Para encontrar quizá el ejemplo más conocido de longevidad el deporte del baloncesto, qué mejor que comenzar con un auténtico fuera de serie como el brasileño Oscar Daniel Becerra Schmidt . Oscar, conocido también como Mao (mano) santa, se retiró en 2003, ya cumplidos los 45 años, de vuelta en su Brasil natal tras su exitoso periplo europeo en Caserta, Pavia y Valladolid. El para muchos mejor jugador de la historia del baloncesto que no pasó por la NBA, escribió páginas absolutamente memorables, como sus 46 puntos a la selección estadounidense de Danny Manning y David Robinson en los Juegos Panamericanos de 1987 disputados en Indianápolis, que a la postre serían decisivos para una histórica victoria (115 -120) del combinado nacional carioca. Oficialmente su registro total de puntos anotados supera los 46.000, aunque según un registro oficioso habría anotado la friolera de 49.703 puntos en toda su carrera, cifra de la que no hay constancia que haya sido superada.


En España, Joan Chichi Creus deleitó con su baloncesto en Barcelona, Granollers y Manresa hasta casi alcanzar los 43 años en activo. Y curiosamente en sus últimos años como profesional el base catalán vivió una verdadera segunda juventud ya que fue pieza clave y primordial en el milagro del TDK, cuando en 1998 el conjunto manresano consiguió contra todo pronóstico hacerse con el título de la ACB tras acabar sexto la liga regular. Creus abandonaría la práctica activa al finalizar la campaña posterior, aún encontrándose a un más que aceptable nivel técnico y físico. Otros jugadores ACB que superaron la cuarentena son el base estadounidense Andre Turner, que con 42 años jugó en el Menorca y el norteamericano con pasaporte belga Bill Varner, retirado en el Cantabria Lobos a los 41 años y 9 meses. Mientras, Darryl Middleton sigue defendiendo los colores de Akasvayu Girona a los 40 años.
En la Liga de Baloncesto Superior de Puerto Rico un clásico como José Piculín Ortiz dejó sus últimas huellas. El pívot boricua se retiró a finales de la campaña pasada, a punto de cumplir los 43 años y defendiendo los colores del Capitanes de Arecibo.

Si miramos al otro lado del Atlántico, un nombre destaca sobre el resto en este apartado: Robert Parish. El legendario pívot titular de la época dorada de los Celtics, ostenta el record de jugador más veterano en retirarse de la NBA, a los 43 años. Se da la curiosa circunstancia de que El jefe, como era conocido este excelente jugador, fue abuelo antes de dar por terminada su fructífera carrera profesional en el baloncesto estadounidense. Miembro del Hall of Fame, Parish logró otros records en su liga, como el de mayor número de temporadas disputadas ( un total de 21), mayor número de partidos (1.611) o líder total en rebotes defensivos (10.117). Chicago Bulls (1996-1997) fue la última franquicia que pudo contemplar el juego de una auténtica leyenda de este deporte.

Pero para encontrar el verdadero paradigma de longevidad tenemos que viajar hasta la lejana Filipinas, para conocer el sorprendente caso del jugador Robert Jarowski, retirado de la práctica activa a los 52 años. Conocido como The Big J o The living legend, este antiguo base de ascendencia polaca es un auténtico fenómeno social en la ex colonia española, hasta el punto de que al abandonar la práctica del baloncesto, en la temporada 1998 -1999, comenzó una no menos exitosa carrera política como Senador. En varias de sus últimas temporadas Jarowski ejerció de jugador entrenador, llegando incluso a ser seleccionador nacional de Filipinas en 1990, mientras seguía siendo jugador en activo.
Wayne Brabender, Arvydas Sabonis, Miki Berkowitz, Andrew Gaze, Toni Kukoc, Karl Malone o el gran Michael Jordan. Estos son sólo otros ejemplos de grandísimos jugadores retirados cuando estaban próximos a cumplir la cuarentena y que ponen bien de manifiesto que el baloncesto es un deporte que no entiende de edades.