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El reverso del dólar

La tentación de los contratos millonarios y la posibilidad de jugar con los mejores del mundo atrae a las jóvenes promesas del baloncesto europeo e internacional, que se lanzan a la aventura NBA sin apenas experiencia profesional. Cada vez son más los jugadores de 18 y 19 años que cruzan el océano llenos de esperanza y acaban relegados al banquillo, eso sí, con un contrato multimillonario. Es el 'reverso del dólar', un fenómeno cada vez más frecuente y preocupante para el baloncesto europeo

Martynas Andriuskevicius es uno de los jugadores europeos con más futuro (Foto Euroleague)
© Martynas Andriuskevicius es uno de los jugadores europeos con más futuro (Foto Euroleague)
  

Hace un año, Darko Milicic se codeaba con LeBron James y Carmelo Anthony como las nuevas grandes joyas de la NBA. Las franquicias anhelaban contar con él y finalmente Detroit Pistons le escogió en la segunda posición del draft, por delante de 'Melo'. Dos meses después de llegar a Estados Unidos con una muda, tímido y asustado, se aseguró un contrato de al menos 11,5 millones de dólares por tres años; la vida resuelta y su sueño cumplido: ya era una estrella más en la NBA.

Pero no, todavía no. El glamour del draft, de los elogios y el dinero ha dejado paso a una temporada decepcionante, en la que Milicic ha pagado su precipitada marcha a la NBA. Todavía no está listo para jugar con los mejores, le ha dejado claro Larry Brown con 34 partidos y 159 minutos en toda la temporada mientras LeBron y Carmelo entusiasmaban al mundo baloncestístico. Quizá dentro de unos años, tras mucho trabajo y si consigue superar esta frustración y el peligroso efecto de ser un 'nuevo rico', logre dar alcance a los dos grandes rookies del momento. Quizá, y sólo quizá.

El problema es que esos 159 minutos han sido todos. En Europa, si un joven no juega en el primer equipo, lo hace en el segundo, en el junior o cedido; allá donde corresponda. En la NBA, con tantos viajes y partidos, apenas puede entrenar con sus compañeros. Eso sí, goza de numerosos recursos a su disposición para pulir su juego y ¿especialmente- su físico en sesiones individuales o con un grupo reducido de jugadores. 'Es suficiente? 'Puede evolucionar un jugador del mismo modo que en Europa?.

El dinero, la fama, los malos consejos o la excesiva adulación de su entorno pueden nublar fácilmente la mente a las jóvenes promesas. Son muchos los que, ante los numerosos elogios recibidos, creen poder jugar inmediatamente en la NBA cuando todavía no han hecho nada en Europa, en su país. Y no hablamos de títulos, sino incluso de jugar más de 15 minutos por partido. Obviamente, la perspectiva de ser elegido en posiciones altas y dejar su vida resuelta induce a muchos jóvenes a tomar ese riesgo. O más bien, a no tomar el riesgo de posponer su candidatura uno, dos o tres años, cuando ya esté más formado y maduro baloncestística y personalmente. El problema es que entonces puede que ya no tenga el futuro que se le presumía, y el dinero del horizonte se haya convertido en negros nubarrones.

El caso de Darko Milicic es el más llamativo, pero desde luego, no el único. La 'cosecha 2003' no ha sido precisamente brillante en su primer año. Mickael Pietrus, el siguiente europeo (nº11) ha vivido un año tan extraño como discreto: 14,1 minutos y 5,3 puntos. Zarko Cabarkapa (nº17) apenas jugaba antes de ver interrumpida su temporada por una grave lesión; Pavlovic (nº19) jugó en Utah 14,5 minutos y promedió 4,8 puntos; Planicic (nº22), 9,5 minutos en los Nets; Pachulia (nº42) 11,3 minutos en los Orlando Magic, el peor equipo de la NBA' Diaw (Atlanta, nº21), con 25,3 minutos y 4,5 puntos, y Barbosa (Phoenix, nº27), con 21,4 y 7,9 han sido los más exitosos.

Dos casos flagrantes, que reúnen casi todos los síntomas del cuarto párrafo, son los de Maciej Lampe y Slavko Vranes. Llegaron a Nueva York desde la LEB y el profundo banquillo del modesto Buducnost dispuestos a comerse el mundo y han recibido una dura bofetada. Vranes ha sido despedido y ha tenido que regresar a su país y Lampe, tras meses en blanco en los Knicks y amenaza de corte, traspasado a los Phoenix Suns, una de las decepciones del año. Allí, al menos, ha jugado 10,7 minutos por encuentro.

En cualquier caso, es más que el tiempo que ha disfrutado esta campaña el georgiano Tskitishvili, flamante número 5 del draft de 2002. A sus 19 años pasó del banquillo del Benetton Treviso a los Denver Nuggets y tras un segundo año peor que el primero (ha promediado 7,9 minutos en sólo 39 partidos), su progresión no parece ir por buen camino.

Sin llegar a la situación crítica de 'Skita', se puede encontrar a Bostjan Nachbar, esloveno de los Houston Rockets, que se fue a la NBA a los 22 años tras ser elegido en el puesto número 15. Su rol se ha limitado a 45 partidos y 11,5 minutos por encuentro. Aquel mismo año, un puesto después, fue elegido el checo Jiri Welsch, que tras un año rookie frustrante parece haberse hecho un hueco en los Boston Celtics (26,9 minutos). Es la esperanza de Milicic y otros jóvenes.

El 46% (un total de 29) de los jugadores no estadounidenses de la NBA juegan menos de 15 minutos por partido. Además, son muchos los que han dado la vuelta y tenido que abandonar la liga. El croata Bruno Sundov se fue en 1998, recién cumplidos los 18, y tras seis temporadas y apenas 81 partidos, ha regresado a Europa como un jugador limitado. Tampoco apunta ya Bagaric en el Olympiacos las buenas maneras que le granjearon comparativas con Pau Gasol y le llevaron prematuramente a la NBA con 20 años. Tres años y apenas 95 partidos en los Bulls han sido su carrera en Estados Unidos antes de regresar a Europa como un jugador correcto. Primoz Brezec, otro talento por pulir en el momento de irse a la NBA, lleva tres años viendo partidos desde el banquillo de los Indiana Pacers; ha jugado sólo 62 partidos y su futuro es cuando menos incierto.

El único jugador europeo que ha llegado a la NBA 'que no al draft- con menos de veinte años y ha conseguido hacerse un sitio en la liga (simplemente, más de 15 minutos por partido) es Tony Parker, que se fue a Estados Unidos a los 19 años, tras dos años como base titular de un equipo potente francés. Además, entre los jugadores europeos que triunfan en la NBA se puede hallar una similitud: eran importantes en el baloncesto continental antes de emigrar. Únicamente Nowitzki y, si acaso, Radmanovic e Ilgauskas contradicen esta máxima, que certifican Kirilenko, Stojakovic, Gasol, Divac, Jaric, Turkoglu, Nesterovic, Giricek, Welsch, Kukoc, Diaw u Okur.

Como demuestran estos últimos casos, no todos los jóvenes europeos con posibilidades NBA se precipitan a la hora de dar el salto. Ahí está el caso de Rudy Fernández, que no tiene ninguna prisa pese a las loas recibidas, o del croata Ukic (19 años), que pretende quedarse al menos un par de años en Europa pese a que si quisiera, posiblemente podrían emigrar ya. Del mismo modo, otras promesas elegidas en el draft pulen su talento en Europa por propia decisión, para prepararse bien antes de dar el salto. Milos Vujanic y Carlos Delfino (Skipper) o Nenad Krstic (Partizan Belgrado) son buenos ejemplos.

Sin embargo, los jugadores pacientes y dispuestos a progresar lo suficiente para no calentar banquillo en sus inicios en la NBA son sólo la punta de un enorme iceberg. Sin ir más lejos, a falta de menos de un mes para la celebración del draft, son muchos los candidatos internacionales de 18 o 19 años que parecen dispuestos a dar el salto pese a no tener apenas experiencia. Estos son los principales:

Andris Biedrins (Letonia). 2,13, 1986, Pívot. En competencia directa con Pavel Podkolzine, el jugador europeo que será elegido más arriba en el draft. Acaba de cumplir 18 años y jugaba en el Skonto Riga de su país, con el que ha promediado 18,6 puntos y 8,2 rebotes esta temporada. Sus estadísticas no están mal, como tampoco sus perspectivas de futuro, pero ha dejado plantado a su club para 'seguir progresando en Estados Unidos', en diferentes campus.

Pavel Podkolzine (Rusia). 2,24, 1985, Pívot. Cuando parecía que saldría elegido en las primeras posiciones del pasado draft, se retiró por las dudas sobre su salud. Un año después, vuelve con fuerza y serias posibilidades de ser elegido en posiciones de lotería. Sin embargo, todavía es un jugador muy 'verde'. Físicamente es enorme, con una coordinación inusual para un jugador de su altura, pero aunque demuestra maneras, todavía no la aprovecha. Está muy limitado para entrar ya en una rotación NBA, y en Varese va cada vez a más'

Tiago Splitter (Brasil). 2,10, 1985, Ala-pívot. El jugador brasileño del Tau Cerámica se ha declarado elegible para el draft y, tras la eliminación de su equipo en semifinales, ha viajado a Estados Unidos para participar en varios campus con la intención de irse a la NBA este verano en caso de ser elegido entre los 15 primeros. Sin embargo, su actuación en los ¿workouts' no ha sido todo lo buena que podría esperarse y podría retirar su candidatura. Splitter todavía está empezando a hacerse un sitio en la ACB, jugando apenas unos minutos por partido. El aficionado español ya le conoce: 'Está listo para jugar en la NBA?

Damir Omerhodzic (Croacia). 2,08, 1985. Alero. Apenas ha jugado esta temporada en el Cibona Zagreb, pero se ha declarado elegible para el draft de la NBA y mantendrá su nombre, intentando cruzar el océano este verano. Lleva meses en Estados Unidos realizando entrenamientos y mejorando su físico. Tiene un enorme futuro, pero hay dudas sobre su personalidad y ética de trabajo, además de las lógicas de si está listo para irse a la NBA sin haberse ganado un puesto en el Cibona.

Peter Ramos (Puerto Rico). 2,18, 1985, Pívot. Una torre con mucho futuro pero que probará fortuna en este draft. Según ha declarado a hoopshype.com en una entrevista, se mantendrá en la lista de candidatos si prevé la posibilidad de ser elegido entre los 15 primeros. Sin embargo, el pasado verano demostró en el Mundial Junior de Grecia no estar todavía a la altura de los mejores pívots de su edad. Pese al margen de error que conceden diez meses de progresión, parece muy difícil que Ramos esté deportivamente preparado para dar el salto.

Kosta Perovic (Serbia y Montenegro). 2,16, 1985, Pívot. El nuevo pívot prometedor del Partizan Belgrado, donde juega junto a Nenad Krstic, dos años mayor y seleccionado en el draft de 2002 y que está siguiendo una interesante progresión en el Partizan antes de irse a la NBA. A día de hoy Perovic está mucho más verde, pero su calidad y condiciones físicas le convierten en un dulce demasiado jugoso para la NBA. Es carne de lotería y debe resistir la tentación de los dólares y aguantar en Europa como su compañero, pues no está listo todavía.

Predrag Samardziski (Macedonia). 2,13, 1986, Pívot. Se trata de un pívot macedonio que ha emigrado al Partizan Belgrado, con el que juega en el segundo equipo. Tiene una excelente muñeca para su altura, pero se le acusa de ser blando y tiene el lógico defecto de no haber jugado todavía con profesionales. Las páginas web especializadas le prevén un puesto en primera ronda del draft, lo que podría incitarle a emigrar a Estados Unidos este mismo verano.

Ha Seung-Jin (Corea del Sur). 2,20, 1985, Pívot. La gran promesa del baloncesto surcoreano, que mueve muchísimos aficionados pero adolece de grandes jugadores. Este 2,20, pesado pero a la vez con cualidades técnicas, puede ser su gran referencia, el nuevo ídolo deportivo del país, y la puerta a un nuevo gran mercado para la NBA. Salvo gran sorpresa, será elegido en el draft y se irá este mismo año a la liga estadounidense. La duda es si conseguirá entrar en la primera ronda, pero él lleva ya tiempo preparándose en Estados Unidos.

Johan Petro (Francia). 2,13, 1986, Pívot. Johan Petro tiene un futuro inmenso, pues cuenta con un físico prilegiado para el baloncesto, una buena base técnica y está gozando de confianza en su formación: primero, pulió su juego en el INSEP y luego se incorporó al Pau Orthez, un equipo que concede minutos a los jóvenes y ya ha dado oportunidades a Petro (de hecho, se ha desprendido de Cyril Julian para darle minutos). No parece que vaya a romper con esta oportunidad yéndose a la NBA este mismo año, pero el 'hype' alrededor suyo es tal que la tentación de una posición alta y un gran contrato podría llevarle a cruzar el océano este verano o el siguiente. De momento, ha inscrito su nombre en el draft.

Martynas Andriuskevicius (Lituania). 2,18, 1986, Pívot. Arvydas Sabonis confía tanto en él que le da 'lecciones particulares'. Todavía no ha entrado en la rotación del Zalgiris, otro de esos equipos que dan cancha a las jóvenes promesas y las permiten progresar y madurar baloncestísticamente, y parece que el año próximo recibiría sus primeros minutos en Euroliga. Sin embargo, puede que ni siquiera esté en Europa por entonces, ya que se ha declarado elegible para el draft y tiene serias posibilidades de acabar en puestos de lotería.

Pablo Malo de Molina
ACB.COM