Turquía asfixia a Rusia y manda un mensaje a sus rivales (65-56)

De acuerdo, no fue el partido más brillante del campeonato. No es Rusia un conjunto muy habituado a protagonizar regalos a la vista de los espectadores, pero, en esta ocasión, además de la espesura del cuadro de Blatt, hay que hablar de la brillante labor defensiva de una Selección Turca que presenta su candidatura a alcanzar cotas importantes si prolonga esta línea de seriedad.

Al cuadro ruso le duró muy poco la gasolina. Durante los primeros minutos, intentó llevar la manija del partido, basándose en un buen Vorontsevich y poniéndose por delante hasta en tres ocasiones (11-14, min.7), pero se quedó sin ideas demasiado pronto. Ilyasova, fantástico en la primera mitad, igualó con un triple y Voronov, con un tiro libre, dejó a los turcos con ventaja al término del primer cuarto: 16-15.

En el segundo, la fórmula turca no varió en exceso. Poco acierto en ataque, posesiones largas y defensa, mucha defensa. Aunque ahora eran los rusos los que veían cada vez más pequeño el aro, logrando sumar puntos únicamente desde la línea de tiro libre y cada mucho tiempo. Arslan encadenaba dos triples –uno desde su casa, directamente- para romper el partido (25-16, m.15) y Rusia ya no se pudo levantar, llegando a estar trece minutos sin anotar una canasta y estrenándose con un tiro de campo en el segundo periodo con sólo 14 segundos restantes para su finalización. El tren parecía haberse escapado (33-22, Desc.).

La Selección Rusa salió con fuerza de vestuarios, anotando los mismos puntos en minuto y medio que en todo el cuarto anterior y encadenando un 0-6 que les daba vida (33-28, m.22). Rápidamente, Asik apagaba las alarmas en el conjunto local, que con una efectiva 2-1-2 asfixiaba cada ataque de su oponente, llegando al último periodo con un colchón de once puntos (48-37).

En el periodo final, otra vez un 0-6 repentino de los de Blatt dio picante al resultado, llegándose al ecuador del último cuarto sin nada decidido aún (59-51, m.36), pero entonces apareció Turkoglu para disipar cualquier duda. El ídolo local salvó un balón que iba fuera, recibió a continuación la devolución de un compañero, se levantó desde más allá de 6,25 e hizo estallar el pabellón. 62-51 y partido resuelto, pese a los tardíos puntos de un Monya que sólo pudo maquillar hasta el 65-56 definitivo.