Redacción, 18 Mar. 2017.- Seguramente hay muy pocos casos como el del Club Joventut Badalona. Sus orígenes; fundado en 1930 por media docena de quinceañeros con ganas de pasarlo bien. Su resistencia; superando la Guerra Civil y la postguerra sin ningún paraguas protector. Su evolución y sus sorprendentes éxitos deportivos y sociales lo convierten sin duda en un fenómeno singular.
Antes de la temporada 1966-67 ya había alcanzado éxitos sociales y deportivos importantes: campeonatos de Catalunya y de España. Y no hay que olvidar la primera Copa, ganada al Real Madrid CF el 1948 en Burgos, después de eliminar al CF Barcelona, y las siguientes en la década de los 50.
El triunfo en la Liga 1966-67, significó algo más que un título. Supuso, como la Copa de 1948, un paso más en la consolidación de la entidad, una demostración de poder alternativo. Una muestra de que a veces el deporte es tan grande que permite triunfar a un pequeño. Si recordamos aquella temporada, hay que mencionar muchos mitos.
El pabellón de La Plana, que hasta cinco años antes estaba todavía descubierto. Allí, en los grandes partidos se doblaba su aforo y los niños esperábamos una hora antes que abrieran las puertas para poder situarnos en primera fila.
El directivo Daniel Fernández, factótum y calificado como 'padre deportivo' por algunos destacados jugadores.
Eduard Kucharski, que después de una brillante carrera como jugador se convirtió en un entrenador innovador y adelantado a su tiempo, que consiguió ensamblar un gran equipo.
Un quinteto inicial que reunía un gran talento, equilibrio de virtudes y junto al resto de jugadores un magnífico ambiente de equipo.
La rapidez y dirección del capitán Lluís, Nino Buscató, el mejor tirador, capaz de dar la vuelta a un partido, Guifré Gol, todo para el equipo, históricas sus defensas a Emiliano, Enric Margall, la polivalencia, juego interior y exterior, el mayor de la dinastía, Alfonso Martínez, el mejor juego de pies que se ha visto nunca, duro, reboteador y máximo anotador aquella temporada.
Los casi titulares Joan Fa, un 'cuatro' de juego elegante y buen tiro, Amador Rojas, gran tirador de larga distancia igual que el físicamente fuerte Narcís Margall.
Los jóvenes Josep Mª Oleart, que ya apuntaba rapidez y habilidad en sus penetraciones, y Ramon Moliné, un relevo polivalente.
Este grupo de entrenador y jugadores de casa, que más que un equipo parecía una familia o una 'colla' de amigos, acompañados por una afición y una ciudad volcada con su Club, consiguieron lo que parecía imposible. Acabar con el dominio del Real Madrid, un equipo ya superprofesional y con 'americano', muy difícil de derrotar.
Badalona enloqueció por el triunfo, pero también por quién lo consiguió y por cómo se consiguió: jugadores de casa, espíritu de lucha, juego rápido y espectacular, comunión con la ciudad y una afición que ya olía que aquella iba a ser una temporada histórica.
Con los valores de siempre, de antes, de ahora y del futuro, los que han hecho del Joventut Badalona uno de los clubes más laureados de la competición española.