Navidad de 1991. Es 26 de diciembre. Dylan Ennis acaba de llegar al mundo. Brampton, Ontario. Una localidad canadiense a unos 40 kilómetros de Toronto. La tierra de Anthony Bennett, Tristan Thompson y Michael Meeks. La tierra donde se enamoró del baloncesto.
Estaba destinado a ello. Pese a jugar durante 8 temporadas de forma federada al fútbol americano, cualquier deporte siempre estuvo a la sombra del básquet. Su padre Tony McIntyre creó la CIA Bounce, uno de los principales progamas baloncestísticos del país. Su madre, Suzette Ennis, también incentivó sus sueños de baloncesto. A los 7 años ya iba a la YMCA a jugar junto a sus hermanos. Son seis. Y se les da muy bien.
Una cuestión de familia. La inspiración era Brandon, el mayor. Su padre no tenía tiempo para entrenar a dos equipos diferentes y puso a Dylan, un crío, a jugar con Brandon y otros chicos de más edad. Con el tiempo, su hermano Tyler vivió el mismo proceso, por lo que el hoy jugador del Casademont Zaragoza acabó compartiendo equipo también con su hermano menor. Ley de vida.
Cuando su madre Suzette jugó en el instituto, se hizo inseparable de una niña que hoy, pasado el tiempo, sigue siendo una de sus grandes amistades. Es la progenitora de Tristan Thompson, hoy en los Celtics y, por extensión, amigo de Dylan.
En sus inicios en el instituto, Dylan era el más pequeño. Tardó mucho en crecer. El problema no era medir metro y medio, sino ser bajito y tener, a la vez, pies, manos y brazos grandes. Se sentía raro y acomplejado cada vez que su padre les medía a él y a su hermano Tyler. Siempre perdía. Hasta que llegó, sin avisar, el anhelado estirón.
Dylan cada vez jugaba mejor al baloncesto y la Edmund Campion Secondary School de su hermano mayor Brandon se le quedaba pequeña. Hizo las maletas rumbo a Estados Unidos. Primero destino al Bronx, donde tenía familiares, para jugar con Wings Academy durante dos años. Más tarde a Illinois (Lake Forest Academy), donde la cancha le quedaba a medio minuto de su habitación.
En Lake Forest, al norte de Chicago, tierra de polo, de escenarios de película y de novela de Stephen King, Dylan se desata, coqueteando con el triple doble cada partido. Su media de 23 puntos, 8 rebotes y 7 asistencias por cita le convierten en uno de los mejores 30 bases del país en el anual ranking de la ESPN.
El canadiense acaba jugando en Rice University, en Houston, una universidad reconocida por sus investigaciones en nanotecnología. Su ciencia la lleva a la pista, convirtiéndose en el novato con más asistencias (144) en la historia del centro, amén de 8,5 puntos y 4,3 rebotes por encuentro. Empero, al terminar la 2011-12, decide cambiar de aires. Los Wildcats esperan.
Antes de llegar a Villanova, Dylan Ennis debuta de forma internacional. Y no, no fue con Canadá, sino con Jamaica. Todo empezó por una broma. Su padre, nacido en Jamaica al igual que su madre, se lo propuso entre risas. A los pocos días, tras varias llamadas, el propio jugador contactó con el seleccionador jamaicano y en junio ya estaba jugando el Centrobasket. No obstante, Ennis ha manifestado su predisposición a jugar con Canadá, soñando con disputar unos Juegos defendiendo los colores de su país de origen.
De haberse perdido tan solo un encuentro hasta el momento a olvidar lo que era las sensaciones de la competición. Del 20 de marzo de 2012 al 28 de noviembre de 2013, Dylan Ennis no jugó un solo partido. Todo se juntó en su contra. Primero, el típico año de red shirt como peaje a su cambio de centro. Más tarde, una inoportuna fractura en la mano derecha que retrasó su estreno, tan esperado como espectacular: 12 puntos en la primera mitad y una lluvia de elogios. "Nos trae una gran energía fuera de la cancha como estudiantes, como persona y como compañero de equipo", afirmó su entrenador.
No era fácil brillar en un equipo con un balance de 33-3, número uno en el país. En su primer curso promedió 5,1 puntos, algo que le impulsó a dejar de lado el combinado jamaicano para centrarse en entrenar conceptos técnicos de su técnico durante el periodo estival. El resultado, un curso redondo (9,9 pt, 3,7 reb, 3,5 asist), titular indiscutible e ídolo del prestigioso centro. Eso sí, dos años de March Madness y dos eliminaciones en segunda ronda. Y el balón, lejos de sus manos.
En verano de 2015, Dylan Ennis sorprendió a todos anunciando que se iba de Villanova. Ni peleas, ni conflictos, ni nada que reprochar a los Wildcats. Simplemente, un anhelo: "Deseo ser el prototipo de base con el balón en mis manos". El de Ontario dejaba un sistema de small-ball buscando ser el 1 indiscutible, con vistas de aumentar sus opciones en la NBA. Tras acabar sus estudios, tocaba hacer un master en Oregon en su último año de básquet universitario. O quizá no...
Solo había disputado dos partidos con su nuevo equipo cuando se volvió a lesionar de gravedad. Las pruebas confirmaron la peor de las noticias: su pie estaba roto y se iba a perder toda la temporada, limitándose a animar -¡y de qué forma, puro compromiso!- desde el banquillo y a ver la Final Four de la NCAA por televisión. ¿El ganador? Exacto, el destino siempre es burlón... Villanova Wildcats.
En un artículo en la mismísima Sports Illustrated, se habló de él como "el jugador con más mala suerte de todo el baloncesto universitario", por el cruce de caminos con Villanova. Él no lo veía así: "No me siento un tío gafado. Ganaron el campeonato y estoy feliz por ellos, aunque yo estoy donde necesito estar".
En enero de 2016, aún deprimido por su lesión, Ennis disfrutaba de un partido de fútbol americano colegial cuando tuvo una señal. Al ver la celebración de Alabama, pensó que su etapa universitaria aún no estaba cerrada. "Si van a la NFL, se lesionan y no juegan más, seguirán siendo leyendas en Alabama el resto de sus vidas. Es algo que yo quiero hacer. No por la fama, sino para dejar mi huella aquí".
Entre horas y horas de rehabilitación, a Dylan le quedaba lo más duro: conseguir que le permitiesen jugar un 6º año. Lo consiguió amparándose en irregularidades en Rice (su compañero entonces Kazemi, sí pudo jugar la 2012-13 tras abandonar Houston) y logrando la comprensión de la NCAA. Eso sí, hasta el 30 de junio no tuvo confirmación oficial. Ese día se confirmaba su regreso. El caso más atípico.
Dylan Ennis está en la lista de los jugadores más mayores de todos los tiempos en jugar en la NCAA. A sus 25 años, en Oregon le llamaban 'Ennis O.G.', un juego de palabras en referencia a 'Original Gangster', un tipo célebre del barrio que le daba consejos a los jóvenes por todo lo que había visto. Ese 'O.G' acabó derivando en Old Guy ("tipo viejo"), una broma que nunca le molestó.
La espera mereció la pena. Tras otro año en blanco, Ennis jugó su mejor baloncesto, con 10,9 puntos, 4,4 rebotes y 3,1 asistencias por encuentro. Sus Ducks, a pesar de partir siempre como víctima en los pronósticos, algo que le motivaba aún más, fue creciendo poco a poco hasta el punto de lograr la gesta de alcanzar la Final Four (¡78 años después!) tras vencer a Kansas. Oregon cayó in extremis en semifinales, mas el recuerdo no puede ser más bonito. Mereció la pena pasar por todo aquello, como dijo en su despedida. "He disfrutado mi carrera entera, pasara lo que pasara. Puedo ir a dormir sabiendo que disfruté cada paso en la universidad".
A pesar de no entrar en el draft de la NBA, Dylan Ennis llamó a la puerta de la mejor liga del mundo con una actuación estelar en la Liga de Verano de Las Vegas, jugando con los Warriors. Contra los Clippers, 35 puntos -23 de ellos en 12 minutos-, con 8 triples y un cántico en la grada, el de MVP. "Probablemente no vuelva a escuchar ese cántico en mi carrera", afirmaba entre risas tras masacrar a los Clippers. Incluso así, la NBA se haría rogar.
La carrera de Dylan Ennis empezó a las puertas de los 26 años y en tierras europeas. Rumbo al Mega Bemax de Serbia, donde pronto se convirtió en una de las estrellas de la competición, con 17,9 puntos, 5,5 asistencias, 4,4 rebotes, 2,3 robos y 19,3 de valoración por encuentro. Toda Europa mirando... y otro cambio en el camino. A pesar de que el cuadro zaragozano intentó su fichaje, justo tras la marcha de Sergi García, el que logró convencerle fue el Estrella Roja, que además jugaba Euroliga.
A Dylan siempre le gustó jugar con un punto de energía más, rozando a veces la sobreexcitación. Gestos constantes a la grada, que tocó más de una vez con su propio cuerpo cayendo al perseguir un balón, lucha a raudales, pura adrenalina, lo ideal para enganchar a una afición tan intensa como la del Estrella Roja. A pesar de conformarse con solo 13 minutos por encuentro (6,5 puntos de media), Ennis dejó destellos espectaculares contra Zalgiris (11 puntos y 14 de valoración en 11 minutos), Olympiacos (21 puntos, 8 rebotes, 7 asistencias... ¡en 17 minutos!) o Baskonia (22 puntos en 23 minutos). Pronto le llegaría la oportunidad de jugar más, si bien ya lejos de Serbia
Dylan Ennis, triplazo desde el baile y 3+1. #Eurofighters pic.twitter.com/yOLrcJ0if4
— Basket en Movistar+ (@MovistarBasket) February 2, 2018
Varios meses después del primer intento, el Basket Zaragoza acabó logrando su objetivo, anunciando en abril de 2018 su fichaje y el de Milko Bjelica, ambos procedentes del Estrella Roja, con el que llegó a un acuerdo para su desvinculación. A su llegada, con el equipo en plena crisis de resultados, el base mandó un guiño al optimismo y avisó: él no se iba a asustar. "Quiero que se me conozca por ser un jugador que no se esconde". Dicho y hecho.
Gary Neal, en versión extraterrestre, fue el principal héroe de la salvación del cuadro maño en aquella 2017-18, si bien Dylan Ennis puso de su parte, dejando muy buenas sensaciones en Zaragoza. En 6 partidos promedió 18,2 puntos y 13,5 de valoración por encuentro, con grandes actuaciones individuales como sus 30 puntos contra Montakit Fuenlabrada o 19 en el Palau. Esta vez fue talismán.
Tras pasar de Zaragoza al MoraBanc Andorra, su adaptación fue inmediata, con 16,3 puntos y 15,1 de valorción media por encuentro. En aquella campaña 2018-19, Dylan Ennis estableció sus topes personales de puntos (36), rebotes (7), triples (6) y valoración (48) en Liga Endesa. Varios de esos récords siguen vigentes en el club.
Dylan Ennis reconoció, a su regreso a Zaragoza, que Mónaco no era lo que había soñado, alejando de su esposa e hija el 70% de su tiempo allí. "Como persona y como jugador no estaba completamente feliz. Como esposo y padre, me sentí culpable de estar lejos de ellas tanto tiempo", le confesó a Chema de Lucas en MiBaloncesto. Entonces, en noviembre de 2019, la puerta del Casademont Zaragoza se volvió a abrir.
En más de una ocasión, Dylan Ennis ha abordado esta cuestión, reconociendo que el confinamiento y las consecuencias del COVID-19 es algo que le fue rompieindo poco a poco mental y emocionalmente, con una constante batalla entre el optimismo y la incertidumbre. Ennis ha sido un gran altavoz en redes sociales, pidiendo responsabilidad y concienciando a sus seguidores de la importancia de las mascarillas.
☎ Esta semana #CasademontZaragoza inició una serie de llamadas a sus abonados mayores de 8⃣0⃣ años@CanadiankidDJE, Don & Avelina son los primeros protagonistas 😍#YoMeQuedoEnCasa | #ZaragozaIsBack🦁 pic.twitter.com/po2Qs37mE4
— Casademont Zaragoza (@CasademontZGZ) April 18, 2020
"Ni me lo pensé a la hora de volver a firmar con todo lo que estaba ocurriendo. Quiero estar cómood. Zaragoza es una segunda casa para mí, a mí familia le encanta la ciudad y sus seguidores son increíbles", aseguró, en declaraciones a Eurohoops, a la hora de hablar de su renovación.
El jugador del Casademont Zaragoza fue el mejor del pasado mes de diciembre, con 21,8 puntos, 4,2 rebotes y 4,2 asistencias de media que le hicieron promediar un altísimo 23,6 de promedio en valoración. Claro que las cifras se quedaron en anécdota en comparación con la forma en la que llegó a sus manos el trofeo. ¡Sorpresa familiar!
En toda la Liga Endesa, únicamente el baskonista Giedraitis y él saben lo que es superar los treinta minutos de media por encuentro. Lo rentabiliza bien: Dylan Ennis está firmando sus mejores números en competición liguera. Tras la Jornada 22, el jugador del Casademont Zaragoza es 4º en anotación (16,7 puntos de media), 6º en recuperaciones (1,4) y 10º en valoración (15,1) de toda la competición.
Su hermano, tres años menor que él, protagoniza otra bella trayectoria: estrella en Syracuse, número 18 del draft de 2014, 186 partidos NBA entre Suns, Bucks, Rockets y Lakers, amén de probar fortuna en Turquía de la mano de Fenerbahce y Turk Telecom. Las lesiones, su gran hándicap.

El día de su debut en Liga Endesa jugó 31 minutos, una cifra que parece marcar su trayectoria. El "31" ya forma parte de él, repitiendo ese dorsal en sus etapas de Rice, Villanova, Oregon, Mega Bemax, Estrella Roja, MoraBanc Andorra, Mónaco y en sus dos etapas zaragozanas. Se lo puso en homenaje a Sebastian Telfair, justo antes de la universidad, y ya no lo quiere soltar.
El canadiense es conocido por su carácter afable. Bromista, simpático, original, con personalidad y muy animado en la pista o en las redes. Eso sí, la sonrisa adquiere otra vertiente cuando pisa la cancha. "A la gente le gusta verme con fuego en los ojos y sonriendo. Sonrío par que los rivales vean cómo disfruto. Es como decirles... 'te voy a matar y, además, voy a disfrutar haciéndolo'".
¡Empieza la jornada!
— Liga Endesa (@ACBCOM) January 16, 2021
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🎥 @MovistarPlus pic.twitter.com/DMssGDYiow
"Tengo buena salud, una familia increíble, una mujer guapa y atenta, un pequeño círculo de amigos que me apoya... y todo jugando al deporte que me encanta como profesión. Simplemente quiero darle las gracias a Dios", aseguró hace un parde campañas el jugador a través de Twitter, donde hace constantes referencias a su ferviente fe.
Uno de los mejores representantes del club de los jugadores viajeros. Escapadas locales, escapadas a otro país cuando el calendario lo permite. Del Camp Nou a las playas de Valencia, de las calles de Madrid a las de Barcelona, siempre sin perder la sonrisa.
People: Since being in Spain, have you visited Madrid yet?
— Dylan Ennis (@canadiankidDJE) May 14, 2018
Me: Let me tell you, actually watch for yourself 😂😂😂 pic.twitter.com/vJcMsjRfOk
Pocos jugadores pueden presumir de escribir con tanta naturalidad en las redes sociales como él. Una noche confiesa que se siente Goku tras un gran partido, otra celebra la derrota electoral de Trump y al tercero propone ideas a sus seguidores para emprender un nuevo negocio. Ennis, entre baile y baile, no oculta en cada mensaje su concepto hedonista de la vida y su pasión absoluta por el básquet. "Me gusta hablar con la gente y hacerla sonreír".
“I’m Living My Best Life, I ain’t going back and for with you...” pic.twitter.com/lz2Qbk9h63
— Dylan Ennis (@canadiankidDJE) July 21, 2018
"Adquirir el hobby de leer libros es lo que mejor que he decidido hacer este año. Hay mucho conocimiento y lecciones en los libros buenos", afirmó en una ocasión Ennis, que recuerda que los libros no son incompatibles con los apretados horarios del deportista de élite. Incluso, cuando tiene un rato, se atreve con poemas y otros pequeños relatos.
Año tras año, una de sus semanas más divertidas en redes sociales es la de Halloween, en la que comparte con sus seguidores los preparativos de sus disfraces y el resultado final. ¡No se le da nada mal!
Happy Halloween from our family to yours! 🎃👻 #MONSTERSINC pic.twitter.com/uQKG4Fjj9M
— Dylan Ennis (@canadiankidDJE) October 31, 2020
Fue la pregunta más recurrente en cada entrevista que dio desde su llegada a Europa, pero a él le siempre le gustó presumir del origen del mechón rubio que llevó: ¡su novia! "Quise hacer algo diferente y pensé en ponerme rubio. A mi novia se le ocurrió ponerme así una mecha y le encantó". En la actualidad, tras varios cambios de look, ¡volvió el rubio a su pelo!
Ennis repite una y otra vez a otros jugadores americanos cuál fue su clave para disfrutar de la experiencia de jugar al otro lado del charco: "Tenéis que adaptaros, abrazar la cultura, explorar, encontrar vuestro lugar y hablar con la gente". Dylan considera que, ya que por su trabajo tiene que estar diez meses al año fuera de casa, mejor disfrutar del camino y no vivir en una constante cuenta atrás para volver a su hogar.
Veinticuatro horas después de su récord de puntos en Liga Endesa, Dylan Ennis dio la mejor de las noticias a través de sus cuentas en Twitter e Instagram: "Me siento tan emocionado que no puedo describirlo". La llegada de Amiyah, su hija, le cambió a él y a su mujer la vida, e incluso el jugador bromea con el hecho de que sus fans tenían más ganas de hacerse fotos con la pequeña que con él. Ojo, porque la alegría será doble. Y es que el próximo mes de junio... ¡él y Megan serán papis de nuevo!