Walter Berry: El indio de Harlem
A los aficionados más jóvenes les costará creer que el Atlético de Madrid presidido por Jesús Gil tuvo hace relativamente poco un equipo en la ACB. Fue en la campaña 90-91 cuando el controvertido presidente rojiblanco quiso desembarcar en el baloncesto profesional a lo grande tras una fallida experiencia en Primera. Llegó a un acuerdo para hacerse con el Club Baloncesto Collado Villalba, que durante una época había alternado la ACB con la Primera bajo distintas denominaciones (Bancobao, BBV
). Tenía enorme mérito mantener un club en la élite con una población que no superaba los 50.000 habitantes situada a 40 kilómetros de Madrid. El pabellón Municipal ahora denominado Enrique Blas Echevarría- no cumpliría los actuales requisitos con sus 3.500 espectadores de aforo.
Sin embargo, la llegada de Gil en el verano de 1990 supuso entonces un fuerte soplo de optimismo para el club, que, aparte de asegurarse a varios nacionales de prestigio (Quique Ruiz Paz, García Coll, Antón Soler) realizó una enorme inversión en sus dos extranjeros: uno era el acróbata Shelton Jones y otro Walter Berry, posiblemente uno de los mejores americanos llegados nunca a Europa.
Berry, nacido el 14 de mayo de 1964 en Harlem (Nueva York), se había criado como letal alero en la mítica Saint Johns en los brazos de Lou Carnesecca. Promediando 23 puntos y 11 rebotes fue designado mejor jugador universitario de 1986. Un año antes lo había logrado Chris Mullin y su sucesor sería David Robinson. Elegido por Portland, sería el número 14 del draft maldito, aquel en el que Len Bias (2) falleció por sobredosis de cocaína unas horas después de su elección por los Celtics y Chris Washburn (3), William Bedford (6) y Roy Tarpley (7) acabaron con terribles problemas de drogas y alcohol. También estuvieron numerosos jugadores de la ACB como Kenny Walker (5), Brad Sellers (9), Johnny Dawkins (10), John Williams (12), Harold Pressley (17), Arvydas Sabonis (24), Johnny Rogers (34), Drazen Petrovic (60) y Andre Turner (69), entre otros muchos.
Al tiempo que Maradona ganaba el scudetto, él se hinchaba a anotar (29,6) y su cotización se disparaba, pero eso no fue problema para Gil, que había pedido una estrella que atrajese la atención de público y medios. Llegó a Villalba con una pequeña lesión que le impidió debutar en la ACB 90-91 hasta la cuarta jornada. Y qué debut.
Era la mañana del domingo 7 de octubre de 1990 y se disputaba el derbi Atlético de Madrid Villalba-Real Madrid, televisado por La 2 y con Gil en el palco. Fue un partido polémico a más no poder, intenso hasta el final, en el que Berry se mostró inconmensurable, sin dar muestras de la inactividad de las semanas anteriores ni de falta de acoplamiento a la competición. En el primer tiempo lideró la reacción de su equipo con diez canastas de once intentos, con Carl Herrera y Pep Cargol desesperados en su defensa. Al descanso, 45-41 y el pabellón madrileño muy esperanzado.
La emoción continuó después y también las canastas una tras otra de Berry, al que sus compañeros pasaban constantemente el balón al verle poseído. Tras constantes alternativas en el marcador y con el tiempo cumplido, el Atlético pudo haber asegurado la victoria, pero Carlos Gil falló dos tiros libres y el partido se fue a la prórroga con 89-89. El recital del norteamericano continuó, pero una acción en la que los locales acumularon dos técnicas consecutivas acabaría por romper el choque a favor del Madrid (99-107). Berry acababa con 52 puntos en 45 minutos, con una serie de 24 de 38 en tiros de dos y 4 de 6 en tiros libres, además de 15 rebotes (¡10 ofensivos!). Ver estadística
Walter Berry tampoco volvería al planeta ACB más que de visita con varios grandes de Grecia, en los que brilló los siete años siguientes, ganando dos ligas con el Olympiakos y sendas Copas con Aris y Paok, con los que además sumó dos Koracs. Apuró el baloncesto que le quedaba hasta los 38, cuando logró sus últimas canastas con las Panteras de Miranda en Venezuela.
Ahora vive en Saddle River, la zona más exquisita del estado de Nueva Jersey. Tiene una mansión en el mismo vecindario donde habitan, por ejemplo, Vince Carter y Jason Kidd y el actor Danny Aiello.
Henry Turner: Salvaje regalo de Reyes
Henry Frank Turner nació en la punta de EEUU contraria a la de Berry: en Oakland (California) el 18 de agosto de 1966, apenas un par de años después que su predecesor. Completó su periplo universitario en California State (84-88) y no fue elegido en ningún draft. Tras un año en la CBA (Rochester Flyers, 13,8 puntos), firmó con los Sacramento Kings para un papel secundario (4,3 puntos en 8,8 minutos y 36 partidos). Llegó el inevitable salto a Europa: primero Italia, donde en Udine mostró que tenía condiciones de anotador (28,5) y luego Villalba, en un proyecto más modesto que el de Jesús Gil.
Tras proclamarse subcampeón del concurso de mates de la ACB en Madrid (el vencedor fue Kenny Sky Walker), Turner, de dos metros justitos, asombró al baloncesto español la tarde del 5 de enero de 1992. Los Reyes Magos llegaron por anticipado la pista de un Collado Villalba que era colista, pero que ese día pudo ganar a un Barça con Solozábal, Montero, Epi, Savic y Piculín Ortiz en sus filas (89-86). En su banquillo se sentaba Manolo Flores, que recuerda con horror lo que ocurrió. No había manera de defenderle. Le pusimos pequeños, grandes, le hacíamos dos contra uno y nada. Él seguía anotando como si tal cosa en suspensiones, tiros cortos, triples, mates en contraataque Nosotros llevábamos 12 victorias seguidas y quizás llegamos allí algo relajados. Lo pagamos con creces. Pocas veces he visto una exhibición así, recuerda el entrenador extremeño, que había sustituido a Boza Maljkovic unas semanas antes.
Me parece exagerado que se me considere un héroe por el partido. Sólo hice lo que intento siempre, con la diferencia de que salió todo bien, afirmó en Gigantes del Basket unas semanas después. En esa misma entrevista llega a hacer referencia a Berry, su predecesor: No soy como él, que anotaba 35 puntos lanzando todo lo que le llegaba a las manos. Su filosofía era sencilla: Espectáculo y efectividad no están reñidos.
No acabaría como máximo anotador de la temporada (sus 26,7 fueron superados por los 29 de Jeff Lamp, del Granada), pero sí lideró la ACB en mates (75 en total) y fue designado jugador más espectacular por Gigantes. Sus éxitos individuales no pudieron evitar que el Collado Villalba hubiese de disputar Playoff de descenso ante el Gran Canaria, ganando pero descendiendo más tarde por problemas económicos.
El resto de su carrera esconde un suceso realmente increíble y macabro. Pasó por Florencia y Panionios y emprendería una nueva estéril aventura en la NBA de nuevo en Sacramento (2,3 puntos en 5 minutos y 30 partidos), tras lo cual fichó por el Fenerbahce, que le dio enormes facilidades para nacionalizarse turco. Fue rebautizado como Hakki Uzun y todo transcurría con normalidad hasta que el 3 de abril de 1996 se vio implicado en un tiroteo nocturno en Bursa en el que otros dos ex jugadores de la ACB, Dallas Comegys (Granada) y Larry Springs (Real Madrid) fueron heridos de diversa consideración. Henry no fue alcanzado por las balas, al igual que Ricky Winslow (ex Estudiantes), que también estaba presente. Según se publicó, una discusión por dos mujeres turcas fue el detonante y Comegys, pese a recibir un balazo en el estómago y otro cerca del corazón, pudo seguir jugando milagrosamente, pero el responsable de un hotel cercano resultó muerto.
El incidente no asustó al ya nacionalizado Henry/Hakki Uzun, que siguió haciendo carrera en Turquía a base de anotar y anotar hasta 1998. Después, Grecia (Maroussi, ganando el concurso de mates del All Star en 1999) e Italia (Siena, Verona y Milán) antes de regresar a la cálida California en el 2002.
Un presente sin heroicidades
Tanto él como Walter Berry ostentan, más de tres lustros después, una marca que parece complicada de repetir tal y como es el baloncesto de hoy en día: ahora hay 24 segundos de posesión y no 30 como en aquel entonces, lo que favorece que haya más tiros a canasta, pero las defensas han mejorado y el reparto del protagonismo anotador y de los minutos entre los jugadores es mucho mayor. Con sus 17,3 puntos, Juan Carlos Navarro, máximo artillero de la ACB 2006-07, no hubiese acabado entre los 20 primeros en la temporada en la que Berry fue el líder de anotación.