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Thomas Heurtel: Un regalo para Lucas

Aquel que descubrió el basket con chanclas y acabó jugando descalzo, al que, de tanta confianza, llamaron arrogante. La historia del descarte que se convirtió en líder y que hoy, en su momento más dulce y tras hacer historia en cuartos, quiere poner la guinda con un regalo para su hijo recién nacido

  

Todos tenemos una anécdota que coloreamos más y más cada vez que hay que relatarla. Un momento agradable, a veces idealizado, que visualizamos cada vez mejor pasen los años que pasen. La de Fred, basada en hechos reales, tiene a Thomas de protagonista. Con siete años, paseaba un caluroso día de septiembre junto a su padre hasta que algo le llamó la atención. Al pasar por Gynmnase Charrin, el sonido de los botes de balón le llamó a gritos. El chico agarró fuerte la mano de su padre y se apresuró a ver, con los ojos del que ve por primera ocasión el mar o el que por vez primera da un beso. Un equipo local entrenaba y el pequeño Heurtel, curioso y tentado, tras varios minutos mirando quiso ser protagonista.

Guiño o metáfora, cuando el entrenador Rouquairol Nicolas le recordó que llevaba chanclas, el niño no lo dudó.

  • Si me quito las chanclas… ¿podré jugar?

  • ¡Estás loco! Pero vale… podrás participar en el entrenamiento.

    Fred, cuéntalo con orgullo… no todo el mundo puede presumir a la hora de recordar que su primer beso con el balón naranja fue descalzo. Tu hijo sí.

    Un carácter indomable

    Thomas Heurtel saltó de la ecografía al mundo en tres dimensiones un 10 de abril del 89. Béziers, el lugar donde los poetas tienen monumentos, la tierra hermanada con Chiclana, cuna de Richard Gasquet. Allá donde, según la leyenda, Arnaud Amaury mandó aniquilar a todos los cátaros durante el asedio de 1209. En el momento en el que sus oficiales le preguntaron cómo diferenciar a los católicos de los herejes cátaros, el legado papal lo tuvo claro: "Matadlos a todos... Dios reconocerá a los suyos". Cuando Fred y Jackie se mudaron con su hijo único a Agde, a 25 kilómetros, oda al naturismo, Heurtel dudaba entre básquet y atletismo, como si buscara otro deporte qué poder realizar descalzo a lo Abebe Bikila. A sus 13 años, ya en Montpellier, el no encontrar pista de atletismo cerca de casa decantó la balanza. Su hogar era el parqué.

    Foto Pau-Orthez


    Ese chico tenía algo. Más pasador que anotador, manejaba el balón como los ángeles, mas su auténtica fuerza trascendía lo físico. Valiente y descarado, inteligente y osado. Con un punto de arrogancia (cayendo incluso en la provocación) y un carácter indomable puro amor-odio para sus entrenadores y rivales. "Con diez años ya estaba por encima del resto. Cuando cogía el balón se notaba su deseo de ganar", afirmaría Simon Tarouriech, un jugador de su generación. "No tiene miedo de nada. Su carácter arrogante es lo que le hace triunfar", aseguró el seleccionador de la región Nicolas Perez.

    Con 14 años, pasó las pruebas de cantera del Pau-Orthez. Nueva vida, ya sin sus padres, a 400 kilómetros de casa, en uno de los clubes vivero de Francia. "En esa época me faltaba físico... la verdad es que no parecía el futuro Michael Jordan", confiesa aquel que, en 2004, se proclamaba campeón en un torneo entre regiones en el que acabó como MVP.

    Al año siguiente, en un challenge de la NBA en Cape d'Agde con casi 400 participantes, se ganó al público a base de espectáculo, quitándole el foco a jugadores más mayores o con más nombre. Internacional ya, en 2006 conquistaba el campeonato nacional cadete, mientras el Pau-Orthez se debatía entre dar o no la alternativa a un auténtico torbellino en el vestuario. "Tenía un carácter explosivo, no tomaba buenas elecciones. Felizmente no me quedé así. Hubiera sido terrible no evolucionar", reconoce, con la melancolía del que sabe que fueron años felices.

    Foto Pau-Orthez


    En la 2007-08, en el boulevard de los Pirineos, Thomas Heurtel debutaba en el mundo profesional, con 6 partidos en liga y 3 en ULEB Cup. La crisis financiera de su equipo fue una espada de doble filo. Por un lado, permitía al jugador tener más minutos con solo 19 años y, por el otro, sin dinero, Boris Diaw y Mickael Pietrus se iban. De su mano, el potencial del equipo se hundía. Esa dicotomía fue la marca de una 2008-09 de contrastes. Su equipo descendía tras 33 años al infierno. Él, en cambio, alcanzaba los 10 puntos, 6,2 asistencias y 3 rebotes por partido para ser elegido Mejor Joven de la Pro-A. "Fue una temporada complicada... pero me permitió explotar. En mi primer partido estaba más emocionado que ansioso. Llegar es excepcional, si bien trabajé mucho. No es que fuera impaciente, más bien ambicioso. Quería medirme a gente más fuerte que yo y demostrar de qué soy capaz".

    Él desesperaba a sus seguidores cuando, a 13 jornadas del final liguero, afirmó con rotundidad que, en caso de descenso, no pensaba jugar en la Pro-B. Profético. El Asvel Villeurbanne acabó pagando en el verano de 2009 unos 100.000 euros por hacerse con sus servicio. Sin embargo, ni ganar la plata en el Europeo Sub20 juntos a los Diot, Jackson o Séraphin le sirvió para ganarse un puesto en el equipo de Lyon. "Mi trayectoria fue atípica. Es mi historia desde pequeño, a todos los proyectos a los que me uní, siempre tuve que enfrentarme a puertas cerradas, siempre tuve que demostrar que tenía el nivel. Jamás perdí confianza en mi capacidad, aunque a veces fuera el único en creerlo. Allí me firmaron por cuatro años y ni siquiera me probaron para ver cuánto valía. Ahora no me molesta tanto, al final dejas de estar resentido con los que no te valoran".

    Cedido a un Estrasburgo en reconstrucción, el base respondió con 9,4 puntos, 5 asistencias y 2 rebotes por encuentro, confirmándose en la élite e ilusionando por sensaciones. Aún con carencias en la dirección y en el estático, su talento merecía cualquier apuesta. Su MVP en el Eurocamp de Treviso despejó cualquier duda. No se ganó un hueco en el draft -si bien jugó con los Pacers de Paul George en la Summer League-, pero sí que llamó definitivamente la atención del Viejo Continente.

    A.Bouzo/enCancha


    Aquel verano de 2010 fue el primero de su periplo ACB. "Me gusta penetrar, tirar y defender, pero lo que más me gusta es ganar y vengo para ganar", diría en su presentación con el Meridiano Alicante. Ganar, lo que es ganar, no ganó demasiado -su equipo quedó antepenúltimo, con 9-25, a pesar de la presencia de Doellman-, si bien sus destellos no pasaban desapercibidos. Extra revolucionado a veces, eléctrico siempre, el de Béziers se fue hasta los 9,5 puntos y 2,6 asistencias por encuentro, siendo uno de los líderes de la plantilla. "Me sentí bastante bien, había buena gente y el ambiente, a pesar de las derrotas, era agradable".

    Al término de ese curso el Caja Laboral, que estuvo a punto de llevárselo el enero anterior, le contrató por cuatro temporadas, pagándole 145.000 euros al club galo. "Uno de los grandes apuesta por mí y ahora necesito jugar menos alocado y aprender del timing". No obstante, el final de la escalera parecía haber llegado ahí, con pocos minutos, números pobres (4,3 pt, 1,8 asist) y división en la grada baskonista. El club había dicho basta: Heurtel no tendría sitio en la plantilla del nuevo curso.

    ACB Photo/F.Martín


    El descarte se hace grande

    "Su bisoñez le deja casi con los dos pies fuera del proyecto". "Cesión en marcha". "Posible salida". "Posee los días contados". "Pactada su cesión". "Cabezas no llegará hasta que Heurtel salga". "Un callejón con pocas salidas". "El equipo no está convencido del nivel de Heurtel". "El Caja Laboral podría rescindir su contrato". Son algunos de los titulares de la prensa vitoriana durante el verano de 2012. Y no, no es que los medios erraran en su pronóstico. Simplemente, su cesión nunca pudo cerrarse, con Seviilla, Fuenlabrada y Gran Canaria como posibles destinos, quedándose a priori con un papel testimonial por detrás de Cabezas y Rochestie.

    El francés, triste en la presentación, se agarraba a la esperanza: "Todavía soy jugador del Baskonia y lo voy a dar todo". Al tercer partido anotó 14 puntos y su temporada ya nunca fue igual. No es que sus cifras procedieran de otro planeta (5 puntos y 3,4 asistencias por choque, con un brillante 47% en triples), mas su protagonismo creció, con 18 minutos por partido. En Copa, fue el héroe de cuartos con su resurgir final frente al CAI Zaragoza. En Playoff, se inventaba un triple ganador absolutamente decisivo contra Herbalife Gran Canaria. Mil broncas de Dusko por el camino, algunas lagunas en la dirección, pero un paso al frente en la práctica. "He aprendido a calmar mi juego gracias a él. Mi primer año fue muy complicado, me enfadaba por nada, tomaba más riesgos de la cuenta. Tuve momentos de locura, pero ahora soy más maduro".

    Foto FIBA


    Collet debió pensar lo mismo en aquel verano de 2013. Con su llamada, Heurtel iniciaba un ciclo internacional con su selección que acabaría por relanzar su carrera. "Lo veremos mucho con la selección. Es una esponja, sabe estar, hacer y escuchar", aseguraba Alain Béral, presidente de la LNB, acertando su predicción. Aquel Eurobasket fue testimonial en tiempo de juego, que no en currículum. Un punto y siete minutos de media bien valieron todo un oro continental con Francia. "Estoy muy feliz porque era la primera vez que estaba con ellos. Aunque no haya jugado mucho, me llevo la medalla de oro. No puedo imaginar nada mejor. Del campeonato vengo más maduro al hablar y entrenar con estrellas, aprender sus movimientos y su forma de preparar los partidos".

    No mintió. Pidió antes de la 2013-14 que esa fuera su temporada y, esta vez bajo el mando de Scariolo, Heurtel por fin se pareció a aquel que todos veían desde su estreno en Pau. 9,5 puntos, 5,1 asistencias (2º en Liga Endesa), 12,4 de valoración, 26 minutos por choque. Y una Copa del Mundo en el horizonte en el mejor momento posible. Todo sopló a favor. La ausencia de Heurtel le daría minutos importantes, robándole cada vez más a Diot. "Tiene acciones parkerianas. A veces hace demasiado y se embala, pero puede convertirse en un gran jugador", perjuraba su seleccionador. Sus 8,9 puntos, 4,1 asistencias y 2,1 rebotes por encuentro fueron una anécdota en comparación con su partido frente a España, uno de los que definen su carrera.



    "Jugaré como en Vitoria, España es mi segunda casa y vendrán familiares y amigos a verme", avisaba antes de ser clave para la clasificación de Francia para semifinales, con 13 puntos, 6 asistencias y el triple más importante de su vida, con descaro en las narices de Pau Gasol. "¡Dame tu pantalón!", gritaba el comentarista David Cozette en un célebre grito comparable el "Iniesta de mi vida" camachesco. El triple de la venganza del 99, el triple de la redención, el triple del bronce, tras otra gran actuación de Heurtel frente a Lituania. "Es uno de los partidos de mi carrera, sin Parker me dieron las llaves de la dirección. Siempre confié en mí, me encanta cuando el juego pasa por mí, tener el balón en las manos si está caliente, meterlo y ser un héroe. El año pasado no pude ayudar mucho, este año demostré que soy capaz. La gente que me sigue todo el año no se sorpende por ese tiro, lo hago habitualmente en Vitoria. El tiro no lo pensé, lo sentí, lo tiré... y voilà".

    El Heurtel de vuelta a Vitoria era, simplemente, otro. "No sé decir qué he mejorado pero traigo más experiencia y confianza". Su explosión fue inminente. 16,5 puntos, 6,4 asistencias (líder de la competición) y 3 rebotes de media hasta septiembre, como rúbrica a su etapa baskonista antes de firmar, justo antes de empezar 2015, por el Anadolu Efes. San Emeterio, en su despedida, definió mejor que nadie al francés. "Me quedaré con tu fortaleza mental y tu autoconfianza indestructible. Te echaré de menos, ¡vuelta alto, big dog!"

    ACB Photo/J.Izarra


    Thomas se presentó en tierras turcas con Copa y MVP al par de meses de aterrizar. No cayó el trofeo liguero, arrebatado por el sorprendente Pinar Karsiyaka, mas el base se fue consolidando, sin hacer ruido, entre los mejores directores de juego del continente, siempre en el top de asistencias y cada vez más valiente mirando al aro. Eso sí, su romance francés derivó en disgusto, cuando fue descartado poco antes del Europeo por Collet, aquel que tampoco apostó por él en el Asvel Villeurbanne. "Estoy muy sorprendido y muy decepcionado", afirmó sincero. Cuando le llamaron para sustituir al lesionado Diot, su equipo dijo que ya era tarde. Con perspectiva lo entendió mejor. "En ese verano me acababa de casar, llegué por primera vez sin estar a tope de forma, así que comprendo su decisión".

    La 2015-16 compensó tal pesar, ganando la Supercopa, convirtiéndose en el 2º mejor asistente de Turquía (7) y alcanzando con Ivkovic uno de los baloncestos más completos de su trayectoria, que le hizo regresar por la puerta grande con Francia, hasta el punto de ser la gran pesadilla y el jugador más destacado por Coach K en el duelo de JJOO frente a Estados Unidos. 18 puntos, 9 asistencias, 8 rebotes, 29 de valoración. "Es más fácil contra ellos que contra los europeos, que si te vas de uno te vienen tres. A ellos les driblabas y te quedabas solo".

    ACB Photo/V.Salgado


    Después de batir el promedio de asistencias en Euroliga (7,92... en la actualidad es 4º histórico en esta faceta), el galo se despidió del Anadolu Efes con otro año redondo (12,7 puntos, 5,6 asistencias, máximo anotador y asistente del equipo), con la guinda de ser MVP de febrero (23 val. saliendo desde el banquillo) y el más votado para el All Star, mas algo intranquilo en Estambul después del atentado en Nochevieja de un club a dos calles de donde él celebraba con su familia el nuevo año. "Podíamos haber acabado allí tomando otra Copa, es normal que te cuestiones cosas. Hay tanto dinero aquí que la gente olvida el miedo". En realidad, su cuerpo pedía cambio. "Aquí jugamos contra Besiktas o Galatasary y la cancha está llena, cosa que con nosotros no pasa, en liga está directamente vacío. Nuestro patrocinador es de cerveza y eso aquí no está bien visto. Además, la pasión por el fútbol hace que se siga más a clubes deportivos. Se echa de menos la pasión".

    Tampoco la NBA parecía su destino inmediato. "Si tuviera la oportunidad lo estudiaría, porque creo que podría estar más cómodo con tanto espacio. Pero no iría para sentarme en el banquillo más de 80 partidos. Para eso prefiero jugar en Europa y mejorar cada día. Eso sí, cuando veo que a ciertos jugadores, con cifras muy inferiores a las mías, les dan esa opción NBA o les ofrecen contratos increíbles, me decepciona un poco. Y es que tengo esa etiqueta del típico que anota y no dirige por una reputación que no tiene nada que ver con el jugador que soy hoy en día". Palabra de un Heurtel que, a sus 28 años, pensó que la tercera experiencia en Liga Endesa sería la definitiva. "No soy el niño que jugaba en Alicante o Vitoria. Los que me hayan visto en Europa lo saben bien. Soy más maduro que en mi primera vez".

    "Para este tipo de partidos"

    "Es la mejor opción para mi carrera, un club donde siempre quise jugar, un reto". Y el de Béziers se puso la elástica barcelonista. La conexión francesa, con Moerman y Séraphin a un lado. La baskonista, con Hanga y Ribas al otro. Cómodo desde su llegada, Heurtel avisó en su estreno, con 23 puntos, 9 asistencias y 29 de valoración, si bien Pressey le fue quitando terreno y tuvo que esperar a la llegada de Pesic para resurgir con fuerza.

    ACB Photo


    En un suspiro, Thomas cambió el sufrido caminar barcelonista por la gloria copera, con él de estrella. 20-9 en cuartos, un histórico 13-14 en semis, una Copa con 10 asistencias de media -tope histórico-, 13,6 puntos y 18,3 de valoración. El primer MVP francés en cualquier competición ACB.

    "Vine al club para jugar este tipo de partidos, para ganar este tipo de títulos", aseguraba hambriento aquel que no disimulaba su devoción por Pesic en las páginas de El Periódico. "Nos da felicidad y confianza, nos controla, nos hace reír, nos da libertad". De dulce, firmó su mejor encuentro a las pocas semanas en Burgos con un 26-13 sin precedentes y acabó la temporada con números de estrella: 16,5 de valoración (7º), 13,2 puntos (12º), 6,64 asistencias (2º), 42,9% en el triple (11º) y +8,8 en el +/- (3º y mejor de su equipo), todo ello con la guinda de ser integrante del Segundo Mejor Quinteto de la Liga Endesa, algo que ha repetido esta temporada.



    Y es que, en este curso, las viejas dudas sobre la regularidad del francés ya solo son cliché. Antes de la Copa, lograba el récord histórico de asistencias del club (14) y, ya en tierras madrileñas, Heurtel se convertía en el primer jugador de la historia en ser dos veces seguidas MVP Movistar de la competición, con 22 puntos, 6 asistencias, 3 rebotes y 22 de valoración en la final. Qué bien supo aquella segunda Copa.

    En Liga Endesa elevó un pistón su rendimiento, hasta el punto de ser el 3º en asistencias (5,69), además de sumar 11,5 puntos, 2,2 rebotes y 13,8 créditos de valoración por partido. Empero, la guinda pareció reservarla para el Playoff, protagonizando, en el segundo partido de cuartos, una de las mayores exhibiciones vistas jamás en la lucha por el título. 32 puntos, 9 asistencias, 44 de valoración, la 7ª más alta vista jamás y tope de los últimos 23 años, a 4 del récord absoluto. Ahora mira al Tecncyonta Zaragoza, con un solo deseo en la cabeza: un regalo para Lucas.



    Un bebé de Playoff

    El Heurtel fan del Chacho y de los Lakers, aquel que admiraba Navarro y pudo estar en su adiós. El Heurtel que sueña con medalla en la Copa del Mundo, pero aún más ganas en los Juegos. El del rap, francés y americano, o el de la música en español. En Béziers también suena Maluma. El del fútbol, el atletismo y el rugby por televisor.

    El Thomas que supo mirar atrás para regresar a sus orígenes, para volver a Agde, de donde se fue con 12 años, y montar un campus, con la ayuda de su padre, para desarrollar el baloncesto en la región: "Si puedo hacer algo por esta región, lo haré".

    Aquel que grita a los cuatro vientos que quiere quedarse en Barcelona, por él y su familia, con la renovación llamando a la puerta. El que sigue desmotando mitos y clichés por redes sociales, rozando una postura zen contra los que le critican. "Las malas críticas no me ofenden, las constructivas me ayudan a mejorar, los halagos me motivan. Lucharé siempre por mis sueños", asegura un jugador que una vez dijo lo suyo no era arrogancia, más bien una buena dosis de confianza en sí mismo. "Siempre he sido así".



    Ni todo el mundo puede decir que empezó a jugar descalzo, ni que su boda ibicenca apareció en Conexión Samanta, allá por 2015. Mucho más cerca, el pasado lunes 3 de junio, 24 horas después de su histórica exhibición en cuartos de final, su novia Mel dio a luz al pequeño Lucas, el esperado hijo del francés. De las semis al biberón. Del biberón a Palau. Y vuelta a empezar en Zaragoza. Nadie, ni el más hambriento, ni el más motivado de sus rivales, tendrá tantas ganas como él de cerrar este Playoff con un último detalle. Un trofeo para el bebé, un regalo para Lucas.