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Alba Torrens, la mujer del momento

Con una medalla de bronce colgada del cuello y elegida en el quinteto ideal del Eurobasket, Alba Torrens hace un hueco en sus vacaciones para recordar un torneo que ha servido "para crecer" y donde ha vuelto a eregirse como uno de los talentos más brillantes y espectaculares del baloncesto continental

 (Foto FIBA Europe / Viktor Rebay)
© (Foto FIBA Europe / Viktor Rebay)
  

Redacción, 04 Jul. 2015.- Con el relajante sonido del mar de fondo y un sol que da color a un cuerpo que todavía conserva las marcas de guerra, Alba Torrens comienza a saborear las vacaciones estivales.

Para ella serán casi dos meses de relax que deben de servir como recarga de energía y desconexión después de la exigente temporada recientemente concluida con la medalla de bronce del Eurobasket.


Ahora que han pasado los días, el poso del éxito ha quedado asentado en su cabeza y al hablar del torneo lo recuerda “con una sonrisa porque al final se tiene que destacar la manera en la que ha competido el equipo. Antes de empezarlo hablábamos de que era un campeonato muy difícil porque todos los equipos venían con todas sus estrellas y muchos, además, con jugadoras nacionalizadas. Al final se ha visto que ha sido muy duro y de mucho nivel”.

Quizá por ello la alero destaca que “hemos sido un equipo competitivo que ha luchado de tú a tú contra todos los equipos” aunque si hay que poner un pero al torneo también tiene claro que “el partido de Francia no fue nuestro mejor día. Es cierto que defendimos muy bien y que estuvimos aguantando a un gran equipo hasta el final, pero no fue nuestro mejor día en ataque”.

Es el único borrón en un torneo de enorme mérito porque se han cubierto los principales objetivos con los que el conjunto español comenzaba la competición. “Un objetivo que teníamos marcado al comienzo del Eurobasket era estar entre los cinco primeros para acudir al Preolímpico y después... ¡lo que venga!, decíamos. Si hablas de objetivos antes del torneo y ves que se han conseguido tienes que terminar contenta con la medalla y con el nivel competitivo que hemos demostrado”, pero no es extraño que, en el baremo de la auto exigencia que siempre se impone Alba, exista ese rescoldo para pensar “que se podía haber ganado a Francia y haber estado en la final”.

Eso cierto, pero tanto como lo es el hecho de que España ha competido con las mejores y en un torneo hasta cierto punto áspero con la selección. Ser la campeona del último Eurobasket y subcampeona del mundo te hace pagar un peaje por el que cada rival se emplea a fondo para vencerte. Ser el enemigo a batir te obliga a sufrir la extra motivación de un oponente que a veces se emplea duro para frenarte y cortar el ritmo de partido español.

Para Alba Torrens ello no deja de ser un elemento más del juego y asegura que “al final es una táctica más del baloncesto. Es una táctica y una parte del juego que aceptamos. No hay que entrar más en detalle, pero sí hacer hincapié en que ha sido un torneo muy duro física y mentalmente, quizá por ello estamos tan contentas por la manera que hemos luchado cada partido sin pensar en lo que había pasado el día anterior o lo que podía pasar al siguiente”, puntualiza.

España se ha enfrentado no sólo a rivales que se cebaban con faltas en su ímpetu de cortar sus transiciones, sino también con una exigencia táctica que ha exprimido al equipo de Lucas Mondelo. “Creo que todo va relacionado con el nivel del campeonato. Todas las selecciones sabían lo que se jugaban y planteaban el partido de la manera que más podían beneficiar a su juego tanto a nivel técnico como táctico”, argumenta Torrens.

Y claro, ahí es donde aparecen las zonas y los triples. Quizá el gran lunar del ataque español. Siendo el tercer equipo más anotador de la competición, España sólo ha sido el noveno en porcentaje desde el triple (29,7%).



ÉXITO PERSONAL COMO REFLEJO DEL TRIUNFO COLECTIVO

En lo personal, además, el torneo arroja su segunda mención consecutiva en el mejor quinteto del campeonato (tercera si lo extendemos al Mundial de 2014), lo que la convierte todavía más en un referente mundial del baloncesto femenino. Con 19,7 puntos, 6,1 rebotes y 3,3 asistencias, estadísticamente ha sido el mejor torneo de Alba Torrens desde que está con la selección absoluta. Números que ratifican las maravillosas sensaciones que deja un juego alegre plagado de contraataques, entradas inverosímiles y pases sin mirar al más puro estilo Magic Torrens. “Al final tus objetivos son los objetivos del equipo y ha sido fantástico ser bronce de la forma en la que se ha conseguido. Una jugadora siempre trata de dar el 100% y estar siempre al máximo, aunque acepto las críticas y sé que hay cosas que hay que mejorar y cosas que se te quedan en la mente que podía haber hecho mejor”.

Pese a esta afirmación no cabe duda que “ha sido un campeonato para crecer”, señala Torrens. Lo es tanto en lo colectivo como en lo personal porque, sin referentes como Amaya Valdemoro y Elisa Aguilar o la presencia de la última MVP del Eurobasket, Sancho Lyttle, los focos mediáticos apuntaban a Alba como principal referente ofensivo del equipo.

Ella, siempre dada a compartir las alabanzas, asume que en este torneo le ha tocado “coger el rol que tiene asignado el grupo para ti y que te da el entrenador, pero al final cuando estás en grandes equipos todo es más fácil. Hablar de una única jugadora no refleja realmente el valor de este equipo y lo conseguido no ha sido por una única jugadora sino por el gran valor de las 12 jugadoras y el trabajo diario del cuerpo técnico”.

Eso sí, no todo podía ser idílico en el torneo de Alba Torrens y ser la estrella del enemigo a batir le ha convertido a veces en el objeto de diana de las defensas rivales. Como si un episodio del coyote y el correcaminos se tratase, a Alba había que pararla antes de que comenzara a cabalgar hacia el aro contrario y eso le ha costado algún que otro golpe. “Algún moratón sí que llevo, no hay más que mirarme un poco para ver alguno de ellos”, dice bromeando. Y es que la pobre se los ha llevado de todos los colores: en los brazos, en el ojo y uno en la mano que incluso le hizo llevarla vendada los últimos partidos. “Fue un duro golpe, tenía un poco de malestar, pero al final si sólo es eso, un golpe duro y te permite jugar, el hecho de avanzar en el campeonato y jugar partidos importantes hace que se olvide el dolor”, declara



Pese a los números y los logros, siempre hay un algo que se puede mejorar y Alba Torrens sabe que en esta ocasión la estadística del triple tampoco le ha sido favorable. “Igual algún pero más podemos encontrar”, contesta bromeando aunque sabe que “es algo positivo ser consciente de que no ha sido el mejor campeonato desde el triple porque eso te hace querer ser mejor jugadora”, señala.

Una reflexión que descubre la auto exigencia que le ha hecho ser una de las mejores del mundo. “No sé si soy más autocrítica que la gente que me rodea, pero tanto mi propia crítica como la que me llega hay que aceptarla, sobre todo si ves que hay margen de mejora y tienes las capacidades para hacerlo aún mejor”, reconoce Torrens.

Lo cierto es que gracias a esa exigencia y constante capacidad de mejora, Alba Torrens se ha consagrado como la líder de un equipo que ha ratificado en este Eurobasket la dulce transición que se inició años atrás. Ese es un valor añadido a todo lo ya mencionado, pero que tampoco se le escapa a la jugadora de Binissalem. “Hay que destacar que en este campeonato se ha crecido consiguiendo los objetivos, algo que no es nada fácil”, recuerda. Alba valora el trabajo de transición vivido con veteranas como Amaya Valdemoro, Elisa Aguilar o la propia Laia Palau que “ha ayudado a mejorar dentro y fuera de la pista”. Para Torrens, “esta continuidad en los éxitos no es una casualidad ni es fácil, sino que es fruto del trabajo bien realizado durante mucho tiempo”.

Trabajo que se enlaza con el que se ha venido realizando desde categorías inferiores y que nos permite hablar de la generación dorada del baloncesto femenino. Dejamos caer la comparación con la generación del 80 aunque Alba Torrens sale al paso y nos recuerda que “¡El listón está muy alto!”, contesta. “No creo que se pueda comparar, pero lo bueno es que cada año se están haciendo bien las cosas y cómo se dice en estos casos se consigue lo difícil porque ‘es fácil llegar y lo difícil es mantenerse’”, confiesa la jugadora.

Lo bueno es que tanto en ella como en el equipo “cada año crece la ilusión por competir y cumplir los objetivos” y que cada éxito retroalimenta ese deseo por ser mejores que les ha hecho ser en la actualidad subcampeonas del mundo.

Algo impensable cuando hacer siete años Alba Torrens llegó a la selección para debutar, precisamente, en un Preolímpico. Desde entonces ha llovido mucho y, como ella misma, nos dice, “Alba ha cambiado un poquitín. Hay una parte de mejora técnica, táctica y física pero, sobre todo, las experiencias que vives tanto en los equipos como en la selección jugando al lado de grandes jugadoras es lo que te hace cambiar”. Una metamorfosis en la que también hay cabida para pasajes oscuros porque, como ella misma nos recuerda, “incluso lo que me ayudó para mejorar fue la lesión. Me hizo crecer”.



Crecimiento que ha ido unido de la mano al de un equipo que, además, tiene el doble mérito de poner en valor el deporte femenino en los medios de comunicación y provocar que cada vez el altavoz de sus éxitos tenga un mayor eco entre la población. “En estos últimos años se ha hablado mucho de baloncesto femenino y eso significa que el trabajo se viene haciendo bien durante muchos años”, afirma.

Un trabajo que tiene dos vertientes: la deportiva que ellas completan con éxito dentro de la pista cada verano (siete medallas en los últimos ocho torneos) y la social que tan bien está llevando a cabo la FEB con la consecución del Mundial 2018 y el programa social Universo Mujer. “Lo que está haciendo José Luis (Sáez) y todo el equipo de trabajo de la FEB tiene mucho mérito. Lo que se está haciendo es muy bonito porque no sólo se trabaja en el deporte femenino sino también en el deseo de inculcar valores en la sociedad. Hay un gran trabajo tras el programa Universo Mujer y será muy bonito y especial competir en el Mundial en casa”, declara una Alba Torrens agradecida porque “todo el esfuerzo y empeño que las jugadoras realizamos dentro de la pista no es nada comparado con el trabajo institucional que realiza José Luis apoyando al deporte femenino”.

Alba Torrens disfrutando del paisaje de Coll Baix
© Alba Torrens disfrutando del paisaje de Coll Baix

BAJO EL SOL DE MALLORCA

Ahora, y después de todas las semanas de concentración y competición, es el momento de disfrutar de la paz y el relax que aporta el verano. Para Alba Torrens ha llegado el ansiado descanso de la guerrera, aunque quien conoce a la espigada jugadora bien sabe que ese descanso va a durar poco.

Alba Torrens es un terremoto que difícilmente puede parar quieta mucho tiempo y ella misma lo reconoce asegurando que “no sé si podré aguantar descansando mucho tiempo”. En todo caso, ella espera “poder descansar dos semanas.... ¡venga, sí! creo que dos semanitas sí podré desconectar”, contesta bromeando a la par que reconoce que físicamente el torneo ha sido duro y que el cuerpo necesita parar un tiempo para que también la mente se relaje.

Para ello Alba Torrens contará con el mejor aliado posible: el clima y las vistas de su Binissalem natal. Allí disfrutará por segundo año de su casa, y ya sea en ella o paseando por las calas de la isla seguro que abusa del sol y el calor que tanto ha echado de menos este año en Ekaterimburgo.

Todavía no tiene libro elegido para empezar a disfrutar del verano, pero eso no es problema mientras al bullicio familiar le acompaña estos primeros días de vacaciones. “Para mí un plan perfecto es estar en Binissalem, en mi casa o en la de amigos o familia, y compartir con ellos una comida o cena. Es algo idílico”, confiesa. Quizá suene a un sencillo plan del que muchos disfrutan semanalmente, pero la exigencia del deporte de élite le ha hecho disfrutar de esos pequeños placeres que no siempre tiene a mano.

Eso sí, por mucha superestrella del baloncesto que sea Alba Torrens, ella nos confiesa que como todo mortal este verano no se va a escapar de hacer alguna que otra reforma en casa. “¡Debería hacer cosas!”, exclama. Ella sabe que cuando se quita la camiseta de jugar es una obrera más que se reserva parte de las vacaciones para pringar en casa. “Hombre, ¡claro qué sí!”, apostilla. Ya ven, al final todos acabamos haciendo lo mismo en verano... por mucho que ganes una medalla de bronce en el Eurobasket.