Crónica

Faverani se queda sin oposición (77-59)

El Valencia Basket ha ganado con autoridad, 77-59, a un Asefa Estudiantes que acusó la baja de Carl English. Vitor Faverani (23 puntos, 11 rebotes y 32 de valoración) se quedó sin respuesta desde el segundo periodo

 (ACB Photo)
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Vitoria-Gasteiz, 8 Feb. 2013-. Llegó con 15 años a España, tardó en explotar y, cuando lo hizo, una lesión se cruzó en su camino. Tras 77 partidos ACB, Vitor Faverani firmó uno de los mejores debuts históricos en la Copa del Rey para tumbar, con 23 puntos, 11 rebotes y 32 de valoración, a un Asefa Estudiantes errático en el tiro que acusó la baja a última hora de Carl English.


El primer cuarto, lleno de errores, fue el único igualado (15-13) de un partido que se empezó a romper con un 9-0 favorable al cuadro taronja en el segundo cuarto, que permitió a los valencianos llegar al descanso con 37-25. Tras el intervalo, los colegiales fueron todo pundonor pero sus fallos en el tiro y la buena defensa valenciana estabilizó la renta levantina entorno a los 15 puntos con los que llegaron al último acto (56-41).

Tras los triples de Dubljevic y Martínez, el partido quedó finiquitado y solo sirvió para que los jóvenes colegiales dieran la cara y para que Faverani lograse un récord. Jamás nadie había hecho en tan poco tiempo -23 minutos- y una valoración tan alta… ¡32 de valoración!

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Un carrusel de errores

Todos nos conocemos bien los tópicos. Podemos hablar de un arranque con más emoción que puntos. Hacer una oda de la intensidad, de la lucha o de la igualdad. Por supuesto que sí. También, por qué no, elogiar el poder de las defensas, de esas que se anulan. Trabajo oscuro, trabajo gris y, ya puestos, hasta entrar en el universo de los intangibles.

Sin embargo, para qué ocultar la realidad. Una crónica mentirosa no es crónica, es otra cosa. Solo un dato. Lanzamientos a canastas. Valencia Basket, 3 de 20 (1/10 T2, 1/10 T3). Asefa Estudiantes, 5/14. Tiros claros, abiertos… fallados.

Poco antes de los cinco primeros minutos el tanteo fue de 3-4. El Valencia Basket parecía llevar la iniciativa, pese a su desacierto en ataque, gracias a su dominio en el rebote, con 16 capturas en el primer periodo. Lishchuk se había disfrazado de imán y olía todos los rebotes ofensivos, dándole segundas oportunidades a su equipo. Kelati las aprovechó con dos triples iniciales y el propio pívot ucraniano un poco más tarde para adelantar a su equipo con un 2+1 (9-8, m.7).

En el Asefa Estudiantes, huérfano de English, algún destello de Granger y de Kuric para replicar a un equipo que empezó a sumar desde la línea del tiro libre para acabar el periodo con una ventaja mínima de 15-13. Todo tendría que ir a mejor en el partido. Por desgracia para los colegiales, solo fue así para un equipo.

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El coloso de ocho letras

Poco antes de acabar el primer periodo había salido a la pista Vitor Faverani y ya se había hecho notar, forzando un par de faltas y convirtiendo los tiros libres. Era solo un poco de brisa. El huracán llegó en el segundo periodo. El hispanobrasileño, aquel que parece tener siempre que demostrar en lo que se ha convertido para compensar los errores del pasado, se colgó en la primera jugada tras alley-oop y, desde ese momento, sintió que el partido era suyo.

Recibía el balón y botaba de espaldas a canasta. Una mirada a Barnes, otra al aro. Reverso y enceste. En el reino de los fallos él había sido desterrado. En menos de 4 minutos ya sumaba más valoración que todos los compañeros juntos (13) y, tras un triple de Rafa Martínez como guinda a un parcial de 9-0, el Valencia Basket se separaba definitivamente en el marcador (22-13, m.13).

Maldito proceso vírico gastrointestinal. English había llevado al Asefa Estudiantes a la Copa, con exhibiciones para todos los gustos, y él se merecía ser de la partida. Dijo Gabriel antes del choque que todos debían dar un paso al frente pero las sensaciones del partido eran otras. El cuadro madrileño, perdido y errático, ya no tenía enfrente a un equipo que le imitaba sino a un coloso de ocho letras que empezaba seriamente a comerse en la pintura a Barnes al grito de MVP en la grada valenciana.

Germán Gabriel pudo responder un nuevo triple, este con aroma a despegue, de Rafa Martínez, mas la buena dirección de Markovic y la, ahora sí, excelente defensa de los hombres de Perasovic asfixiaban al Asefa Estudiantes. Los de la capital volvieron a sufrir impotentes dos canastas calcadas del incontenible Faverani (¡22 de valoración en 10 minutos!) antes del descanso, al que se llegó tras un coast-to-coast de Pau Ribas para poner a los suyos con 12 de ventaja: 37-25. Sería el reflejo del resto de la contienda.

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La metáfora de un mate

Al igual que en el primer acto, el Valencia Basket arrancó el tercer periodo con dos triples. No obstante, la propuesta ahora era diferente. Los de Perasovic capturaban el rebote e intentaban el contraataque. En estático, ya se las encargaban Doellman y San Miguel para sumar (43-28, m.23).

El Asefa Estudiantes seguía sumido en un bloque absoluto en ataque. A veces aparecía Granger, difícil de frenar cuando encaraba canasta, y otras Gabriel, pundonor con poco premio. Sin embargo, el Valencia Basket también entendía de lucha –Lishchuk acababa en pista rival tras forzar un robo y Doellman en el suelo por un rebote en ataque- y, además, se mostraba más fluido en ataque, por lo que conservar la ventaja les resultaba relativamente cómodo.

En un minuto, una metáfora del partido. De repente, Faverani fallaba su primer tiro… ¡un mate! A los pocos segundos, ya se había quitado la espina con otra canasta. En el bando contrario, a la siguiente posesión, Nogueira se colgaba del aro… mientras el balón ya se había perdido por el camino. Esta vez, no hubo compensación.

Pese a los gritos de la afición estudiantil, incansable, el pívot brasileño seguía campando a sus anchas para empezar a coquetear con los mejores números de su carrera ACB, dominando cada centímetro de pista en defensa y ataque. Kelati, con una canasta a falta de 3 segundos, daba más tranquilidad (56-41) a los suyos antes del último cuarto. Ahí les tocaría disfrutar.

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Resurrección copera

En la ida, el juego exterior estudiantil anotó 64 de los 85 puntos necesarios para derrotar al Valencia Basket. Hoy, la Copa, English la vio desde el hotel. Y recuperar los 25,6 puntos que promediaba en la segunda vuelta no era sencillo. Kuric no estuvo fino, Kirksay acabó perdido en combate y solo con Granger era complicado resistir.

Enfrente un equipo que, tras cuatro derrotas consecutivas en Liga Endesa, llegó con cara de pocos amigos a la Copa. Aquí todo es diferente. También vino con cara larga Faverani, que venía de jugar minuto y medio en esta misma cancha hace solo una semana contra Caja Laboral. Una maldita lesión en la rodilla derecha tras un inicio liguero descomunal, en el momento más dulce de su trayectoria, cortó sus alas pero la Copa siempre engrandece a unos y resucita a otros.

En el último periodo, cuando Dubljevic levantó los brazos tras su triple inicial, el partido había muerto (59-41, m.31). Más tarde, el propio Vitor estiraba la renta hasta la veintena, para pulverizar los números de sus anteriores 77 partidos ACB (23 puntos, 11 rebotes, 32 de valoración) y Rafa Martínez se unía a la fiesta con un triple para poner la máxima (66-43, m.34).

De ahí al final, la reivindicación de los más jóvenes colegiales, con Jaime Fernández, Edgar Vicedo y el animoso Nogueira en pista para hacer un poco más pequeña la demostración de superioridad (77-59) de un Valencia Basket que en sus últimas tres Copas disputadas ha llegado a semifinales. Quizá ahora sea el turno de doblar la apuesta.