Una Lituania inestable supera a una Italia fundida (81-77)

Redacción, 19 Sep. 2013.- Lituania-Croacia será segunda semifinal del Eurobasket, después de que el conjunto báltico derrotara a Italia en cuartos de final por 81-77, en un encuentro que se decantó al inicio del último periodo, cuando los de Kazlauskas lograron un parcial de 15-0. Italia se averió y Lituania cogió el colchón suficiente para que su propia inestabilidad no le privara de llevarse el encuentro.


Aprovechando debilidades

Los bálticos empezaron abrumando a su rival con un acierto continuado. Aunque no era solo que encestaran todos los primeros tiros que lanzaban, sino que empezaban a castigar a Italia en esas debilidades indisimulables de la escuadra de Simone Pianigiani. Primero eran los rebotes ofensivos ante el flojo juego interior italiano, que acababan obligando a dobles esfuerzos defensivos. Aunque el mayor problema para Italia se revelaba en segundo lugar, cuando no era capaz de compensar esa debilidad con su gran virtud ofensiva. De hecho, los transalpinos empezaban estrellándose contra sus propias virtudes. Ni siquiera anotaba lanzamientos cómodos desde el exterior, lo que daba alas a Lituania.

El pánico a los balones interiores obligaba a Italia a constantes ayudas, algunas de ellas muy largas, que dejaban a los exteriores rivales en situación franca para lanzar. Por suerte para los transalpinos, Lituania no se mostraba especialmente acertada. Y, aun así, vencía 22-12 en la recta final del primer periodo, cuando Alessandro Gentile rompió la sequía exterior con un triple (22-15).

Y, por un momento, el encuentro parecía reducirse al mero acierto. No a la compasión lituana ni a las debilidades italianas, sino a la simple ecuación del baloncesto. Esa cuya incógnita está en meterlas. E Italia empezó a hacerlo: Diener, Datome y Gentile. Lituania no, lo que hacía que las alas ahora fuesen para el otro bando. No solo porque se acercara en el marcador (27-24), sino porque su partido empezaba a cobrar sentido si, una vez cerrada la pintura, Lituania se defendía sola desde el 6,75. Y es que cada balón interior báltico tenía como respuesta el cerrojo, con dos o hasta tres jugadores guardando la pintura.

Martynas Pocius vino para resolver ese problema con un triple que era en realidad una bocanada de aire (30-24), que el propio Pocius y Seibutis extendieron hasta el 34-26.

El fuego italiano

Tras varios minutos en los que la anotación se estancó, apareció Marco Belinelli (22 puntos, con 8/17 en tiros de campo), que arrastraba malos porcentajes, para ajustar el partido con varias canastas consecutivas, incluidas un enorme tiro exterior para cerrar el periodo (40-39).

Luigi Datome empezó a penalizar la configuración lituana. Con Donatas Motiejunas –un hombre más alto y lento– defendiéndole, el italiano castigaba con un juego de fuera hacia dentro, con la constante amenaza del tiro exterior. Pocius anotaba otro triple para mantener la ventaja báltica, aunque Italia ya había redoblado su intensidad defensiva, su carácter había impregnado la pista y fagocitado a un conjunto lituano con tendencia a la tibieza momentánea. Mas Lituania seguía por delante (50-48).

Pero el fuego italiano se acabó llevando la iniciativa, gracias a Andrea Cinciarini (11 tantos) y Gentile, que ponían el 53-56. Y la respuesta corría a cargo de Mantas Kalnietis, cuyo nivel de acierto rayaba la perfección. Tras el mate de Belinelli, que cerraba el tercer periodo, el único punto de ventaja italiano (57-58) nada tenía que ver con las caras que caminaban sobre la pista. Las lituanas, de maldecir lo desaprovechado; las italianas, de oportunidad única.


Avería y redención

Pero poco tardarían en cambiar. Lo que le costó a Lituania un parcial de 6-0 inaugurado por un extraordinario Kalnietis. De repente, todo era diferente para los de Kazlauskas. Italia se averió, Datome ya no hacía daño desde el cuatro, los tiros exteriores italianos no entraban, Kalnietis vivía momentos de clarividencia y control (17 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias), su juego interior se imponía... El parcial se ampliaba hasta el 12-0 tras dos canastas de Motiejunas (69-58), Italia se quedaba sin anotar durante los seis primeros minutos del último cuarto y cada instante dejaba a Lituania un paso más cerca de los cuartos de final.



El espíritu italiano del tercer periodo había desaparecido, tal vez transferido a un rival que abandonaba su habitual plana exposición para correr, ser agresivo, buscar el aro con inteligencia y decisión. Y conseguir, así, aumentar el parcial hasta un escandaloso 15-0 en seis minutos. Pero, claro, a Lituania le sobra el tiempo para alcanzar el colapso. El camino andado durante largos minutos lo perdió en apenas uno, lo que tardó Italia en reducir la desventaja de 14 a 8 (74-64).

Pero el reloj jugaba en contra de los transalpinos y a favor de la redención báltica. Cuando Renaldas Seibutis (17 tantos) puso el 76-64 a falta de poco más de un minuto, Lituania regresaba virtualmente a una semifinal. Aunque, claro, había todavía tiempo para que se metiera en un apuro. Triple de Belinelli, tres tiros concedidos a Gentile (15 puntos), Italia a seis (76-70) y Lituania... ¡que perdía el balón en el saque de fondo! Aunque la fortuna estuvo de su parte e Italia no fue capaz de anotar.

Tras el fiasco de perder contra Macedonia en 2011, Lituania vuelve a pugnar por las medallas. Pese a su inestabilidad, pese su tendencia a perderse en sí misma y pese a que tuvo delante a una Italia que se encontró con sus limitaciones y las de un equipo corto.

Croacia ya espera en semifinales. El duelo de la inestabilidad.