos. No salió bien, pero el balance final es que gastamos 3.5 millones del dinero de la Fox, así que no pasa nada. En el plano personal gané 10.000 $ pero creo que, con lo caro que es vivir en Los Angeles, diría que acabé perdiendo dinero. La experiencia, sin embargo, fue muy positiva. No lo descarto en un futuro porque podemos recuperar el proyecto en tres años. Será cuando la Fox pierda los derecho y me gustaría retomarlo y volver a hacerlo con otras personas".

Paul Shirley, crítico, pero orgulloso de ser americano
© Paul Shirley, crítico, pero orgulloso de ser americano
A cualquier escritor se le puede hacer la misma interesante pregunta: ¿Por qué escribes? La respuesta suele revelar mucho de los rasgos creativos del autor. Shirley, cómo no, destila honestidad e ingenio: "No diría que tenga como objetivo cambiar el mundo o ayudar a la gente... pero hay una parte de mí que quiere que la gente se dé cuenta de cómo funciona el mundo del baloncesto, porque yo tenía una idea equivocada de lo que es en realidad. Es agradable poder abrir los ojos a la gente sobre qué mueve de verdad a los equipos, jugadores, directivos..." Y eso a través del humor, claro: "Como cualquier persona, me encanta entretener a la gente y hacer reir es una forma perfecta de conseguirlo".

Todo un personaje (y sus perlas)

Tuvimos la ocasión de charlar en directo con Shirley a finales de agosto. Más que agradecer el hecho de cruzarse con uno de los pocos lectores españoles de su libro (sólo existe la versión original en inglés), se mostró contento de poder, por fin, hablar en inglés tranquilamente. Desde el primer segundo busca la sonrisa, la ironía y la complicidad. Lo hace con todo el mundo, constantemente. Intenta solucionar la barrera del idioma ("en Estados Unidos tenemos unos programas llamados "The Roseta Stone", pero cuestan 500$, así que creo que aprenderé español simplemente andando por la calle y los mercados (risas). Estoy mejorando, pero aún no tengo el nivel mínimo para hacerme entender"), pero otra vez se encuentra, como en Grecia o en Badalona con dialectos y variantes: "Aquí otra vez tienen el catalán además del español, como pasaba en Badalona. ¡Allá donde vaya siempre hay como 90 idiomas distintos par aprender!" (risas).

En el cuerpo a cuerpo destaca su empatía y la voluntad de conectar con su interlocutor. No es habitual charlar con un jugador que busca constantemente la mirada y que está dispuesto a hablar de todo, desde baloncesto hasta política internacional. Y encima, no se muerde la lengua. Algunas de sus perlas resuenan en la grabadora como titulares impactantes:

  • "El año pasado acabamos en la 15ª posición la temporada, así que no tengo claro que confiar en el mismo bloque sea una buena idea"

  • "La química en el equipo es buena, se nota cuando corremos desnudos por el vestuario"

  • "Todos los equipos tienen buena pinta en pretemporada... pero cuando empiezas a competir te das cuenta de que lo que te falta"

  • "Los americanos deberíamos salir más de nuestro país; pensamos que nuestro país es tan grande que no hace falta viajar ni conocer nada más. ¡No nos damos cuenta de que hay 45 o 50 millones personas en España y 90 millones en Afganistán! Quizás sea porque hay todo un océano que nos separa y estamos en cierto modo aislados. En España teneis dos países muy distintos limitando con vosotros, lo que te da otro punto de vista"

  • "Zan Tabak me dijo una vez que aquí la gente sabe apreciar las sensaciones que nos aportan los amigos, la comida, el vino... mientras que los americanos nos fijamos sólo en las cosas que poseemos. Es cierto y por eso me gusta vivir en el Mediterráneo en lugar de tener tres casas y seis coches"

  • "Claro que soy optimista con el equipo. No creo que haya habido ni un jugador en la historia que saltara a la cancha pensando que perdería o que pensara que su equipo descendería. Así que tengo que ser optimista"


  • Aunque para mí, la que mejor lo define la guardó para el final. En su blog de ESPN habló no hace mucho del "jugador más sucio contra el que nunca había jugado". Se refería a uno del Bruesa GBC y se refería a la higiene. En el Foro ACB.COM se intentó descubrir de quién se trataba y se llegó a la conclusión que uno de los más firmes candidatos era David Doblas, hasta hace poco compañero de Shirley en Menorca. El americano se despidió con la siguiente frase: "Lo único que puedo decir es que no es David Doblas. Esa es la pista del mes; el próximo mes quizás dé otra". Y se va con una gran carcajada.