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El viaje de Yoshihiro: Pasión desde el lejano Oriente

Se llama Yoshihiro Tomita y es japonés. Ferviente aficionado de la Liga Endesa, que sigue con devoción desde hace años, ha protagonizado un viaje único conociendo de primera mano a equipos, entrenadores y jugadores de la Liga Endesa. Sergio Ruiz nos descubre ‘el viaje de Yoshihiro’

Yoshihiro Tomita ha disfrutado al máximo de la Liga Endesa
© Yoshihiro Tomita ha disfrutado al máximo de la Liga Endesa
  


Madrid, 1 Nov. 2012.- Podría ser un triple. Hace tiempo que las líneas desaparecieron bajo las pisadas. Pero ese tiro no entra. La pelota desciende y da un bote irregular al caer sobre un bache de la descolorida pista de cemento. Salim sale andando a su encuentro. De repente, se da cuenta de su olvido, se para y cambia de dirección a toda velocidad. “¡Ey, Yoshihiro! No nos hemos hecho ninguna foto juntos”. El japonés, cerca de la salida de la jaula donde ha seguido el entrenamiento del júnior del CB San Fermin, se gira a la invitación y la acepta con un “claro”. Los chicos y chicas se agrupan para la foto. Yoshihiro Tomita, en el centro, entre Elvis, Simo, Vicente, Carla y Aitor. Cuatro continentes sonriendo en un barrio de Madrid. “Ahora entiendo mejor lo que ha querido decir Porfirio Fisac esta mañana sobre el lenguaje universal del baloncesto”, asiente Yoshihiro Tomita a su acompañante.

¿Pero qué hace un japonés perdido en mitad de una cancha olvidada del Sur de la capital? "Esto es baloncesto también. Lo que he venido a ver", responde mientras empieza a desenredar su historia. Un relato exótico, valioso y admirable que ha tenido su capítulo más apasionante durante las tres semanas de octubre en las que ha podido vivir en primera persona su gran ilusión: conocer de cerca el baloncesto español. Ha sido el viaje de su vida. Este informático de Tokio ha experimentado su sueño a caballo entre Madrid y Barcelona. "Creo que soy el primer japonés en subirse al Metro Sur", bromea para describir todas las vueltas que ha dado detrás de la pelota. No es para menos. Se ha dado un atracón. Ha visitado las canteras de Asefa Estudiantes y FIATC Joventut, visto en directo partidos de la Liga Endesa, Euroliga, Adecco Oro, Liga Femenina y EBA, encuentros del Mad-Croc Fuenlabrada, Blusens Monbus, Real Madrid, FC Barcelona Regal, UCAM Murcia, FIATC Joventut, Assignia Manresa o Rivas, visitado la sede de la ACB y la FEB, el Espacio 2014 de Alcobendas... un 'tour' pleno de tapones, mates y triplazos, pero también de proyectos que quieren tender puentes entre dos mundos distintos que orbitan alrededor de un aro. "Ha sido fantástico. Me llevo muchas emociones. Y muchos amigos nuevos", resume Yoshihiro, sin duda, el mayor fan del baloncesto español al otro lado del Mundo.

Yoshihiro Tomita, viendo un partido europeo del Real Madrid
© Yoshihiro Tomita, viendo un partido europeo del Real Madrid

¿Pero dónde nace esta relación que parece imposible? "No es la primera vez que visito España", desvela este japonés, que sale por tercera vez de su nación: “También estuve en Vietnam, pero por trabajo”. Hace quince años, cuando era un adolescente, el estudio del castellano, al que se acercó seducido por las estrellas de la Liga de fútbl, le atrajo durante un mes a Madrid. "Hacíamos excursiones. Fuimos al Santiago Bernabéu y me compré una camiseta de Robert Prosinecki. Era la más barata y la dependienta se sorprendió de que un japonés la quisiera. Creo que entonces ya jugaba en el Barcelona y por eso el precio era tan bajo. Unos días después fuimos a Toledo y luego a Valladolid", recuerda Yoshihiro. La memoria no es gratuita. El Pisuerga le descubrió un mundo. La niebla convirtió en imposible seguir la pelota en el Nuevo Zorrilla. "Solo se veía una pelota naranja de un lado para otro", narra. Futbolero, se quedó con ganas de más deporte y la bruma propició un encuentro inesperado que le cambió la vida. "A mi hermano le encantaba la NBA y vi que había un partido de la ACB en Valladolid ese fin de semana. Fui a verlo". Fue un Forum Valladolid-Festina Joventut de 1997 del que aún guarda la entrada y la afición que nació en ese instante. “Antes no me había fijado mucho en el baloncesto. Intenté entrar en un equipo, pero no me cogieron por bajito”, sonríe al contarlo.

A su regreso a Japón no paró de alimentar su curiosidad, hambrienta de datos que ahora repite de forma mecánica. "Al principio recopilaba vídeos, publicaciones, información de todo tipo... todo fue más fácil cuando Pau Gasol y Raül López llegaron a la NBA y comenzó el desarrollo de Internet. Recuerdo cuando pude seguir en directo el Eurojúnior de Zaragoza del 2004. Ahora puedo ver casi todos los partidos desde la página de FIBA". El ordenador fue el gran aliado para este programador informático que nada más pisar Barajas se compró la Guía Oficial de la Liga Endesa y la Revista Gigantes. “Y me llevo varias para repartir entre amigos”, remarca. Su seguimiento derivó en la creación de una página web especializada en el baloncesto español, que con el tiempo, se han convertido en varios espacios y en una cuenta en twitter donde informa de todo lo que ocurre en nuestro baloncesto. “Se llama el_baloncesto. Me inspiré en el nombre de los periódicos de España”, detalla. Su fama le ha llevado a conocer a españoles aficionados al deporte que viven en Japón e incluso a ser el comentarista especializado en los partidos en diferido que el canal Sky dio del Playoff de la Liga Endesa hace dos veranos. Ahora puede recitar de memoria los equipos en los que ha militado cualquier jugador de la Liga Endesa o el nombre de los pabellones de cualquier club de la península.

Yoshihiro Tomita en su visita a la sede de la ACB
© Yoshihiro Tomita en su visita a la sede de la ACB

No hay que obviar que Saitama será una ciudad imborrable para los aficionados españoles, pero también para Yoshihiro, que pudo animar en directo a la selección española en su triunfo en el Mundial del 2006. “Fui a ver el partido ante Serbia. Entonces muchos japoneses conocieron a los jugadores españoles y se aficionaron a su Liga”, apunta. Con ese oro otros percibieron el brillo del baloncesto europeo que a Tomita tenía atrapado desde mucho antes. En el 2002 una selección B visitó su país para disputar la Copa Kirin y Yoshihiro no se perdió esa cita. “Yo he estado en Japón. Era el ayudante de Paco García de esa selección”, rememora Txus Vidorreta, en el encuentro que mantuvo con Yoshihiro en el Magariños. “Los jugadores eran Berni Rodríguez, Jordi Trías, Carlos Cabezas, Alfons Alzamora… y Yuta Tabuse, el único japonés que ha jugado en la NBA”, dicta sin fallo Tomita, una enciclopedia sorprendente. “Y también estaba yo. Es verdad que estuve en ese partido. ¿Y tú estabas en la grada?”, se sorprende Germán Gabriel al conocer la historia de las mismas palabras de Yoshihiro.

En Magariños, 'viviendo' el Asefa Estudiantes
© En Magariños, 'viviendo' el Asefa Estudiantes

Su admiración por el baloncesto español no se queda en la idealización de los deportistas. “A mi no me gusta hacerme fotos, no soy ese tipo de fan ni la imagen que tienen en España de mis compatriotas, siempre corriendo con la cámara de un sitio a otro”, reconoce este entusiasta de los callos y las gambas, que, sin embargo, no duda en hacerse una instantánea con Porfirio Fisac o Moncho Fernández. “La próxima vez que vengas te invitamos a ver un partido en Santiago”, le dijo el técnico del Monbus tras regalarle un pin del “Obra” en Fuenlabrada. No es el único presente que se lleva a Japón, incluida una pequeña camiseta del ‘Estu’ para su sobrino, “Tiene solo un mes y espero que su madre no se enfade cuando la vea”, dice miedoso. A la salida de la tienda, Lucas Nogueira y Jaime Fernández se cruzan con sus pasos. “En Japón hay una gran admiradora tuya”, le comunica a Lucas ‘Bebe’ Nogueira, que se queda perplejo de hasta dónde llega la difusión de la Liga Endesa y su fama.

Yoshihiro, con Nogueira y Jaime Fernández
© Yoshihiro, con Nogueira y Jaime Fernández

Pero el deseo de Tomita va más allá del autógrafo o los regalos y su cabeza no para de maquinar proyectos en los que el deporte japonés se refleja en los éxitos españoles. Yoshihiro Tomita no oculta que le gustaría ver en unos años a un compatriota jugando en la Liga Endesa, pero sabe que es casi una utopía. “Pero no sería mala idea que jóvenes jugadores vinieran a formarse a España, que pudieran entrenar en campus de verano, hacer intercambios, que los entrenadores de allí puedan pasar meses preparándose aquí conociendo el sistema de enseñanza español, incluso que técnicos con experiencia vengan a mi país o que un equipo de la Liga Endesa juegue en Japón…”, dicta con entusiasmo entre el sueño y la realidad. Y es que gracias a su mediación, el entrenador asistente de la U20 japonesa y de los Hitachi Sunrockets, Norio Sassa, estuvo hace unos meses conociendo de cerca la cantera del Ramiro de Maeztu. “Y hay un entrenador japonés amigo mío, Takayuki Yasuda, que estuvo en Menorca hace unos meses y ahora está mejorando su español en Salamanca porque quiere entrenar aquí”, apunta Yoshihiro Tomita, que también prepara un diccionario japonés-castellano de términos de baloncesto y en el futuro quiere escribir un libro sobre este tema.

Yoshihiro, también en Fuenlabrada
© Yoshihiro, también en Fuenlabrada

Porque la obsesión de este japonés de 36 años, al que le gusta la música de Huecco, Camarón de la Isla o Barricada, es que el modelo de crecimiento del baloncesto español debería ser aplicado en su país, dirigido desde hace años a la copia del sistema americano. “A mi lo que me gusta es el estilo de juego de Europa y el español concretamente. La sociedad japonesa está obsesionada con la perfección, se es muy estricto, también en la enseñanza deportiva, pero no se juega, no se divierte, no se deja al jugador expresar su talento”, afirma Tomita, que lamenta que en su nación hay pocos equipos e instalaciones para competir y que el desarrollo de los deportes se encierra en los colegios, con categorías formativas de tres años en las que se ahoga el perfeccionamiento. “Pero hay clubs y personas que quieren cambiar el sistema, incluso los hay que ya han instaurado por su cuenta la organización de categorías europeas”, manifiesta con entusiasmo. La futura unión de las dos ligas profesionales del país y la posible clasificación para el Mundial 2014 de España podrían ser dos importantes pasos para la modernización del baloncesto nipón, lastrado por la ausencia de grandes físicos y de entrenadores modernos. “La llegada a la selección del croata Luka Pavicevic fue importante, pero el impulso se ha quedado ahí. Hay otros entrenadores extranjeros que nos están ayudando mucho, incluso hay un técnico alemán que ha hecho que varios jugadores japoneses jueguen en Alemania y varios preparadores mejoren allí sus conocimientos. Lo mismo podría pasar en España”, afirma Yoshihiro Tomita, ambicioso, soñador y detallista: “Mi sueño es que un japonés juegue en la Liga Endesa”.

Tomita también visitó Badalona
© Tomita también visitó Badalona

Ese empuje por conocerlo todo le ha traído hasta España, a investigar entre el bullicio de la primera fila de butacas del Olimpic de Badalona o la grada vacía del Fernando Martín de Fuenlabrada en una mañana de entrenamiento. Allí, después de la derrota ante el Blusens Monbus, el parqué relucía y las rayas están bien marcadas. Porfirio Fisac se muestra como un maestro contundente y sólo sus indicaciones rompen el silencio de la concentración. El padre de James Feldeine espera a su hijo mientras el grupo marcha al gimnasio. El técnico del Mad-Croc Fuenlabrada acaba de charlar con unos amigos de Villanueva de la Serena y acude a estrechar la mano de Yoshihiro, cuya historia conoció entre vestuarios ese mismo domingo. “Da igual ser barrendero o ser directivo de una gran empresa. Yo si no entrenara en la Liga Endesa, lo haría en un equipo de aficionados. No importa el dinero. Lo importante es sentir la felicidad de lo que haces. Da igual si eres de España o de Japón. Este es el mismo lenguaje que nos une, que amamos el baloncesto”, dice el técnico segoviano. Yoshihiro asiente y sonríe. Más tarde, en San Fermín, lo comprendería. El mundo no es un pañuelo, sino una maravillosa pelota de baloncesto sobre la que gira su vida.