Dicen que ha muerto Garibaldi. Garibaldi, uh! Garibaldi, uh! Garibaldi, uh! uh! uh! La Demencia, que entonces no se llamaba Demencia sino la clá, mostraba a Garibaldi, un esqueleto usado para las clases de anatomía del Ramiro, para asombro del equipo contrario. La Demencia surgió a finales de la década de los cincuenta con su lema, la demencia es la madre de la ciencia, y sus cánticos mordaces, mucho más mordaces cuando se trataba del Madrid y, sobre todo, del Madrid entrenado por Pedro Ferrándiz. Los cánticos de la Demencia, la apuesta por la cantera, a pesar de las periódicas sangrías, o asumir la desventaja de no contratar extranjero son las cosas que han hecho de Estudiantes un club diferente, un club del que Gonzalo Sagi-Vela se sigue sintiendo orgulloso. Si no se cambia la mentalidad, estaremos siempre uno, dos o varios peldaños por debajo del resto de equipos. Pero, ojo, que yo no quiero que se cambie. Gonzalo Sagi-Vela recibía todos los veranos ofertas para dejar el Ramiro. Real Madrid, Joventut, Barça, Picadero o Kas querían fichar a uno de los mejores tiradores de la Liga. Le costó diez años decir que sí. Tenia a la familia, la novia, mi estudios de Químicas, existía el derecho de retención y después estaba el club, con el que me sentía muy identificado.
Gonzalo Sagi-Vela comenzó a jugar al baloncesto en el Maravillas, un colegio madrileño que pronto comenzó a compatibilizar con la cantera del Estudiantes. Jugaba el campeonato escolar con el Maravillas y el federado, con el Estu. Como siempre en la historia del Ramiro, llegó a la primera plantilla en un momento complicado. Tras unas buenas campañas, se habían marchado Vicente Ramos y Aíto García-Reneses y el club tuvo que echar mano de la cantera que, como también suele suceder en el club estudiantil, tenía un nivel muy alto. Con el equipo juvenil, Gonzalo venía de ganar el campeonato de España en Cáceres frente a Vallehermoso. Sagi-Vela se encontró con su hermano José Luis y, junto a Víctor Escorial, formó la nueva escota del irreductible Juan Martínez-Arroyo. La dirección de Ignacio Pinedo en el banquillo dio continuidad deportiva y tranquilidad clasificatoria al Estudiantes, a pesar de la constante sangría que seguía sufriendo. Durante esos años, se fueron los hermanos Estrada, Escorial y el hermano mayor, José Luis, que aceptó la oferta del Kas, pero el equipo mantuvo un buen nivel e incluso Sagi-Vela fue máximo anotador en la 71-72, una temporada en la que la mayoría de la plantilla era junior.
A finales de los sesenta, el baloncesto español tenía poco que ver con el que había sido a principios de la década. El interés por el nuevo deporte había elevado la cantidad del dinero en movimiento y el profesionalismo, aunque oculto, era un hecho. Casi todos los clubes ya contaban con cancha propia, un patrocinador junto al nombre tradicional y un americano en sus filas. El Estudiantes y el Joventut se resistían. Éramos un equipos de estudiantes. Nos daban un complemento para ir a entrenar pero no era extraño que, en septiembre y febrero, faltara gente, comenta Sagi-Vela. Lo primero en llegar fue el pabellón cubierto, el Magariños, que vino a sustituir a la Nevera, aunque también hacía mucho frío en el nuevo, precisa Gonzalo. La llegada del patrocinador, una marca de gaseosas, provocó tensiones y dimisiones, lo mismo que el fichaje del primer americano, Ron Taylor, del que Sagi-Vela tiene un gran recuerdo: era un jugador imponente porque era una bestia físicamente. Teníamos dos o tres jugadas ensayadas en las que me quedaba solo para anotar.

El Milagro de Sant Josep
Gonzalo Sagi-Vela decidió que era el momento de irse, sólo físicamente, por supuesto. Pensé que había llegado el momento de sacar algo de rendimiento al baloncesto. Elegí el Joventut porque era y es el club más parecido a Estudiantes y había sufrido una desbandada porque acababa de ganar la Liga. Además, tenía 29 años y ya no era tan interesante para el Madrid o el Barça. No recuerdo si tuve ofertas de ellos. Sagi-Vela llegó a un Joventut en plena marejada interna y en medio de una crisis económica considerable. Su madurez tenía que asentar definitivamente a la generación del Matraco, Margall, Bosch, Delgado o Ferrer y a la siguiente, donde ya apuntaban Villacampa o Soler. Tras una primera temporada para olvidar, en la que la Penya no optó a ningún título, llegó el primer gran triunfo europeo del Joventut, la Korac del 19 de marzo de 1981.
Fue un milagro. Uno de esos partidos que ganas una vez entre un millón. A pesar del factor cancha, la final se jugaba en el Palau, el Carrera Venecia de Dalipagic, DellaFiori o Haywood llegaba como favorito. La Penya salió con Sagi-Vela, Margall, Skinner, Santillana y Galvin. Tras una buena primera parte, los italianos salieron en tromba y Dalipagic, ayudado por el gigante Serafín, logró poner al Carrera hasta 10 puntos por delante. La ventaja se detuvo gracias a una mayor intensidad defensiva pero, por contra, las faltas iban acumulándose para los titulares verdinegros. Margall y Skinner se fueron al banco antes de tiempo. A falta de minuto y medio, la Penya perdía de ocho puntos y, quedando 40 segundos, de seis. Era muy complicado porque no había tiros de tres ni se podía recurrir a las faltas porque no había bonus. Ellos perdieron un par de balones y logramos la prórroga. Quedaba un segundo y siete décimas. Joe Galvin, viendo que los italianos no dejaban recibir a Santillana ni a Sagi-Vela, fue a recibir y se la jugó. Cuando empatamos, nos dijimos que si habíamos llegado hasta allí, el partido no se nos podía escapar. En la prórroga, Santillana y Delgado también fueron eliminados pero el Carrera mostró un gran nerviosismo. En la última jugada verdinegra, con dos abajo para la Penya, Sagi-Vela (27 puntos) encestó y tuvo un tiro adicional. Fue el punto de la Korac.
Pero el triunfo no tuvo continuidad. La siguiente temporada, el club quiso prescindir del histórico Santillana y la decisión provocó una división en la que Sagi-Vela se posicionó al lado de su compañero. Fue un año complicado por lo de Santillana. Querían cepillárselo y no entendía porqué. Yo venía del Estudiantes, un equipo donde lo más importante era la camaradería y no fue ir en contra de Comas o de la directiva, sino estar al lado de mi compañero. Si nos hubiera reunido y dado una explicación pues quizá lo hubiera aceptado pero no dijeron nada y, como no lo entendía, me manifesté en contra de algo que consideraba injusto. Los problemas internos le costaron el puesto a Comas y la temporada de la Penya fue para olvidar pese a los refuerzos de López Rodríguez, Querejeta y un jovencísimo José Antonio Montero, llegado de la cantera estudiantil. Quintos en la Liga y primera ronda en la Korac, donde defendían título. El siguiente año se repitió el fracaso deportivo pero, con una nueva directiva y Jack Schrader de entrenador/jugador, se pusieron los mimbres para futuros éxitos. Fue un año de transición. Jack calmó las aguas y, aunque tuvimos los mismos problemas a nivel deportivo, todo lo demás estuvo más tranquilo.

Gonzalo Sagí-Vela Fernández-Pérez
Madrid, 25 de febrero de 1950
Escolta / Alero 1,85
Trayectoria deportiva
Formado en las categorías inferiores de Estudiantes
Estudiantes (1968-69 / 1978-79)
Joventut (1979-80 / 1982-83)
Caja de Ronda (1983-84 / 1984-85)
Selección Española
79 partidos internacionales
Palmarés
Medalla de plata en el Campeonato de Europa de 1973
1 Copa Korac (1980-81)
Otros logros
Máximo anotador de la temporada 1971-71 con 475 puntos en 22 partidos
Medalla de plata al mérito deportivo