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La historia de la Copa del Rey

La fase final de la Copa del Rey de Vitoria será la 72ª edición de un torneo que se ha convertido en modelo a imitar por muchos países y deportes. Pero, para llegar hasta aquí, han trascurrido muchos años en los que diversos avatares fueron marcando el desarrollo de la competición. Desde aquel Madrid campeón en 1933, hasta el título del AXA FC Barcelona en Málaga ’06 se ha vivido una completa evolución que ha dejado para el recuerdo muchos momentos importantes

La Copa del Rey ha pasado por altos y bajos a lo largo de su historia
© La Copa del Rey ha pasado por altos y bajos a lo largo de su historia
  

La Copa echó a andar en 1933, más de dos décadas después de la llegada a España del baloncesto, gracias al padre esculapio Eusebio Millán. Cuando arrancó el torneo, hacía ya 10 años que había empezado el Campeonato de Cataluña, cuya primera edición (1923) ganó el Patrie por 8-4. Cuatro años después se celebraría el primer Campeonato de Castilla ganado por el Rayo. El año 1932 se celebró el primer partido entre un equipo catalán, el Español, y uno castellano, Madrid. Ambos sin el “Real” pues España era entonces una República. El Madrid ganó a domicilio por 19-24.

Tras diversos avatares, la Federación Española de Baloncesto pudo por fin organizar en 1933 la primera Copa, denominada entonces Campeonato de España. En un principio estaba abierto a todos los campeones provinciales pero por evidentes motivos económicos y profesionales (los jugadores eran absolutamente amateurs) la competición quedó circunscrita a los campeones y subcampeones de Cataluña y Castilla. Los equipos participantes fueron Juventus de Sabadell, Iluro Mataró, Madrid C.F. y Rayo Club Madrid.

La final del primer Campeonato de España se disputó el 29 de octubre de 1933 en la misma cancha y enfrentó a Rayo Club y Real Madrid, proclamándose campeón el Rayo al vencer por 23-14.

La Copa del Rey alcanza su 72ª edición

Desde hace medio siglo, la Liga ha sido y es la máxima competición que vertebra el baloncesto de élite. Sin embargo, es la actual Copa del Rey la competición más antigua, con más largo recorrido y la primera que proclamó al mejor equipo español.

Esta competición nació bajo la denominación de Campeonato de España y su primera edición se celebró en Madrid el año 1933. Desde aquel primer envite baloncestista se han disputado 69 hasta el año 2005 y solamente dejó de jugarse durante los tres años que duró la Guerra Civil, convirtiéndose en un claro nexo entre los primeros pioneros y la actualidad.

Los avatares políticos han dejado su huella en la denominación de la competición. Mantuvo su nombre inicial hasta el año 1936, pero la quinta edición disputada en 1940 pasaría a denominarse Copa del Generalísimo, que mantendría hasta 1976. Con el advenimiento de la Monarquía la competición decana del baloncesto español se convirtió en la Copa del Rey.

Desde 1933 a 1956, la Copa fue el principal exponente del progreso del baloncesto español. La lenta expansión geográfica del deporte de la canasta marcó la incorporación de nuevas provincias a los dos polos clásicos de conocimiento baloncestista como eran Barcelona y Madrid.

Con el inicio de la década de los cuarenta se marcó una tendencia en el sentido de que los equipos pioneros (Laietà, Patrie, Rayo, etc...) fueron dejando lugar a las escuadras clásicas que acabarían formando el núcleo de equipos que disputaron las primeras Ligas bajo el formato de todos contra todos que conocemos ahora.

Este reemplazo de pioneros por clásicos fue provocado por un incipiente y encubierto profesionalismo, una palabra que ahora evoca contratos millonarios pero que, por ejemplo, en 1941 tenía otro significado. El Español, vencedor de la Copa del Generalísimo aquel año, vio sancionados a sus jugadores con cuatro partidos de suspensión para la siguiente edición por haber recibido una gabardina de premio cada uno de ellos. Esta sanción hace sonreír bajo el actual modo de ver las cosas pero desató una gran polémica en su momento y fue incluso muy criticada porque marcaba una tendencia que no se abandonaría: la retribución por jugar. No todos los equipos pudieron afrontar este cambio de mentalidad pero algunos de los más competitivos entrarían en esta vía para crecer y ganar potencial.

Los clásicos entran en escena

Durante la década de los cuarenta entrarían en liza equipos clásicos que han llegado a la actualidad como Barcelona, Real Madrid, Joventut, Estudiantes y Español. Ciudades como Valencia, Zaragoza, Huesca, Gijón o La Laguna empezaron a dejarse notar en la Copa pero a lo largo de estos diez años el dominio del baloncesto catalán fue absoluto. De 1940 a 1951 los títulos de Campeón de Copa se repartieron del siguiente modo: Hospitalet (1) otro para el Español (1), uno para el Joventut, dos para el Laietà y cinco para el Barcelona.

Durante la temporada 1945-46 la Copa tuvo un formato que buscaba convertirla en liga. Esta edición fue un éxito total de público y en la siguiente edición se dio el paso adelante, avanzando hasta la liga pero la idea no fue operativa y se volvió al antiguo formato eliminatorio. Todavía faltaban diez años para que la liga, tal y como la conocemos ahora, echara a andar.

Cambio de tendencia

En 1948 el Joventut de Badalona logró su primer título pero en la escena competitiva española entró el primer jugador extranjero que empezó a dejar huella. Fue el filipino Kaimo, un atleta con una portentosa técnica individual y que anticipó el actual baloncesto de dribling y cambio de ritmo para desbordar al rival, dejando obsoleto el juego de pases. La siguiente aportación foránea llegaría de Puerto Rico con Fredy Borrás, introductor del tiro en suspensión, y Galíndez. Con ellos ganaría el Real Madrid su primer título nacional en la final disputada en San Sebastián, contra el F.C. Barcelona, el año 1951.

Desde 1951 hasta el inicio de la primera Liga nacional, Real Madrid y Joventut se repartieron los títulos de Campeón de España (tres para el Madrid, dos para la Penya) pero el Madrid estaba empezando también a poner los cimientos de su aplastante dominio gracias a su acertada política de fichajes, siendo el más destacado el de Joaquín Hernández, quizás el mejor jugador español de la época. Al finalizar la temporada 1955-56 Raimundo Saporta presentaba el proyecto liguero, que se pondría en marcha la temporada 1956-57. La Liga pasaba a designar al mejor equipo pero esto es otra historia.

La era blanca

El advenimiento de la nueva competición liguera marco el inicio de una era de aplastante dominio de un Real Madrid intratable en las competiciones domésticas y que empezaba a labrar una brillante trayectoria en Europa. El equipo blanco dominó con 15 títulos entre los años 1956 y 1977 y pobló de nombres legendarios la historia de nuestro baloncesto. El momento más dulce llegó para el Real Madrid bajo la tutela de Pedro Ferrándiz quien a lo largo de 16 temporadas dominaría a placer Liga y Copa, además de conseguir reinar también en Europa.

Antes de llegar a la época ACB el F.C. Barcelona irrumpió también con fuerza logrando seis títulos consecutivos antes de que la temporada 1983-84 se implantara un nuevo sistema de competición que concentraba a los equipos en una única sede.

La Copa en la etapa ACB

Ya hemos explicado que durante mucho tiempo la Copa distinguió al mejor equipo español de la temporada pero con el inicio de la Liga nacional fue esta última competición la que tomó el mayor protagonismo, quedando la Copa relegada a ser un trofeo disputado al final de la temporada. No es que perdiera interés pero su protagonismo era claramente menor.

Al pasar bajo la tutela de la ACB la organización de la máxima categoría baloncestística, la Copa fue también objeto de una remodelación que la ha llevado a ser una competición de referencia en todo el mundo. La primera edición disputada en Zaragoza la temporada 1983-84 marcó el inicio de esta tendencia, que podemos resumir en una resonancia mediática sin precedentes y la apertura del abanico de posibilidades de victoria a muchos equipos. El novedoso formato de concentración con una “final a cuatro” a mitad de temporada fue la seña de identidad de esta Copa revitalizada. El triunfo del CAI Zaragoza abrió realmente una nueva era y en tres temporadas se pasó al formato actual con la concentración de ocho equipos, un sistema de competición que sumará esta temporada en Vitoria 22 ediciones.

Si en anteriores épocas hay que hablar del dominio ejercido por Real Madrid y Barcelona, salpicado por las incursiones de Joventut y Estudiantes, la Copa a partir de la organización de la ACB se ha convertido en un trofeo muy caro y preciado de conseguir. No ha estado abierta solamente a los equipos de mayor potencial como Real Madrid y Barcelona sino que ha sido una competición donde la sorpresa ha sido ingrediente habitual. Los títulos de Copa también han servido para marcar la franca emergencia de nuevos equipos dominadores como Tau Cerámica, Unicaja y Pamesa Valencia, clásicos como el DKV Joventut o MMT Estudiantes y recompensar el buen hacer de modestos como el Ricoh Manresa.

Paralelamente al éxito deportivo el impacto mediático de la Copa no ha dejado de crecer temporada tras temporada. Existe un pleno consenso acerca de la excelencia en la organización que alcanzan las sedes en cada edición y el modelo de competición se ha exportado a otros países y deportes. La Copa del Rey señala uno de los puntos álgidos de la temporada y concentra en un largo fin de semana un interés que alcanza nivel mundial.